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Catalina y su pequeño pony
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Libro electrónico94 páginas1 hora

Catalina y su pequeño pony

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Dos libros en uno: Catalina y el pequeño pony y Catalina se comió todas las manzanas.
La misma niña, vista y traducida por su observador y estudioso padre. Ricardo Giuffra toma anécdotas de la infancia de su hijita, y las transforma en geniales y delirantes historias que le dan la excusa para ilustrar y ofrecer una mirada interesantísima acerca de temas que no se ven en el colegio. Como los caballos y los ponies, como la mitología griega –a la que pone al alcance de cualquier entendimiento, con colorido humor-, como las diferentes clases de caracoles y hasta las costumbres de las localidades que son escenario de la trama.
Un apasionante entretenimiento para chicos y grandes con ganas de saber y demitificar.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento20 sept 2014
ISBN9789873610264
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    Catalina y su pequeño pony - Ricardo Giuffra

    ISBN 978-987-3610-26-4

    1. Literatura Infantil Argentina. I. Título - CDD A863.928 2

    Fecha de catalogación: 20/09/2014

    Editado en Argentina.

    CATALINA Y SU PEQUEÑO PONY

    (y LOS DIOSES DEL OLIMPO)

    DEDICATORIA:

    A María Catalina, mi ángel de la playa, musa de todos mis cuentos.

    A los niños y a los que todavía se sienten niños para que se diviertan y si es posible aprendan algo.

    A los gobernantes, para que no haya niños pobres y ricos, y que nos eduquen con Amor y en Paz.

    Ricardo Enrique Giuffra, 11 de febrero de 1971

    CATALINA CUMPLE 5 AÑOS

    ¡Fiesta de tus manos, mirando el fondo de tus ojos,

    he llegado al cielo!

    Catalina estaba próxima a cumplir años

    ¿Quién es Catalina? Una niñita pequeña de grandes ojos negros que está entusiasmada con los 101 Dálmatas y quiere que su papá en vez de biólogo sea dibujante. Papá Ricardo dibuja, lo que no puede evitar es que Catalina se resfríe. ¡No vamos a poder ir a la playa hija, hay que cuidarse!, dicen papá y mamá.

    ¡Qué grandota, cinco años y todavía toma mamadera!

    Catalina nació a una hora inusual, a las 24 horas, o a las 0 horas, entre un 22 y un 23 de enero de 1992, bajo el signo de Acuario, muy lógico para una niña que nació a cuatro cuadras del Quequén Grande y a sólo cuatro kilómetros del mar.

    Papá la recibió en sus brazos, la lavó con agua tibia y se la entregó a mamá, pero… eso es historia antigua.

    El ángel de la playa -que así yo llamo a Catalina- estaba próximo a cumplir 5 años. Y, resfriadita como estaba, la fiesta quedaría para el sábado.

    Papá, ya el lunes, le había dejado de regalo un gran dinosaurio de hule, que primero la asustó, pero un poco después brincó sobre su lomo, se montó sobre sus manijas y lo disfrutó. A su papá le contó que tenía una bikini azul y blanca y que irían a la playa. Fuimos con Catalina a casa de Martincito, que está hecho un hombrecito de 8 años. Catalina dice que para ella ya es grande.

    Martín juega con sus amigos en una pileta de lona. María quiere aprender a nadar. Puky, el perrito de Martín, menea su colita plumosa, es pequeñito, el compañero ideal para un niño pequeño. Marcela y Agustín están en casa, pero Agustín le pega a María a pesar de sus escasos dos años.

    -No le pegues a Catalina, Agustín-, dice papá Ricardo. -Tienen que ser amigos.

    Y le promete traer una pelota para jugar al fútbol y al vóley.

    Mamá Norma trabaja, atiende el kiosco, a Catalina y hasta a papá Ricardo ¡Cómo trabaja mamá Norma!

    Y el miércoles habrá pan dulce… pero con mate, todo bien criollo.

    Aunque Catalina dice que su cumpleaños es el martes y reclama los regalos.

    -Mamá, ¿cuándo me vas a dar tu regalito?-, dice.

    -Así que había sido interesada la María-, dice mamá.

    -Vos me prometiste.

    -¡Paciencia, hija, paciencia!

    -María Catalina tiene eso, no sabe esperar y, cuanto más le dicen que hay algo que será de ella, más impaciente se pone-, agrega mamá.

    Lunes, lunes. Miramos las plantitas con papá. Aprendemos a diferenciarlas en monocotiledóneas y dicotiledóneas.

    -Las de hojas acintadas, mono, las de hojas lanceoladas o palmadas con nervaduras que divergen, dico.

    -¿Y eso?

    -Eso es una lechuga.

    -¿Y aquéllo?

    -Aquello una radicheta.

    - ¿Y lo que forma una flor?

    -Pétalos y sépalos.

    -¿Y ése?

    -Ése es un caracol, si lo pones en agua el caparazón se blanquea porque está constituido por calcio. ¿Subís a babucha?-, dice papá.

    -Tengo miedo, mejor a caballito.

    Y papá lleva a su María Catalina a caballito.

    -¡Vamos a la esquina!

    -Hico, hico!

    María me muestra su bicicleta con rueditas.

    -Yo conozco una nena que se llama Micaela, que anda sin rueditas.

    Y papá ya piensa en sacarle las rueditas para que aprenda a equilibrarse

    Miramos con mamá los dibujitos de la tele, cenamos ¡y a dormir!

    Cada vez estamos más cerca del 23.

    Martes. ¡Qué calor que hace! María se levanta a las diez y media. Papá le regala una bibliotequita y unos lápices más una remerita del Jorobado de Notre Dame, que lleva la imagen de la gitana Esmeralda. Desayunamos café con leche con medialunas y a las 12, después de los dibujitos animados, nos disponemos a almorzar. Mamá Norma le regala un vestidito rosa.

    Por la tarde papá va a la playa y se quema como una chuleta de cerdo al asador. Mamá dice:

    -Papá se va un ratito a buscar fruta, después vuelve y seguimos jugando.

    En la playa el viento sopla sin pìedad. Las sombrillas vuelan. Vuelvo a casa, me doy una ducha. {¡Cuánta arena en mis orejas!)

    Mamá saca el automóvil, subimos y vamos a la playa. Catalina quiere ver a los caballitos.

    -Yo toco a los tigres y a los leones-, dice.

    Hace unos días fue al circo, en él había llamas, osos.

    Catalina está entusiasmada. La gente está

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