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La salvaja
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Libro electrónico181 páginas40 minutos

La salvaja

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Poeta, dramaturga y narradora, Carmen Boullosa reúne en el presente volumen una selección de sus libros de poesía publicados anteriormente, así como material inédito, agrupado bajo el título de "La infiel".
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento31 jul 2014
ISBN9786071621894
La salvaja
Autor

Carmen Boullosa

Carmen Boullosa (Ciudad de México, 1954), becaria de la Fundación Guggenheim, del Center for Scholars and Writers de la New York Public Library y profesora en diversas universidades estadounidenses, forma parte del Sistema Nacional de Creadores de México. Su obra ha sido merecedora de múltiples galardones, como el Premio Xavier Villaurrutia, el LiBeraturpreis de la Ciudad de Frankfurt, el Anna Seghers de la Academia de las Artes de Berlín y el Premio de Novela Café Gijón.

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    La salvaja - Carmen Boullosa

    BOULLOSA

    LA MEMORIA VACÍA

    I. PRESENTACIÓN

    TRATO de oscurecer con mi sombra la tierra del exilio, mi tierra, ocultarme a la memoria vacía.

    No tengo origen.

    Formo con mis hermanas un muro inabordable.

    Nos cegamos a la tierra que alarga el día de luminoso júbilo, a sus ojos brillantes donde brotan las ciruelas jugosas y dulces, los animales cálidos y huidizos;

    al día de paredes traslúcidas, de corrales abiertos y campos poseídos por el secreto que han murmurado las semillas al abrirse.

    He llegado al término de mi sombra: el día tiene abiertos los muslos y se entrega al gozo insaciable de los hombres.

    EN MEDIO de este estruendo,

    del golpeteo de las alas locas del viento sobre el llano,

    del silbido deslumbrante con el que el río corteja a las

    plácidas nubes,

    los hombres recuestan su cuerpo amoroso sobre el torso del día,

    hacen de la mañana el ritmo de su cuerpo.

    Y nosotras,

    hechas de un material que se resiste al cortejo del tiempo,

    templadas en el silencio firme,

    tratamos de permanecer

    aunque no tenemos casa,

    aunque estamos desprovistas frente al cauce ajeno.

    Nos trenzamos entre nosotras los labios con los labios:

    ésta es la palabra de las tres: nuestra palabra.

    (Oigo un crepitar en el fuego: los pechos de las mujeres se desprenden del deseo como frutos maduros. Los pechos de las mujeres: panes recién cocidos.)

    SIN ORIGEN

    y sin presente:

    todos mis actos caen en el pozo sin fondo de mi pasado.

    EL CRISTAL silencioso

    como el más abrupto ruido

    me aísla.

    COMO un relámpago lo haría

    me detengo a oírme:

    silencio

    II. SURGE UN DESEO

    …ENCONTRAR el sexo de hombre capaz de asir,

    como un brazo vigoroso,

    la belleza feroz de nuestro sexo recóndito:

    los cuerpos de otras mujeres escapan de su ropa para

    deslizarse palpitantes en la tierra viva:

    apresan así en su piel las estaciones,

    y su sexo se nutre en la humedad del musgo,

    respira el aire dócil que bordea los manantiales,

    intercambia su olor con el de las olas suaves de las bahías.

    No:

    nuestra virginidad es el único regocijo,

    la sola materia que se sostiene ante el movimiento.

    Los hombres cambian con su virilidad el rostro antes sencillo de las tardes de marzo.

    Los fértiles e impasibles montes se recubren de días y mañanas y tardes, se adhieren al

    lomo del tiempo con el vientre herido para siempre.

    —Nosotras no.

    El día de ayer queda suspendido en nuestros pechos firmes, bebiendo la eternidad de lo que no transcurre.

    NOSOTRAS tres

    no somos sino yo.

    Busqué otro pronombre para poder enfrentarme.

    Torre de marfil

    nuestros tres nombres,

    mi cueva, mi refugio

    (no basta ser virgen

    para permanecer uniforme

    en el movimiento).

    Y EL VERBO nunca se hizo carne porque no lo es aquello que se hace presencia, sino lo que se entrega a otra carne.

    Yo traté de hacerme carne en el verbo.

    Únicamente

    multipliqué

    por siempre

    mi ausencia de origen.

    A PUNTO de disolverme

    y sin poder reconocerme en mi

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