¡Dejad de pelearos! ¿Debemos intervenir en los conflictos de los niños?
()
Información de este libro electrónico
Relacionado con ¡Dejad de pelearos! ¿Debemos intervenir en los conflictos de los niños?
Libros electrónicos relacionados
¿Hasta cuándo durará esa rabieta?: Cómo calmarlos sin ponerse nervioso Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDos equipajes para un solo viaje: Educación emocional para las relaciones de pareja Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSuperar el desempleo en familia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones¡No me hables en ese tono!: ¿Cómo reaccionar? Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¡Padres, atreveos a decir «No»! Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones¿Se debe ceder ante los adolescentes? Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa cara oculta de la crianza Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los 100 Secretos de las Familias Felices: Lo que los Científicos Han Descubierto y Cómo Puede Aplicarlo a Su Vida Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¿Por qué mis padres no me aman?: Empezando a sanar Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesQuiero aprender: El arte de educar y motivar en un mundo globalizado Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCómo criar hijos tiranos: Manual de antiayuda para padres de niños y adolescentes Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Protegiendo tu cuerpo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCómo superar la infidelidad y reconstruir tu vida Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTDAH Como criar a un niño explosivo: Disciplina Positiva Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesComo desarrollar la autoestima de los niños Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos para aprender a liberar emociones Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPor si no me da tiempo? Todo lo que una madre debería decirle a su hijo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCómo Superar la Timidez Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos Celos Infantiles Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones¿Cómo perder un hijo antes de la adolescencia? Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos para dormir en español: Good Kids, #1 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesControl De La Ira: Gestión Del Enojo Y La Frustración Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCómo Educar a tus Hijos: Aprende a Educar a tus Hijos Positivamente y Ayúdalos a Desarrollar Paciencia, Autoestima y Autocontrol Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Dolor De Barriga: Dash Learns Life Lessons Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Mundo De Los Niños: Moldeando el carácter y la actitud de nuestros hijos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los animales en mi cerebro: Una guía de niños para entender y controlar sus comportamientos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Educación emocional de niños Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNiños Adultos: Los secretos de las familias disfuncionales Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCómo Controlar la Adicción al Internet y Redes Sociales: Cómo Evitar que el Uso del Internet y las Redes Sociales Tengan Dominio Absoluto sobre Nuestro Tiempo y Vida Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Relaciones para usted
Maestro del Sexo: Cómo dar orgasmos inolvidables e infalibles y a satisfacerla en la cama como todo un guru del sexo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Heridas del Alma Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Máster en seducción Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Placer Oral: Los secretos para lograr poderosos orgasmos con el sexo oral. Una guía para ambos sexos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cómo criar a los varones: Consejos prácticos para aquellos que están formando a la próxima generación de hombres Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cómo criar a las hijas: Consejos prácticos para aquellos que están formando a la próxima generación de mujeres Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Haz Que Te Persiga: La Estrategia Simple para Atraer Mujeres Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El matrimonio que agrada a Dios: Cómo vivir el evangelio hasta que la muerte nos separe Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Arte del Orgasmo: Aprende a lograr la eyaculación femenina y a dar orgasmos poderosos y difíciles de olvidar Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cómo Enamorar a Alguien (Basado en la Psicología del Amor) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Como Ligar Por WhatsApp Calificación: 3 de 5 estrellas3/510 Simples Hábitos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5BASTA DE RELACIONES TÓXICAS Y DE MIERD*: Inteligencia emocional sin estupideces Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Cajita Come-Miedos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¡Adiós a los Celos y la Inseguridad!: Cómo Controlar las Emociones Negativas que Terminan con la Mayoría de las Relaciones Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Seducción con texting: Atrae y seduce las mujeres que deseas con poco esfuerzo dominando el arte de los mensajes de texto Calificación: 4 de 5 estrellas4/5¿Por qué nuestra relación no funciona si nos queremos tanto? Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Terapia de pareja Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El poder de la presencia: Cómo la presencia de los padres moldea el cerebro de los hijos y configura las personas que llegarán a ser Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cómo Olvidar a Alguien Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Sana la relación con papá, genera la mejor relación de pareja Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Definidos: La identidad que Dios te dio Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Guía del Macho Alfa: Descubre cómo convertirte en un completo macho alfa para atraer y seducir mujeres con muy poco esfuerzo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La esposa excelente: La mujer que Dios quiere Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Categorías relacionadas
Comentarios para ¡Dejad de pelearos! ¿Debemos intervenir en los conflictos de los niños?
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
¡Dejad de pelearos! ¿Debemos intervenir en los conflictos de los niños? - Nicole Prieur
útiles
Introducción
Nada más trivial e intrascendente que una pelea entre hermanos. Y, sin embargo, no debe de serlo tanto cuando se dispone a leer este libro. Así pues, esta cuestión le resulta preocupante: ¿es normal que mis hijos riñan tanto?, ¿por qué me cuesta tanto soportarlo?, ¿es sólo por el ruido que hacen, o estas trifulcas fraternas despiertan en mi interior un malestar de mayor calado? Quizá se haya planteado preguntas como estas, por otra parte totalmente legítimas.
Debemos reconocer que la sociedad actual no nos ayuda en absoluto a permanecer serenos frente a las querellas de nuestra prole. En efecto, actualmente todo se articula como si la familia carente de conflictos constituyese el ideal absoluto que alcanzar. Y, sin embargo, este modelo familiar basado en el consenso total no es más que un mito, muy peligroso, además. La verdad es que el vínculo fraterno no puede prescindir de la hostilidad, ni siquiera del odio. Impedir que estos sentimientos, a priori negativos, se expresen con total libertad en la relación fraternal, también conlleva impedir que nazca el amor y la complicidad entre hermanos. Porque lo segundo es inseparable de lo primero, como dos caras de la misma moneda. Dicho de otro modo: cuanta mayor libertad tengan sus hijos a la hora de pelearse sin sentir que le están decepcionando ni ser juzgados como «demonios», más se querrán y entenderán en otros momentos. No obstante, no se trata de mirar cómo se destripan entre sí sin intervenir. Esto sería demasiado simple. No debemos permitir que los niños resuelvan sus conflictos por sí solos, ya que correríamos el riesgo de que los más fuertes impongan su ley a los más débiles en el marco de la relación fraterna. Así no habría igualdad de condiciones. Por ello, al enfrentarse a las peleas entre hermanos, los padres deberán encontrar el justo equilibro, interviniendo con tacto de forma que cada uno de los niños pueda experimentar, de forma alternativa, los roles de perdedor y ganador.
Como es obvio, esto implica no dar siempre la razón a uno y regañar al otro, algo que puede ocurrirnos más a menudo de lo que debería sin ni siquiera darnos cuenta. Para ser conscientes de ello, basta con tomarse el tiempo necesario para cuestionarnos con total honestidad nuestros modos de actuación frente a cada uno de los hijos. Por otra parte, esto no debe sorprendernos en absoluto. Los vínculos establecidos con los hijos son de una complejidad enorme y dependen en gran medida de nuestro pasado y de nuestra vida en pareja, así como de otros factores, entre los que cabe destacar, en primer lugar, el inconsciente.
Este libro pretende ayudar a los padres a cuestionarse el modo de funcionamiento de la vida familiar. No obstante, su objetivo fundamental consiste en infundir ganas de usar la imaginación para inventar nuestras propias soluciones a la hora de enfrentarnos con mayor tranquilidad a las riñas entre niños y sacarles el mejor partido. Y es que, por muy agotador que resulte soportarlas, las peleas fraternas son útiles en la medida en que permiten que la constelación familiar «se mueva». A través de ellas, los niños envían mensajes a sus padres para hablarles de sí mismos, de sus expectativas y, en ocasiones, de su malestar. Cuando se pegan entre sí, es como si dijesen: «Papá, mamá, miradnos, escuchadnos, intentad comprendernos». Así pues, esperamos que estas páginas contribuyan a poder mirar con otros ojos este tipo de conflictos, desde una nueva perspectiva más receptiva y menos crispada.
Capítulo 1
El pesado lastre del mito de la fraternidad
Existe una tendencia exagerada a pensar que, en una familia feliz, no hay cabida para los conflictos entre hermanos. Esto es un error: las peleas fraternas no sólo son inevitables, sino también útiles.
■ La era de la familia intachable
Muy pocos entre nosotros pueden evitar sentir incomodidad, a veces incluso vergüenza, cuando nuestros hijos riñen, se pegan o se lanzan improperios en presencia de terceros. ¿Qué pensarán los demás, los amigos, vecinos o abuelos? Sin duda, que no tenemos grandes dotes como educadores, puesto que no somos capaces de hacer reinar la armonía en nuestra prole. Quizá también crean que nuestros hijos deben estar bastante trastornados para mostrarse tan agresivos entre sí. En pocas palabras: estamos convencidos de que una simple riña entre chavales acarreará necesariamente la desaprobación de nuestro entorno.
Por otra parte, cuando las peleas de nuestros hijos se producen a puerta cerrada, en la intimidad del hogar, no por ello nos desestabilizan menos. Por el contrario, nos afectan profundamente, como si fuese impensable que una familia feliz pueda hundirse en el infierno de las riñas fraternas. ¿Por qué otorgamos tanta importancia a estas pequeñas dificultades entre hermanos, tan habituales, sin embargo, en la vida familiar? Porque, en parte, somos víctimas de la época que nos ha tocado vivir.
Y es que la época actual exalta sin ambages el ideal de familia sin conflictos. Mientras que fuera de este ámbito se imponen el paro y la violencia, y la sombra del divorcio amenaza omnipresente, para muchos la familia constituye el último refugio, la protección absoluta: por ello debe ser perfecta, dar calor y tranquilidad, ser pacífica. Se trata de una concepción sin altibajos, poco compatible con las peleas. Y esperamos de nuestros hijos que nos devuelvan la imagen de esa familia ideal que tratamos, mal que bien, de construir; así es que más vale que se «comporten». Por último, la inocente y empalagosa representación del vínculo fraterno ofrecida por la eterna serie televisiva La casa de la pradera no ha sido diseñada, precisamente, para disgustarnos. Así, para gozar de una serenidad plena, debemos estar seguros de que nuestros hijos se quieren con un amor incondicional e intachable.
■ Un mito que viene de lejos
Es necesario apuntar que, en cuanto a ideología familiar, cargamos con el lastre de una historia larga y muy pesada. La fraternidad siempre ha constituido uno de los grandes sueños de la humanidad, uno de los grandes mitos fundadores de nuestra civilización. Por algo es uno de los tres principios inscritos en los frontones de las instituciones de la República Francesa. E incluso antes de la Revolución Francesa, durante el Antiguo Régimen, en muy raras ocasiones se mostraban a plena luz los conflictos entre hermanos, lo que, desde luego, no impedía la existencia de odios latentes y tenaces. La ley y la tradición establecían minuciosamente, desde el mismo nacimiento, el lugar que debía ocupar cada uno de los hijos: el primogénito heredaba la fortuna familiar, el segundo ingresaba en filas, el tercero en el clero, y así sucesivamente. Dentro de este corsé social, que nadie osaba poner en duda, las peleas fraternas eran inútiles y carecían de sentido. Por tanto, o bien no tenían lugar, o bien apenas se les otorgaba importancia. En cualquier caso, nunca llegaban a afectar al rol de los padres.
Con el paso de los años, se fue reafirmando este mito de la familia ideal, en cuyo seno es necesario entenderse por encima de todo, acelerándose además durante los siglos XIX y XX. En este sentido, el régimen de Vichy en Francia constituye una etapa fundamental.