Poemas y cosas

Por Bernardo Esnal

Lo más cercano a la conciencia es la ignorancia.
Se tocan.
Tienen una frontera en común.
Los saberes nacidos de las certezas son erróneos. La visión de nuevas porciones del Universo relativizan su significado y lo transforman.
Abandonar la concepción de lo que conocemos, o sea, abandonar lo que conocemos, nos permite tocar la realidad.
Solo tocarla.
Solo se logra nacer tras haber muerto.
La vida es más bien un parto.
Entre un río de fluidos, fríos, calores, miedos, dolores y alivios... desde esa confusión y locura de la sala de partos, el poeta, naciendo escribe.

• Idioma: Español
• Editorial: Difundia Ediciones
• Fecha de lanzamiento: 10 ene 2019
• ISBN: 9788417467784

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Primera edición: diciembre de 2018

© Grupo Editorial Insólitas

© Bernardo Esnal

ISBN: 978-84-17467-77-7

ISBN Digital: 978-84-17467-78-4

Difundia Ediciones

Monte Esquinza, 37

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El poeta quiso escribir algo que no fuera poesía.

Tomó un cuaderno en blanco y escribió «Teoría de la inercia del bolazo simple en el espacio vacío - estudio sociológico cuántico» pero tras el título no desarrolló el ensayo. Antes de eso escribió: «La fe como máxima expresión del pensamiento cínico moderno»...pero se distrajo en las rarezas etimológicas de la palabra cínico y tampoco lo desarrolló.

Luego «Duplicación de los fractales vegetales en el árbol neuronal del observador pasivo», «Gatoterapia y su aplicación a los chacras 1,2y3- Guía práctica de Reiky felino», «Breve apunte sobre epistemología de la telepatía», «Analogías simples pero alebozas entre el marxismo-leninismo y el cristianismo», «Mr. Hide y Mr. Hide», «El trapecista borracho» y así siguió hasta completar cuatrocientas cincuenta y cuatro páginas de títulos de ensayos, tesis y novelas sin desarrollar.

A diferencia de las poesías (a las cuales literalmente se comía y luego defecaba para finalmente hacer dibujos obscenos con la caca) los títulos si fueron publicados .

Entendió que ese secreto festín psicópata y egoísta (el coprófilo-literario) debía tener límites ya que a la sociedad le serían útiles sus títulos.

Se editaron en un solo y pesado volumen las cuatrocientas cincuenta y cuatro páginas de éstos junto con un prólogo de Gustavo Escanldar.

Nadie sabía que para cuando el poeta publicó los «Títulos» llevaba escritos ya 1320 poesías (masomenos, ya que el yo interno de algunas no respetaba el espacio de otras).

La ignorancia total de los «otros» respecto a la existencia misma de las poesías formaba parte del ritual.

Por suerte algunas noches el