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Sombras y siluetas: Relatos extraños
Sombras y siluetas: Relatos extraños
Sombras y siluetas: Relatos extraños
Libro electrónico160 páginas1 hora

Sombras y siluetas: Relatos extraños

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Información de este libro electrónico

Una recopilación de cuentos cortos en un ambiente fantástico, a veces grotesco, con toques de humor.

Relatos cortos con saltos temporales, vampiros, desamores, abducciones, tentáculos que surgen de la oscuridad, calamares escurridizos y relaciones complicadas. Situaciones límite y giros inesperados en un entorno habitual con personajes estrafalarios no exentas de matices cómicos.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento17 dic 2015
ISBN9788491122708
Sombras y siluetas: Relatos extraños
Autor

Miguel Zueras

Miguel Zueras (Barcelona, 1961). He publicado en El Periódico, La Vanguardia, El País, Primera Línea, Vogue, Cosmopolitan, DT y muchos más, también he escrito e ilustrado los libros 100 restaurantes con menú, Barcelona, 107 restaurantes con menú y ¡Uf, hoy cocino yo!, una recopilación de recetas sencillas para jóvenes. He colaborado en el texto del libro cocina tradicional española e ilustrado mujeres ligeramente alteradas de Antonia San Juan, Hechizos de la bruja moderna de Montse Osuna y pequeña historia del bar Boadas (entre otros), además de libros juveniles para las editoriales Cruïlla y La Galera.

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    Sombras y siluetas - Miguel Zueras

    Título original: Sombras y siluetas

    Primera edición: Diciembre 2015

    Ilustraciones de Miguel Zueras

    © 2015, Miguel Zueras

    © 2015, megustaescribir

              Ctra. Nacional II, Km 599,7. 08780 Pallejà (Barcelona) España

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a Thinkstock, (http://www.thinkstock.com) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    CONTENIDO

    SOMBRAS Y SILUETAS

    CUENTOS EXTRAÑOS

    CELIBATO

    EL DESPERTADOR INDIO

    PALMO MÁS O MENOS

    LA MARCA

    ¿PORQUÉ LOS BARES HORRIBLES SON LOS ÚNICOS QUE NO CIERRAN POR AGOSTO?

    CASANDRA RESCATADA DE LAS AGUAS

    UNO PICA, OTRO CAVA

    ¿QUIERE PASAR REALMENTE MIEDO?

    SIMPLE CURIOSIDAD

    EL AGENTE COOPER EN LA HABITACIÓN ROJA

    ABDUCCION

    DIECISIETE

    BARRA AMERICANA

    EL VOCEADOR

    EL QUE CAMINA AL LADO

    LA MATERIA DE LOS SUEÑOS

    LAS VISITAS DEL CALAMAR

    UNA HISTORIA TONTA

    UNA BROCA DEL DIECISÉIS

    LA ENTREVISTA

    SIGUE LAS BALDOSAS AMARILLAS

    ORREP (PERRO AL REVÉS)

    SUNSET BOULEVARD 10.000

    DESDE UN CUADRO, DESDE UN LIBRO

    UN VOLUNTARIO PARA EL MAGO

    JUGANDO A DADOS CON LA MUERTE

    METAMORFOSIS DE SÁBADO NOCHE

    CUATRO HIPSTERS EN UN COCHE

    UNA MALDICIÓN EN EL DESAYUNO

    LA HECHICERA

    VECINOS MOLESTOS

    CUENTOS DE AMOR… MÁS O MENOS

    ¿BLANCO O TINTO?

    ENTRE SÁBANAS

    COMENTARIO DESAFORTUNADO

    SEIS GRADOS DE SEPARACIÓN

    EL HUEVO

    CORNELIUS ESPRESS

    WALKMAN

    CUENTOS ERÓTICOS

    TRES ESPECTADORES

    SOMBRAS Y SILUETAS

    FINAL FELIZ

    LA DOMADORA

    SEXO SIAMÉS

    TOC, TOC, TOC…

    VILMA NO ABRE LA PUERTA

    LEPRECHAUN

    CUENTOS DE VAMPIROS Y FANTASMAS

    UNA CURVA PELIGROSA

    CREO HABER VISTO ALGO

    EL MÁS DÉBIL DE LA MANADA

    LA LLORONA, LEYENDA MEJICANA

    VECINDAD

    BESOS PARA TODAS

    CENA CON INGRID PITT

    DRÁCULA EN LA CONSULTA DE CONAN DOYLE

    LA ÚLTIMA VIÑETA DE YOSHIRO TEMPURA

    FIEBRE DE LAS MONTAÑAS

    UN POCO DE ESTO Y LO OTRO

    BARBERIA BROSSET, 1944

    CUIDADO CON LO QUE DESEAS

    TEJANOS CON PINZAS

    NO ERA FESTIVO EN SEATTLE

    21 CENTÍMETROS

    PIZZA PAVLOV

    FUNDIDO EN NEGRO

    CUENTOS MUY, MUY BREVES.

    BURLESQUE AUSTRAL

    LAS PAREDES HABLAN

    RUTA GAUDÍ

    LOS TEMIBLES PIRATAS

    THE LAST CHANCE SALOON

    EL INTERIOR DE LA CARACOLA

    LA CADENA

    LOS VIAJES POR EL ÁRTICO DEL PROFESOR PEABODY

    SALTO TEMPORAL

    SOMBRAS Y SILUETAS

    A Maite.

    Gracias a ella he podido publicar este libro.

    CUENTOS EXTRAÑOS

    Cuentos%201.jpg

    CELIBATO

    Mug, cansado después de horas al volante, decide pasar la noche en casa de unos familiares en el campo. Es una bonita finca, de madera de calidad y el alero curvado como una ceja gigante.

    Su tío Zag, un profesor universitario jubilado, le recibe precedido por su tórax de tonel. Cuando sonríe su papada se ensancha y Mug piensa que se parece cada vez más a John Goodman.

    Anochece. Los cuatro – Zag, su esposa y la prima Beg- están sentados en sillas de jardín dejándose envolver por la oscuridad y la palpable atmósfera de parentesco. El calor es sofocante pero el jardín rebosa vida. Atraídos por la luz, zumban los insolentes mosquitos que los mortifican revoloteando ante sus caras.

    -Auch! –Mug se lleva una mano a la nuca. La punzada se convierte rápidamente en picor. La prima Beg le dedica una luminosa sonrisa. Mug siente un galvanizado destello de sexualidad y se pregunta cómo es que siendo tan atractiva e inteligente nunca ha tenido pareja; al menos que él supiera. A veces había fantaseado…

    -Entre los mosquitos nacen diez hembras por cada macho –dice su tío Zag por encima del gorgoteo de una fuente-. Ahora bien: los mosquitos no son polígamos, nueve de sus hembras mueren vírgenes. Son esas solteronas vírgenes las que nos pican, por donde se ve que el celibato engendra la ferocidad, como sostenía Hegel.

    Mug bosteza: Bueno, yo me retiro. Buenas noches… Frotándose la picadura se despide de su tío Zag, besa en la mejilla a su tía y cuando se acerca a Beg la prima soltera le muerde ávida y feroz en el cuello.

    FIN

    EL DESPERTADOR INDIO

    El viajante deja caer sus maletas sobre la maqueta y mira desdeñoso la habitación. El Hotel Arapahoe no cumple con las expectativas.

    Al revisar su equipaje descubre que se ha olvidado el móvil en el anterior hotel, en otro país. Es muy tarde y mañana tiene que madrugar. Coge el teléfono y pulsa el botón de recepción para pedir que le despierten temprano pero nadie contesta. Vaya hotelucho –masculla, pero su nombre –Arapahoe- le sugiere una idea: el despertador indio. Recuerda haber leído en alguna parte que los sioux, cuando tenían que atacar al alba, bebían mucha agua antes de dormir para que las ganas de orinar les despertasen. Tiene una botella de litro de agua mineral en la maleta y se la bebe a pequeños sorbos mientras mira una vocinglera tertulia por televisión.

    El despertador indio ha funcionado, poco antes de las siete el viajante desciende las escaleras hacia el comedor del hotel para desayunar.

    En recepción entrega la llave a un conserje de chaqueta color mostaza y ojos desdeñosos. Cuando paga la cuenta advierte que le han incluido unos extras que no ha pedido. Se lo dice al conserje, éste empieza a vociferar groseramente y el viajante pierde los estribos. Le dice al conserje que es un hijo de coyote –por como huele- y serpiente de cascabel -por hablar con lengua bífida- y le abre la cabeza de un certero golpe de Tomahawk.

    FIN

    PALMO MÁS O MENOS

    Ofidio Villegas era un apasionado de las serpientes. Un amigo le facilitó la dirección de una granja donde vendían clandestinamente especies exóticas, allí tenían una Ophiophagus (literalmente: serpiente que devora serpientes) de casi tres metros de longitud. Quitaron la calefacción del terrario para que la serpiente entrara en letargo y Ofidio pudiera llevársela a casa.

    Una noche Ofidio se despertó bruscamente. Dos puntos luminosos brillaban en la oscuridad de la habitación, la serpiente le observaba desde los pies de la cama. No había cerrado bien el terrario. Se acercaba, sus ojos ahora eran como chispas eléctricas que irradiaban agujas luminosas. El animal fue reptando por la cama hasta situarse completamente paralelo a Ofidio. Parecían mirarse frente a frente. Su ancha mandíbula se apoyó en la almohadilla mientras su largo cuerpo escamoso se extendía sobre la colcha dejando la cola enroscada en el suelo. Ofidio no se atrevía a moverse. Los ojos del reptil emitían ahora anillos concéntricos que se desvanecían como pompas de jabón, se acercó un poco más y sacó su lengua bífida cosquilleándole la nariz.

    -Es una muestra de afecto –pensó Ofidio-¿Porque no? Hasta las serpientes pueden demostrar cariño como otras mascotas.

    Quizás la serpiente tenía poderes hipnóticos, el caso es que Ofidio entró rápidamente en un dulce y profundo sueño barbitúrico mientras los vidriosos ojos de la bestia seguían observándole fijamente.

    Al situarse frente a Ofidio la serpiente ya había comprobado que podría digerirlo sin problemas. Le sacaba un metro, palmo más o menos.

    En cuanto esté profundamente dormido me enroscaré en su cuello hasta asfixiarlo y lo engulliré. Será muy fácil.

    LA MARCA

    El grupo de turistas recorre las callejuelas del Gran Bazar. Entran en formación de abanico pero no tardan en reunirse en un grupo compacto.

    -¡Deprisa! – dice el guía

    Los turistas caminan en rigurosa fila india, algunos tocan las mercancías, todo lo palpan como si tuvieran los ojos en las yemas de los dedos.

    -¡No toquen nada! –grita el guía.

    Ahora el grupo avanza atropelladamente, como si estuvieran bajo los efectos de una fuerte dosis de veronal. Una masa en pantalones bermudas y camisas que resultan biliosas de tantos colores discordantes que hay en ellas. Un perro les ladra furioso.

    -¡Vamos, vamos! ¡No se entretengan! –les apremia el guía.

    Uno de los turistas explota:

    -¡Nos tratan como ganado!

    Y en ese momento, una bola de pintura carmesí -no tóxica- impacta en su camisa

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