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Chile en el siglo XXI: ¿Nuevos recorridos artísticos, nuevos caminos históricos?
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Libro electrónico459 páginas6 horas

Chile en el siglo XXI: ¿Nuevos recorridos artísticos, nuevos caminos históricos?

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En Chile, los cambios profundos que se han producido desde finales del siglo XX, junto con la elección de Ricardo Lagos en 2000, se insertan en un amplio marco de cambios artísticos, políticos, sociales y económicos mayores en el continente iberoamericano. Esta evolución actual incita a los diversos autores del presente volumen, coordinado por Laetitia Boussard y Benoît Santini, a proponer una reflexión global sobre el contexto chileno, entendiéndolo en un sentido múltiple y considerándose obviamente el contexto histórico, pero también los contextos sociales, así como artísticos o creativos. Los términos «recorridos» y «caminos» conllevan una idea de movimiento, progreso, evolución, aportes y originalidad con respecto a las épocas y corrientes anteriores.
IdiomaEspañol
EditorialMAGO Editores
Fecha de lanzamiento7 nov 2016
ISBN9789563173185
Chile en el siglo XXI: ¿Nuevos recorridos artísticos, nuevos caminos históricos?

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    Chile en el siglo XXI - Benoît Santini

    Chile en el siglo XXI:

    ¿Nuevos recorridos artísticos,

    nuevos caminos históricos?

    Laetitia Boussard y Benoît Santini (eds.)

    © Copyright 2013, by Laetitia Boussard y Benoît Santini (eds.)

    Primera edición digital: Septiembre 2014

    © Piso Diez Ediciones

    Director: Máximo G. Sáez

    editorial@magoeditores.cl

    www.magoeditores.cl

    Registro de Propiedad Intelectual Nº 234. 522

    ISBN: 978-956-317-318-5

    Diseño de colección y diagramación: Catalina Silva R.

    Lectura y revisión: María Jesús Blanche S.

    Fotografía de portada: Cristián Pérez

    Edición electrónica: Sergio Cruz

    · Editores y coordinadores

    Laetitia Boussard (Aix Marseille Université, Francia)

    Benoît Santini (Université du Littoral Côte d’Opale, Francia)

    · Colaborador especial

    Juan Camilo Lorca (editor y agente literario, ex director de la sección Referencias Críticas de la Biblioteca Nacional de Chile)

    · Comité científico y de lectura

    Laetitia Boussard (Aix Marseille Université, Francia)

    María Luisa Fischer (Hunter College of the City University of New York, Estados Unidos)

    Marie-Jeanne Galéra (Université d’Avignon, Francia)

    Gérard Gómez (Aix Marseille Université, Francia)

    Pierre López (Aix Marseille Université, Francia)

    Benoît Santini (Université du Littoral Côte d’Opale, Francia)

    Lionel Souquet (Université de Brest, Francia)

    Modesta Suárez (Université de Toulouse Le Mirail, Francia)

    Las opiniones publicadas en esta obra sólo implican a sus autores

    El mar sus millares de olas

    mece, divino.¹

    Gabriela Mistral

    Sobre todo de noche,

    de noche hay muchas estrellas.²

    Entre plumas que asustan, entre noches,

    entre magnolias, entre telegramas,

    entre el viento del Sur y el Oeste marino,

    vienes volando.³

    Pablo Neruda

    1 Mistral, Gabriela. «Meciendo». En Aller, R. (ed.). Gabriela Mistral. Antología poética. Madrid: Edaf, 1999, p. 121.

    2 Neruda, Pablo. «Oda a Federico García Lorca». Residencia en la tierra 2, 1931-1935, V. Madrid: Cátedra, 1999, p. 280.

    3 Neruda, Pablo. «Alberto Rojas Giménez viene volando». Op. cit., p. 282.

    Introducciones y

    homenajes amistosos

    Prólogo

    Origen del volumen

    Este volumen, que hoy ve el día, posee un doble objetivo: por una parte, propone, a través de diecinueve artículos o textos-homenaje, y a pocos años de empezar el siglo XXI, un primer balance de la producción artística y de los recorridos político-sociales que se han producido hasta la fecha en Chile desde el 2000. Vaivén entre arte e historia, cultura y política será el eje esencial del volumen que se centrará en las ideas de movimiento, evolución, cambios y renovación artístico-políticas. Por otra parte, dicha obra la dedicamos a una pareja de profesores que han marcado profundamente nuestra carrera estudiantil y han formado nuestra conciencia de investigadores: Adriana Castillo de Berchenko y Pablo Berchenko, chilenos, radicados en Francia desde 1974 y a quienes algunos textos de la obra van dirigidos.

    Jubilados ellos desde 2008, nos pareció natural y pertinente dedicarles esta suma de artículos inéditos de especialistas chilenos o franceses de Literatura e Historia, y de poetas, conocidos y/o apreciados de ellos, todos reconocidos en los ámbitos universitario y literario por la riqueza y la calidad de sus trabajos. Dichas piezas –prueba fehaciente del vigor creador en Chile en estos primeros años del siglo XXI– rinden homenaje, de alguna manera, a los estudios apasionados y profundos de Adriana, consagrados a la Literatura chilena y latinoamericana, y a los artículos dedicados a temas de civilización, ricos y de gran rigor científico, de su esposo Pablo, con quien participó en congresos y coloquios, y compartió años de enseñanza en las Universidades de Perpiñán y de Aix-Marsella (Francia).

    Una tarde de julio de 2011, entre bosques y cielo estrellado, nació la idea de esta obra que se enriquece de ambos contextos, histórico y artístico, como guiño a las miradas críticas de Adriana, en cuyos trabajos siempre han entrado en resonancia texto y contexto desde un punto de vista teórico y de cuya fusión nace el sentido. En ese momento, presentíamos que esta problemática podía constituir un aporte a la investigación sobre Chile y decidimos lanzarnos a este ambicioso proyecto transfronterizo, que tardaría dos años en realizarse y que significaría empeño, intercambio y compromiso por parte de todos los participantes y, por supuesto, de los coordinadores. El otoño de ese mismo año fue marcado por la desaparición de nuestra guía y amiga Adriana y, poco después, en Santiago, decidimos presentar nuestro proyecto a nuestro amigo común Juan Camilo Lorca, ex director de la sección de Referencias Críticas de la Biblioteca Nacional Chilena, cuyo apoyo e interés nos motivó a echar a andar Chile en el siglo XXI. El llamado a publicación, redactado a finales de 2011, fue recibido con entusiasmo por los autores que participan en el presente libro así como por los miembros de los comités científico y de lectura. Se trataba, en efecto, de reunir en torno a una temática que anhelábamos novedosa a especialistas franceses o chilenos de Literatura o Cine chilenos, de Historia de Chile, de Literatura latinoamericana y a autores chilenos (en su gran mayoría amigos de los Berchenko), reconocidos en sus dominios respectivos. La meta era cruzar los acercamientos y análisis, proponer nuevos ejes y enfoques sobre la creación artística a inicios del siglo XXI así como nuevas perspectivas históricas acerca del Chile de hoy. A cuarenta años de producirse el golpe de Estado, nos pareció oportuno que se realizara tal volumen que, esperamos, constituya un aporte y una fuente de referencia para investigadores.

    Contenido de la obra

    En Chile, los cambios profundos que se han producido desde finales del siglo XX, junto con la elección de Ricardo Lagos en 2000, se insertan en un amplio marco de cambios artísticos, políticos, sociales y económicos mayores en el continente iberoamericano. Esta evolución actual incita a los autores del presente volumen a proponer una reflexión global sobre el contexto chileno, entendiéndolo en un sentido múltiple y considerándose obviamente el contexto histórico, pero también los contextos sociales, así como artísticos o creativos. Los términos «recorridos» y «caminos» conllevan una idea de movimiento, progreso, evolución, aportes y originalidad con respecto a las épocas y corrientes anteriores.

    Definir lo «nuevo» no es tarea fácil, dada la caducidad inherente al propio concepto, pero sugiere, en el ámbito artístico, la puesta en marcha de nuevas prácticas, la irrupción de nuevas corrientes o perfiles de creadores, así como la aparición de diversos registros de lengua y de inéditos procedimientos de creación. A su vez, las teorías y críticas actuales sobre el arte proponen nuevos enfoques en este dominio y tratan de redefinir lo que es el hecho artístico y literario. ¿Aparición, desaparición, o incluso rehabilitación de formas y contenidos artísticos e históricos? Nace un sinnúmero de preguntas y reflexiones de la confrontación entre estos conceptos que, aplicados al caso chileno, conducen a esbozar una visión plural de las tendencias actuales.

    Por razones de coherencia hemos dividido el volumen en tres ejes principales, introduciéndolo por palabras liminares y concluyéndolo mediante un balance de los resultados obtenidos. Los tres grandes apartados se titulan respectivamente: Persistencia de la memoria histórica en el Chile del siglo XXI, Identidades chilenas en movimiento y Nuevos compromisos artísticos. Basándose en una contextualización histórica necesaria –los textos de Nicolas Prognon y de Francisco Albizú Labbé lo demuestran–, el volumen estudia las nuevas prácticas escriturales o artísticas del Chile actual, intentando abarcar varios géneros artísticos (cine, novela, poesía, teatro). Además de estos tres ejes, la parte introductora contiene textos que presentan el contenido o rinden homenaje a los Berchenko, y la parte final un texto de Guillermo Carrasco Notario, un poema de Gustavo Mujica y un texto poético-narrativo de Héctor Hernández Montecinos que dan muestras de la fructuosa producción literaria del Chile de estos últimos años.

    El volumen empieza por el apartado Introducciones y homenajes amistosos, en el cual, además de este prólogo, el crítico y poeta Naín Nómez brinda una reflexión sobre la estructura y el contenido de la obra Chile en el siglo XXI. Se refiere a la idea de resistencia en la práctica social, y a la articulación entre prácticas artísticas y memoria de la represión. Hace hincapié en los objetivos locales, regionales e incluso reivindicativos del compromiso de la sociedad chilena, explicando que «el arte y la literatura leen esta realidad». Asimismo se interroga sobre la continuidad, la ruptura o la evolución artísticas y subraya la diversidad de la creación literaria.

    Diego Jarak, en «Figuras del Entre: el amigo, el maestro», cuestiona desde un planteamiento filosófico la relación compleja que se va tejiendo entre el maestro y su discípulo, destacando a partir de este marco teórico la singularidad y riqueza de la relación de aprecio, estima y respeto mutuo que se estableció entre el entonces lector Diego Jarak y el que sería su director de tesis Pablo Berchenko.

    En el artículo «La poesía compartida», Dante Barrientos Tecún emprende un viaje por el itinerario científico de Adriana Castillo de Berchenko desde su encuentro con Alfredo Gangotena en 1986 en una dedicatoria de Henri Michaux, hasta la publicación en 2005 de Alfredo Gangotena, poète équatorien (1904-1944) ou l’écriture partagée. En estas páginas, el investigador hace emerger el aporte de la profesora chilena a la crítica y la difusión de la producción poética chilena de fines del siglo XX. Barrientos Tecún reafirma las conclusiones a las que llegó Adriana Castillo de Berchenko sobre «la ruptura violenta del espacio literario-cultural chileno tras la dictadura militar (1973-1990)», que significó el inicio de un movimiento de ruptura en las prácticas artísticas como, por ejemplo, en la escritura femenina. Sugiere la riqueza que constituiría una recopilación de todos los textos de la investigadora sobre la poesía chilena y latinoamericana, una poesía compartida. Mediante sus palabras, Dante Barrientos nos pone ante el pensamiento de Adriana, convirtiéndose él mismo en un observador atento y compañero de ruta crítica y poética.

    En Persistencia de la memoria histórica en el Chile del siglo XXI, el primer capítulo del presente volumen, el artículo de Nicolas Prognon examina la intensa producción cultural de los exiliados chilenos en Francia durante la dictadura de Pinochet; evoca el rol de la sociedad francesa por la causa chilena y la creación de comités de solidaridad organizados por los exiliados en Francia. Esta contextualización le permite al investigador referirse a la «memoria del exilio» en las producciones chilenas recientes (en particular, en la producción cinematográfica) del siglo XXI.

    En su estudio «Heredia como testigo de los cambios en el Chile posdictatorial. Una lectura de las novelas policiales de Ramón Díaz Eterovic», Catherine Pergoux-Baeza destaca la figura del detective Heredia, cuya mirada se convierte en un punto de partida para observar la sociedad chilena. Díaz Eterovic utiliza a su narrador para esbozar «una cronología del Chile de los últimos treinta o treinta y cinco años» y así lleva a su lector por el pasado reciente de Chile, mediante el género neopolicial.

    En el artículo titulado «Caminos artísticos y nuevas resistencias de Diamela Eltit», Catherine Pélage insiste en la «obra abierta» de la escritora chilena, cuya producción se inició en los años ochenta. La postura crítica considera el proceso creador de la autora, que se fundamenta en un «juego de ecos intratextuales» y que pone en relación permanente el pasado y el presente, en un cuestionamiento que requiere una lectura activa por parte del receptor de la obra y supone una relectura permanente de su propia obra por parte de la autora en función de los contextos siempre renovados.

    Osvaldo Obregón estudia el teatro chileno reciente, poniendo énfasis en los temas de la actualidad y persistencia de la memoria histórica en especial en El exilio de la mujer desnuda (2001) de Juan Radrigán. Analiza el estatuto de los personajes y el papel de las «secuencias», la dimensión metateatral del texto, las características lingüísticas de una obra en la cual la original estructura (organizada en secuencias pares e impares), la mezcla de prosa y verso contribuyen a elaborar una complejidad dramatúrgica. Esta dramaturgia «no convencional» lleva a cabo «una reflexión sobre los efectos nocivos de la dictadura chilena».

    Michèle Arrué indaga en el cine de Pablo Larraín a través del análisis de dos películas: Tony Manero (2008), Santiago 73, post mortem (2010). Explica que los personajes del director chileno son seres obsesivos y desconectados del mundo circundante que no le impiden a la Historia trágica de Chile llegar hasta el espectador. Para demostrarlo, elige diversos ejes y enfoques como, en Tony Manero, la Historia en segundo plano, una violencia fuera de campo, un espectador activo, un personaje alegórico y, en Santiago 73, post mortem, procedimientos como la reducción y saturación del marco para filmar una historia negada.

    Luego viene el capítulo Identidades chilenas en movimiento. Francisco Albizú Labbé, en el artículo «Recorriendo la identidad nacional chilena en el siglo XXI. Texto y pretexto indígenas», empieza con una contextualización de la cuestión indígena en Chile, sociedad cuya identidad se fue construyendo a partir de un proceso de marginación y rechazo de una identidad nacional dominante cuya historia fue reducida a la historia colonial. Se cuestiona pues la despreocupación por esta problemática indígena a nivel nacional, destacándose el valor de símbolo y de mito fundacional de La Araucana de Alonso de Ercilla. Así, como lo subraya el investigador, permanecen y se transmiten estereotipos y clichés que siguen apartando a las sociedades indígenas de la memoria colectiva.

    Las «figuras y motivos del desarraigo en Las películas de mi vida y Missing», novelas de Alberto Fuguet, publicadas respectivamente en 2003 y 2011, constituyen el tema central del artículo de Alba Lara-Alengrin; analiza la evolución de la figura del autor y la representación del espacio, vinculando el concepto de identidad con el de territorio, íntimamente asociado con el desplazamiento espacial y temporal, a la vez que real e imaginario. Así, la investigadora explora el concepto de «transterritorialidad», el tema del desarraigo familiar y el del exilio; este es, en Las películas de mi vida, el «exilio al revés» de una familia que regresa a Chile después del golpe y, en estas dos novelas que se desarrollan en un contexto neoliberal, el autor se convierte en un ser «tránsfuga» en busca de un nuevo territorio de referencia.

    Maud Gaultier presenta a la escritora Cynthia Rimsky como «voz novedosa» en las letras chilenas de los años 2001-2011. En la novela Ramal (2011), la voz narrativa se presenta como extranjera, forastera y la novela establece una confrontación entre el Yo y el Otro. Se incluyen elementos extratextuales, creando una «hibridez genérica». Ramal se convierte en novela «rompecabezas» que al lector le toca reconstruir. La novela se caracteriza asimismo por un vaivén entre pasado y presente, introduce ecos internos que quiebran la linealidad del relato, pinta el Chile de la miseria, del éxodo y de la contaminación a la vez que examina el problema de la memoria, de la transmisión y de las relaciones padre-hijo que desembocan en una reflexión más amplia sobre las relaciones de Chile consigo mismo.

    Dominique Casimiro, en su estudio sobre la «novísima geopoética chilena», se centra en lo que denomina «el nuevo sujeto lírico chileno», surgido después de que se operara un «desplazamiento físico y ontológico de los centros de creación poética chilenos», movimiento del centro a la periferia –aquí el sur de Chile– inducido por la dictadura de Pinochet. Siguiendo con la tradición del artista nómada, aparecida en el siglo XX, la relación entre el poeta y el territorio, marcada por exilios y desarraigos, se establece en torno a lo nómada y a lo tránsfugo, volviéndose el artista un transeúnte cuya condición supera el espacio territorial y lingüístico unívoco.

    En el capítulo Nuevos compromisos artísticos, Macarena Areco realza la variedad narrativa chilena reciente (desde 1990 hasta hoy), centrándose en cuatro «territorios genéricos»: realismos, experimentalismos, subgéneros e hibridaciones que permiten comprenderla. Insiste en la diversidad de proyectos narrativos, a través de numerosos ejemplos complementarios. El objetivo de la investigadora consiste en esbozar «tránsitos móviles» y «territorios  que se interpenetran», afirmando que las nuevas formas de escritura del siglo XXI son de difícil acceso por su hermetismo.

    En su artículo, Manuel Jofré se centra en la producción de cuatro poetas chilenos representativos de las nuevas modalidades escriturales del Chile de hoy, aludiendo al poema como «objeto polimodal», a lo pluriforme y lo heteromorfo de estos poemas e interrogándose así sobre la rica creación lingüística de los poetas chilenos actuales. Escoge y explora sucesivamente cuatro escrituras poéticas singulares dentro de las tendencias actuales. Según el investigador, Francisco Carrasco se vale del humor, la parodia, lo absurdo, un discurso neuronal, y evoca la «infertilización de diferentes géneros». La escritura poética de Héctor Hernández Montecinos se define por su carácter experimental, creativo y original, valiéndose de juegos con estructuras gráficas y con el lenguaje. Renato Fuentes Cabrera, por su parte, considera la poesía como discurso político (en Pan) y trata del encuentro problemático entre lo masculino y lo femenino. Julio Espinosa Guerra trabaja sobre la concisión, la concreción, una forma de concebir el lenguaje, emplea la transgresión, el silencio y la interacción entre lenguaje y real. Todos estos ejemplos dan muestras de la rica producción poética de los años 2000.

    Iván Carrasco se interesa por la «Literatura antropológica» que considera «modalidad textual extraña» y «variante reciente de la mutación disciplinaria». Así, a partir de este enfoque crítico-literario novedoso, el investigador demuestra que las obras poéticas incluidas en la Literatura antropológica hacen uso de un «discurso ambivalente»: el poeta Andrés Recasens se vale de la observación antropológica para evocar la otredad, la soledad y la crueldad. Clemente Ridemann, por su parte, propone una interpretación antropológica de los vínculos entre diversos grupos étnicos del sur de Chile en Karra Maw’n. Yanko González opta por crear textos burlones con respecto a la antropología, valiéndose de una «ambigüedad discursiva» y haciendo hincapié en el intercambio cultural. Ivonne Valenzuela, la cuarta poetisa analizada, elabora textos literarios líricos que se refieren a elementos culturales manejados por las ciencias humanas. A través de estas diferentes posturas autorales, los poetas compaginan creación poética y tratamiento escritural de la antropología.

    Macarena Areco y Fernando Moreno se proponen demostrar en «Políticas de la ciencia ficción en Chile: el porvenir hecho presente» que las obras más significativas de la ciencia ficción a partir de la segunda mitad del siglo XX revisten una dimensión política y no solamente maravillosa. Proponen una cronología del género desde el siglo XIX hasta la fecha a partir de este prisma de lectura; así, la ciencia ficción ofrece un espacio en el que se proyecta simbólicamente el contexto político del país, mediante procedimientos estéticos como el extrañamiento, la hibridación o el desdoblamiento, y participa en el rescate de la memoria. En el siglo XXI el género está en pleno auge, y como en Ygdrasil (2005) de Jorge Baradit, por ejemplo, se critica la sociedad globalizada y la informatización deshumanizadora.

    En la sección Homenajes artísticos, se incluyen tres textos. Guillermo Carrasco Notario en su ensayo «Bye bye poetas» parte de una mirada cruzada sobre la posmodernidad y lo que Mario Vargas Llosa caracterizó como «la civilización del espectáculo» para proponer una respuesta personal a la pregunta siguiente: «¿Qué pintan los poetas en la era de la globalización-banalización de la cultura?». Se interesa, entre otros aspectos, por el lugar que queda en la sociedad actual para el poeta considerado como un «aguafiestas», cuyo espacio ya no es el del cotidiano sino el de los centros docentes, este poeta que se convierte en un obstáculo al entretenimiento fácil tan deseado por las masas. Desarrolla una reflexión en torno a la homogeneización de la cultura y del estatuto del libro después de que este se transformara en un mero bien de consumo dentro de lo que denomina «sociedad del aburrimiento» que caracteriza estos inicios del siglo XXI. Se entretejen estas interrogaciones con la relación personal que se construyó entre el poeta y Adriana Castillo de Berchenko desde que se conocieron a inicios de los años noventa, destacándose el valor humano y estético de sus intercambios enriquecedores.

    Héctor Hernández Montecinos, en su texto poético-narrativo «Nocturno de las ciudades en ruinas», da nuevas definiciones de las prácticas artísticas en el seno de la ciudad, evocando la noción de «Intervento», dentro de un texto a medio camino entre prosa y poesía, a lo largo de párrafos-estrofas numerados en cifras romanas. Por su parte, el poema «Manifiesta» de Gustavo Mujica da su propia definición de la poesía, en un texto lleno de humor e irreverencia, de acrobacias verbales y reivindica una nueva poesía cuya forma se basta a sí misma («huele mal el contenido / peor la ideología»).

    Se termina la obra a través de una serie de semillas conclusivas que efectúan un balance de los análisis y aportaciones de los artículos del volumen.

    Quisiéramos evidentemente darle las gracias a Máximo González Sáez, director literario de Editorial MAGO, quien nos concedió de inmediato su confianza y creyó en este proyecto que nos importa tanto. No olvidamos la ayuda preciosa de los miembros de los comités científico y de lectura que dieron muestras de gran rigor, pertinencia y minuciosidad en las relecturas que realizaron, y expresamos nuestra gratitud a los diferentes autores del volumen que, con mucho entusiasmo, participaron en este hermoso proyecto. La estrecha colaboración con Juan Camilo Lorca, su benevolencia y su disponibilidad durante nuestras estancias chilenas fueron determinantes y facilitaron el avance del proyecto de publicación.

    Gracias sobre todo a Adriana Berchenko que, desde las olas del océano, nunca nos dejó desanimarnos y nos acompañó a lo largo de la elaboración del volumen, y a su esposo, Pablo Berchenko, profesor emérito y amigo que siempre está presente para aconsejarnos y guiarnos en nuestros proyectos. Las palabras de aliento de ambos, su generosidad y su humanidad nos han ayudado a crecer mucho.

    Laetitia Boussard y Benoît Santini

    Naín Nómez

    (Universidad de Santiago de Chile). Académico de excelencia y miembro del Consejo Académico de la Universidad de Santiago de Chile. Poeta y crítico. Ha publicado varios libros sobre el poeta Pablo de Rokha, entre ellos Pablo de Rokha. Una escritura en movimiento (1988), Pablo de Rokha. Historia, utopía y producción literaria (1991) y Pablo de Rokha y Pablo Neruda: la escritura total (1992) con Manuel Alcides Jofré. También la Antología crítica de la poesía chilena en seis tomos, de los cuales hasta la fecha se han publicado cuatro. En el ámbito de la poesía ha publicado ocho libros de poemas, entre ellos Historias del reino vigilado/Stories of a Guarded Kingdom (1981), Países como puentes levadizos (1986), Movimiento de las salamandras (1999) y el reciente Recetas poéticas para cocinar. Entre sus reconocimientos, fue finalista del Premio Casa de las Américas (1987), Premio de la Universidad de Alberta (1985), y obtuvo el Premio del Fondo Nacional del Libro y la Lectura (2000) por obra publicada. Más de ochenta artículos de su autoría han aparecido en revistas especializadas.

    Chile en el siglo XXI: propuestas para reflexionar

    Chile en el siglo XXI: ¿Nuevos recorridos artísticos, nuevos caminos históricos?, es el resultado de un entusiasta llamado a producir un libro que proponga una reflexión sobre los recorridos históricos y artísticos, que contextualizan la cultura chilena de los últimos años. A la idea de «recorrido» y de «camino» como movimientos de lo nuevo –pero también como registros y prácticas que reescriben o innovan sobre la tradición–, se agregan los procedimientos que buscan materiales y figuras inéditas de creación, así como rehabilitaciones de formas y contenidos que se confrontan con la novedad y la aparición de herramientas y soportes que renuevan la cultura, la historia, los contextos sociales y políticos, la producción creativa como totalidad y diferencia singular.

    En este marco y teniendo en cuenta las expresiones artísticas en relación a los contextos socio-políticos, los autores apelan a un vasto contingente de académicos, críticos y escritores, para reflexionar sobre lo anterior. El desarrollo de los capítulos acerca de la persistencia de la memoria histórica, las nuevas identidades del siglo XXI y los compromisos artísticos actuales, se retrotrae a la relación entre lo artístico, lo político y las nuevas producciones artísticas del siglo XXI.

    El movimiento que va de lo artístico a lo político, probablemente tiene hoy día un eje desplazado desde lo conceptual. ¿Qué se entiende hoy por «resistencia», «compromiso» o «poder»? La resistencia en la práctica social, agudizada en los últimos años de dictadura por el compromiso con la memoria de los crímenes y la represión, aparece articulada a las prácticas artísticas, terreno en el que las biografías y las antologías escriturales y visuales dieron cuenta del pasado traumático y mantuvieron una lucha soterrada en las comunicaciones de los años noventa con el continuista proceso económico y político neoliberal. El pluralismo de la posdictadura se vio limitado por el pacto del consenso y, en este sentido, los modos de resistencia se confinaron a ciertas formas marginales de discurso y a cierta praxis de marginalidad social.

    Es posible que en el terreno económico y político se pueda hablar de una continuidad entre dictadura y posdictadura (la idea de «transformismo» de Tomás Moulián)¹, pero es indudable que las concepciones de resistencia y compromiso cambian por el solo hecho de que la represión se diluye o se desvincula de los aparatos de Estado. El mayor problema consiste, quizás, en que el englobamiento de lo político a través de lo artístico, que fue dominante en el periodo dictatorial, empieza a diluirse lentamente en los años noventa con la desaparición de las ONG, las revistas y los periódicos alternativos y es fundamentalmente reemplazado por un mercado, que aglutina los deseos simbólicos de bienestar material de la población y convierte la cultura pública en el fetiche del espectáculo (el mal de la banalidad, como dice Grínor Rojo)². El artista comprometido y el no tanto, pasan por la euforia de la transición que los hace visibles en los primeros años y luego se oficializan a través del Fondo del Libro y el Ministerio de Cultura, para finalmente fragmentarse hacia fines de los noventa, en los galardones individuales, los Encuentros efímeros y la multiplicación de publicaciones y exposiciones. En este sentido, las relaciones entre arte y poder se han estabilizado, equilibrado y pasan a comulgar bajo un pacto simbólico de no agresión. Aunque todo esto, no significa necesariamente que no existan artistas, escritores o poetas que continúan haciendo la crítica correspondiente al sistema, con los precarios medios que les quedan.

    Con respecto a la articulación que va de lo político a lo artístico, es probablemente posible constatar que bajo la superficie del vaciamiento de la «política real» que se ejerce cada vez más desde los inicios de la transición en el país hasta ahora, existe un habitus profundo de malestar, de desencanto, de crítica social, de fermento indignado, que cada cierto tiempo explota y se expande como aceite hirviendo por los intersticios de nuestra «sociedad real». Posiblemente no se trata de la gran masa que ha sido despojada de su ser colectivo y de todo espesor político y cultural y que se regocija en los oropeles placenteros de un consumo que limita con lo obsceno ; pero en esos bolsones de «resistencia», aflora de nuevo el compromiso de una sociedad que se rearticula en pos de objetivos locales, zonales, regionales, de clase, de género, generacionales, reivindicativos, gremiales, etc. Y el arte y la literatura «leen» esta realidad y la auscultan como infrahistoria, para poner en sus representaciones las nuevas problemáticas que la sociedad globalizada instala. Así es como, frente al exilio racial, al destierro de la patria, al exilio social y de clase que imperó en el país hasta 1990, suceden ahora nuevas visiones en el arte, focalizadas en el Gran Exilio en que se vive la sociedad contemporánea (exilio del mundo, del origen y de la vida, exilio del propio cuerpo, fractura, fragmentación y desarraigo), enfrentado al entrañamiento de la vida comunitaria y a la antiutopía social. El Exilio concreto de ser desterrado del espacio original es transformado en la literatura más actual en un exilio de la utopía, de la comunidad y del propio sí mismo a través de la pérdida de la memoria, atrapada en el consenso, que es una especie de purgatorio profano en donde el pasado se hace insignificante.

    Los nuevos compromisos artísticos se instalan en el enganche o quiebre que produce el periodo dictatorial en la producción artística actual: ¿continuidad, ruptura, evolución? Articulado con lo anterior, conjura más preguntas que respuestas, especialmente porque estas podrían ser diferentes dependiendo del área artística, del género o de la generación que la procesa. Desde el terreno que más me compete, la literatura, podría decir que la diversidad no permite catálogos ni fichajes fáciles. Los poetas fluctúan entre el desencanto no desprovisto de crítica social del periodo transicional, pasando por un momento de fuerte subjetividad y búsqueda del sí mismo en los textos de fines de los noventa, hasta llegar a la ironía y el cinismo centrado en lo cotidiano y la antiutopía, en los poetas más jóvenes. Todo esto sin considerar los discursos de la memoria de los poetas de origen mapuche, los discursos que remiten a espacios mitológicos o marginales en los poetas del sur y el norte del país, las escrituras de mujeres atravesadas por sus propias memorias fracturadas, etc. En la novela, tal como ha señalado Patricia Espinosa³, predomina un cierto conservadurismo, una escritura irónica y paródica, con mundos individualistas y despolitizados, adheridos a la carnavalización del mundo, la soledad o el desencanto. Por supuesto que aquí también hay excepciones que se instalan en una crítica social o histórica o en un metalenguaje que pretende establecer rupturas desde la significación contra la tradición. En el caso del teatro, se trata de un fenómeno diferente, especialmente por el apoyo que ha tenido desde el Estado y la ampliación del público real, lo que lo ha convertido en un suceso social sin precedentes en la historia cultural del país. A ello ayuda la variedad de registros de las obras, que van desde el compromiso crítico radical hasta todo tipo de experimentaciones formales o con otros géneros. Pienso que en el terreno de las artes musicales y el arte visual debe estar ocurriendo lo mismo: coexistencia y diversidad de formas, de contenidos, de proposiciones teóricas, de propuestas estéticas, de lenguajes diversos. Sólo que siguen siendo áreas restringidas a públicos menos masivos que el teatro y la literatura. Con respecto al cine, la oferta también se ha expandido y como se sabe, no siempre en pos de una reflexión productiva para el receptor. Los éxitos de los últimos tiempos ratifican la construcción de un cine de masas, pero no necesariamente de calidad.

    Importante me parece el resultado de este libro, al preguntar o responder una serie de cuestiones, que tal vez marquen las relaciones entre nuestra cultura y nuestra sociedad en los tiempos venideros. Se trata no sólo de reconstituir lo perdido, ya que, como diría Andreas Huyssen⁴, el modo de ser de la memoria es búsqueda más que recuperación. Lo que tenemos son lenguajes escépticos, hipercríticos, desacralizadores, totalizantes y fragmentarios, neovanguardistas y tradicionales, pero también innovadores y reconstructores de una comunidad que se sigue queriendo soñada, frente al poder disciplinario y monopolizante de la globalización, una utopía que se reinventa a partir de las diferencias. El arte, la literatura, muestran y narran la memoria de lo que fuimos e intentan dibujar el proyecto de lo que seremos, abren el territorio de las nuevas identidades que se construyen en la sociedad híbrida y diaspórica del futuro. Crean e inventan los sujetos que quieren ser personajes de la multiplicidad creadora de la realidad, para no ser clonados en el masivo encadenamiento globalizador. El arte es pura productividad, otro tipo de productividad, gasto y pérdida de lo invisible, no tragada por el espectáculo del consumo exacerbado ni de la entretención aséptica.

    Necesidad de lo artístico en lo político y de lo político en lo artístico: ¿continuidad y ruptura, evolución y transformación, movimientos, caminos, nuevas prácticas, memoria, desmemoria, renovación de la memoria? Pero todo ello se da en contextos y el chileno, con todos los rimbombantes «logros» que ha traído nuestra hipertrofiada democracia, sigue siendo un contexto «secuestrado» por las privatizaciones del aparato comunicacional, de la educación y la salud y en parte también

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