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Fortalezca su vida de oración en 28 dias
Fortalezca su vida de oración en 28 dias
Fortalezca su vida de oración en 28 dias
Libro electrónico308 páginas4 horas

Fortalezca su vida de oración en 28 dias

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Información de este libro electrónico

Utilizando pasajes de las Escrituras, aplicaciones, y una guía de oración, Fortalezca su vida de oración en 28 días presenta un estudio de cuatro semanas, diseñado para enseñar a los creyentes a orar sin cesar. Ideal para iglesias, grupos pequeños, o estudio individual.

Using Scripture passages, applications, and a prayer guide, Praying with Purpose is a five-week study designed to teach believers how to pray without ceasing. Perfect for church use, small groups, or individual study.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento4 mar 2015
ISBN9780825486227
Fortalezca su vida de oración en 28 dias
Autor

Stephen Nelson Rummage

Stephen Nelson Rummage (Doctor en Filosofía por el Seminario teológico bautista de Nueva Orleans; Master en Divinidad por el Seminario teológico bautista Southeastern es el pastor principal de la Iglesia bautista Bell Shoals en Brandon, Florida. Es autor de Planifique su predicación (Portavoz, 2011). Stephen Nelson Rummage is Preaching Pastor at Hickory Grove Baptist Church in Charlotte, North Carolina. He is the author of Planning Your Preaching and a contributor to The Art and Craft of Biblical Preaching

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    Fortalezca su vida de oración en 28 dias - Stephen Nelson Rummage

    Título del original: Praying with Purpose: A 28-Day Journey to an Empowered Prayer Life © 2006 por Stephen Nelson Rummage y publicado Kregel Publications, una división de Kregel, Inc., P.O. Box 2607, Grand Rapids, MI 49501. Traducido con permiso.

    Edición en castellano: Fortalezca su vida de oración en 28 días © 2010 por Editorial Portavoz, filial de Kregel Publications, Grand Rapids, Michigan 49501. Todos los derechos reservados.

    Traducción: Beatriz Fernández

    Ninguna parte de esta publicación podrá reproducirse de cualquier forma sin permiso escrito previo de los editores, con la excepción de citas breves en revistas o reseñas.

    A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas han sido tomadas de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960™ es una marca registrada de la American Bible Society, y puede ser usada solamente bajo licencia.

    EDITORIAL PORTAVOZ

    P.O. Box 2607

    Grand Rapids, Michigan 49501 USA

    Visítenos en: www.portavoz.com

    ISBN 978-0-8254-1812-9 (rústica)

    ISBN 978-0-8254-6469-0 (Kindle)

    ISBN 978-0-8254-8622-7 (epub)

    Realización ePub: produccioneditorial.com

    Para Joshua Nelson Rummage,

    nuestro amado hijo,

    que oró diariamente por nosotros

    en el tiempo devocional en familia.

    Por él hemos orado y siempre oraremos.

    CONTENIDO

    Cubierta

    Portada

    Créditos

    Dedicatoria

    Reconocimientos

    Introducción

    PARTE 1: LA VIDA DE ORACIÓN DE JESÚS

    Día 1: Una vida llena de oración

    Día 2: Mientras oraba

    Día 3: A menudo se retiraba y oraba

    Día 4: Pedid… buscad… llamad

    Día 5: En el nombre de Jesús

    Día 6: No sea como yo quiero, sino como tú

    Día 7: Orar siguiendo los pasos de Jesús

    PARTE 2: LA DESESPERADA ORACIÓN DE ANA

    Día 8: Grandes esperanzas y necesidades profundas

    Día 9: Orar en el dolor

    Día 10: Caer en los brazos de Dios

    Día 11: Confiar en que Dios elija el momento adecuado

    Día 12: Alabar a Dios

    Día 13: Reconocer la soberanía de Dios

    Día 14: Presentar sus necesidades ante Dios

    PARTE 3: LA ORACIÓN DE RESTAURACIÓN DE DAVID

    Día 15: Orar a través del fracaso

    Día 16: Cuando fallan todos los sistemas

    Día 17: Ser sincero con Dios

    Día 18: Salir adelante tras el fracaso

    Día 19: Vivir libre de culpa

    Día 20: Cómo evitar el fracaso

    Día 21: Experimentar la renovación divina

    PARTE 4: EL PADRENUESTRO

    Día 22: Señor, enséñame a orar

    Día 23: El santo nombre de nuestro Padre

    Día 24: El reino venidero de nuestro Padre

    Día 25: El cuidado constante de nuestro Padre

    Día 26: El poder liberador de nuestro Padre

    Día 27: La gran gloria de nuestro Padre

    Día 28: Hacer del Padrenuestro su oración

    Apéndice: Preguntas cruciales sobre la oración

    Notas

    Sobre los autores

    RECONOCIMIENTOS

    Mientras escribíamos este libro, Michele y yo recibimos gran ayuda y ánimo de muchas personas.

    Monica McKenzie nos proporcionó una ayuda valiosa de principio a fin. El doctor Chris Griggs, mi amigo desde hace mucho tiempo y compañero en el ministerio, me ofreció sugerencias y perspectivas profundas. Nuestros padres, Aubrey y Pat Henderson, y Gerald y Selma Rummage, han orado sin descanso por nosotros. Estamos en deuda con todas estas queridas personas.

    Doy gracias a Dios por permitir que Michele y yo hayamos tenido esta increíble oportunidad de estudiar la Palabra de Dios juntos y de madurar en nuestra vida de oración.

    —STEPHEN NELSON RUMMAGE

    INTRODUCCIÓN

    Dios quiere que la oración impregne y sature su vida.

    Si usted vivió en los Estados Unidos después del 11 de septiembre de 2001, probablemente se haya dado cuenta de lo mismo que yo: parecía que todos los carteles de Burger King habían pasado de la Whopper Manía al Ore por Estados Unidos. Mientras conducía por el distrito comercial de una gran ciudad la semana siguiente a los ataques terroristas, veía carteles por todas partes que llamaban a los norteamericanos a la oración. Como la guerra contra el terrorismo ha continuado, muchos negocios todavía animan a los transeúntes a Orar por nuestras tropas. Después del huracán Katrina, nuestro país se apresuró a ayudar a las víctimas de la tormenta y la inundación, y también a orar por el pueblo de Nueva Orleans y de la Costa del Golfo.

    ¿Cuándo ha recibido la oración una atención más patente?

    Una encuesta realizada por el US News and World Report indica que el 68% de los cristianos dice orar más de una vez al día, y un 16% más afirma que lo hacen todos los días. Esto significa que el 84% de los creyentes dice que oran todos los días.[1]

    ¿Sobre qué clase de cosas oran los cristianos? La encuesta muestra que:

    El 93% de los cristianos ora buscando que Dios los guíe.

    El 91% ora para dar gracias a Dios.

    El 78% ora por la salud y la seguridad.

    El 76% ora por el perdón de Dios.

    El 75% ora pidiendo fortaleza en general.

    El 74% ora pidiendo tener una fe más fuerte.

    El 68% ora por sus relaciones.[2]

    Casi todos los creyentes se toman la oración en serio. Invocan a Dios esperando su respuesta. Sin embargo, la mayoría de los cristianos desea que sus oraciones les proporcionen algo más que lo que están experimentando. Muchos creyentes me han dicho que la disciplina espiritual que más quieren fortalecer es la oración. Los padres quieren aprender a orar por sus hijos adolescentes. Los recién casados quieren construir su relación en torno a la oración. Los pastores desean que sus ministerios se refuercen con la oración, y toda clase de personas tan solo quieren orar con más eficacia.

    Por lo tanto, usted es como la mayoría de los cristianos si se siente insatisfecho con sus oraciones y quiere que estas ocupen una parte más amplia en su vida. Entendemos que Dios obra a través de la oración. Oramos creyendo que Él escucha y responde cuando le hablamos. Para el creyente que está madurando en Jesucristo, la oración no es solo algo que se deba hacer en la mesa antes de las comidas, o cuando uno se levanta por la mañana y antes de irse a dormir, o incluso en momentos de soledad y meditación. Compartimos el deseo de Dios de que la oración se convierta en parte central de nuestras vidas. Sabemos que el Señor ansía que nuestros días estén llenos de oración. Experimentamos su propósito cuando oramos. Entendemos que Él quiere que la oración forme parte central en todo lo que hacemos y en todo lo que somos.

    En 1 Tesalonicenses 5:17, el apóstol Pablo dice a los creyentes: Oren sin cesar, como se traduce en la Nueva Versión Internacional. Otras traducciones contemporáneas utilizan otras palabras para expresar este pensamiento: Oren en todo momento (bls), Nunca dejéis de orar (cst). No importa cómo se diga, Dios nos está diciendo que oremos sin cesar… en todo momento… sin dejar de orar. ¡Qué mandato tan fuerte!

    ¿Cómo obedecemos este aspecto de la Palabra de Dios? ¿Deberíamos mantener la cabeza agachada y los ojos cerrados, mientras caminamos o conducimos? Si no, ¿qué quiere decir Dios con ese mandato? Yo veo dos implicaciones en él.

    Primero, el Señor quiere que oremos en cada ocasión que tengamos. El tiempo de oración no debe ser algo al azar o esporádico si queremos progresar espiritualmente. Más bien, nuestra oración debe ser regular y continuada. La oración tiene que ser un hábito disciplinado. George Müller revitalizó la iglesia del siglo xix simplemente fundando orfanatos para miles de niños, solo con fe y oración. Cuando le preguntaron cuánto tiempo pasaba orando, él contestó: Varias horas al día. Pero vivo con espíritu de oración. Oro mientras camino, cuando me acuesto y cuando me levanto.

    Dios quiere que veamos cualquier oportunidad como una ocasión para orar.

    Segundo, Dios quiere que respiremos y vivamos en un ambiente de oración. Cuando usted haga de la oración una práctica constante, descubrirá que su mente y corazón empiezan a girar casi instintivamente en torno a la oración.

    Un pez nadando en el agua está es su entorno ideal. El pez no se despierta por la mañana y piensa: Creo que hoy nadaré en el agua. Debido a que el agua es su hábitat natural, su única respuesta siempre será nadar. De la misma manera, Dios quiere que la oración sea nuestro hábitat, algo tan natural como es respirar. Cuanto más oremos, más querremos orar. Nos daremos cuenta de que invocamos el nombre de Dios, mientras nos ocupamos de nuestras tareas diarias. Cuando nos despertemos por la mañana, nuestras primeras palabras serán para el Señor. La oración será una parte indispensable de nuestra personalidad.

    Dios quiere que aprendamos a orar con propósito. La intención de este libro es ayudarle a cumplir con su deseo de convertirse en un cristiano centrado en la oración, que ora sin cesar. El libro está dividido en cuatro partes y un apéndice. Las cuatro partes lo llevan en un viaje para fortalecer su vida de oración. El apéndice responde algunas preguntas que puede que usted se plantee a lo largo del camino.

    Sugiero que para sacar el mayor provecho de este libro, lea las primeras cuatro partes en un período de 28 días. Cada parte examina un aspecto diferente de la oración. La parte 1 presenta los principios extraídos de la vida de oración de Jesús. La parte 2 nos enseña con las oraciones de una mujer del Antiguo Testamento llamada Ana. En la parte 3, aprenderemos la forma en que David buscó el perdón de Dios y la limpieza a través de la oración. La parte 4 es un estudio frase a frase del Padrenuestro.

    Los estudios de la parte 2 sobre la oración de Ana fueron escritos por mi compañera de toda la vida, mi esposa Michele. Ella aporta la perspectiva femenina a una poderosa historia sobre las oraciones triunfantes de una mujer. Las referencias personales del capítulo 8 al 14 están expresadas directamente por Michele. El resto de las referencias personales del libro son mías.

    Las lecturas diarias no le llevarán más de media hora. Cada lectura incluye también la sugerencia de una lectura de las Escrituras y una guía de oración.

    El apéndice trata diez preguntas sobre la oración. Si usted se ha preguntado alguna vez: ¿Por qué debo orar? o ¿Por qué Dios no ha respondido a mi oración?, aquí tiene algunas respuestas. La última pregunta: ¿Cómo puedo orar para convertirme en cristiano? es esencial para tener una comunicación significativa con Dios. Si usted todavía no confía en Cristo como su Salvador, oro para que este libro pueda llevarle a desear una relación con Él; puede ir hasta esa parte final ahora mismo y meditar sobre el maravilloso plan que Dios tiene para usted en Jesucristo.

    Que Dios lo bendiga en abundancia, mientras realiza su viaje de oración.

    Parte 1

    LA VIDA DE ORACIÓN DE JESÚS

    Principios para fortalecer su vida de oración

    Dios obra a través de la oración.

    La gente ocupada puede orar.

    Dios desea que usted pida.

    El nombre de Jesús abre puertas.

    La oración auténtica produce la rendición.

    Día 1

    UNA VIDA LLENA DE ORACIÓN

    ¿Qpasaría si mañana por la mañana se despertara y descubriera que tiene todo el poder de Dios?

    El viento y las olas obedecerían sus órdenes. Podría hacer que los sordos oyeran y los ciegos vieran. Incluso podría resucitar a los muertos.

    ¿Seguiría sintiendo la necesidad de orar?

    Jesús sí.

    Una vez abrí una Biblia vieja y marqué cada referencia que se hacía a Jesús cuando oraba. Fue sorprendente ver cuán a menudo los escritores del Evangelio relatan que el Señor oraba. A veces se iba a un lugar retirado en una montaña para orar a solas. En otras ocasiones, oraba en voz alta entre sus seguidores. Oraba cuando se preparaba para tomar decisiones importantes, como el llamamiento de los doce. Les enseñó a orar para que pudieran tener el poder de Dios en sus vidas.

    Jesús tenía todo el poder y la autoridad de Dios en Él, no obstante, oraba. Su vida de oración establece un ejemplo perfecto de cómo una persona debería vivir en comunión con Dios. Pero no ofrecía sus oraciones solo para proporcionar un ejemplo. Sus oraciones eran reales. Vivía con la oración.

    E. M. Bounds, que se pasó la vida estudiando y escribiendo sobre la oración, escribió: La oración llenó la vida de nuestro Señor mientras estuvo en la tierra. Su vida fue un constante flujo de incienso endulzado y perfumado con la oración.[1]

    Esta semana, examinaremos algunos sucesos significativos de la vida de oración de Jesús. No abarcaremos todos los aspectos de su forma de orar; analizarlos en profundidad llevaría años de intenso estudio. En su lugar, examinaremos unos cuantos ejemplos de cómo practicaba la oración Jesús y sus enseñanzas sobre ella.

    LECTURA BÍBLICA

    Filipenses 2:5-11

    GUÍA DE ORACIÓN

    La Biblia nos dice: Haya, pues, en vosotros este sentir [actitud] que hubo también en Cristo Jesús (Fil. 2:5). Al orar…

    pídale a Dios que le ayude a desarrollar el tipo de actitud que tenía Jesús;

    comprométase a obedecer lo que Dios le ordene en su Palabra;

    dé gracias a Dios por el honor de acudir ante Él en oración;

    alabe a Dios por darnos a su Hijo, Jesucristo.

    Día 2

    MIENTRAS ORABA

    Cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió (Lc. 3:21).

    Si oramos poco, es muy probable que sea porque no creemos realmente que se consiga mucho con ello.

    —Wayne Grudem[1]

    Dios obra a través de la oración.

    Oscar y Helen vivían en el campo cerca de Slippery Rock, Pensilvania, a unos ochenta kilómetros al norte de Pittsburgh. Con sesenta y pico de años, Oscar estaba conduciendo su tractor muy cerca del borde de un barranco. El tractor se deslizó en una pendiente muy empinada, se dio la vuelta y lo dejó debajo.

    Desde casa, Helen vio lo que había sucedido. ¿Qué podía hacer? El tractor pesaba demasiado como para que ella pudiera levantarlo. El vecino más cercano estaba a varios kilómetros. Llamó a sus hijos, que vivían a cierta distancia. Ellos prometieron acudir rápidamente, pero no llegarían a tiempo. Helen se fue corriendo al lado de Oscar, petrificada ante la idea de que él hubiera quedado aplastado por el peso del tractor.

    Mientras caminaba, Helen no dejaba de orar: Señor, por favor, envía ayuda.

    De repente, un hombre al que Helen no había visto nunca apareció tras ella y le preguntó: ¿En qué puedo ayudar?.

    Helen rápidamente le contó al hombre lo que había pasado. Este fue hacia el barranco y simplemente levantó el tractor de encima de Oscar. Los hijos llegaron. Se apresuraron a comprobar que su padre estaba bien. Helen se dio la vuelta para dar las gracias al hombre, pero este se había ido. Miró hacia la carretera. No había ningún coche a la vista. Hasta el fin de sus días, Helen creyó que Dios había enviado un ángel para rescatar a su esposo.[2]

    Fuera o no un ángel el extraño que apareció, lo cierto es que Dios obró poderosamente para responder a la oración de Helen.

    CONVERSACIÓN CON DIOS

    ¿Cómo funciona la oración? Para los cristianos que están madurando, la oración es algo más que hablar consigo mismos o meditar. La oración es la conversación con el Dios vivo. La conversación siempre es una comunicación en dos direcciones. Oramos creyendo que Dios escucha y responde. En respuesta a nuestras oraciones, el Señor aumenta nuestra confianza en Él. Obra en nosotros en coordinación con las oraciones de su pueblo.

    El teólogo Wayne Grudem hizo una declaración audaz que tiene garantía bíblica: La oración cambia la manera de actuar de Dios.[3] Quizá usted nunca lo haya pensado de esa manera, pero es así. Dios —que es todopoderoso y omnisciente, que ha ordenado y establecido el universo, que gobierna el tiempo y la eternidad— ha elegido obrar a través de la oración.

    Cuando lleguemos a creer verdaderamente que Dios cambia el mundo y que obra en nuestras vidas a través de la oración, oraremos con propósito. En Lucas 3, nos encontramos con el primer ejemplo que Lucas recopila de Jesús en oración. No sabemos las palabras que dijo, pero sí sabemos cómo obró Dios en respuesta a su oración.

    UN HOMBRE LLAMADO JUAN

    Le invito a viajar casi dos mil años en el pasado, a la región de Judea en la tierra de Israel. Allí por el serpenteante río Jordán, amplios grupos de personas se apiñan en las orillas para escuchar a un predicador. Lo llaman el Bautista. El nombre del bautista es Juan, un nombre muy común en aquellos días. No obstante, todo lo referente a él parece extraordinario:

    …vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y él fue por toda la región contigua al Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados, como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías, que dice: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor… (Lc. 3:2-4).

    Se podría decir que la apariencia de Juan no era muy común. Vivía en el desierto, tenía aspecto desaliñado. Su barba descuidada estaba llena de restos de langostas y de miel, su alimento de cada día. Vestía burda ropa hecha de piel de camello, que se ataba con una tira de cuero en la cintura. Juan no parecía el tipo de persona con la que uno se sentaría en la iglesia. Era un salvaje.

    La predicación de Juan era incluso más impactante que su aspecto. ¿Su mensaje básico? El arrepentimiento. Le estaba pidiendo a su audiencia que cambiaran radicalmente su estilo de vida. Y no temía ser específico al decir el tipo de cambios que era necesario realizar. Les dijo a las personas que tenían ropa y comida de sobra que se las dieran a los necesitados. Les dijo a los soldados que no intimidaran al pueblo. Y a los recaudadores de impuestos, que dejaran de cobrar de más.

    Cuando los líderes religiosos judíos investigaron su mensaje, él los denominó serpientes. Reprendió al rey Herodes por casarse con la esposa de su hermano. No había nada que pudiera silenciar a Juan. A las personas les gustaba esta forma honesta de predicar, y las multitudes venían a escucharlo. Con pasión, le decía al pueblo que prepararan sus corazones para la llegada del reino de Dios. Después, los sumergía en el agua del río Jordán como señal de arrepentimiento.

    APARECE JESÚS

    Los fariseos y otros líderes religiosos le preguntaban a Juan: ¿Quién eres?. Algunos especulaban que podía afirmar ser el Mesías. En cambio, él les dijo: …Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías (Jn. 1:23). El objetivo de Juan era preparar a las personas para la llegada del Mesías. Les dijo a los que lo seguían: Yo los bautizo con agua, pero viene alguien que los bautizará con el Espíritu Santo. Es más poderoso que yo. De hecho, yo no soy digno de desatar la correa de su calzado (vv. 26-27, parafraseados por el autor).

    Poco después de decir esto, Juan vio a Jesús que caminaba hacia él y le pedía ser bautizado. Juan reconoció a Jesús como aquel que había sido prometido y se maravilló ante la petición de bautizar a alguien que carece de pecado. La descripción de Lucas del bautismo de Jesús dice:

    Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió, y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años… (Lc. 3:21-23).

    ¡Qué escena! La inauguración del ministerio terrenal de Jesús. Aunque había sido el Hijo de Dios desde toda la eternidad y aunque había sido enviado como Redentor y Mesías de Israel, su obra comenzó realmente en ese momento.

    ORAR: EL PUNTO DE PARTIDA

    Jesús empezó su ministerio en la tierra orando. Cuando invocó a su Padre, el cielo se abrió. Todos hemos experimentado la delicia de ver cómo en un día gris se abren las nubes y dejan pasar un rayo de sol. Sin embargo, lo que sucedió en el bautismo de Jesús fue mucho más grande que un acontecimiento atmosférico. Fue un fenómeno espiritual. Dios abrió el cielo en ese momento para revelarse a sí mismo y dar testimonio de su Hijo.

    Al comenzar el ministerio orando, Jesús nos ofrece el ejemplo perfecto a todos los creyentes. La oración es el punto de partida de su vida espiritual. Dios comienza y continúa su trabajo en usted a través de la oración. Los creyentes han recibido …toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo (Ef. 1:3). Las riquezas del cielo son suyas. Piense un momento en cómo Dios abre el cielo para los cristianos mediante la oración.

    Dios obra mediante la oración para traer a los creyentes a su familia

    En el bautismo del Señor, Dios Padre testificó que Jesús era su amado Hijo. A su vez, Jesús misericordiosamente dijo que los creyentes son sus hermanos y hermanas en la familia eterna de Dios. Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana y madre (Mt. 12:50).

    Dios dice: …todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús (Gá. 3:26). Cuando usted

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