¿Y qué?: Los sueños no se negocian
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Tres voces, tres hombres que hacen a la historia, serán quienes acompañen a los lectores durante los 236 kilómetros de pura adrenalina. En un relato que entreteje vivencias de la carrera y herramientas de management, Claudio Destéfano se va cambiando permanentemente los tres sombreros de esos personajes que por momentos parecen ser uno solo. La voz de cada uno de ellos ofrecen a los lectores diferentes modos de ver el mundo: las elecciones, la toma de decisiones, la lucha de poder, la profesión y la vocación, lo importante.
Este es un libro que nació como un sueño, antes de la pandemia que afecta al mundo desde comienzos de 2020. Y mientras se iba gestando, y avanzaba la escritura, Claudio Destéfano vio con claridad que el libro era también una oportunidad para –una vez más- ayudar a otros. Es por eso que durante el primer mes de vida, "¿Y qué? Los sueños no se negocian" tuvo su lanzamiento como edición solidaria a total beneficio del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez (Buenos Aires, Argentina) y alcanzó y superó holgadamente las expectativas que la campaña se había propuesto.
Ahora todos pueden acceder a su lectura, y descubrir por qué un libro que une el mundo del running con el del management puede ser una herramienta infaltable para la vida de cualquier persona. Una pista está en el título: "los sueños no se negocian".
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¿Y qué? - Claudio Destéfano
¿Y qué?
Los sueños no se negocian
Fecha de Edición: Mayo 2020
@2020, Destéfano, Claudio
Derechos exclusivos de edición digital reservados para todo el mundo.
Editado por:
ISBN: 978-987-47549-2-9
1. Deportes. 2. Competencia Deportiva. 3. Desarrollo Personal. I. Título.
CDD 796.01
Editado en Argentina
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de portada, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, sin permiso previo del editor.
Para mi mujer y mis hijos, que me ayudaron a descubrir los sonidos del
silencio que siempre ofrece el desierto del Sahara.
Y al querido Dalmiro Sáenz, que aprovechando que el libro está en la nube, lo disfrutará en el Cielo.
Agradecimientos:
Al fotógrafo Walter Rovner, por su tiempo y dedicación para hacer los retratos y las fotografías de los objetos (@walterrovner)
Al artista Isa Altekin quien donó su tiempo y habilidades para dibujar las letras del título de esta manera tan singular.
Al pintor Ernesto Bertani que autorizó la utilización de la reproducción de su obra El Diseñador
.
A Analía Rossi, editora reincidente de mis libros, por su paciencia y por acompañarme en esta idea desde antes de ser un libro.
A Marcelo Torres por su generosidad y hacer posible que este libro llegue a los lectores, incluso en este contexto tan particular que nos toca.
Nota del autor:
¿Y qué?
Los sueños no se negocian
Claudio Destéfano
Índice
Introducción. Un puzle perfecto
En el arco de largada
El ideólogo
El trainer
El compañero
154, el corredor
Des, el periodista
CD, el escritor
Bitácora de arena
Antes de la llegada
CD
154. La plegaria
Al final, el autor otra vez
Un maratón de management
Final
Introducción
Un puzle perfecto
Este es mi tercer libro, y a diferencia de los anteriores, fue muy fácil elegir a quiénes les cargaba el prólogo en la mochila esta vez. No tuve que hacer ta-te-ti, ni detin, marín, de do pingüé
porque no había razón alguna de dejar afuera a ninguno de los tres. Por suficientes razones, Alberto Beunza, Raúl Amil y Alex Foresti me honran al armar el puzle perfecto que explica porqué llegué a ser finisher en el Marathon des Sables. En realidad, más que un tridente, debí ser justo y poner sobre la mesa un póker de ases, y así sumar a mi mujer, María de los Reyes, quien en plena debacle de la economía argentina (enero de 2002), con un dólar que saltó de 1 a 4, me dijo nunca te preparaste tanto para una carrera… tenés que hacerla, aunque comamos arroz todo lo que queda del año
. No le pedí a ella que escribiera (es más, se está enterando ahora de que la sumé al podio) porque suele escapar al protagonismo evidente. De todos modos, ella está y forma parte del puzle.
Alberto Beunza me ofreció un negocio
que se convirtió en una semilla para un sueño.
Experto en temas financieros, Alberto era entonces oyente de mi programa radial y, al verme activo (por no decir pesado
) en maridar el running con los mercados -el programa, precisamente, se llamaba Maratón en la City
- llamó a la producción para conectarse conmigo y ofrecerme la representación de la carrera.
Patrick Bauer me la ofreció a mí, pero el costo/beneficio la hace inviable para una persona que no tenga un medio atrás para fogonearla. Y vos tenés el medio
, me dijo en aquel junio de 2001. Beunza fue el primer argentino que corrió el Marathon des Sables en 2001, y ni bien llegó me tocó el timbre. Más que ver el negocio
-que, entre nosotros, era inviable hasta para quien tuviera un medio atrás-, me enamoré de la carrera.
Esto explica el porqué Alberto está en el podio del prólogo: por haberme dado la primicia
y un tip inolvidable para la carrera. Me dijo: me llevé una tableta de chocolate para taza Águila, la guardé en el único lugar fresco de la mochila, y todas las noches miraba las estrellas comiendo una barra
. Lo copié en mi Sables
y no saben cómo saboreaba esa barra cada oscura noche sahariana. Hubo momentos en la carrera en la que esa barra de Águila que comía en las noches estrelladas funcionaba como un oasis en medio de la caminata diaria. Eso me quedó grabado como marca a fuego hasta hoy, y en días de entrenamiento donde hago fondos largos de dos horas, por ejemplo, hay un momento en que me pongo como zanahoria mental
fumar un puro o tomar una cervecita. Ese oasis que hoy es más urbano nació de la barra de chocolate Águila en el desierto.
Con la carpeta del maratón entre manos, ese mismo día fui a ver a Raúl Amil, mi entrenador, en busca de su complicidad. Después del maratón de Lobos que hiciste, te lo reitero, todo lo que te propongas lo vas a poder hacer. A esta llegás
fue su arenga. Y me preparó para que así fuera. Quiero compartir dos pequeños tips de Raúl que me acompañaron durante la travesía. Uno explica la metodología del entrenamiento: Día duro/día fácil… día duro/día duro/día fácil… día duro/día duro/día duro/día fácil…
, y así sucesivamente volviendo al día duro/día fácil
del principio, para acostumbrar el cuerpo a varios días intensos consecutivos.
El otro tip fue más agradable. A Amil le cabe perfecta la frase serio, pero no solemne
.
Claudito-me dijo- uno de los grandes maratonistas olímpicos de España, Abel Antón, sugiere cada noche tomar una copa de vino, según pude leer en una entrevista que le hicieron. Como yo quiero ser mejor que él, me tomo dos
.
El tercero de los protagonistas del podio del prólogo fue mi compañero de ruta. Si googleás una antigua publicidad de Berocca donde hay un descerebrado que corre contra un tren… ¡y le gana!, lo vas a ver. Ese es Alex Foresti.
Como Raúl Amil, triatleta y con varios Iron Man en sus cuádriceps, a veinte días del Marathon des Sables le dije si quería venir porque faltaban tres días para que cerrara la inscripción. Mañana te contesto
, fue su respuesta. Y al otro día ya estábamos sacando los pasajes a Madrid para combinar con Casablanca, y de allí a Ourzazate. Ese es Alex: compañía perfecta para la travesía. La sapiencia del de elite y también su suficiencia que pagó caro con las ampollas que tuvo que soportar durante la primera etapa.
Vos, querido lector, y yo, seguramente ya superamos la edad de los porqué, pero igual sentí la necesidad de darte las razones suficiente para elegir un póker de ases para que hicieran el kick-off de mi relato. Ahora sí, dibujen maestros…
En el arco de largada
El ideólogo: Alberto Beunza (Corredor 615 del Marathon des Sables 2001)
Siempre es una alegría tener noticias de mi amigo Claudio (el famoso CD), pero el otro día, además, me sorprendió con un pedido. Escribir un prólogo para su próximo libro, en el que contará su experiencia en el ultramaratón del Sahara, el famoso Marathon des Sables. Fue durante esa carrera allá por el año 2001, cuando compartimos experiencias que serían inolvidables.
Acepté con gusto, no solo por lo interesante de participar en un proyecto de Claudio, sino además porque esa carrera fue una aventura a la que le tengo mucho cariño por el evento en sí, pero sobre todo por la magia que encierra el desierto.
Todos los días me siento en mi escritorio, donde tengo una foto que me tomaron durante la carrera del Sahara, y en la imagen se me ve agotado, más delgado, desprolijo, luego de pasar tres o cuatro noches en el desierto, cargando la mochila y sin embargo, en mi cara se ve una amplia sonrisa de felicidad, que parecería no cuadrar con la situación.
Eso es el Marathon des Sables. Un grupo de corredores que se internan una semana en el desierto a recorrer 240 kilómetros, o al menos esa es la idea original. Pero es mucho más que eso. Es una experiencia única, es probarse en un gran desafío, es mover la voluntad al máximo, es exigirte, es conocerte, es preguntarte cosas y ensayar respuestas, es vivir intensamente, y aprender mientras estás muy cerca de tus límites.
Curiosa experiencia es la de ver un grupo de 620 corredores -esa fue la cantidad de inscriptos en la edición de 2001-, que luego de jornadas extenuantes, unas pocas horas de descanso y de haber comido lo que pudieron cargar en sus mochilas, se preparaban cada mañana con gran entusiasmo y alegría para ir al punto de largada de una nueva etapa. ¡Y repetir esa misma ceremonia durante seis días! Difícil de explicar y entender, salvo para el que tuvo la suerte de estar ahí.
Se trata de una experiencia que va más allá de lo deportivo, de las anécdotas, de la geografía, de la temperatura extrema, de las inevitables ampollas, del hambre permanente. Creo que se va a estar con uno mismo, permitiéndose vivir lo que le gusta, lo que le apasiona y tratar de encontrar la esencia personal.
Elogio de la Desmesura
es el título de un libro escrito por Luis Jait que trata de su viaje al Aconcagua. Siempre me resultó un relato muy inspirador que he releído en varias ocasiones. Ya el título habla por sí mismo y anticipa, a quien no sabe, de qué se trata todo esto. Mientras narra la historia, Jait elabora una lista de reglas para ordenar esta pretensión de desmesura
. Quisiera mencionar al menos dos de esas nueve reglas tan bien escritas:
Regla 1: Usted está solo, se asoma a la puerta de su vida y mira. Muy pronto verá pasar algunos de sus mejores sueños, uno de esos que le gustaría seguir.
Primer consejo, suspenda todo su repertorio de buenas razones para probar que lo que ve, no es para usted, porque no tiene, no sabe, no puede, resulta peligroso, caro, inútil.
Simplemente elija el perfil de su deseo, una montaña, una mujer, un lugar, o lo que sea. Lo único que necesita es detenerse y reconocer en la intimidad la existencia del deseo. Y cada tanto salir a su encuentro para intentar verlo una vez más.
Por supuesto que estamos rodeados por nuestra vida de todos los días, con nuestro repertorio conocido de triunfos y fracasos, y ellos nos reclaman casi toda la atención y en nada facilitan el encuentro con nuestros sueños….salvo que nos decidamos a encontrarlos.
Hay que advertir que tendremos