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Saetas al corazón
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Libro electrónico319 páginas1 hora

Saetas al corazón

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Información de este libro electrónico

No es un libro para situarse ante él como un espectador o un lector más, ávido y consumidor de lecturas, sino para estar dispuesto a entrar con el espíritu y la búsqueda, con la transpa­rencia y sinceridad, como su autor se ha situado ante el libro de los Salmos, en el centro de la Revelación de Dios, en la que Dios mismo nos habla como amigo, y en su historia de salva­ción la persona orante reconoce esa Presencia que nos envuelve y hace maravillas, ante la que no cabe ocultamiento y suscita el anhelo de Él en alabanza, en acción de gracias, en súplica, en petición sincera de perdón y de ayuda.

Su autor ha entrado en la hondura de la ple­garia de los Salmos, se ha sumergido en ella y ha podido expresar, con el lenguaje poético, la suprema belleza, la de Dios, la de su amor, que todo lo contiene, y dirigirse con sincero corazón a Ella.

En su inicio, el autor lo dedica "A todas las personas, creyentes o no, que siguen el camino de Dios".
IdiomaEspañol
EditorialOlelibros
Fecha de lanzamiento21 ene 2020
ISBN9788417737955
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    Saetas al corazón - Ximo Albinyana

    Salmos

    150 LAUDATE DOMINUM IN SANCTIS EIUS

    Del manantial de vida

    dejemos correr agua pura

    por nuestro cuerpo desnudo,

    libres de prejuicios

    adentrémonos en el desierto

    en salvífico silencio,

    el colirio regenerador

    arranque las cataratas

    y con los ojos limpios,

    miremos:

    la maravilla de una flor

    el correr de las nubes

    una inmensa cumbre nevada

    el fuerte oleaje del océano,

    el nacimiento de un ser

    el habla del hombre

    el amor humano,

    observemos:

    regresa la salud perdida

    un hombre caído se alza

    la herida recibida cura

    el hambriento se sacia

    el ofendido obtiene justicia

    el cautivo es libre

    el niño crece sano.

    ¿Realmente creemos que

    nuestra fuerza por sí sola basta?

    ¡Alabemos al Señor en su templo sagrado!

    Acompañados de instrumentos

    en orquestas y coros

    cantemos su infinita grandeza.

    Todo ser que alienta alabe al Señor.

    ¡Aleluya!

    149 CANTATE DOMINO CANTICUM NOVUM

    Ordenaos en filas

    preparad los tambores

    afinad las cítaras

    sin olvidar espadas de dos filos

    vístanse los danzantes

    pues raya en el horizonte

    la luz blanca del Señor,

    que la armonía de las voces

    dé la bienvenida al triunfo

    la derrota de los malvados

    al fin de las injusticias,

    celebremos la oscuridad rasgada

    la muerte de la muerte

    la vida de la vida

    la derrota del mal,

    que en la apoteosis

    se escuche un solo sonido:

    ¡Aleluya!

    porque nos ama

    quien es dueño de todo,

    porque nos protege

    quien tiene el poder

    y dicta sentencias;

    él nos enseñó que

    la mejor arma es

    la oración continua.

    Gozad y reíd

    sin descanso

    alabando a Dios.

    Ejecutar la sentencia dictada

    es un honor para todos sus fieles.

    148 LAUDATE DOMINUM DE CÆLIS

    Único y sublime es el nombre del Señor

    su majestad domina cielo y tierra,

    alábenlo desde el cielo todos los ángeles

    llamen a formar ejércitos

    arcángeles, querubines, principados, serafines

    potestades, dominaciones y virtudes,

    que el sol, la luna y las estrellas

    iluminen el firmamento,

    que las aguas se aquieten

    delante del Creador,

    respeten su ley que no pasará

    todo lo por orden de él creado

    y alaben su Santo Nombre.

    Ni en los abismos

    ni en las alturas,

    ni en los océanos

    ni en las cumbres,

    ni los vientos

    ni las aguas,

    ni las piedras

    ni las plantas,

    ni los peces

    ni los pájaros,

    ni los reptiles

    ni los mamíferos,

    ni las naciones, reyes y jueces,

    ni los hombres, jóvenes o viejos,

    ni las mujeres de cualquier edad

    nadie puede dejar de alabar a Yahveh.

    Él ha realzado el poder de su pueblo,

    orgullo para todos sus amigos,

    para Israel, el pueblo que le es próximo.

    ¡Aleluya!

    147 (146-147) LAUDATE DOMINUM QUONIAM BONUS EST PSALMUS

    Si Padre te lanza al aire

    confías en Él,

    en su santo nombre.

    De nada vale la fuerza

    ni los pies ligeros

    no podremos defender la muralla

    ni poner paz en nuestro pueblo

    sin la ayuda de quien todo creó,

    somos incapaces

    de contar todas las estrellas

    y darles un nombre

    ¿cómo no vamos a fiar

    en la ayuda del que es todo?

    Aquel quien propicia la lluvia

    y da alimento a las bestias,

    quien cura los corazones

    y venda las heridas,

    el que envía órdenes

    y hace correr su palabra

    que lanza la nieve y el rocío

    y las deshace con cálido aliento.

    Alabemos con cantos al Señor,

    es agradable alabarlo

    su sabiduría y su poder

    son infinitos,

    demos gracias

    y confiemos,

    a ningún otro pueblo trató así

    ni le dio a conocer sus mandamientos.

    ¡Aleluya!

    146 (145) LAUDA ANIMA MEA DOMINUM

    Para nada sirve poder

    dinero o fama

    pues morir es un hecho,

    ¿qué quedará?

    polvo y finalmente nada.

    Quedará tal vez

    la ayuda prestada,

    cuando se libera al cautivo

    cuando se asiste al enfermo

    cuando se perdona el insulto

    cuando se repara la justicia,

    esto puede hacerlo el hombre

    si olvida sus mezquindades

    ambiciones y miedos.

    Mas sólo Dios puede

    devolver la vista al ciego

    y al que se niega a ver,

    Él es, quien levanta el alma

    caída en la desértica

    soledad de la mente,

    quien da alimento al afligido

    hambriento de paz,

    quien malogra lo planes malvados.

    Solo Él ha hecho el cielo y la

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