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K-lentamiento: Cinco obras de teatro cubano
K-lentamiento: Cinco obras de teatro cubano
K-lentamiento: Cinco obras de teatro cubano
Libro electrónico167 páginas1 hora

K-lentamiento: Cinco obras de teatro cubano

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Lo doble, ficticio, espectacular, abierto y público de las sociedades mercantilizadas se ubican en este libro como instancias, unas veces paralelas y otras en contraposición a lo visceral, privado e íntimo del hogar, la alcoba y las relaciones de familia y pareja. Cosmovisión trágica, existencialista y surrealista de una autora joven cubana que hereda líneas estéticas que van desde la tradición clásica griega de Esquilo, Sófocles y Eurípides, pasando por Shakespeare y transitando por los referentes de Edgar Allan Poe, J.L. Borges, Albert Camus, Jean Paul Sartre, Virgilio Piñera y Nara Mansur.

Personajes marcados por la violencia, las situaciones extremas, el desapego, la paradójica incomunicación en la era de las tecnologías, Internet y las redes sociales convierten este libro en caleidoscopio, metáfora, potens Lezamiano de exquisita lectura e invitación escénica.



Si pudiera librarme de ti sin tener que perderte, estaríamos en Ansia, el país de los que se muerden el puño y cada mañana se suicidan porque no pueden más.

Discurso provocador dentro de los códigos de la omisión y el silencio, K-lentamiento conduce a la reflexión y/o cuestionamiento del calentamiento o enfriamiento con Sparagmós, Pathos y/o Peripecia de corazones, animales, monstruos en plena catarsis.
IdiomaEspañol
EditorialGuantanamera
Fecha de lanzamiento25 jul 2017
ISBN9781524304812
K-lentamiento: Cinco obras de teatro cubano
Autor

Margarita Borges

Margarita Borges Hernández (Santiago de Cuba, 1989) es graduada de Dramaturgia del Instituto Superior de Arte (ISA) en el año 2012. Ha publicado los libros de teatro Relationships (Casa Editora Abril, La Habana, 2013) y Comida para peces (Ediciones Sociedarte, Santiago de los Caballeros, 2014), así como el cuaderno de poesía El chocolate, los peces y el té tibio (Ediciones Aldabón, Matanzas, 2015). Fue galardonada con el premio de teatro Calendario, en 2012, y con una mención especial en la VIII Bienal Internacional de Dramaturgia Femenina Escritura de la(s) diferencia(s).

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    K-lentamiento - Margarita Borges

    hijo.

    Relationships

    (a partir de El extranjero de Albert Camus)

    Personajes:

    Mamá

    Papá

    La hija

    El hijo

    Yo

    John

    Mamá es el reverso de Papá.

    La hija es el reverso del hijo.

    Yo soy el reverso de Tú

    John es el reverso de John.

    Sueños

    El hombre es el más desnudo de todos los seres.

    Arthur Schopenhauer

    Yo: ¿Tú y yo, nos conocemos de algún sitio?

    Tú: Tú no me conoces pero yo sé más de ti de lo que te imaginas.

    Yo: Eres un acosador y vas a violarme.

    Tú: Quiero casarme contigo. Te dije que iba a hacerlo y que ibas a ser feliz.

    Yo: ¿De dónde has salido? Esto no puede ser real.

    Tú: Tócame.

    Yo: Ya veo.

    Tú: Haremos una familia.

    Yo: ¿Por qué quieres llevarme?

    Tú: Porque me he enamorado de ti.

    Yo: ¿Cuánto mides? ¿De qué color son tus ojos?

    Tú: Voy a hacerte la persona más feliz del mundo. Te amo.

    Yo: Dime que eres John.

    Tú: John.

    Yo: Ven John, abrázame.

    Llegando

    (…) ser honesto, no mentir,

    no pegar a su mujer, tener hijos

    Jean Paul Sartre

    La hija: Si lo dejas tranquilo, no le dolerán los oídos. Tú le recuerdas el dolor. Mira qué linda duerme la niña entre mis piernas, con su vestidito de ángel. Está preciosa con sus rizos y su vestidito de encajes y sus felpas. Deberías hacer lo mismo con tu hijo, inquieto y tan llorón como su madre. Debió llamarse María Magdalena y no John, le dijo papá a mamá cuando llegamos a este país.

    El avión casi tiene un accidente pero no. Fue un vuelo difícil, con imprevistos naturales. No estaba programado el mal tiempo pero todo cambió de pronto y nos asustamos mucho. La naturaleza que no puede programarse dijeron los pilotos para darnos ánimo mientras maniobraban. Fueron horas de incertidumbre pero nadie gritó excepto mamá. Ella si gritó mucho.

    Mamá: Yo siempre quise ser una mujer exitosa pero nunca supe como desprenderme de mi inseguridad. La primera vez que monté en un avión se desencadenó una tormenta.

    La hija: Fue la primera vez que supe que se puede perder los nervios en cualquier momento de la vida, no importa si es en pleno vuelo, camino a una nueva casa esperada, con todo lo que uno necesita y ha soñado siempre para vivir. Había gente importante ahí dentro, del primer mundo, políticos y sus familias; y había que protegerlos.

    Mamá: Entonces cada avión pareció una fantasía, un sueño profundo en el que me convertía en la mujer perfecta capaz de tenerlo todo bajo control.

    La hija: Con todo el correcorre y los pilotos mandando a que nos tranquilizáramos que no iba a pasar nada, mamá tuvo una crisis nerviosa y casi hay que ponerle una careta de oxígeno para que tomara aire, amarrada y con un sedante muy fuerte porque papá no podía con ella y le habló duro. Mamá.

    Mamá: Me muero hija.

    La hija: Pero mamá.

    Mamá: ¿Cómo derribar un oso y comérselo entero, pequeña?

    La hija: Yo me río de sus chistes. Mamá se golpea la cabeza contra la pared. Grita un poco como si algo se le hubiera roto dentro. Se mete en el baño y se ducha durante horas, me dice que no la moleste que estará bien, pero cuando entro siempre está tirada en el mismo lugar, fría, con los dedos estrujados y sin poder levantarse. ¿Te espero despierta, querrás que te rasque la cabeza cuando salgas, que te de un masaje craneal?

    Mamá: Sí, no sé, tal vez.

    La hija: ¿Una taza de té caliente, un coctel de frutas, pan con embutido…?

    Mamá: Me caigo, hija.

    La hija: Mamá, podría inyectarte si me dejas, ¿quieres que lo haga, sí?

    Mamá: Ya no siento nada, ni el agua en mis oídos que me deja sorda ni la aguja que mi hija me atraviesa. Fue un beso. Gracias a Dios fue un beso. ¿Qué estará haciendo tu hermano?

    La hija: Ahora estarás mejor.

    Mamá: Poco a poco voy perdiendo el calor, desaparezco en el silencio.

    La hija: Listo.

    Mamá: Solía amar el hielo cuando era joven, sujetarlo entre mis manos hasta que se derretía, tan rico como el sexo; me gustaba con tu padre, estar aquí, pero no sola las veinticuatro horas del día como en los últimos tiempos. Era algo realmente bueno para mis niños. Expansionista. Abrir las ventanas y chocar con una helada ventisca rejuvenecedora del primer mundo.

    La hija: Oigo. ¿Eres tú? ¿Qué pasa contigo? ¿Dónde estás en estos momentos?

    Mamá: Me sumerjo en la oscuridad de una sala de cuidados intensivos donde quisiera estar con tubos hasta el cuello sin moverme.

    La hija: Ni lo pienses, no puedo ahora.

    Mamá: Sin horas, estaciones, nada. Silencio profundo. Orgasmos múltiples, sostenidos. Caricias y sueros en las venas.

    La hija: Está virada al revés. No puedo.

    Mamá: En otro mundo. Sin recuerdos del pasado.

    La hija: Migraña y calambres en las manos.

    Mamá: Un humo perfumado de la India me da ganas de tener sexo con desconocidos y llorar hasta el cansancio.

    La hija: Vómitos y sangre. No insistas. Ahora está durmiendo pero en cualquier momento podrá despertarse.

    Mamá: Violada por desconocidos.

    La hija: Ya te dije. ¿Qué pude ser tan importante? Chao, voy a colgarte. ¿Qué te has creído, imbécil? ¿No ves como está esto, anormal? Imbécil.

    Mamá: Mi pasado fue una equivocación, un daño irreparable.

    La hija: Chao. Por favor no insistas tanto. Haré lo que pueda. Cuando pueda.

    Mamá: Una casualidad.

    La hija: ¿Mamá, estás bien?

    Mamá: Un accidente. No debió haber sido así. Pero ¿cómo cambiar las cosas, empezar por una casita simple en el campo, un hombre y un perro?

    La hija: Papá llega y le dice: Vamos querida, no puedes quedarte así en el suelo, levántate por favor. Hazlo por mí, por tu familia.

    Mamá: ¿Por qué, por qué?

    La hija: Porque está frío y te hace daño querida mía. Estás en el medio. Tenemos visita y no querrás que te vean en este estado horrible y deprimente. No es la imagen mi amor de nuestra casa y nuestra tranquilidad. A la cama. Estarás mejor en tu cama calentica. Te llevo en mis brazos, eso. Le dice papá y la carga como una niña. Estarás más cómoda en tu cama, mejor con tus almohadas y todos tus peluches que aquí.

    Perfectos

    El hombre no es nada más que su proyecto.

    Jean Paul Sartre

    Yo: Nuestros hijos. ¿No son adorables nuestros niños? Vamos a ponerles nombres fuertes, extranjeros. ¿Qué crees? George and Marilyn, para la historia.

    Tú: No, mejor John and Marilyn.

    Yo: Johnny and Mary. Max and Mary. Adorables, para comérselos. ¿Qué crees?

    Tú: It´s terrific. Me encanta.

    Yo: ¡Qué bueno que te encanta!

    Tú: Lo malo es que no se parecen a nosotros.

    Yo: ¿No?

    Tú: Igual, qué importa.

    Yo: Yo los veo tan parecidos…

    Tú: Es cierto, mirándoles bien…

    Yo: Están perfectos.

    Tú: Este es un excelente momento de nuestras vidas.

    Yo: También lo creo.

    Una noche blanca

    Basta a cada día su propio mal.

    Mateo 6:34

    El hijo: ¿Por qué tardaste tanto?

    La hija: Mamá.

    El hijo: Pasó algo.

    La hija: No me digas.

    El hijo: Maté a alguien.

    La hija: ¿Qué?

    El hijo: Maté a alguien. No es tan grave.

    La hija: ¿Quién era?

    El hijo: No lo sé.

    La hija: ¿Cómo que no lo sabes? ¿Y si era alguien importante?

    El hijo: ¿Qué puedo hacer ahora? No quise hacerlo pero me pareció que me llamó perdedor y me puse como loco. Lo odié con todas mis fuerzas. Lo siento. Fue un impulso. Luego cuando lo apreté por el cuello me dijo hijito y sabes que lo odio. Eso fue lo peor.

    La hija: No puedo creerlo. Ni siquiera lo conocías.

    El hijo: Me llamó loser. ¿Te das cuenta?

    La hija: ¿En inglés?

    El hijo: Sí, en inglés. No pude soportarlo.

    La hija: Debiste. Y si oíste mal.

    El hijo: Lo siento.

    La hija: ¿Por qué desapareciste de la casa sin decir

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