Manual Del Cornudo

Por Valeria Furelli

Cuáles son las dinámicas psicológicas, ancestrales y culturales, que se encuentran en la base del siempre más difundido fenómeno del cuckoldismo, el deseo del hombre que aspira a ver a la propia mujer poseída por otros hombres? Se trata de un fenómeno relativamente nuevo, o antiguo como el género humano? Y es un deseo normal, o es la expresión de una patología?
A esta y a otras preguntas, la autora intenta dar respuestas primero a través de un breve recorrido introductor de carácter histórico antropológico que se dedica a examinar el fenómeno a la luz de la difusión de las nuevas tecnologías comunicativas informáticas, que han favorecido la difusión emancipándola de consideraciones de carácter social, ético, moral y religioso.
En la parte sucesiva, la autora entra en el meollo del tema, deteniéndose a evaluar cuestiones psicológicas y prácticas que muy frecuentemente involucran a las parejas que participan en este tipo de experiencias, dando consejos útiles para superar las dificultades, los temores, las dudas inevitables, peligros potenciales que no raramente ponen en riesgo la misma resistencia de la relación emocional de los sujetos involucrados
El examen del tema bajo análisis de la publicación continúa para evaluar numerosas posibles modalidades experimentables, deteniéndose en las fantasías más difundidas y sobre las prácticas más o menos frecuentes y relevantes.
Una lectura indispensable para todos aquellos hombres y mujeres que quieren probar los distintos roles de este particularísimo juego de pareja, pero también para aquello que deseen incluso solo comprender mejor un fenómeno social en constante y rápido crecimiento.

• Idioma: Español
• Editorial: Valeria Furelli
• Fecha de lanzamiento: 5 jun 2020
• ISBN: 9781071546970

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EL LLAMADO ANCESTRAL

Existen afirmaciones de sentido común que no necesitan ninguna demostración particular.

Una de éstas nos sugiere que el actuar del ser humano, constituye el resultado de la combinación de dos elementos fundamentales: uno animal, ancestral, primigenio; y el otro cultural en sentido amplio, o social, histórico, religioso, económico, moral y todo lo demás.

En el reino animal cualquier criatura viva de sexo masculino tiene el instinto natural de aparearse con el mayor número posible de criaturas de sexo femenino con el objetivo principal de trasmitir el propio patrimonio genético al mayor número posible de descendientes. Claro, existe también el fenómeno de la atracción hacia individuos del mismo sexo: pero se trata de un discurso diferente, no particularmente relevante en este momento, para nuestros fines.

También las féminas, por lo que surge de la observación científica a veces buscan, en su estado natural originario, el contacto reproductivo con la mayor cantidad posible de individuos; esto parecería estar orientado hacia un proceso de selección natural intuitivo con el fin de determinar esa diversificación de la descendencia que constituye una garantía de evolución positiva de la especie.

Se trata de conceptos obvios y, de ninguna manera, objetables.

Conceptos que parecen, por otra parte, haber recibido confirmación empírica por medio de los contactos con grupos que permanecieron aislados por mucho tiempo en territorios de difícil acceso, en los cuales se pudo verificar cómo la distancia de los modelos socioculturales prevalentes haya determinado una singular actitud de la comunidad organizada, en el ámbito de la cual no pocas veces el cuidado parental de los niños es confiado a la tribu en su conjunto, las mujeres se aparean indiscriminadamente y usualmente con distintos hombres del grupo, y la paternidad resulta normalmente desconocida.

Parece lícito hipotizar que eso pueda haber sido, por muchísimo tiempo, el orden social prevalente de los seres humanos antes que intervinieran los elementos culturales, para modificar profundamente la estructura colectiva organizada.

Pero reconducir ese tipo de organización a un presunto orden natural primigenio, sería profundamente erróneo, porque la observación del reino animal nos dice en realidad algo muy distinto. Entre los animales, la posesión exclusiva de las hembras del rebaño es un elemento deseado y tenazmente perseguido por los machos del grupo, no con poca frecuencia a través de sangrientas batallas, incluso potencialmente fatales.

Pero en el reino animal la competencia parece limitada a la valorización de los elementos más inmediatamente atribuidos a la virilidad en sentido estricto: la fuerza, la juventud, la destreza física; las cuales necesitan de continuas verificaciones y demostraciones, otorgadas en mayor medida por medio de un conflicto de naturaleza física entre machos, extremadamente oneroso en términos de recursos del grupo considerado en su conjunto. En esos grupos, el fin principal que se persigue, aquel de la transmisión del patrimonio genético mejor para la descendencia, paga un precio muy alto para el orden colectivo y la organización del trabajo.

Los seres humanos son, por otra parte, animales sociales por excelencia; y es justamente esa característica, la que, con el tiempo, los puso en la condición de sobresalir sobre todas las demás criaturas.

Los hombres han (inconscientemente) comprendido que no pueden permitirse el desperdicio de recursos y energías que derivan de la competencia por la actividad reproductiva: y con el paso del tiempo han creado superestructuras con las cuales, entre otras cosas, han eliminado y atenuado mucho la necesidad de lucha constante con los demás machos de la propia especie para acceder a la posibilidad de la reproducción.

Y de esa necesidad es que probablemente tenga origen la familia: estructura en la cual, al menos en la forma occidental, rige un principio de monogamia sustancial, de una estabilidad tendencial de vínculo entre un sujeto de género masculino y uno de género femenino.

Claro: incluso en el reino animal no son raros los casos de especies que crean vínculos análogamente caracterizados por la estabilidad tendencial, unión afectiva y cuidado conjunto del interés común.

Pero aquí se desarrolla un discurso de carácter general, que sirve principalmente para individualizar la existencia de pulsiones ancestrales originarias, que el hecho cultural conectado con la evolución social sucesiva, no puede nunca remover definitivamente.

Lo que se quiere hacer entender es el valor del hecho instintivo.

La tendencia natural del macho a pelear con otros individuos por la posesión de la hembra; su necesidad de conquistarla, de perderla y volver a re-tomarla; el deseo de ésta de sentirse deseada, disputada, conquistada, robada y recuperada, así como la necesidad de entregarse a individuos distintos de sexo masculino, con caracteres viriles más marcados.

La organización social evolucionada no puede permitirse un uso tan perenne de energía. Requiere certezas, disciplina, orden. Requiere que los recursos del grupo se concentren en el trabajo, más que la competencia sexual; e incluso que las

Comentarios para Manual Del Cornudo

[ISAI CARLOS · Calificación: 5 de 5 estrellas]

Excelente libro, es totalmente lo que debes saber si estás interesado en iniciar la aventura de los cuernos consentidos!

[Jorge · Calificación: 5 de 5 estrellas]

Que rigor científico, muy bueno y divertido de leer. Lo recomiendo.

[Ibm Mbi · Calificación: 5 de 5 estrellas]

Wow!!! Exelente tema.. Y que mejor que una mujer al explicarlo!!! Me gustaría que sacara más temas o libros de este tema