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El Asesino del Olimpo
El Asesino del Olimpo
El Asesino del Olimpo
Libro electrónico348 páginas5 horas

El Asesino del Olimpo

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‘MALDAD BAJO EL SOL GRIEGO’

Si este verano está pensando en viajar a las majestuosas Islas Griegas bañadas por el sol, piénselo nuevamente. Un sádico asesino está al acecho.

EL ASESINO DEL OLIMPO…

En las pintorescas Islas Griegas, los cadáveres se están amontonando rápidamente. Cuerpos torturados, mutilados y extrañamente conectados con la antigua mitología griega. El Capitán de la Policía Helénica COSTA PAPACOSTA ha sido llamado para asistir a la joven  cretense,  amante de la comida, y Teniente de la policía Ioli Cara, quien se caracteriza por ser la mejor de su clase y tener una boca de marinero, en resolver su caso más complicado hasta ahora, mientas enfrente a sus propios demonios después de la trágica pérdida de su hija.

El ASESINO DEL OLIMPO, como los tabloides lo han llamado, es un asesino astuto y sádico con un pasado inquietante. Un pasado que se nos revela a través de la historia de su mamá en Dayton, USA.

¿Atraparán los dos oficiales al asesino a tiempo o el Asesino del Olimpo obtendrá su venganza?

Una modelo a quien le han cortado los brazos brutalmente…

 Unos gemelos decapitados,  cuyas cabezas han sido usadas como el sol y la luna…

¡Papacosta y Cara están siempre un paso detrás del asesino durante todo el recorrido, hasta el impactante final!

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento13 dic 2016
ISBN9781507155462
El Asesino del Olimpo

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    Vista previa del libro

    El Asesino del Olimpo - Luke Christodoulou

    Misterios en las Islas Griegas #1

    (Novela de Suspenso)

    ––––––––

    EL

    ASESINO

    DEL OLIMPO

    ––––––––

    Por Luke Christodoulou

    ––––––––

    Material Protegido por las Leyes de Derecho de Autor

    TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

    El derecho de Luke Christodoulou para ser identificado como el Autor de la Obra ha sido proclamado por él mismo de acuerdo a la ley de Derechos de Autor, Diseños y Patentes de 1988.

    Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, escaneada, o distribuida en forma impresa o electrónica sin autorización previa.

    Este libro es una obra de ficción y cualquier parecido con personas (vivas o muertas) o cualquier evento es puramente una coincidencia. Sin embargo, los lugares mencionados son reales.

    Diseño de Portada: María Nicolaou (Mj.Vass)

    Publicado por: GreekIslandMysteries

    Copyright © 2014 por Luke Christodoulou

    Elogios recibidos por EL ASESINO DEL OLIMPO

    (Misterios en la Islas Griegas #1 – Novela de Suspenso única)

    LIBRO DEL MES (Mayo 2014) – Suspenso Psicológico (GOODREADS)

    LIBRO DEL MES (Junio 2014) – Nada mejor que leer (GOODREADS)

    LIBRO DEL MES (Octubre 2014) - Ebook Miner (GOODREADS)

    ‘...a diferencia de muchas novelas de suspenso que he leído antes – las cuales suelen ser pesadas y deprimentes por su propia naturaleza y por los hechos sobre los cuales se construye la trama – no me pareció que fuera este el caso con esta novela. Todo lo contrario. El señor Christodoulou correctamente entreteje anécdotas humorísticas dentro de la novela, así como mitología Griega, historia, rica y deliciosa cultura Griega, y comida—todo sin descuidar la seriedad de los eventos – mientras sigue dando una gran vida a la historia. Ya que la vida es lo que sigue pasando a pesar de todas las tragedias y los  atroces crímenes que destrozan las vidas de las personas.’

    Autor M.J.

    ‘Un viaje de muertes rápidas y curvas cerradas a través de las exóticas islas Griegas. La narración de los lugares es maravillosa, descriptiva y correcta. Está muy bien escrito con acción intensa y caracterización inmejorable (Ioli Cara, con su boca sucia, y un par de abuelas muy griegas son para disfrutarse). Tan seductoramente como un juego de Sudoku, el autor ha creado una trama ingeniosa con nada menos que maravillosas revelaciones al final. En corto, si buscan un libro que los deje en shock y en suspenso, no busquen más.’ Autor J. Salisbury

    ‘Realmente un misterio que rivaliza con Patterson’ Ruth Rowley, USA

    ‘Una excelente y fascinante novela de suspenso psicológico’ Jimmy Andrea, UK

    ‘El Asesino del Olimpo es un libro maravilloso...’ Raghavendra. India

    ‘Le recomiendo ampliamente este libro a todo el mundo...’ Kristin T, Canadá

    ‘Un giro interesante en las novelas de suspenso psicológico. Creo que está bien narrado y que es muy interesante en términos de los elementos de la Mitología Griega que contiene.’ Mrs G, UK

    Libros escritos por Luke Christodoulou:

    El Asesino del Olimpo (Misterios en las Islas Griegas #1) - 2014

    Los Asesinatos en la Iglesia (Misterios en las Islas Griegas #2) - 2015

    Muerte de una Novia (Misterios en las Islas Griegas #3) - 2016

    24 Fabulas de Esopo Modernizadas - 2015

    A mi esposa Polina por su amor, apoyo y paciencia.

    A mi hija Ioli. Gracias por recordarme que tengo que vivir la vida al máximo.

    EL ASESINO DEL OLIMPO

    ––––––––

    La Aurora, de azafranado velo, se esparcía por toda la tierra, cuando Zeus, que se complace en lanzar rayos, reunió el ágora de los dioses en la más alta de las muchas cumbres del Olimpo. Y así les habló, mientras ellos atentamente lo escuchaban: ‘¡Oídme todos, dioses y diosas, para que os manifieste lo que en el pecho mi corazón me dicta! Ninguno de vosotros se atreva a transgredir mi mandato...

    HOMERO, La Ilíada, Libro VIII

    Capítulo 1

    El brillante sol griego acababa de ocultarse detrás del océano.

    Había sido una hermosa puesta de sol. La forma en que la luz saltaba sobre las olas, encendiendo las aguas de la Vathy Bay, fue espectacular.

    '' Una delicia para la vista,'' pensó Stacy mientras se encaminaba más allá de los pequeños y coloridos botes de pesca, todos en fila, esperando a que llegaran sus amos para salir a la pesca de tarde en la noche.

    Stacy se dio cuenta que esta era la primera vez que realmente estaba sola desde que su divorcio  había concluido la semana pasada en Los Ángeles. Sus amigos de la alta sociedad la habían convencido de alejarse de todo y al día siguiente se había encontrado en camino a la isla griega de Rodas.

    En la roca  donde se había sentado todo era tan tranquilo y silencioso  y se quedó mirando la luna llena. Contempló las sombras de los barcos, parados y durmiendo en el  oscuro horizonte, antes de quitarse los zapatos rojos de tacón Manolo Blahnik y bajar con cuidado a recostarse sobre la arena dorada de la playa, aislada del resto del mundo por la rocas. Tanta soledad se sentía un poquito extraña después de haber estado rodeada por multitudes de todas las edades y colores imaginables, tan sólo hacía unos días en Faliraki, la discoteca principal de Rodas. Después de Rodas, el grupo se dirigió a la Isla de Ko donde siguieron la parranda al máximo. Sonrió mientras los recordaba a todos alineados frente a la barra del Jackson’s Beach Bar bailando toda la noche sin preocupaciones. Ahora, estaba disfrutando la serenidad que le ofrecía la isla de Samos. Jennifer, Ginger y el resto de las chicas habían hecho un gran trabajo llevándola a visitar todas las Islas Griegas – la-procesión-de-las-islas como a Ginger le gustaba llamarlo – para ayudarla a olvidarlo. A él. Se preguntó que estaría haciendo El Dios en ese momento. Así es como todos lo llamaban en la compañía.

    Hmm... para todos, excepto para mí, pensó. En lo profundo, aún tenía ciertos sentimientos, pero ya no podía continuar con el dolor de seguir con él.

    Bastardo mentiroso, dijo ella con los ojos cerrados.

    Hermosa noche. Una voz desde detrás de ella interrumpió su ensimismamiento.

    Por la sorpresa se le escapó un grito mientras brincaba para ponerse de pie y voltear hacia la dirección de la voz.

    Lo siento muchísimo. No era mi intención asustarla, se apresuró a decir el guapo hombre de cabello negro, la luz de la luna revelaba sus destellantes ojos verdes mientras bailaba por su cara.

    No me asusto tan fácilmente, contestó ella, tratando de recuperar su aliento. Usted me sorprendió, eso es todo. ¿Hace cuánto que está usted ahí?

    Oh, no soy un acosador, bromeó él, burlándose de ella con su suave y relajante voz. Vine aquí a escribir. Su cara se iluminó completamente mientras sacaba una pluma Parker y su delgada libreta roja de su mochila como evidencia,

    ¿Usted vive aquí?

    No, sólo he estado aquí por un par de semanas. Yo también estoy de vacaciones. Solo, comentó. Tom Smith, dijo él, ofreciéndole su mano derecha.

    Stacy Anderson, contesto ella. Su mano se enlazó perfectamente con la de él. Se sintió extraña al usar su nombre de soltera nuevamente. Más extraño fue el hecho de que ella se sintió cómoda con este hombre que acababa de conocer. Ginger habría estado tan orgullosa de verlos sentados juntos en la arena, platicando de cosas sin importancia mientras el Mar Egeo acariciaba sus pies.

    ¿Sobre qué está escribiendo? Le preguntó Stacy.

    "¡Es una novela de suspenso!" anunció él, haciendo su voz más profunda y asumiendo un tono asustador. Ambos rieron. Había sido ya mucho tiempo desde que había reído de una manera tan natural.

    Me encantan las novelas de suspenso, dijo ella coquetamente con entusiasmo. Fue lo último que Stacy Anderson pudo decir en su vida. Mientras el cuchillo alcanzaba su pecho y penetraba en su corazón. Stacy trató de tomar aire y gritar, pero la mano izquierda de Tom rápidamente cubrió su boca. Su mano derecha levantó el cuchillo de nuevo y la hoja de plata brilló contra la luz de la luna. La sangre goteaba desde su afilado extremo mientras la apuñalaba de nuevo con más energía esta vez y con evidente emoción en sus diabólicos ojos verdes. Los siete golpes fueron directo a su corazón. Tom se le acercó más y lentamente le desabrochó la camisa ensangrentada, tomándose su tiempo antes de poner su atención en el botón de sus jeans.

    Él observó su hermoso cuerpo desnudo, tocando tiernamente sus falsos senos. Eran perfectos, probablemente los mejores que el dinero podía comprar.

    Entonces, con una furia salvaje, Tom clavó el cuchillo entre las piernas de Stacy, enterrándolo profundamente dentro de ella, antes de cortar ferozmente hacia arriba. Tom se detuvo, satisfecho porque la granada en fruta cabía perfectamente. Se levantó para admirar su obra. En seguida, él caminó hacia dentro del agua y con una sonrisa de satisfacción en su rostro se alejó nadando.

    *****

    Capítulo 2

    8:47 de la mañana y como siempre aquí en Grecia, llegué temprano. Reí al pensar que Nueva York me había vuelto rápido. Aparentemente, los años de ser un detective de homicidios en la Gran Manzana habían dejado su marca en mí. Atenas era una jungla también, pero una jungla más pequeña que la anterior. Hace tan sólo una hora, recibí una llamada de una de las varias encantadoras secretarias en la Oficina Central.

    ¿Capitán Costa Papacosta?

    ¿Sí?

    Buenos días, dijo ella con un tono aburrido y procedió a informarme que el jefe había pedido verme. Hoy no iría a mi oficina en la Avenida Athinon, donde se localizaba el departamento de investigaciones criminales. Tenía que estar en la Oficina Central a las nueve en punto.

    ¿Sobre qué tema? Dije cuando logré interrumpir su rápido flujo de palabras. Nosotros los griegos hablamos rápido, pero por Dios, esta chica se llevaba la medalla.

    Esté ahí a las nueve. Que tenga un excelente día, Capitán, dijo ella y el teléfono se quedó callado.

    Capitán. Todavía no me acostumbraba a que me llamaran Capitán. Desde que abandoné la NYPD, hace dos años, regresé a mi tierra natal y me uní a la policía aquí. Había sido el Teniente de la Policía Costa Papacosta.

    Todavía no estaba al nivel de ser un detective de Nueva York y el dinero, créanlo o no, era mucho menos, pero no me importó. Quería alejarme. Además, la vida aquí es más barata que en los Estados Unidos y la gente en verdad puede disfrutar del sol a diario.

    9:12 marcó el reloj y yo todavía me encontraba sentado en el corredor mal iluminado del piso superior en un edificio gris con cientos de pequeñas ventanas que era la oficina central de la Policía Helénica.

    Unos minutos después, una chica alta con unos enormes ojos cafés que se escondían detrás de unos estrictos lentes de leer color negro,  y que vestía una ‘traje sastre de mujer’ y una sonrisa falsa me informó que el jefe estaba listo para recibirme.

    ¿Ha estado preparándose todo este tiempo? Dije y me gané una mirada medio-confundida y medio enojada porque ella no había podido entender mi intento de hacer una broma. Quizás el apretado traje sastre le sacaba todo el humor del cuerpo, no dejando más que la secretaria de la policía perfecta.

    Entre, dijo ella fríamente y me mostró la puerta ligeramente abierta.

    La oficina era enorme comparada con la mía y sólo ligeramente más pequeña que el asqueroso apartamento que rentaba en Ampelokipous. Estaba tapizada de viejas y desgastadas alfombras con diseños persas. En las paredes de alrededor había retratos de antiguos presidentes, primeros ministros, jefes retirados, mapas de Grecia y varios símbolos de la policía. El escritorio estaba hecho de madera de Acacia, negra y gruesa, y todo encima de él estaba ordenado de manera militar. Lo único que hacía ver la oficina como un espacio hogareño era el vibrante marco hecho a mano con una foto del jefe cuando era más joven y jugaba con sus dos hijos.

    Siéntese, Costa. Tenemos que hablar.

    Percibí un dejo de ansiedad en su voz que nunca había sentido antes. ¡Este era, después de todo, un hombre capaz de espantar a Caronte, el barquero del Hades mismo! Bueno, al menos eso era lo que los oficiales de policía decían cuando bromeaban durante los muy largas pausas del café.

    Buenos días. ¿Sobre qué quiere habar, jefe? Le preguntó mientras, tranquilamente, me sentaba en el sillón café, enfrente de su escritorio.

    ¿Usted, ve las noticias Costa?

    Casi siempre ... sí, contesté, ligeramente desconcertado mientras me imaginaba en mis boxers sentado sobre mi sofá de cuero negro con un Kebab en una mano y una cerveza Mythos fría en la otra, pasando mis solitarias noches enfrente de la televisión.

    ¿Qué sabe sobre la muerte en Chania hace cinco días? preguntó él.

    Turista americano. Casi cincuenta años. Multimillonaria CEO de una reconocida compañía farmacéutica en Chicago. De vacaciones en Creta con una joven, más-caliente-que-el-clima veinteañera. También americana. Él fue encontrado muerto a pocos kilómetros de su hotel en las afueras de Chania. Estaba completamente desnudo, atado a un árbol, apuñalado...

    ¿Apuñalado? ¡Eso es una subestimación! Todo su estómago y su cabeza estaban completamente abiertos, con los intestinos colgando por todos lados, el jefe interrumpió y entonces preguntó con un tono más tranquilo ¿y qué sabe sobre el asesinato en Samos hace tres días?

    Nuevamente, turista Americana. Poco más de treinta años. Rica, y si puedo agregar, una hermosa mujer rubia. La policía la encontró desnuda en la playa, también apuñalada. Mientras respondía, noté las similitudes, así que las siguientes palabras del jefe no me sorprendieron.

    Era el mismo asesino, Costa.

    ¿Y que evidencia tenemos para poder decir eso? Pregunté.

    Como siempre el detective Yankee, dijo el jefe sonriéndome. Los dos habían estado casados hasta una semana antes. Una joven teniente de Creta encontró la conexión. Verá, la mujer estaba usando su nombre de soltera. También recibimos los resultados del laboratorio esta mañana, los cuales confirman que los dos habían sido cortados con la misma hoja afilada. El nombre de la teniente es Ioli; lo estará esperando en Creta mañana.

    Esas palabras en verdad me sorprendieron.

    ¿Qué? ¿Qué tengo que ver yo con todo esto?

    El jefe me miró directamente y habló con el tono de un padre que le explica a su hijo que en la vida tenemos que hacemos algunas cosas, nos gusten o no.

    Usted era un detective de homicidios en Nueva York. Usted ha visto mierda muy rara antes,

    ¿Mierda rara? Señor, yo no...

    Hemos mantenido los detalles más escalofriantes fuera de los medios, admitió él e inhaló profundamente y después exhaló.

    La cabeza del hombre tenía una cortada muy grande y su cerebro estaba partido por la mitad.

    El jefe me miró para asegurarse de que tenía mi completa atención y agregó El maldito bastardo incluso abrió completamente la vagina de la mujer y colocó una fruta de granada dentro de ella.

    ¿Una qué?

    ¡Me escuchó bien Papacosta! Es julio. Hay más turistas en las islas que gente local. Las víctimas eran americanas y todos los posibles testigos seguramente serán turistas. Lo quiero en este caso. Fin de la discusión. Pídale los detalles de su vuelo a Helen allá afuera y manténgame informado.

    Antes de que pudiera decir algo más, ya estaba en mi carro, con los boletos y los archivos del caso en el asiento trasero de mi Audi A3 negro, de segunda mano, en camino a mi casa para empacar.

    *****

    Capítulo 3

    El vuelo 308 de Olympic Airlines aterrizó a las nueve de la mañana en el pequeño aeropuerto de Chania, la segunda ciudad más grande de Creta. Yo odio volar porque soy un tipo muy alto. Mido 6 pies o 1.84 metros como lo diríamos aquí en Grecia y tengo los hombros muy amplios, así que los pequeñísimos espacios que estos aviones llaman sillas son una pesadilla para mí. Afortunadamente, no era un vuelo trasatlántico, sino uno que duraba cincuenta y cinco minutos, del tipo despega, una bebida rápida, come unas nueces  rancias, y aterriza.

    Recogí mi maleta Samsonite negra y la llevé rodando detrás de mí. Salí del edificio.

    Ioli Cara no era lo que me esperaba. No me malinterpreten, Grecia tiene algunas de las mujeres más hermosas que haya visto en mi vida, es sólo que no encuentras muchas chicas hermosas trabajando en casos de homicidio.

    Era alta, casi tan alta como yo y tenía la complexión perfecta. No muy delgada como para ser fea, sino del tipo más saludable, atlética. Su nombre definitivamente le quedaba perfecto. Ioli era una princesa de la mitología y Cara significaba negro en turco. Su cabello era largo, brillante y negro, como los de los comerciales. Sus ojos eran seductivos y su piel como si hubiera sido besada por el sol. Debía tener al menos quince años menos que yo, apenas un poco más de treinta. Mientras caminaba, muy confiada, en sus ajustados jeans azules, pude ver a los hombres a nuestro alrededor voltear para verla, probablemente pensaban τι μανάρι είναι αυτό, lo cual podría traducir en que nena tan hermosa.

    ¿Capitán Papacosta?

    Asentí con una sonrisa.

    Ioli Cara. Lo he estado esperando. Mi auto está por allá, dijo ella y volteó hacia su auto.

    "¿sin un apretón de manos?" Pensé mientras susurraba un mucho gusto también y la seguí, intentando no mirar su figura y parecer un viejo rabo verde. Habiendo puesto mi equipaje en la cajuela, me senté en el lugar del copiloto de su Opel Corsa azul marino. Ioli puso sus manos firmemente sobre el volante y preguntó ¿Quieres ir directo al departamento de policía o quieres pasar primero al B&B que reservamos para ti para... refrescarte? mientras miraba mi rostro sin rasurar, mi cabello despeinado, mis ojos sin dormir y mi destartalado traje gris.

    Llévame a donde encontraron el cuerpo.

    Directo al trabajo. Mi tipo de hombre. Dijo ella, sonriendo y se puso sus lentes de sol de la colección de Madonna de D&G.

    Chania estaba tan solo a quince minutos manejando. Pasamos el centro del pueblo y nos dirigimos hacia la playa y el lujoso hotel de cinco estrellas del resort Antlantica Kalliston Resoty and Spa.

    Aquí es donde Eric Blair se estaba quedando. El cuerpo fue encontrado a cinco minutos de aquí, por esas colinas.

    Vamos a nuestra escena del crimen entonces.

    Tan sólo unos minutos después, estuvimos frente a un enorme y grueso tronco de un árbol de roble. No había ningún edificio a la vista. Una carretera de terracería llegaba hasta ahí y casi nadie la usaba. Como el crimen había pasado durante la noche, el asesino debió haber tenido a Eric todo para él.

    Pasé por debajo de la línea de la policía, di algunos pasos cortos hacia enfrente y me detuve para analizar la escena. Mis ojos empezaron a escanear el área. Había manchas de sangre regadas por todos lados en el suelo y salpicaduras por el golpe a la cabeza había pintado parte del roble de un color rojo oscuro. Además de la sangre, realmente no había nada más que implicara que algo malo había pasado ahí. Ioli se quedó parada pacientemente, a unos pasos a mi lado, examinando mi método o al menos eso esperé. Cerré mis ojos, reconstruyendo el área en mi mente mientras trataba de imaginar los movimientos del asesino. Debe ser muy fuerte para haber levantado el cuerpo de Blair y haberlo cargado hasta el roble. ¿Le dio un sedante a la víctima o lo hizo caminar hasta el árbol y después lo ató?

    Me volteé hacia Ioli. Teniente Cara, usted fue el primer oficial en llegar a la escena, dígame con detalles todo lo que vio. No omita ningún detalle. No hay ningún detalle que sea insignificante cuando se trata de un asesinato. Traté de no sonar tan reticente.

    Se encontró el cuerpo temprano en la mañana del Jueves. Lo encontró una pareja de ancianos que pasaba por aquí camino hacia su granja. La pobre ancianita se quedó en shock y tuvo que ser hospitalizada todo el día. Afortunadamente, el anciano tenía un teléfono celular y tuvo el valor de llamarnos. Yo llegué diez minutos después. Nunca había visto algo similar antes... Ioli hizo una pausa como para recuperarse emocionalmente y entonces comenzó a describir lo que había visto. Yo sólo me quedé parado ahí, absorbiendo todo y tomando notas de los hechos principales en mi pequeña libreta negra. No quería interrumpirla en ese momento con preguntas. Necesitaba que ella fuera mis ojos para algo que yo no había presenciado.

    ... el hombre estaba completamente desnudo y atado al roble con dos piezas gruesas de cuerda. Una pieza alrededor de sus piernas a la altura de la rodilla y la otra pieza estaba alrededor de su pecho.

    Caminó hasta estar cerca de mí y puso su dedo índice sobre mi estómago. Lo abrió completamente desde aquí hasta aquí, dijo ella mientras deslizaba su dedo desde un lado a otro de mi estómago. Era asqueroso. Sus intestinos estaban colgando. Algunos pedazos ya habían caído al suelo y ya estaban llenos de moscas y algunos gusanos. Pero lo peor era la cabeza. Era como si la hubieran golpeado con un hacha. Estaba completamente abierta y claramente se podía ver que le habían partido el cerebro a la mitad. Este asesino es un puto enfermo mental, si me lo preguntas.

    Se detuvo y volteó a verme para ver mi reacción y como no moví ningún músculo en mi cara, inhaló ligeramente, y continuó.

    No encontramos nada más. Realmente nada más. Fue tan malditamente frustrante. Ni un cabello, ni una sola huella digital, ni siquiera una maldita pisada en el suelo.

    Me agaché y vi varios grupos de pisadas alrededor de la escena. Ioli, rápidamente recalcó que cuando ella llegó, toda el área desde el camino hasta el árbol había sido inspeccionada perfectamente. Las pisadas pertenecían a sus compañeros policías y a los paramédicos que se habían llevado el cuerpo.

    Yo, obviamente, tomé fotografías de todo y revisé el piso para evidencia antes de dejar que se acercaran, continuó y procedió a explicar que tenía a un oficial elaborando una lista con los autos rentados por los turistas, pero hasta ahora nada sospechoso había aparecido.

    Buen trabajo, Cara. ¿Tú hablaste en persona con su novia? le pregunté.

    "Sí, yo interrogué a su novia," dijo ella.

    ¿novia? Repetí, imitando su tono y su mueca de exasperación.

    ¡Bien, yo no la llamaría así, para ser honestos!

    ¿Y entonces cómo la llamarías?

    ¡Su puta! Era una perra, joven, una algún-día-sería-una-puta o al menos preciosa, mujer. Era obvio que estaba con él por su dinero. Bueno, el tipo no estaba de muy buen ver. Él había estado casado hasta una semana antes y era mucho más mayor que podría haber sido su padre.

    Esta chica, Ioli, en verdad no se guardaba nada. Lo noté a pesar de que nos acabábamos de conocer. Me gustaba la actitud de esta chica. Nosotros, los griegos, maldecimos mucho, bueno yo en realidad nunca lo hice mucho. Las enseñanzas de mi madre en verdad funcionaron bien. Cada que un gamoto se me escapaba de mi adolescente boca, un golpe firme de la mano derecha de mi madre se estrellaba contra la parte trasera de mi cabeza, seguida por la frase No hay necesidad de usar esas palabrotas, jovencito. Recuerdo que me sentaba en las escaleras de nuestro apartamento en Astoria, a hablarle a mi amigo Jimmy sobre los puntos de vista de mi madre sobre decir malas palabras. Jimmy me volteó a ver como si yo fuera de otro planeta. Mierda. Es sólo una puta palabra. Incluso está en el maldito diccionario, si no te gusta, entonces a la mierda, dijo él y ambos empezamos a carcajearnos. Era muy gracioso ese Jimmy. Él también era, como la mayoría de los chicos en nuestro barrio, un orgulloso descendiente de inmigrantes griegos. Crecimos juntos y ambos nos volvimos agentes de la policía. Jimmy era ahora un agente del FBI; como en las películas era lo que su madre Toula orgullosamente le decía a todos los que se encontraba.

    Su acompañante, Lizzie McAdam, de 21 años, reportó que Eric se había levantado de la cama después de tener sexo, se había bañado, se había vestido y le había dicho que iría a caminar por la playa y fumar un puro. Esa fue la última vez que lo vio. Ella despertó al siguiente día y se dio cuenta que no había regresado.

    Di una ojeada a las fotografías de la escena del crimen que Ioli me había dado mientras salíamos de su auto. Vi el acercamiento de la mano de Eric y me di cuenta que tenía una ligera descoloración amarilla en sus dedos y uñas. Claramente era un fumador. ¿Aún sigue aquí? Le pregunté.

    "No, la dejamos ir después de interrogarla. Las cámaras de seguridad del hotel mostraban que ambos habían entrado a su habitación y sólo Eric

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