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La pata de mono
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Libro electrónico18 páginas12 minutos

La pata de mono

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Una noche, la familia White recibe a un gran amigo, el sargento mayor Morris, quien afirma tener bajo su posesión la pata de un mono muerto, un talismán muy particular que cumple tres deseos a quien la posea. A pesar de ser advertidos por Morris que los deseos vienen con un enorme precio y se cumplen de forma contraproducente, la familia insiste en quedarse con el talismán. Incrédulos de sus poderes sobrenaturales e incentivados por saldar una hipoteca, la familia pide entonces un deseo que se cumple de una manera desastrosa y se transforma en la peor pesadilla que jamás hubiesen imaginado.En este breve relato de premonición y fatalidad, la pata del mono cambia drásticamente el destino y la suerte de una familia. Atormentados por la desesperación y la tristeza, intentan cambiar nuevamente su suerte, y así se mantiene la tensión y el suspenso hasta el final. La obra fue llevada con éxito al teatro y al cine, y fue incluida en la célebre Antología de la literatura fantástica (1940), compilada por Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo.-
IdiomaEspañol
EditorialSAGA Egmont
Fecha de lanzamiento10 abr 2020
ISBN9788726364637
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    La pata de mono - William Wymark Jacobs

    www.egmont.com

    I

    La noche era fría y húmeda, pero en la pequeña sala de Laburnum Villa los postigos estaban cerrados y el fuego ardía vivamente. Padre e hijo jugaban al ajedrez. El primero tenía ideas personales sobre el juego y ponía al rey en tan desesperados e inútiles peligros que provocaba el comentario de la vieja señora que tejía plácidamente junto a la chimenea.

    -Oigan el viento -dijo el señor White; había cometido un error fatal y trataba de que su hijo no lo advirtiera.

    -Lo oigo -dijo éste moviendo implacablemente la reina-. Jaque.

    -No creo que venga esta noche -dijo el padre con la mano sobre el tablero.

    -Mate -contestó el hijo.

    -Esto es lo malo de vivir tan lejos -vociferó el señor White con imprevista y repentina violencia-. De todos los suburbios, este es el peor. El camino es un pantano. No sé qué piensa la gente. Como hay sólo dos casas alquiladas, no les importa.

    -No te aflijas, querido -dijo suavemente su mujer-, ganarás la próxima vez.

    El

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