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El Arte De No Saber: La Incertidumbre Como Posibilidad
El Arte De No Saber: La Incertidumbre Como Posibilidad
El Arte De No Saber: La Incertidumbre Como Posibilidad
Libro electrónico177 páginas2 horas

El Arte De No Saber: La Incertidumbre Como Posibilidad

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Un recorrido filosófico en lo cotidiano para quien se considera un buscador. “El Arte de No Saber” es una invitación sutil y al mismo tiempo retadora para cuestionar tus paradigmas y caminar en la incertidumbre con lucidez. Es un libro, sin duda, para valientes y curiosos.
IdiomaEspañol
EditorialXlibris US
Fecha de lanzamiento12 nov 2020
ISBN9781664140578
El Arte De No Saber: La Incertidumbre Como Posibilidad
Autor

Desiree Carlson

Con un estilo versátil, personal, creativo y profundo, Desiree Carlson es catalizador, diseñadora y facilitadora de espacios y programas de transformación con reconocimiento internacional. Su en-foque es principalmente una integración de la Gestalt con el enfoque fenomenológico-existencial.

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    El Arte De No Saber - Desiree Carlson

    EL ARTE

    DE NO SABER

    La Incertidumbre como Posibilidad

    Desiree Carlson

    Copyright © 2019 por Desiree Carlson.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

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    Ciertas imágenes de archivo © Getty Images.

    Fecha de revisión: 11/09/2020

    Xlibris

    844-714-8691

    www.Xlibris.com

    819972

    TE MAS QUE TE COMPARTO

    PA RA EXPLORAR JUNTOS

    Prefacio

    Capítulo 1 El arte de no saber.

    1.1. Fenomenología : la ciencia del NO SABER.

    1.2. La actitud del No saber.

    1.3. ABC del método fenomenológico. Fenomenología para filósofos que aun no saben que lo son.

    CAPÍTULO 2 El regalo del gerundio (del ser al siendo)

    2.1. Identidad fija, identidad en movimiento.

    2.2. El miedo a no ser.

    2.3. La fantasía de saber QUIEN ERES.

    2.4. Del ser al siendo.

    CAPÍTULO 3. Mis dilemas: Elegir es renunciar.

    CAPÍTULO 4 Sexualidad en movimiento

    4.1. Identidad y sexualidad.

    4.2. Sexualidades.

    4.3. Nuestra necesidad de definición.

    CAPÍTULO 5 La pregunta y el vacío posibilitante.

    5.1. El regalo de la pregunta.

    5.2. Saber preguntar

    5.3. ¿Preguntas poderosas?

    CAPÍTULO 6 El terapeuta ignorante.

    6.1. El ego/miedo del terapeuta. ¿Perder mis superpoderes? Ni loca.

    6.2. Los retos del terapeuta ignorante

    6.3. El terapeuta ignorante, el que más sabe.

    CAPÍTULO 7 El ego, el duende del apego.

    7.1. Querer saber para no perder.

    CAPÍTULO 8 Amar sin saber.

    8.1. Turistas en tierra sagrada ¿Visitar o conquistar?

    CAPÍTULO 9 Vida-muerte: elegir vivir o elegir morir.

    9.1. El derecho a preguntarse si uno quiere o no vivir.

    CAPÍTULO 10 Los padres que NO SABEN.

    CAPÍTULO 11 La INCLUSIÓN y el no saber.

    CAPÍTULO 12 Escribo para no morir.

    12.1. El máximo no saber : la muerte

    12.2 Lo que hacemos para no morir

    12.3. Cuando dejamos que la muerte sea una posibilidad.

    12.4. Siempre primavera: los principios que parecían finales.

    Epílogo

    Agradecimientos

    Acerca De La Autora

    Fuentes

    Dedicado a la niña

    que fui y que soñó tener alas grandes. Dedicado a quienes como yo anhelan libertad.

    Desiree Carlson Sanroman

    Iniciado el 9 de noviembre de 20

    Terminado el 4 de abril de 2020.

    PREFACIO

    Comenzar es siempre un salto de fe. Hace varios años que me siento movida a poner por escrito las experiencias, aprendizajes, reflexiones, preguntas que han aparecido a lo largo de mi existencia. Definitivamente ha habido siempre un deseo de plasmar en palabras que puedan comunicarse a otros, el corto pero intenso tiempo que he estado en el mundo. Sin embargo, ya que las palabras siempre quedan cortas para comunicar la existencia, me he encontrado en muchos momentos lista para escribir, y en el instante en el que comienzo, es tan inmenso aquello que quiero comunicar que termino postergándolo y esperando a que el duende inspirador se aparezca mágicamente para comenzar a plasmar a través de mis dedos la vida misma. Me he preguntado si debo escribir en un tono más bien académico para dejar a otros en este camino de la psicoterapia algunas de mis vivencias o reflexiones; luego aparece una angustia enorme en la que el ego comienza a hablar y me descubro pequeña a lado de todos aquellos escritores y escritoras que han dejado su conocimiento en papel, y ahora en escritos digitales. Entonces comienzo a creer que debo escribir de manera más bien coloquial mis vivencias, no como principios teóricos útiles para la psicoterapia, sino para personas que como yo, tal vez, se encuentran en búsqueda y a quienes posiblemente algunas de las cosas que comparto los hagan sentirse identificados o tal vez menos solitarios, reconociendo que aquello que comparto lo viven otros de alguna manera similar. Y siempre vuelvo al mismo lugar ya que me pregunto si en realidad algo de lo que he vivido en estos 35 años sería de utilidad para alguien más, cuando se trata sólo de mi caminar por el mundo y pienso en tantas experiencias y vivencias de otras personas que posiblemente sean más inspiradoras. Y es desde este lugar de mi pequeñez y mi no saber muy bien hacia dónde dirigir mi escrito que comienzo a escribir EL ARTE DE NO SABER.

    Desde niña tuve siempre el deseo de conocer la verdad. Esta palabra que tanto peso tiene para muchos la tuvo para mí durante gran parte de mi crecimiento. Anhelaba conocer y saber sobre el mundo, sobre las personas, sobre la ciencia y entender la realidad. Mi deseo profundo de entender las causas de las cosas y conocer lo más que pudiera la realidad tuvo desde siempre costos altos. Parecía que a mi alrededor, la mayoría se sentía amenazado por mis intentos de vivir la verdad. En la escuela era la alumna que llegaba feliz por el simple hecho de poder aprender más. Eso provocaba en mis compañeros recelo y mucho enojo hacia mí. A mis 6 años me parecía difícil entender que otros niños de mi edad decidieran hacerme la ley del hielo por querer participar en clase, traer las tareas o hacer preguntas a las maestras. Posiblemente tú, mientras lees esto piensas en el estereotipo ñoña o nerd pues es la interpretación más inmediata que suele aparecer cuando describo el tipo de niña que era en la escuela. Y es que en realidad la manifestación de mis profundas dudas existenciales y de mi búsqueda de sentido podría quedarse en esta imagen de la niña estudiosa. Creo que eso es porque el único lugar donde pasaba la mayor parte de mi día y donde manifestaba esta búsqueda era ahi. Pero si hubiera vivido en tiempos de Sócrates, hubiera sido sin duda de aquellos discípulos que lo seguían en la plaza para experimentar la mayéutica. O si hubiera vivido en épocas medievales hubiera sido posiblemente del grupo de las brujas que buscaban conectarse con el universo a través de entender el uso de las plantas, la energía y aquello que no alcanzamos a percibir.

    Para algunos, mi deseo de entender y preguntar era presunción o soberbia, para mí era precisamente mi experiencia de no saber y de reconocer que había siempre mucho por descubrir, y yo quería descubrir siempre más. Me quedaba hasta altas horas de la noche (las que mi madre me permitiera ya que ella siempre cuidaba mi rutina y horario para mantenerme en equilibrio) leyendo, enamorándome de cada personaje, de cada historia y sobre todo conmovida por conocer más a quienes no había conocido antes. Ya fuera Momo, Juan Salvador Gaviota, Mujercitas, Harry Potter, Xochitl en Corazón de Piedra Verde, Victor Frankl, Ana Frank, la Biblia, lo que hubiera a la mano … cada personaje abría para mi un universo de emociones y vivencias que despertaban más y más mi curiosidad. Con el paso del tiempo, esa curiosidad se manifestó en conversaciones con adultos que se daban la oportunidad de dialogar conmigo sobre el mundo, la muerte, el sentido de la vida, las relaciones, los sueños, el futuro, el pasado, la psicología, las estrellas, el dolor, las mariposas, la creación, la duda sobre Dios, y tantas cosas que quedan en algún recoveco de mi memoria y que no alcanzo a atrapar en el presente. Sólo puedo reconocer que la curiosidad era como un espiral que se ampliaba cada vez más y que me llevaba a mayor interés, que se convertía a su vez en una nueva pregunta para dejarme al final siempre con sed de explorar.

    Es tan cierta la frase de Aristóteles entre más sabes, más sabes que no sabes. Esa frase se convirtió en una emoción primaria en mis días y hasta hoy puedo decir que sostiene prácticamente toda mi existencia y mi manera de acompañar a mis consultantes en terapia. Incluso el enfoque terapéutico que más me cuadra, es el enfoque fenomenológico-existencial pues parte precisamente de esa conciencia y actitud de no saber que nos invita a preguntar desde la inocencia e ingenuidad para descubrir otras formas de ser-en-el-mundo, que ni siquiera en mis más profundas vivencias y reflexiones podría haber experimentado. Cada instante la incertidumbre de lo que viene, de la libertad de los que me rodean que cambian constantemente, de quien me voy convirtiendo, del efecto de mis vivencias en mi manera de interpretar y vivir los acontecimientos, del misterio de la identidad, de la muerte, de la conexión entre situaciones y personas, me mueve a seguir preguntando.

    Y supongo que eso es lo que este libro intenta ser: un intento por poner en palabras mi reconocimiento de que en realidad NO SABER es el mayor saber que he aprendido y una invitación a los lectores y lectoras a echarse un clavado en el regalo que es el NO SABER. Porque sólo cuando no sabes surge de manera espontánea y honesta una pregunta, y es la pregunta la que abre la puerta a un diálogo nuevo y creativo del que no se conoce el final . Ese vacío fértil que tanto menciona el budismo y la Gestalt, es precisamente el lugar donde lo orgánico y vivo se gesta, donde aparecen las respuestas inesperadas, donde el arte encuentra su lugar, donde nos co-construimos como humanidad. Espero estas letras llenas de intención y pasión sean para ti una semilla para generar nuevas preguntas que hagan sentido en tu propio camino.

    La propuesta es tan antigua como la humanidad, no creo traer nada realmente novedoso. Supongo que al final, este es sólo un intento para no morir. Escribo para no morir. Para algunos tal vez este sea un libro de distracción; para otros tal vez sea útil para su trabajo de acompañamiento, para otros tal vez abra reflexiones sobre sus relaciones. Y para muchos otros posiblemente sea simplemente otro libro más en el librero. De cualquier manera y sin grandes expectativas más que las de quitarme el gusanito, deseo compartir desde mi forma única de ver, percibir y existir aquello que en mí ha catalizado la búsqueda de la libertad que llega realmente cuando nada está definido del todo. Desconozco el resultado de este libro pues como el título bien lo dice, en realidad el arte de este escrito está en no saber muy bien hacia dónde me llevará, y posteriormente a ustedes.

    Desiree

    CAPÍTULO 1.

    El arte de no saber.

    ¿Cómo hemos de curarnos de la vida y sus dilemas, si son lo único que tenemos?.

    Emy Van Deurzen.

    Los seres humanos navegamos nuestra existencia anhelando certezas, deseando conocer el universo, entenderlo, manipularlo y asegurarnos un futuro infinito que se torna imposible de alcanzar pero no por eso menos deseable. Nos pasamos la vida intentando contarnos historias que nos den alguna seguridad dentro de la incertidumbre de nuestro destino. Es por eso que desde que somos pequeños nos contamos cuentos sobre la inmortalidad, los superpoderes, la existencia de Dios, seres mágicos que nos premian en la navidad si nos portamos bien, hadas que se llevan nuestros dientes para dejarnos una recompensa por haber perdido una parte de nosotros, seres míticos que se imponen a nuestra aburrida realidad. y básicamente buscar la mínima posibilidad de controlar la vida que se nos impone con tantos dilemas, misterios e incertidumbres que por más cuentos que contemos no alcanzamos a entender del todo.

    Desde el principio, la humanidad ha intentado asegurarse un futuro a través de pensamientos mágicos-religiosos en los que dioses de distintas naturalezas nos manejan, nos cuidan, nos castigan, nos premian y así tratamos de calmar la angustia que nos causa la verdad de reconocer que no sabemos que sentido tiene realmente nuestra vida, qué pasa con nosotros después de la muerte, cómo llegamos a ser lo que somos.

    Y aún con todos estos intentos de explicarnos la verdad del mundo, regresamos a

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