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Aventúrense a Testificar
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Libro electrónico753 páginas9 horas

Aventúrense a Testificar

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Este libro trata de la historia que Dios me ha motivado a escribir, se ha llevado a cabo al obedecer la voz de Dios. Dicho libro no pretende en manera alguna ser una obra ms para ensear como evangelizar, es ms, vemos la necesidad apremiante de personas dispuestas a exponer estas verdades: proclamar el mensaje del evangelio, hablar de Dios y su plan para el hombre.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento28 mar 2015
ISBN9781506502090
Aventúrense a Testificar
Autor

Margarita Olga Nyberg

Olga Nyberg nació en Ibagué y de nuevo en Barranquilla, Colombia. Vino a los Estados Unidos de América para ir al Seminario Teológico Bautista Hispano, en Texas. Fue maestra de español y editora asociada de Nuestra Tarea. En Colorado trabajó en la: “Colorado School for the Deaf and Blind”, escuela para sordos. Fue maestra de acordeón y junto con su esposo sirvió como misionera de la junta bautista de misiones norteamericanas durante treinta años. Ella viajó a México y Colombia para trabajar como intérprete y fue la iniciadora del trabajo entre los sordos en Ibagué. Ella es intérprete registrada para trabajar con los sordos, también la autora del himnario bilingüe: “Canta con Gozó a Dios”. Ella viajó con su esposo en sus giras misioneras y participó con su música. Robert Nyberg nació en Estocolmo, Suecia. Él aceptó al señor como su salvador un año después de haberse casado con Olga. Él trabajaba como ingeniero metalúrgico de la “Pato Consolidated Gold Dredging”, en El Bagre, Colombia. Cuando Dios lo salvó también lo llamo a predicar. Allí fue pastor misionero en Colorado. Ha participado en campañas evangélicas en Argentina, Colombia, Honduras, México, Puerto Rico y Rusia. Robert es el autor de: “The Call of the East”, “How to be Born Again”, “A Quest for Reality” y “Una Legitima Metamorfosis”. Los Nyberg aún siguen jubilosos sirviendo al Señor.

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    Aventúrense a Testificar - Margarita Olga Nyberg

    Copyright © 2015 por Margarita Olga Nyberg.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    El texto Bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960™ es una marca registrada de la American Bible Society, y puede ser usada solamente bajo licencia.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 27/03/2015

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    ÍNDICE

    Reconocimiento

    Palabras De Gratitud

    Prefacio

    Fiel Hasta La Muerte

    Dios Cumple Sus Promesas.

    Miedo A La Persecución

    Dios Merece El Primer Lugar

    Cristo Pagó El Precio

    A Todos Soy Deudor

    Salvo A Última Hora

    Una Niña Entendida

    Vendedora De Ruanas

    ¿Conoce El Camino?

    Librería Bautista

    Voy A Andar Las Calles De Oro

    Uno Por Uno

    Un Niño Valiente

    Quiero Donar Mi Casa

    Sea Sabio, Conozca A Dios

    Todos Deben Oír

    ¿Qué Le Impide Ser Salvo?

    El Señor Es Fiel

    Yo También Lo Perdí Todo

    Usted Fue Un Ángel

    Madre E Hijos

    Uno A La Vez

    Señor, Gracias Por Tu Amor

    Dios Nos Prosperó

    Un Buen Ayudante

    La Salvación Ha Venido A Ti

    Gózate En La Tristeza

    No Se Avergonzó

    Una Visita A La Iglesia

    Mi Capitán Me Está Mirando

    Un Miembro Más De La Familia

    Padre E Hijo

    No Cierre Los Ojos

    La Inquilina

    Obreros Fieles

    Es Lindo Ser Uno En Cristo

    La Única Que Creyó

    Cristo Quiere Ser Su Guía

    No Todos Responden

    Mi Mamá Nos Va A Dejar

    Hable Con Mi Mamá

    Los Alcanzamos A Todos

    El Obispo Que Se Convirtió

    Consejo Neutético

    El Mal Se Tornó En Bendición

    Id A Segar

    ¿Puedo Ir A Vivir Con Ustedes?

    Amistad Inquebrantable

    Hospitalidad

    No Pierdan Su Primer Amor

    De Clientes A Amigos

    Yo También Estoy En El Ejército.

    Hay Que Insistir

    La Niña Misionera

    El Señor Te Puede Ayudar

    ¿No Sabes Otra Cosa?

    La Naturaleza Nos Habla De Dios

    Estoy Seguro De Mi Salvación

    Tú Nos Has Hecho Libres

    Dios Me Llamó También

    Campo Propicio Para Sembrar

    Yo Quiero Ayudarle

    Nunca Perdemos El Tiempo

    Los Sordos Pueden Oír

    Ministerio A Los Sordos

    Este Fue El Mejor Postre

    Querían Hablar Con Las Manos

    El Chofer De Nigeria

    No Tengo A Nadie

    Identifiquemos Con Ellos

    Un Cambio De Ciudadanía

    No Todos Responden

    No Os Unáis Con Los Incrédulos

    Sembrar, Cosechar Y Extender

    No Se Puede Escapar Del Señor

    La Ayudante Que Se Convirtió

    Empecemos En Casa

    La Fuente De La Felicidad

    Vuelo Provechoso

    Doble Milagro En La Finca

    Interceda Por Otros

    Nunca Faltaban

    Dios Me Salvó A Tiempo

    El Regalo De Dios

    No Debemos Juzgar

    El Accidente Que Se Tornó En Bendición

    Perdone, Que Lo Desperté.

    La Multiplicación

    No Ignoremos A Los Niños

    Todos Deben Ser Salvos

    Cristo Quiere Se Tu Pastor

    Dios Todo Lo Puede

    Mi Mejor Clienta

    Memoricen La Biblia

    Buscando A Los Escandinavos

    Aún Los Sordos Oyen

    Un Perenne Visitante

    ! Que Buena Celebración!

    Visita Con Propósito

    Dios Quiere Que Seas Su Templo

    Use Bien El Tiempo

    Una Familia Fiel

    Hacer Bien El Trabajo

    El Mismo Nombre

    Fueron Bien Alimentados

    Quiero Que Visite A Mi Amiga.

    Un Nuevo Corazón

    La Familia Internacional

    No Se Desanimen

    Un Buen Lugar Para Aceptar A Cristo

    A Todos Hablaré

    De La Altura A Los Valles

    Dios Ve Nuestro Corazón

    Libres En El 4 De Julio

    ¡Descanse En Cristo!

    Nadie Me Ha Dicho Nada

    Ahora Mis Ojos Te Ven.

    La Ovejita Descarriada

    Vale La Pena Insistir

    Debemos Ser Ejemplo

    Permítenos Entrar

    Una Nueva Ciudadanía

    Salvo A Dos Mil Millas

    El Vuelo Productivo

    Una Cita Con Dios

    Tú, También, Necesitas Oír

    Es Bueno Ser Amable

    ¿Cómo Lograste Ganarlos?

    Démelo

    La Paciencia

    ¿Puedes Ver Bien?

    Tenga Misericordia

    Me Gusta Su Nombre

    Tienes Un Nombre Especial

    El Señor Añadía Cada Día

    Ultimo Día En Torreón

    La Recepcionista

    Conferencia De Evangelismo

    Respondiendo Al Llamado

    Aproveche El Tiempo

    Quiero Ser Una Misionera Como Tú

    Tres Almas Más

    ¿A Quién Iremos?

    Cuenta La Historia

    Siempre Ocupados

    ¡Dios Oyó Mis Ruegos!

    Cristo Es El Pan De Vida

    La Dueña Del Supermercado

    Reproducción

    Aún Me Siento Volando

    La Influencia De Un Amigo

    La Última En La Familia

    Nunca Pierdo El Tiempo

    Libres Aun En La Cárcel

    Sea Persistente

    Dios Quiere Limpiar Tu Corazón

    El Sordo Que Oyó

    Vengan A La Fiesta

    Se Preocuparon De Nosotros

    La Juventud Para Cristo

    Por Compasión Nos Abrían La Puerta

    El Palomar

    Dios Nos Dice Cómo Tratar A Los Sordos

    De Las Tinieblas A La Luz

    No Hay Límite Para El Trabajo

    ¡Qué Bueno Es Cosechar!

    ¿Qué Debo Hacer Para Ser Salvo?

    Cristo Quiere Calmar Tu Sed

    Gozo Al Oír La Palabra

    Regrese Sobrio

    No Tengas Temor

    Voy A Cerrar El Negocio

    El Mejor Café

    ¡Yo También Pesqué!

    Su Paciencia Me Ha Vencido

    Testificaba Sin Conocerlo

    Hay Que Perseverar

    Visitación Fructífera

    Dios Te Ampara

    Yo También Lo Quiero Conocer

    Estoy Muy Atribulada

    Enseñe A Los Niños

    Aprender A Obedecer

    Mi Hermana Quiere Oír La Historia

    Aprende A Compartir

    Este Pollito Es Para Usted

    Seamos Un Ejempló.

    Una Cita Con Dios

    Me Ministró Con Ternura

    A Todos Debo Hablar

    Aurora

    Ahora Son Dobles Hermanas

    Al Fin Libre

    Busco A Nuevas Personas

    Doble Nacimiento

    Dios Lo Salvó A Tiempo

    Haga Su Reservación

    La Espada De Dos Filos

    La Voluntad De Dios

    Los Niños Son De Cristo

    Los Pescadores Que Fueron Pescados

    Llamados Para Reproducirnos

    Mis Abuelos Son Muy Cariñosos

    Oye Al Señor

    No Rechace El Mejor Regalo

    No Se Desanimen

    No Esperes Más

    Niñas En Acción

    Nuevos Visitantes

    Nunca Nos Jubilamos

    ¿Para Quién Quiere Vivir?

    Plena Seguridad

    ¿Quieres Verte Más Linda?

    ¿Quieres Ir Al Cielo?

    Regresó Con Dios En Su Corazón

    Sean Obedientes

    Siembren, Que Yo Cosecho

    Viaje Fructífero

    Un Buen Ejemplo

    Me Gusta Sembrar

    La Palabra De Dios Alimenta

    El Regreso Al Padre

    Tened Paz Entre Vosotros

    Debemos Darle Presentes

    Viaje Fructífero

    Demos Gracias Por Todo

    Qué Regalo Más Lindo

    Testificamos A Todos

    Habla Con El Pastor

    Ven A Mi Corazón

    Léame La Biblia

    ¿Qué Libro Nos Recomienda?

    ¿Qué Esperan?

    La Guie Al Señor Con La Música

    Milagro A 30,000 Pies De Altura

    Quiero Aprender A Tocar

    Dios Les Ama

    El Mismo Nombre

    El Elevador

    La Música Nos Identifico

    Exhorta Con Amor

    ¿Para Que Fui Escogido?

    Alimento Para Su Alma

    Olga Nyberg nació en Ibagué, y de nuevo en Barranquilla, Colombia. Allí desempeñó varios trabajos: fue cajera en la farmacia Obando, lectora del escritor José Ramón Vergara, miembro de la Real Academia Española, él se estaba quedando ciego. Luego trabajo en la Clínica Bautista. Allí conoció a Elvira Nyberg. Ella le presentó a su hermano Robert Nyberg, con quien se casó años más tarde.

    Olga vino a los EEUU para ir al seminario Teológico Bautista Hispano, en Texas. Fue maestra de español y editora asociada de Nuestra Tarea. En Colorado trabajó en la: Colorado School for the Deaf and Blind, escuela para sordos. Fue maestra de acordeón y junto con su esposo sirvió como misionera de la Junta Bautista de Misiones Norteamericanas durante treinta años.

    Ella viajó a México y Colombia para trabajar como intérprete y fue la iniciadora del trabajo entre los sordos en Ibagué. Ella es intérprete registrada para trabajar con los sordos, también la autora del himnario bilingüe: Canta con Gozó a Dios. Ella viajó con su esposo en sus giras misioneras y participó con su música.

    Robert Nyberg nació en Estocolmo, Suecia. Él aceptó al Señor como su Salvador un año después de haberse casado con Olga. Él trabajaba como ingeniero metalúrgico de la Pato Consolidated Gold Dredging, en El Bagre, Colombia. Cuando Dios lo salvó también lo llamo a predicar.

    Al terminar los estudios en el Seminario Teológico Bautista Hispano en Texas, él y su esposa fueron nombrados por la Junta de Misiones Domesticas de los Bautistas del Sur como misioneros en Colorado. Allí fue pastor misionero. Después de diez años fue a servir como director de misiones étnicas, para empezar trabajos entre todos los grupos étnicos en todo el estado. Él predicó promoviendo este trabajo en 286 iglesias del estado. También participó junto con su esposa en conferencias de misiones mundiales en treinta y cuatro estados, así como campañas evangélicas en Argentina, Colombia, Honduras, México, P.R y Rusia. Después de su jubilación en Colorado, sirvió cuatro años como iniciador de iglesias en los seis estados de Nueva Inglaterra. Al jubilarse de nuevo, sirvió como pastor de la Primera Iglesia Hispana Bautista de Sarasota; después de ocho años se jubiló de nuevo y fue a Colorado Springs, donde Dios lo usó de nuevo en la Iglesia Bautista Nueva Vida que él había empezado al ir a Colorado. Sirvió también como pastor interino de la Primera Iglesia Bautista de Port Charlotte diez y nueve meses. Él aún enseña clases de seminario de extensión en Sarasota y en Port Charlotte.

    Robert es el autor de: The Call of the East, How to be Born Again, A Quest for Reality y Una Legitima Metamorfosis. Los Nyberg aún siguen jubilosos sirviendo al Señor.

    RECONOCIMIENTO

    El esposo de mi hija, llevó a un grupo de su iglesia a una gira misionera en México. Él pidió a Olga Nyberg que fuera para ayudar como interpreté. El grupo tuvo que esperar varías horas en la frontera, sin razón alguna. Mientras mi yerno, Brad Cowger, quien era el pastor y líder del grupo así como varios miembros trataban de investigar la causa de la demora, y empezaban a sentirse frustrados; Olga estaba ocupada en testificar a varias personas. Ocho de ellas fueron salvas. En otro de los viajes misioneros, mientras las personas estaban en línea esperando recibir los lentes que las personas del grupo misionero les iban a donar; Olga empezó a testificarles. Veinte de ellos aceptaron a Cristo como su salvador; pasaban de las tinieblas a la luz.

    Hoy muchos expertos, dicen que no se puede testificar a los extraños, o desconocidos, como en el pasado. Robert y Olga Nyberg, han retado ese concepto vez tras vez con resultados gloriosos. He conocido a los Nyberg por muchos años, y he aprendido un poco acerca de la excitante vida que ellos viven testificando a cerca de las buenas nuevas de Cristo Jesús. El libro que usted va a leer les retará y animará a practicar lo que Dios nos ha mandado a ser: sus testigos.

    Lewis Adkison

    Pastor Emeritus,

    Circle Drive Baptist Church

    Colorado Springs, Colorado

    PALABRAS DE GRATITUD

    Estas historias que Dios me ha motivado a escribir se han llevado acabo al obedecer la voz de Dios. La orden de Él, de decir lo que Él ha hecho por mí: sacarme del lodo cenagoso, salvándome por su misericordia y su bondad. Así pues, digo como Pablo: Porque de él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos amen. Romanos 11:36.

    No puedo vanagloriarme por lo que he escrito. Todo lo debo primeramente a Dios; al misionero Henry Schwiemberg. Él me ganó para Cristo y me enseñó como testificar. Al Dr. González Peña famoso pastor cubano que predicó una campaña en mi iglesia. Al Dr. Lavastidas, evangelista cubano que se hospedó una semana en nuestra hogar en El Bagre, Colombia. Su dinamismo y el gran amor por las almas dejaron una huella imborrable en mi vida. Al Dr. Billy Graham que nos retó en el seminario a memorizar y usar la Biblia. Aprendí mucho de él en tres campañas que asistí, así como una Escuela de Evangelismo de una semana. A Noemí Vera que me aconsejó que escribiera mis experiencias, después de las conferencias que dirigí en el campamento de Ponderosa en Colorado. Al Dr. Aubrey MacGann pastor evangelista a quien serví como intérprete en una campaña que predicó en Bogotá, Colombia. Al Dr. James Giles Presidente del Seminario Bautista internacional de Cali, Colombia, hasta su jubilación. Él y su esposa nos visitaron en Port Charlotte, FL. Le pedí leer un par de las historias y me animó a que continuara escribiendo. A mi amado esposo, Robert Nyberg, que desde su conversión al Señor ha sido un ganador de almas. El director de Evangelismo de la Convención Bautista de Colorado dijo en nuestra jubilación: "Si todos testificaran como Robert Nyberg, tendríamos muy pocos prospectos. Yo puedo testificar que esto es cierto. Él es un obrero fiel que traza bien la palabra de verdad y a Sara Adkison, quien hizo las ilustraciones.

    Robert, con todo amor y gratitud te dedico este libro en el cual tú también has tomado parte. La conversión del obispo mormón, el hombre que guiaste al Señor en el avión y el gran número de personas a quienes después que les testifiqué, tú oraste con ellas. Gracias mi amor, por el cuidado tierno y amoroso que has tenido de mi durante los cincuenta y siete años que Dios nos ha mantenido unidos y fieles el uno al otro, y sobre todo a Dios. Tú has sido y seguirás siendo mi modelo y mi inspiración, gracias por tu estimuló y tu paciencia. Por último, pero no menos importante a Yeimy Estrada, la joven caleña que Dios ha traído a nuestras vidas, ella ha trabajado en la computadora ayudándome con las historias.

    A todos los lectores de estas historias los reto para que vean que si se puede testificar y cumplir la Gran Comisión tal como se encuentra en Mateo 28:18-20, si solo nos rendimos incondicionalmente a Dios y dejamos que Él nos use sin reserva alguna. Aventúrense a testificar.

    PREFACIO

    Este libro no pretende en manera alguna ser una obra más para enseñar como evangelizar. Tenemos suficientes. Creo que se han escrito más libros y métodos sobre este sujeto que sobre cualquier otro. He leído muchos, y aún los he usado. Muchos de ellos son excelentes, y deben aprovecharse y usarse.

    Yo quiero solamente limitarme a decir historias reales, en las cuales Dios me ha permitido participar. Espero que ellas le sirvan de ejemplo para realizar que sí se puede. Podemos evangelizar, y hacer discípulos, donde quiera que estemos; hablando a la gente sin discriminar del plan divino de Dios.

    El mundo está perdido. La oscuridad y el pecado cubren como manto maligno la conciencia del hombre, haciéndole sucumbir. Todo lo hermoso, y lo bello que Dios en su infinita bondad y providencia ha creado y, tiernamente sustenta, parece pasar desapercibido ante sus ojos.

    El hombre por su naturaleza pecaminosa, inclinado al mal, no puede sin la ayuda de Dios encontrar el Camino que puede guiarle a puerto seguro a pesar de las crueles tempestades que la vida pueda depararle; y mucho menos vislumbrar la gloria incomparable del más allá.

    ¿Cómo podrá el hombre, la obra perfecta de la creación de Dios, volver a su primitiva condición de compañerismo con Dios? Oh, es sencillo. Lo sabemos. Dios obra en el corazón del hombre moviéndole al arrepentimiento. El Espíritu Santo regenera al individuo haciéndole una nueva criatura. Pero, ¿qué de la fe y convicción de pecado que mueven al hombre al arrepentimiento? Esta viene por el oír. El oír la Palabra de Dios, que es la que puede quebrantar los corazones. Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Hebreos 4:12.

    Por lo dicho anteriormente, vemos la necesidad apremiante de personas dispuestas a exponer estas verdades: proclamar el mensaje del evangelio. Se necesitan soldados valientes. Personas con talentos, llenas de osadía dispuestas a seguir al Capitán de las huestes celestiales, Cristo el Señor. Personas que estén lisas en su nombre santo a blandir las armas del amor contra el imperio del mal.

    No tengáis temor, la victoria será vuestra. Pero para obtenerla hay que salir a pelear la buena batalla. Recordad que la victoria siempre ha sido de los valientes. La Palabra de Dios dice: El reino de los cielos se hace fuerte, y los valientes lo arrebatan. Mateo 11:12. Por lo tanto, les invito y reto por medio de las siguientes historias a aventurarse a testificar.

    Ven pues hoy diciendo al Señor: Sí. Deseo formar parte de tu legión Señor. Quiero salir en tu nombre siendo hoy tu embajador Oh, hermanos, despierten y ríndanle hoy sus vidas y ser, para que muchos por medio de ustedes sepan que en Cristo hay poder. Poder de cambiar la vida, y dar eterna salvación, trayéndoles de nuevo al Padre, reconciliándoles con Dios. Pues, solo así el pecador podrá encontrar paz, perdón, y ustedes amados hermanos, un eterno galardón, cuando Jesús les diga: Bien, buen siervo fiel….entra en el gozo de tu Señor, porque se han aventurado a ser mis fieles portavoces. Aventúrense a testificar.

    FIEL HASTA LA MUERTE

    No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida Apocalipsis 2:10.

    Doy gracias a Dios por el pastor que me guio a los pies del Señor, Harry Scheimberg. Él no solo me enseñó el camino al cielo, sino que también me enseñó como guiar a otros a los pies de Cristo.

    En la época en que llegué a conocer al Señor Jesús y recibirle como mi Salvador, había mucha persecución en Colombia. Sin embargo, esto no callaba a los cristianos. Muchos cristianos dieron su vida por causa del evangelio.

    Aunque fui muy rebelde al principio, cuando me convertí al Señor quería que todos llegaran a conocerlo también. Yo le hablaba del Señor a todos. Recuerdo que el director de la Escuela Dominical hizo una promoción dando premios al que más visitantes llevara. Yo me los ganaba casi siempre. La maestra de la clase que yo asistía prometió un premio al que aprendiera más pasajes de la Biblia. Yo me lo ganaba siempre. Esto me ayudó mucho a llenarme de la palabra de Dios e instruirme espiritualmente; así como el deseo de leer las escrituras para edificación. Al principio, la empecé a leer por los premios, pero llegué a enamorarme tanto de Dios, que el hablar con Él llegó a ser mi deleite y la única manera de hacerlo era por medio de leer su palabra. Él me hablaba y aún lo hace por medio de la lectura de la Biblia y la oración.

    Cuando uno está enamorado no sabe sino hablar del ser querido. Para mi, es Dios. Las primeras personas a quienes les hablé, a demás de mi familia, fue a mis amigas. Una me dijo que si le volvía hablar del Señor perdería su amistad. Tuve una experiencia fea con ella y más nunca la vi.

    Oh, pero Ester Torres, mi vecina, fue lo contrario. Ella era una joven de dieciséis años. Nos queríamos mucho y salimos con frecuencia. Al presentarle a mi mejor amigo, Cristo el Señor, ella lo aceptó como su Salvador y empezó a ir conmigo a la Iglesia Bautista Central en Barranquilla, Colombia; la primera iglesia bautista que se organizó en Colombia.

    Ella vivía con su papá, su abuela y una tía. Había venido del Carmen de Bolívar para estar con su papá que estaba muy enfermo. Él falleció unos meses después.

    Como la familia era muy católica, los ritos y ceremonias se llevaron a cabo según esas creencias.

    Lo primero que se realizó es el conocido rosario que se reza en el velorio. Todos los asistentes deben rezarlo. Ester, que aprendió a ser fiel al Señor rehusó participar en el rezo. Al preguntarle su abuelita por que no rezaba; ella le contestó que no creía en esos rezos. Esa fue su sentencia de muerte.

    Ester empezó a sufrir crueles castigos, por lo que su abuela y tía consideraban era una herejía y rebeldía. Ante una situación desesperante, la chica me comunicó que quería irse de la casa. Era la única manera de poder sobrevivir. Ella me rogó que la ayudara. Comprendiendo el peligro que Ester corría, fui a visitar al pastor para pedirle que ayudara a Ester a conseguir un lugar donde poder vivir. Le conté la situación por la cual pasaba; le negaban hasta la comida. Le dije también la razón por la cual sufría el no negar su fe.

    El pastor consiguió un hogar para Ester. Todos la queríamos mucho. Ester me dio algunos de sus vestidos, para que yo los escondiera. La ayudé con esto, el día que ella se fue unos hermanos la esperaban a una cuadra de su casa. Ester siguió asistiendo a la iglesia.

    Un día al bajar del autobús en el cual venía a la iglesia la mamá, de Ester, acompañada de un agente de policía se llevaron a Ester.

    Meses más tarde recibí la noticia del fallecimiento de Ester. Ella murió abandonada a la intemperie, sin abrigo ni comida, casi encadenada, esperando que ella negara su creencia evangélica la cual su mamá creía era diabólica. Pero gracias a la convicción que tenía, Ester nunca negó su fe. Yo sentí mucho el mal trato que ella sufrió. Pero alabo y bendigo a Dios por creyentes como Ester, dispuestos a dar sus vidas por el Señor.

    Hermanos, por la gracia de Dios, aún vivimos en un país verdaderamente libre. El único dice mi esposo. Él le ha dado la vuelta al mundo tres veces. Aún al escribir esta historia, en Irán, están llevando a un pastor a ser ejecutado. Este apenas es uno de los muchos casos que a diario ocurren en el mundo. La situación es precaria. Las almas gimen por doquier pidiendo ayuda. Por el amor a Dios sean sensibles a la necesidad del mundo y ministren con la palabra. Estén dispuestos a sufrir por la causa de Cristo. Aventúrense a testificar.

    DIOS CUMPLE SUS PROMESAS.

    Deléitate a si mismo en Jehová y Él te concederá las peticiones de tu corazón Salmo 37:4.

    Qué bendición que podemos descansar completamente en las promesas de Dios sabiendo que estas siempre se cumplen. Él nunca nos falla, es una lástima que la gente pone su confianza en dioses falsos que no tienen poder alguno cuando hay un Dios Todopoderoso que está a nuestro alcance a través de su Hijo Cristo Jesús, que dice: Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis y os será hecho. Juan 15:7.

    Es obvio, que para que esa promesa se cumpla, hay que permanecer en Cristo y ejercitar la fe en su palabra siendo hacedores de ella. Yo me he apropiado de esta gran verdad y la he visto cumplirse. Al deleitarme en el Señor, Él siempre me ha dado los deleites y anhelos de mi corazón. La conversión de mi esposo es uno de ellos; Ese es el pez más grande que he pescado.

    Recuerdo claramente cuando el pastor Jerónimo Ramírez, me recomendó hacer mías las promesas del Señor, en mi momento de angustia, ansiedad y dudas, sobre la decisión de casarme con Robert, con todo mi corazón le pedí a Dios que tomara completo control de mi vida. Que decidiera por mí, lo que debía hacer y Él lo hizo.

    Una vez que Dios me dio su aprobación de casarme con Robert, por medio de pruebas tangibles, yo se lo entregué a Él. Estuve absolutamente segura que Dios lo iba a salvar.

    Le prometí serle fiel hasta la muerte, porque el Señor así me lo pedía y por mi amor a él; pero también le pedí que respetara mis principios. Él lo prometió.

    Una vez que nos organizamos en nuestro hogar en el campamento minero de El Pato Consolidated Gold Dredging en El Bagre, Antioquia, Colombia donde Robert trabajaba, le pedí que invitara a sus amigos para tener un estudio de la Biblia. Él rehusó hacerlo; pero aunque no hubo ningún argumento no me di por vencida.

    Como no había iglesia en el campamento, los domingos íbamos a pescar. A mi esposo le gustaba jugar bolos, pero yo no sabía, y aunque traté de aprender nunca lo logré. También le gustaba montar a caballo, pero yo tuve un accidente cuando era niña. Me caí de un caballo y me pisó; así que les tenía miedo. Oh, pero a Robert le encantaba pescar. Yo francamente aunque solo me gusta pescar almas para el Señor, lo acompañaba. Ese era nuestro entretenimiento todos los domingos, aparte del cine.

    Un día como de costumbre, después de un suculento desayuno y nuestro devocional, fuimos a pescar. Esa vez fuimos más lejos que de costumbre. Al empezar a pescar, escuche una música que me hizo saltar de alegría exclamando: Hay una iglesia, oye los cantos. A lo que Robert dijo: Si, hay una congregación, pero no son bautistas. Yo le pedí que me llevara, pero él se negó a llevarme o dejarme ir.

    Yo fui fiel a la promesa de ser una esposa obediente, nunca intenté ir, aunque no me faltaron ganas de hacerlo.

    El saber que había una congregación evangélica me llenó de gozo. Le pedí a Robert, si podíamos emplear a alguien de esa congregación ya que todas las mujeres que habíamos tenido se robaban todo lo que podían, a él le pareció buena la idea. Él sabía que los evangélicos eran honrados, ochenta de ellos trabajaban bajo sus órdenes.

    El conseguir a un miembro de esa congregación para que trabajara en nuestro hogar fue una gran bendición. Agripina, que así se llamaba la hermana, fue una gran ayuda, pasábamos mucho tiempo orando por la salvación de Robert y no solo ella, sino toda la congregación. Todos los viernes ayunábamos por la misma causa.

    Yo lo bombardeaba directa e indirectamente con la palabra de Dios. Sabía que Dios haría el resto, convencerlo de pecado. Teníamos un radio que tomaba las estaciones de todo el mundo. Una vez que descubrí La Voz de los Andes de Quito, Ecuador, la ponía a todo volumen. Esta estación transmitía el evangelio en muchos idiomas todo el día y como mi esposo habla doce, creo que le empezó a interesar, aunque no lo demostraba, bien sabemos que la palabra de Dios no regresa vacía así que realizaba su efecto. Además cuando no era el radio, era Agripina que cantaba sin cesar: No soy del mundo porque soy de Cristo, ¡aleluya, gloria a Dios! También leíamos la Biblia y orábamos.

    El Señor tiene sus planes y su hora para todo. Al llegar el día de mi cumpleaños, Robert, que me ama entrañablemente me preguntó que quería para mi cumpleaños, ni tarda ni perezosa, le hice que repitiera varias veces que me daría lo que le pidiera y con júbilo exclamé: el mejor regalo es que me lleves a la iglesia. Él lo había prometido y lo cumplió.

    El domingo, fuimos de noche a la iglesia. Él quería evadir que sus amigos lo vieran. El templo no tenía techo ni piso. Los bancos eran rústicos, pero el culto fue glorioso. El pastor Samuel Soto, predicó un mensaje que aún recuerdo. ¿A donde huiré de tu presencia? A mí me impactó y alimentó mucho. Creo que Robert, me vio tan feliz que él continuó llevándome, pero siempre en la noche y tan pronto terminaba el mensaje, literalmente corríamos. Robert, no quería asociarse con esos hermanos tan humildes.

    Un día tuve la grata sorpresa de la visita del pastor, él había caminado bajo un sol abrasador por tres millas. Al llegar a nuestro hogar se veía agotado. Yo estuve feliz con su visita. Lo invité a que se quedara a comer con nosotros. Cuando Robert, llegó del trabajo, pude ver que esta visita no era de su agrado. Después de comer y orar con nosotros el hermano se fue. Robert me dijo: No quiero ningún visitante de esa iglesia en mi hogar. A lo que le respondí: está bien. Tus deseos serán cumplidos.

    Hermanos, nunca tenemos que tener la última palabra yo hubiera podido presentarle un buen argumento. Pero ese no era el caso, recordé que la blanda respuesta aplaca la ira; Doy gracias a Dios que me ayudó a ganar esa batalla. Él me siguió llevando todos los domingos, yo esperaba paciente que Dios obrara el milagro y al fin ocurrió. Aunque me costó muchas lágrimas, oración y sumisión, la palabra de Dios obró, once meses después de casados.

    El treinta y uno de diciembre había una gran fiesta en la casa del gerente de la compañía Benjamín Barraza. Yo acostumbraba ir con mi esposo al club social a todas las fiestas. Me invitaban a bailar o me ofrecían bebidas alcohólicas o cigarrillos y los podía rehusar dándome oportunidad de testificar, así que esta era una fiesta más, en la cual podía evangelizar.

    Rumbo a la casa del gerente Robert me dijo: ¿Está bien contigo, si en vez de ir a la fiesta vamos a la iglesia? Con todo entusiasmo le respondí. Claro que si.

    Al llegar al templo lo encontramos en tinieblas. Los hermanos trataban de alumbrarse con velas. El sacerdote les había mandado cortar la luz eléctrica. En ese tiempo había una cruel persecución contra los evangélicos. Nos sentamos en nuestro lugar favorito; un banquito rústico que había a la entrada. Los hermanos estaban orando y cantando esperando el año nuevo. De pronto uno de los diáconos vino y dijo a mi esposo: Don Roberto, ¿si quiere decirnos algunas palabras? Robert, se puso de pie y fue al frente.

    Oré, como nunca lo había hecho antes. Pedí al Señor que controlara cada palabra que mi esposo hablara. Él era ateo; así que no tenía nada que compartir que pudiera edificar a esos creyentes. Gracias a Dios Él estuvo en control de todo. Esa noche en lugar de Robert decir: "¡Feliz año nuevo! O no pierdan el tiempo, Dios no existe. Él miró al cielo, tachonado de estrellas, alzó la Biblia que estaba sobre el púlpito, y preguntó a Dios que si era verdad lo que ese libro santo decía, que hiciera un milagro en su vida. Que le perdonara sus pecados, su incredulidad y orgullo, e hiciera de él una nueva persona. Bien sabemos que Dios siempre esta con los brazos abiertos y listo a perdonar a todo pecador que se arrepiente y cree en Él. Así que, esa noche memorable Robert, nació de nuevo. ¡Bendito sea el Señor por oír mis ruegos! Ahora éramos de veras uno – en carne y el Espíritu.

    En él de veras se cumplió lo que dice 2 Corintios 5:17. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Desde entonces su vida fue transformada. Todo en él cambió, y desde entonces empezó a servir al Señor. Hablaba a sus amigos de Cristo, empezó a enseñar a leer a todos los hombres de la congregación y a enseñar la clase de escuela dominical a los adultos. Él se convirtió en un asiduo lector de la Biblia y como a quien Dios más perdona es el que más le ama, su deseo por amor a Dios fue rendirse completamente a su servicio. Esta fue la razón que nos trajo a los Estados Unidos de América e ir al seminario.

    Mi esposo, por la gracia de Dios siempre ha sido fiel a sus principios y un gran pescador de almas. El Director de Evangelismo de la Convención, Dr. Curtis Brown, dijo en la despedida de Robert, cuando se jubiló de la Convención General de Colorado después de 27 años de servicio, el dijo. Si todos testificara como Robert nosotros tendríamos muy pocos prospectos. Yo puedo confirmar esa declaración. Lo he visto ganar a un sinnúmero de personas para Cristo, a través de su fiel servicio a Dios. En Colorado solamente predicó en 285 iglesias en Conferencias de Misiones Mundiales en 34 de los 50 estados de los Estados Unidos. En Puerto Rico ha predicado en doce campañas evangelísticas, también en Honduras, Argentina, Colombia y Rusia. Ya se ha jubilado cuatro veces y aún sigue activo en la obra del Señor. Predica a menudo, da clases de seminario de extensión y enseña la clase de la escuela dominical a los matrimonios.

    Hermanos, vale la pena ser fiel y depender por completo de Él. Cuando lo hagan Dios les dará el anhelo de sus corazones, no lo duden, aventúrense a testificar.

    MIEDO A LA PERSECUCIÓN

    Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mi, preso suyo, sino participa de las aflicciones del evangelio según el poder de Dios 2 Timoteo 1:8.

    Al llegar a El Bagre, Antioquia, Colombia, yo esperaba empezar una congregación en nuestro hogar. Así lo manifesté a mi esposo, pero él rehusó. Queriendo que la paz siempre reinara en nuestro hogar, acepté su negación, sin argumentar.

    Leíamos la Biblia juntos y orábamos, pero eso era todo. Yo quería algo más. Compañerismo con otros creyentes. Gracias al Señor después de once meses, cuando Robert se convirtió al Señor; todo cambió.

    Asistíamos a los cultos de la congregación en la población de Bijáo, Antioquia. Allí Dios me abrió los ojos a la gran necesidad que había en ese lugar. El pueblito era extremadamente pobre y sucio en todo sentido. Estaba lleno de bares y cantinas.

    En medio de ellos estaba la iglesia católica y casi enfrente el templo evangélico aún en construcción al cual empezamos a ir. No tenía piso ni techo, debido a la gran persecución. Los bancos eran rústicos. Los hermanos no solo eran muy pobres, sino también cruelmente perseguidos por sus creencias.

    A un kilómetro de allí se encontraba El Bagre, donde funcionaba el campamento minero. Allí había dos escuelas primarias. Muchos de los empleados podían enviar a los hijos a Medellín, Antioquia a cursar sus estudios secundarios. Sin embargo, la gran mayoría, sus hijos solo cursaban la escuela primaria.

    Allí, sin educación ni buen ejemplo, muchas de las niñas se volvían prostitutas. El ver esta situación tan lamentable me causó mucha tristeza. Después de orar y consultar con mi esposo quien trabajaba como ingeniero metalúrgico en la compañía de Pato Consolidated Gold Dredging, decidí ir a ver al gerente Dr. Barraza. Le compartí mi deseo de ayudar a las niñas con un tipo de educación secundaria, si ellos me ayudaban. El gerente que era colombiano me brindó todo su apoyo. ¿Qué necesita? me dijo, transporte, le contesté. Gracias al Señor el señor Barraza ofreció el transporte y la promoción del programa a iniciarse en nuestro hogar.

    Después de todos los arreglos, al terminar la escuela pública y dar un par de semanas de descanso empecé el programa con doce niñas. El autobús de la compañía proveyó transporte para ellas. La edad de las niñas era de doce a dieciséis años.

    Aunque no podía abiertamente hablar a las niñas del Señor Jesús, siempre empecé y terminé las clases con oración, además de dar gracias por los alimentos, el cual los padres proveían. Mi deseo era testificarles. Hablarles del gran amor de Dios. Un día me atreví con temor y temblor y lo hice. Al hacer la invitación ninguna respondió. Yo respeté su silencio y les seguí ministrando. Ellas eran lindas y muy fieles en asistencia. Creo que llegaron a quererme y aunque no les llevaba muchos años me respetaban.

    Entre los cursos que les enseñé estaba el de costura. Fui al comisariato o tienda de la compañía, (la única que había); y compré todos los retazos de tela que tenían. Luego compartí a las niñas el proyecto de hacer vestidos para los niños del campamento. Esto les animó mucho. Recuerdo que un día hicieron dieciocho vestidos en un día. Nunca olvidaré la expresión de una de las niñas mayores, María. Ella me mostró lo que había hecho, muy orgullosa. Era un vestidito muy lindo, pero tenía un defecto en el cuello. Estaba torcido. Le dije que debía hacerlo de nuevo. Ella me contestó: doña Olga, caminando ligerito no se nota Era chistoso, me causó risa, pero tuvo que corregirlo, hacerlo de nuevo.

    Un día, Yolanda Matthews, una de las niñas mayores me pidió en la hora del almuerzo si me podía hablar a solas. Salí con ella al jardín y allí me dijo, He pensado mucho en lo que usted nos dijo acerca de Dios.. Yo quiero tener una relación personal con Él. ¿Me ayuda a lograrlo? Claro que sí, le respondí. Después de explicarle el plan de salvación Yolanda aceptó al Señor. Nunca olvidaré la expresión de gozo que mostró. Ella me dijo: No quiero que nadie lo sepa, nos podían prohibir el venir a las clases. Yo respeté su deseo, guardando silencio.

    Yo entendí el temor de Yolanda y el querer guardar silencio. Yo misma lo hice por varios meses, La persecución a los evangélicos era grande en ese tiempo en Colombia.

    Hermanos, aquí gozamos de completa libertad ¿qué nos impide servir a Dios? No esperen que venga la persecución, sean valientes, aventúrense a testificar.

    DIOS MERECE EL PRIMER LUGAR

    Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios Isaías 44:6.

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    El Señor creador del cielo y la tierra y todo cuanto en ella hay, es digno de todo honor, y toda gloria; y por su gran amor al salvarnos, merece nuestra eterna gratitud y amor. Él quiere y demanda completa lealtad de parte de sus súbditos: nosotros. Él nunca admite un segundo lugar. Sin embargo, muchos cristianos son ingratos, desobedientes y rudos. Se atreven a darle al Señor el último lugar en su agenda del día. ¡Qué falta de respeto para con Dios! Él es el Creador y sustentador del universo; nuestro hacedor y Salvador.

    Al preguntar a los hermanos por su ausencia a los cultos, les oí con frecuencia usar la expresión: me cayó visita. Tengo que confesar que, el oír esa pobre escusa me causaba molestia. No la podía entender; aunque yo sabía lo que querían decir: que la familia o amigos les habían visitado y eso les había impedido ser fieles a Dios. Con esa decisión mostraban que Dios no era el Señor. Lo relegaban a un segundo lugar; lo cual Él no admite, ni lo merece.

    Cuando mi suegra y sus hijos: Elvira, Johnny y su esposa, vinieron a vivir en San Francisco, California, ellos vinieron con visa de residentes. Elvira y Johnny era de nacionalidad sueca, Gloria era colombiana. Ellos no tuvieron problema en conseguir sus visas. Mi suegra que era rusa, vino con visa de turista. Ella tuvo que regresar a Colombia para poder conseguirla. En ese lapso de tiempo de espera, ella fue a vivir con nosotros en El Bagre, Antioquia, Colombia.

    El lugar era bello y lleno de paz. El campamento estaba en medio de la selva. Las casas estaban a dos cuadras de distancia entre ellas; así que había mucha privacidad. La casa nuestra era nueva. Eso nos dio la oportunidad de plantar un jardín a nuestro gusto.

    Mi suegro que era capitán de barco, nos visitó y con la habilidad y gusto que él tenía sembró árboles frutales y también una hortaliza. Tuvimos tanta cosecha, que pudimos compartirla con muchas personas. Empleamos a un jardinero que lo cuidaba diariamente.

    Cuando mi suegra llegó a vivir con nosotros, gracias a Dios, ya Robert había aceptado al Señor como su Salvador. Éramos muy fieles en asistir a los cultos los domingos (dos veces) y los miércoles.

    Al llegar el domingo, lógicamente, invité a mi suegra para que nos acompañara a ir al culto. Ella rehusó rotundamente. Sin vacilar, optamos por ir a la iglesia. Ella no hablaba español y tendría que quedarse sola. La mujer que nos ayudaba, no trabajaba los domingos. Teníamos una buena excusa para quedarnos en casa; pero no lo hicimos. Al regresar a casa le compartía a mi suegra el mensaje que había oído. Esto lo hice siempre que íbamos a la iglesia. Ella me escuchaba con interés, sin argumentar nada. Yo siempre la seguía invitando.

    Un domingo al ir a invitarla, la encontré arreglándose para ir al culto. Le dije: ¡qué bueno decidiste ir! Ella me contestó: I may as well go you are always preaching to me, I have decided to hear the sermon first hand. Siempre me estás diciendo los sermones, así que he decidido oírlos de primera mano. Eso sí que fue un milagro.

    Mi suegra, quien era de la nobleza rusa, tenía mucho prejuicio. No quería asociarse con personas humildes, pobres, y la iglesia estaba llena de ellos.

    Dios, el Todopoderoso ganó la batalla. Allí en ese ambiente tan humilde, donde el templo no tenía techo, ni piso; donde los bancos eran rústicos, había que tener cuidado al sentarse y entre gente tan humilde, pero llena del Espíritu Santo; Dios se glorificó salvando a mi suegra. Ella continuó asistiendo a todos los cultos. Al conseguir su visa regresó a San Francisco, California.

    Meses más tarde nos unimos al grupo de la familia en San Francisco. Queríamos estudiar en el Seminario Bautista, Golden Gate.

    Mi suegra esperó hasta que nosotros vinimos para obedecer al Señor en el bautismo. Ella fue bautizada en la Iglesia Bautista China que pastoreaba el Dr. Peter Chen, por el pastor Elías Delgado; pastor de la Primera Iglesia Bautista Hispana de San Francisco, de la cual éramos miembros. El templo estaba en proceso de construcción. No tenía bautisterio.

    Hermanos, al no dar a Dios el primer lugar en nuestras vidas, no solo pecamos contra Él, sino que le fallamos a las personas que nos visitan y les damos mal testimonio. Mostramos que nuestra lealtad a Dios es secundaria, el primer lugar lo ocupan los visitantes, .tengan cuidado y aventúrense a testificar.

    CRISTO PAGÓ EL PRECIO

    Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres 1 Corintios 7:23.

    Que necio es el hombre, que aunque su deuda ha sido cancelada quiere seguir pagándola. Cristo murió en la cruz para cancelar la deuda de nuestros pecados. Hay un sinnúmero de falsas religiones en las cuales las reglas, mandamientos y obras enseñan que se puede comprar la salvación.

    En Bogotá, Colombia hay un camino muy angosto y empedrado que conduce a la cima del Cerro de Monserrate. Allí hay un gran templo. Por el camino transitan muchos penitentes, para ir a pagar sus promesas. También dan grandes sumas de dinero al llegar al templo. Esos pobres penitentes por mucho sacrificio que hacen no pueden conseguir lo que anhelan. Bien sabemos que solo Dios tiene todo poder para sanar y dar nueva vida. Él es el único que hace milagros.

    Conocí a la familia Osorio en Bogotá cuando visitaba a una amiga. Como siempre acostumbro, empecé a testificarles. El señor Osorio rápidamente me detuvo diciéndome que ellos eran testigos de Jehová. Yo bien sabía lo difícil que sería ganarlos para el Señor, pero no imposible. Yo no argumento con nadie. Me limito a presentar al Señor Jesús tal cual es, y el trabajo perfecto de salvación que Él hizo. Él no necesita nuestra ayuda.

    Expliqué a los Osorio quien es Cristo y lo que Él hizo, con versículos de la Biblia, y nuestra obligación de obedecer sus órdenes de testificar. No para ganar la salvación, sino con gratitud y convicción por tenerla, y por amor a las personas. No presentaron argumento a esa declaración. Ellos acostumbran testificar y admiro su celo en hacerlo. Pero ellos lo hacen con la esperanza de poder llegar a ser contados entre el número de los sellados, redimidos, que se encuentra en Apocalipsis 7:4. Les aclaré que se refería a los judíos. Así que, los gentiles estaban excluidos de ese grupo. Luego les expliqué como en el mismo capítulo versículo 9 habla de una gran multitud de redimidos, que alababan a Dios. Ellos no presentaron ningún argumento. Gloria a Dios.

    Les invité con todo cariño y convicción a que dejaran que el Señor Jesús los librara de sus temores y condenación. Que aceptaran con fe el regalo que Dios les ofrecía; la salvación de sus almas, por medio de invitar a Cristo arrepintiéndose de sus pecados. Ellos lo hicieron orando al Señor y fueron salvos. Fue realmente una linda experiencia para mí, y la única que he tenido con ese grupo.

    Ahora, hermanos, no les recomiendo el aventurarse con ese grupo en particular, los testigos de Jehová, a menos que ustedes sepan todos los textos con los cuales puedan refutar su doctrina. Ellos la basan en ochenta y tres versículos de la Biblia, los cuales saben muy bien. Tampoco debe invitarlos a su casa. El Señor nos ordena no hacerlo en 2 Juan 9-11. Debemos ser obedientes a Dios en lo que Él nos ordena.

    Hermanos, llénense de la palabra y estén siempre listos a dar razón de la fe que hay en ustedes. Aventúrense a testificar.

    A TODOS SOY DEUDOR

    A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor Romanos 1:14.

    El apóstol Pablo es uno de los personajes de la Biblia, que aunque tenía muy buena educación, y muchas credenciales en cuanto a su celo por el Señor, nunca se vanaglorió. Él se consideraba deudor a todos. Esta debe ser también nuestra actitud. Él nos pide que lo imitemos.

    Dios quiere que le sirvamos y que siempre nos consideremos sus siervos, y estemos dispuestos a ser agradecidos con toda persona que nos sirve, empezando en casa. Si mostramos gratitud a nuestros seres queridos por todos los favores que recibimos de ellos, nos será más fácil hacerlo con todos los que nos sirven en donde quiera que nos encontremos. Nuestro ejemplo a seguir es nuestro Señor Jesús. Él nos dio ejemplo de humildad todo el tiempo, por medio de todo lo que hizo. Desde dejar su trono en gloria, para nacer en un establo, vivir una vida de negación propia, dio ejemplo de servicio y humildad a sus discípulos, invitándoles a que fueran como Él. Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. (Mateo 11:29b).

    Las cargas que la vida pueda depararnos serían muy livianas si descansamos en el Señor y aprendemos de Él. En uno de mis viajes a Ibagué, Colombia, fui a visitar a uno de mis hermanos, Aristides, que no había podido ver antes. Después de una buena charla con él, al compartirle la dicha y paz de que gozaba, le di crédito al Señor. ¿Qué Señor? Me respondió él. Pues el único que es digno de llamarle Señor: Cristo Jesús, el autor y sustentador del universo. El que dejó su trono en gloria y todo su esplendor, para nacer humildemente en el establo y un día, por amor a ti y a mi, murió en la cruz, para que tú y yo podamos ser salvos, si le aceptamos por fe en nuestros corazones. Esa historia suena interesante. Lo es, le respondí. No solo es interesante, sino también verdadera, y no tendrán perdón los que la rechacen. Yo no quiero ser uno de ellos, respondió. De inmediato le leí los versículos que contienen el plan de salvación y Aristides oró a Dios pidiéndole su perdón. Estuve muy felíz por su decisión y le comenté que ahora éramos dobles

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