EL SUPER ORGANISMO: TODOS SOMOS UNO
El cerebro humano es un imitador incansable desde el momento en que nace; su primer impulso es fundirse con el cerebro de nuestra madre. El neurólogo norteamericano Allan Schore, que ha realizado un trabajo fundamental en relación con la teoría del apego, cree que el sistema neuronal del recién nacido aprende del cerebro de su madre, pues este actúa a modo de patrón modelo de onda cerebral, enseñando al cerebro del bebé cuándo dispararse y cuándo conectarse, de la misma manera que le enseña a hablar o a utilizar la cuchara. Al cabo de un tiempo, dice Schore, «la corteza prefrontal de la madre se habrá convertido en la corteza prefrontal del niño». Los investigadores de la Universidad de Arizona encontraron pruebas de que los patrones cerebrales de una madre, tal como habían quedado registrados en un encefalograma, están codificados en el patrón del encefalograma de su hijo. Como descubrió Joseph Chilton Pearce, escritor especializado en el desarrollo infantil y el funcionamiento de la mente, la madre y el bebé suelen experimentar un arrastre de ondas cerebrales, es decir, las ondas eléctricas de los dos cerebros «resuenan», y alcanzan el pico y el valle los dos al mismo tiempo cuando están juntos. Cuando están separados, las ondas cerebrales de uno y otro se hacen discordantes, y vuelven a resonar solo una vez que se reúnen.
A lo largo de nuestra vida, nuestro cerebro encuentra ondas cerebrales contagiosas. Como explicaba en mi libro (Editorial Sirio), hay abundantes pruebas de que, en circunstancias muy diversas, sobre
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