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A pesar de los estragos del tiempo: Sobre libros y artes populares
A pesar de los estragos del tiempo: Sobre libros y artes populares
A pesar de los estragos del tiempo: Sobre libros y artes populares
Libro electrónico182 páginas2 horas

A pesar de los estragos del tiempo: Sobre libros y artes populares

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El saber del pasado persiste en nosotros, 'a pesar de los estragos del tiempo'. Esta cita de William Morris da título a esta selección de escritos del gran renacentista británico, padre del movimiento 'Arts & Crafts', compuesta en dos bloques:
SOBRE LIBROS: Comentarios sobre los libros iluminados de la Edad Media. La imprenta con Emery Walker. El libro ideal; y
SOBRE ARTES POPULARES: Las artes menores. Improvisación. El arte de la gente. Campo y ciudad. Cómo podría ser una fábrica (I). Cómo podría ser el trabajo en una fábrica (II y III). Siendo escritos 'técnicos' sobre las más variadas disciplinas, dan cuenta del amor de Morris por los libros y su elaboración. Aquí está el Morris más batallador e ideológico, en un sentido cultural de la palabra.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento4 jun 2020
ISBN9788412119695
A pesar de los estragos del tiempo: Sobre libros y artes populares
Autor

William Morris

William Morris (1834-1896) was an English designer, poet, novelist, and socialist. Born in Walthamstow, Essex, he was raised in a wealthy family alongside nine siblings. Morris studied Classics at Oxford, where he was a member of the influential Birmingham Set. Upon graduating, he married embroiderer Jane Burden and befriended prominent Pre-Raphaelites Edward Burne-Jones and Dante Gabriel Rossetti. With Neo-Gothic architect Philip Webb, the founder of the Arts and Crafts movement, he designed the Red House in Bexleyheath, where he would live with his family from 1859 until moving to London in 1865. As a cofounder of Morris, Marshall, Faulkner, & Co., he was one of the Victorian era’s preeminent interior decorators and designers specializing in tapestries, wallpaper, fabrics, stained glass, and furniture. Morris also found success as a writer with such works as The Earthly Paradise (1870), News from Nowhere (1890), and The Well at the World’s End (1896). A cofounder of the Socialist League, he was a committed revolutionary socialist who played a major part in the growing acceptance of Marxism and anarchism in English society.

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    A pesar de los estragos del tiempo - William Morris

    SOBRE LIBROS

    COMENTARIOS SOBRE LOS LIBROS ILUMINADOS DE LA EDAD MEDIA

    El texto fue publicado en 1894, en Magazine of Art, y da cuenta de la pasión de Morris por la historia del libro. De hecho, tuvo en su biblioteca numerosos ejemplares antiguos de altísimo valor cultural.

    La Edad Media podría ser considerada la época de la escritura por excelencia: piedra, bronce, alfabetos rúnicos de madera, tabletas de cera, papiro, que podían ser escritos con un instrumento u otro; pero todos éstos —incluso el último, tan tierno y quebradizo como era— no eran más que materiales sucedáneos sobre los cuales escribir; y no fue hasta que el pergamino y la vitela y, finalmente, el papel de trapo, se volvieran comunes, que el verdadero material en el cual escribir, y la plumilla, el verdadero instrumento con el cual hacerlo, comenzaron a ser usados. A partir de entonces, hasta que llegara el uso generalizado de la imprenta, debe considerarse a ese periodo como la era de los libros escritos. Lo que sucediera en otros oficios manuales, se dio igualmente en éste: fue el mayor período de creación genuina (alguna vez llamado Edad Oscura por quienes habían olvidado el pasado, y cuyo ideal de futuro era una cómoda prisión), se hizo todo lo que merecía hacerse en tanto arte, dejando la imitación para el período del Renacimiento y la inteligencia de la civilización moderna.

    Bizancio fue sin dudas la madre de la caligrafía medieval, pero el arte se dispersó rápidamente por el norte de Europa, y allí floreció tempranamente, y es casi deslumbrante encontrarlo, tal como lo hacemos hoy, en su apogeo, que tuvo lugar en la Irlanda del siglo VII. Ninguna escritura se ha hecho, ni antes ni después, con tanta perfección como los tempranos libros eclesiásticos irlandeses; y esta caligrafía también es interesante para demostrar el desarrollo de lo que hoy los impresores llaman letra minúscula, creada a partir de las mayúsculas antiguas. La escritura es, debo repetir, positivamente hermosa en sí misma, totalmente ornamental; pero estos libros, tan bien provistos con ornamentos de su tiempo, están tan cuidadosamente ejecutados como la escritura —de hecho, son maravillas de paciencia e ingenioso entrelazamiento—. Este ornamento, sin embargo, no tiene relación en ningún libro irlandés con el estilo tradicional de Bizancio, sino que se trata más bien de una rama de la ampliamente desplegada gran escuela de decoración originaria, que tiene poco interés en la representación de la humanidad y sus creaciones, ni, de hecho, en tipo alguno de vida orgánica, pero que está satisfecha con las convulsionadas líneas abstractas, en las cuales alcanza una gran maestría. El ejemplo más obvio de este tipo de arte podrían ser los tallados de los maoríes de Nueva Zelanda. Pero es común en muchas razas en cierto nivel de desarrollo. El color de estos ornamentos irlandeses no deleita demasiado, y carece de oro.

    La caligrafía y la iluminación irlandesas fueron tomadas por los monjes del norte de Inglaterra; y, de ellos, aunque en menor medida, por los hacedores de libros carolingios, tanto en Francia como en Alemania; pero ellos no estaban satisfechos con la representación bastante rudimentaria de la forma humana que solía aparecer en las iluminaciones irlandesas, y llenaron el vacío imitando los libros ilustrados bizantinos con éxito considerable; y en ese momento desarrollaron un estilo muy hermoso de iluminación, combinando ornamentos con la ilustración de figuras, siendo Winchester, a comienzos del siglo XI, una de las sedes. El oro fue usado con copiosidad en estos libros posteriores, pero no se lo ve en las creaciones cuidadas y bruñidas que caracterizan a la iluminación medieval en su cenit.

    La imagen corresponde a Los Evangelios de Lindisfarne (Northumbria), hechos entre los siglos VII y VIII.

    Debe notarse que entre los libros bizantinos del período temprano hay algunos que en un aspecto superan en suntuosidad a todos los libros que se hayan hecho alguna vez; están escritos en oro y plata sobre vitela, y completamente coloreados en púrpura. Posteriormente, en el período llamado semi-bizantino-anglosajón, o también carolingio, se nos legaron algunos ejemplares de libros escritos en oro y plata sobre vitela blanca. Este esplendor fue replicado a veces (sobre todo en Italia) en la última mitad del siglo XV.

    El recientemente citado estilo anglosajón tardío fue el precursor inmediato de lo que podría considerarse la primera escuela medieval completa, la de mediados del siglo XII. Aquí el cambio para mejor es prodigioso; además de poseer las ya existentes ilustraciones hechas para explicar el texto, y de la representación de la devoción religiosa, estos libros están decorados con márgenes, letras ornamentales, etc., en los cuales la vegetación y las formas humanas, animales y monstruosas, se encuentran mezcladas con la mayor osadía y la más completa maestría. El dibujo es firme y preciso, y puede decirse que su apariencia resulta de un inequívoco sistema de colores hermosos. Estos colores (al igual que en todas las otras escuelas donde el color usado para decorar era más o menos lánguido), están basados en la yuxtaposición de rojos y azules puros, modificados por líneas delicadas pero claras y brillantes, y perlados en blanco; y por el uso de algo de verde y, en algunos espacios, rosa pálido y color carne, y por aquí y por allí algunos grises negativos y amarillos marfil. En la mayoría de los casos donde el libro es espléndido en su totalidad, el oro es usado muy libremente, en especial en espacios grandes —como fondos y semejantes—, que habían sido dorados con una base sólida de hojas de oro, y bruñidos al punto de parecer firmes láminas de verdadero metal. El efecto producido es espléndido y a la vez refinado; el cuidado con que se coloca el oro, y su acabado de calidad, previenen cualquier impresión de ordinariez. Y la escritura de este período se volvió de algún modo más definitivamente gótica; no podría superar lo hecho en el medio siglo

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