La Consciencia Y El Universo Existen Sin Principio Ni Final

Por Carlos Herrero Carcedo

Un libro que afirma lo que el título asevera, a buen seguro, no dejará a nadie indiferente.
El autor defiende, con razonamientos científicos básicos, la existencia de un universo cíclico y una consciencia eterna orquestados a través del vacío cuántico y según los principios de la Mecánica Cuántica.
En el presente documento se analizan, de forma clara, concisa y sin fórmulas, los fundamentos principales del origen de la consciencia y el universo.

• Idioma: Español
• Editorial: Carlos Herrero Carcedo
• Fecha de lanzamiento: 29 may 2020

Carlos Herrero Carcedo

Autor de dos Libros con tapa: Manual Básico de Farmacología y 200 Ideas para Mejorar la Rentabilidad de tu Farmacia, una publicación en la revista Alimentación, Equipos y Tecnología: La histamina en las distintas etapas de fabricación de conservas de atún y seis Ebooks: Disruptores Endocrinos, La Salud no es un Negocio, Obesidad Infantil. Rista. Respuesta Insuficientemente Adecuada, Vivir sin Cáncer, Ser Mayor sin Edad y Predisposición a Ser Homosexual.Posee tres licenciaturas (Farmacia, Ciencias Químicas, Ciencia y Tecnología de los Alimentos) y experiencia en los departamentos de Calidad, Producción y Ventas.

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1. EL UNIVERSO CÍCLICO

Nunca ha habido ni habrá un tiempo en el que dejemos de existir. Siempre permanecerán la energía y la información cuántica. Sin embargo, las partículas elementales sí pueden desaparecer ya que son simplemente excitaciones de los campos cuánticos, los cuales abandonan su estado de mínima energía, es decir, el vacío de los respectivos campos, e invierten la energía que toman prestada para crear sus partículas asociadas. La materia se crea en las fluctuaciones del vacío cuántico. La mayor parte de la masa existente en las fluctuaciones del vacío cuántico corresponde a Quarks virtuales y gluones virtuales que fluctúan frenéticamente, esto es, partículas virtuales que aparecen fugazmente para luego desaparecer entregando la energía extraída de las regiones adyacentes.

Las fluctuaciones del vacío cuántico presentan la dualidad onda-partícula. Las ondas de las fluctuaciones del vacío cuántico son energía que transmite información, por lo que el universo está compuesto de energía e información y no de energía y materia. Cualquier suceso que consiguiera evaporar toda la materia existente no sería capaz de hacer desaparecer el universo. En esta situación, el universo simplemente cambiaría su estado físico, permaneciendo incólumes la energía y la información cuántica almacenada en ésta.

De la nada absoluta no puede surgir el cosmos. Sin embargo, del vacío cuántico sí puede emerger un nuevo universo. Antes del Big Bang, unos 13.800 millones de años atrás, ya existía un elemento encargado de modelar cómo iba a ser el universo tras la inflación. Se trata del vacío cuántico, generador de materia y portador de una enorme cantidad de energía gracias a las contribuciones de los diferentes campos cuánticos.

La fuente origen de la energía inflacionaria antigravitatoria es el campo cuántico escalar llamado inflatón. Los inflatones fueron el único tipo de partícula que se encontraba en los primeros instantes del universo. Tras el breve período de inflación, los inflatones se transformaron en diferentes partículas ordinarias que posteriormente interactuaron unas con otras para formar una red cósmica compuesta de universos ramificados, finitos y superpuestos, todos ellos, con las mismas condiciones iniciales e idénticas leyes físicas. Posteriormente, las fluctuaciones del vacío cuántico de los diferentes campos cuánticos, inductoras de la presión negativa que genera la fuerza de repulsión antigravitatoria, se convirtieron en uno de los principales responsables de la expansión acelerada del universo.

Al inicio de la inflación no hubo una enorme explosión. Lo que sucedió fue que tras el Big Bang, el universo se expandió desde una singularidad mínima hasta un tamaño astronómico en una trillonésima parte de segundo. Tiempo después, no ocurrió nada relevante ya que el universo se encontraba muy caliente y denso para que se formara algo. Transcurridos 380.000 años después del Big Bang, la temperatura descendió, las partículas se agruparon, los fotones lograron moverse libremente sin ser absorbidos por éstas y el universo pudo emitir la primera luz que actualmente nos llega, a través de la radiación cósmica de fondo, con información de cuál fue la composición primigenia de las estrellas.

El universo es infinito y se expande, dentro de sí mismo, más rápido que la velocidad de la luz, aunque nunca logra alcanzar límite alguno. Esto no viola la teoría de la relatividad ya que las galaxias no viajan a través del espacio sino que el espacio entre las galaxias crece de forma rápida y acelerada. Imaginemos un globo moteado que se infla. De este modo, los puntos cercanos a uno en particular se alejan más despacio, del que se toma como referencia, que los puntos más distantes con respecto a éste. Cuanto más lejos se observe una zona en el universo, más rápido se aleja de nosotros. Las galaxias se distancian de la nuestra en todas las direcciones, siendo el espacio dentro de ellas el mismo. Podría decirse que