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La brevedad del goce
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La brevedad del goce
Libro electrónico127 páginas17 minutos

La brevedad del goce

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Estos poemas son un homenaje a la brevedad, a la conciencia de que el tiempo amoroso es distinto al de la historia. Recogiendo un tema de tradición en la literatura occidental, el poeta anhela rescatar con sus palabras los instantes de plenitud que fluyen, porque los instantes, los días y las estaciones son apenas ilusiones de la materia.
Son, a la vez, poemas a la naturaleza, poemas a la belleza del erotismo y poemas metafísicos: la contemplación del transcurrir no tiene por qué provocar angustia; antes bien, es una invitación al disfrute amoroso, al llamado a la felicidad, a la renuncia a cualquier promesa de eternidad.
Estos no son poemas bullangueros ni patéticos. Rompen con discreción el silencio, se abren a los amaneceres, penetran la intimidad y se recomponen del caos. Declaran el amor y gozan del instante.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 jun 2015
ISBN9789930519066
La brevedad del goce

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    La brevedad del goce - Rafael Ángel Herra

    Goethe

    I

    Niégale tus labios a la eternidad

    Quisiera enseñarte

    a conocer lo efímero.

    1

    Iré a buscarte,

    caminaré entre flores,

    adorando los gemidos verdes

    con mis pasos

    (escucha, humedécete la boca)

    cruzaré el jardín de las raíces

    (escucha, están llenas de perfumes)

    y llegaré a tu puerta

    con un regalo de palabras tibias

    en los labios.

    2

    El día viene tardo

    cuando mi paciencia va al galope.

    3

    Soy sábana color de bruma,

    huelo a tela planchada,

    tu cuerpo es tibio peso

    hasta la extinción de las estrellas.

    ¿Vas a la cama?

    Cada arruga será refugio de estremecimientos,

    pedirás limosna

    y seré mendigo hecho remiendos

    para hilar tu cuerpo.

    Ven ya,

    corre hacia mí,

    no hay pliegues todavía.

    Soy tejido blanco, nada más,

    dispuesto a ganarme la tibieza.

    Corre, no mires atrás,

    ven a llenarme de arrugas

    con tu sábana de cielo blanco.

    4

    Deseo mostrarte las cosas y el otoño,

    pero no la lluvia

    y tampoco el frío.

    Caminemos bajo los árboles

    (no temas),

    a nuestro paso se tiñe el suelo

    con las hojas

    mientras voy hablándote

    del mar y del otoño;

    vamos de la mano,

    sin prisa,

    muy sonrientes,

    deseo mostrarte el oro fatigado

    en las veredas.

    5

    Quisiera enseñarte

    a conocer lo efímero.

    Vive el ya, el ahora,

    cuenta los segundos,

    las fracciones,

    el detalle de las polvaredas,

    los

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