Sombras De Verdad

Por AlejandroGarcía Fernández

Qu hacer cuando lo que has dado por sentado toda tu vida resulta no ser cierto? El soldado Eusoj conduce a los escuadrones de la Orden del Cliz para acabar con una de las grandes amenazas en el mundo de Satreda, pero pronto se ver confrontado entre lo que l ha credo toda su vida y la verdad que resuena a la distancia. Hay una decisin que deber ser tomada y que puede cambiar la historia de Satreda para siempre.

• Idioma: Español
• Editorial: Palibrio
• Fecha de lanzamiento: 15 ago 2012
• ISBN: 9781463336257

AlejandroGarcía Fernández

Alejandro García Fernández nació en Veracruz y estudió literatura en la Facultad de Humanidades de la ciudad de Xalapa. Actualmente trabaja como misionero en la sierra de Orizaba a la vez que escribe la continuación de su obra.

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Copyright © 2012 por Alejandro García Fernández.

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Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

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A mi padre por su apoyo, a mi madre por sus oraciones

y a mis hermanas por los ratos que han pasado conmigo.

Sombras de Verdad

Lílian no era cobarde. El temor y la muerte eran palabras que jamás había cruzado por su mente. Esas eran palabras que sus adversarios debían considerar en serio. Pero en estos momentos… En estos momentos la situación era distinta.

Por vez primera en varios años Lílian sintió temor de morir.

Un fuerte grito que heló su sangre hizo que volteara a tiempo para ver como una enorme masa de músculos destruía de un solo golpe la armadura ligera de uno de sus compañeros.

Unas lanzas pequeñas pero penetrantes cayeron súbitamente sobre los demás compañeros de Lílian atravesando a cuatro sin darles tiempo de hacer nada más. Al verlos caer Lílian entendió con horror que los ogros y los goblins habían alcanzado sus posiciones.

El terror que imponían los ogros fue tal que muchos tiraron sus armas y salieron corriendo haciendo menos efectiva la defensa.

Al contemplar como todos empezaban a correr despavoridos Lílian entendió la terrible verdad, la fortaleza estaba sucumbiendo.

En su desesperación por tratar de hacer algo, Lílian se juntó a un escuadrón que había conseguido reagruparse, pero al momento que empezaron a moverse para buscar un adversario, una lluvia de flechas los bañó con precisión mortal. Muchos murieron con los corazones atravesados pues las flechas habían golpeado sus armaduras en el punto adecuado.

Volteando con desesperación Lílian vio un grupo de elfos que ya se estaban aprestando a disparar de nueva cuenta.

Elbert, el líder de la fortaleza se puso al frente de un grupo de hombres que se lanzaba con heroísmo sobre los elfos, pero su carga fue interceptada por un grupo de orcos y saurios que inmediatamente rodearon a Elbert y empezaban a acabar con su unidad.

Los elfos volvieron a disparar.

Al ver como caían sus compañeros, muchos guerreros perdieron los deseos de luchar y salían corriendo, pero eran atrapados por uno ogros dispuestos a cortar toda especie de retirada.

En medio del desastre surgió un grito desgarrador entre las filas, Elbert había caído. Al ver su líder muerto todos comprendieron que la causa estaba perdida y corrieron para salvar sus vidas. En esos instantes Lílian hizo algo que jamás hubiera pensado hacer en medio de un campo de batalla. Empezó a llorar.

Eran lágrimas de rabia que salían calientes de sus ojos, recorriendo con desesperación sus mejillas. En medio de sus lágrimas alzó sus ojos y alcanzó a distinguir una figura familiar que luchaba sin piedad acabando con varios de sus amigos, era la silueta del culpable por cuya causa se había iniciado esta tragedia.

Despejando de su rostro las últimas lágrimas empuñó las dos dagas que tenía en sus manos y llenándose con furia y determinación gritó:

-¡Maldito! ¡Aunque deba morir esta noche tú vendrás conmigo!—Y se lanzó de inmediato sobre el general que lideraba a sus enemigos.

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Eusoj se arrodilló y mientras hacía esto, cerraba los ojos musitando una plegaria a cualquiera que pudiera oírlo.

No sabía si existía algún dios, pero desde hace varios años y por causas desconocidas sintió la necesidad de buscar un dios. El vacío que atormentaba su alma era cada vez más frecuente y necesitaba llenarlo de algún modo.

Había mitos, leyendas e historias que hablaban sobre guerras antiguas y héroes olvidados. Él mismo había crecido con una de ellas, la historia de el Rebelde, un noble guerrero que con gran esfuerzo y en largos combates derrocó al maligno emperador Nivlac, quien en su afán de poder conquistó los siete reinos de Satreda destruyendo a dos de ellos en el proceso.

Un grupo de guerreros apoyados por las tres facciones mercenarias se levantaron en contra de Nivlac, pero no pudieron hacer mucho en su contra hasta que de la nada se levanto el Rebelde quien les prestó su ayuda.

Cuando era niño, su abuelo le contó que su bisabuelo participó en esa guerra ayudando al Rebelde, a la vez le contó a Eusoj que ellos eran descendientes de un famoso arquero que en otra época había participado en una guerra antigua, tan pero tan antigua que ya se había olvidado las causas del conflicto. Esta revelación cambió por completo a Eusoj quien al saber que dos de sus antepasados habían sido guerreros en conflictos importantes, decidió enrolarse en la milicia.

Empezó a practicar la arquería y cuando llegó a la mayoría de edad abandonó su casa para tratar de reclutarse en la Orden de los guerreros del Cáliz, una de las legendarias tres facciones mercenarias que supuestamente apoyaron al Rebelde en su lucha contra Nivlac.

La guerra en Satreda era una triste realidad. La desenfrenada conquista del rey Nivlac dejó cicatrices profundas. Dos de los siete reinos habían desaparecido por completo, pues cuando Nivlac los arrasó no dejó nada detrás que diera testimonio de su existencia. Hasta sus ruinas habían sido devastadas. Sólo quedaron valles solitarios en donde antes había habido ciudades, pueblos y pequeñas casas casi aisladas.

Así que los cinco restantes reinos, al verse libre de Nivlac, iniciaron otra guerra para apoderarse de los territorios vacíos y acrecentar su menguado poder. A causa de la falta de efectivos, los reinos habían tenido que contratar a las facciones mercenarias para que les ayudaran a conseguir sus metas. Y fue en esas batallas que Eusoj se forjó como guerrero.

En esos momentos, tras contemplar el campo de batalla lleno de cadáveres sentía una extraña sensación de vacío que torturaba su corazón. Trató de llenarlo con actos de heroísmo en pleno campo de batalla, y en verdad hizo muchos.

Pronto fue reconocido como uno de los guerreros más valerosos, con una visión táctica y una puntería tan letal que muy pocos podían igualar, pues él había conducido a los arqueros a batallar en contra de unidades que bajo