RITA ORA LACANTA
Recuerda con orgullo actuar para los Obama en Washington, o en el Vaticano durante la ceremonia de canonización de Teresa de Calcuta, o en el aniversario de la independencia de Kosovo, o junto a la desaparecida Carrie Fisher en el film o cuando Prince le escribió un poema elogioso, dedicado a esa gracia que tiene. «Ha sido y está siendo un viaje increíble, y cuando miro hacia atrás me doy cuenta de la importancia que tiene para mí y me emociono un poco, la verdad», dice Rita Ora (Pristina, 1990), quien de pequeña ya aspiraba a ser una artista 360 grados, o lo que los americanos llaman alguien capaz de cantar, bailar y actuar. Cuando era todavía una adolescente, su madre le dijo proféticamente: «Nunca interpretes el papel de víctima. No todo el mundo va a desearte lo mejor, pero aquellos que lo hagan tendrán más poder que los que no». Mensaje que podría ser el lema de su carrera, la de una luchadora nata desde la cuna -con sólo un año, sus padres abandonaron su ciudad natal para llegar a Reino Unido como refugiados-. Porque en estos tiempos de vértigo, ella no es un éxito repentino. Su lista de mentores incluye a Jay-Z, quienincluso pasó una audición de la BBC para Eurovisión, aunque no estaba convencida del todo y se retiró. Es la cantante británica con más sencillos del Reino Unido en la historia de las listas, y, tras los exitosos y que generaron alrededor de mil millones de sólo en Spotify, está con su tercer álbum, aún en desarrollo, y forma parte de nuevo del jurado de los concursos televisivos y donde conoció a su novio, el cineasta Taika Waititi. En carne y hueso es exactamente igual que su personaje en la pantalla: descarada, segura de sí misma, directa, emotiva y con una sonrisa pícara de color rojo intenso.
