Sombras y siluetas: Relatos extraños
Por Miguel Zueras
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Una recopilación de cuentos cortos en un ambiente fantástico, a veces grotesco, con toques de humor.
Relatos cortos con saltos temporales, vampiros, desamores, abducciones, tentáculos que surgen de la oscuridad, calamares escurridizos y relaciones complicadas. Situaciones límite y giros inesperados en un entorno habitual con personajes estrafalarios no exentas de matices cómicos.
Miguel Zueras
Miguel Zueras (Barcelona, 1961). He publicado en El Periódico, La Vanguardia, El País, Primera Línea, Vogue, Cosmopolitan, DT y muchos más, también he escrito e ilustrado los libros 100 restaurantes con menú, Barcelona, 107 restaurantes con menú y ¡Uf, hoy cocino yo!, una recopilación de recetas sencillas para jóvenes. He colaborado en el texto del libro cocina tradicional española e ilustrado mujeres ligeramente alteradas de Antonia San Juan, Hechizos de la bruja moderna de Montse Osuna y pequeña historia del bar Boadas (entre otros), además de libros juveniles para las editoriales Cruïlla y La Galera.
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Sombras y siluetas - Miguel Zueras
Título original: Sombras y siluetas
Primera edición: Diciembre 2015
Ilustraciones de Miguel Zueras
© 2015, Miguel Zueras
© 2015, megustaescribir
Ctra. Nacional II, Km 599,7. 08780 Pallejà (Barcelona) España
Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.
Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a Thinkstock, (http://www.thinkstock.com) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
CONTENIDO
SOMBRAS Y SILUETAS
CUENTOS EXTRAÑOS
CELIBATO
EL DESPERTADOR INDIO
PALMO MÁS O MENOS
LA MARCA
¿PORQUÉ LOS BARES HORRIBLES SON LOS ÚNICOS QUE NO CIERRAN POR AGOSTO?
CASANDRA RESCATADA DE LAS AGUAS
UNO PICA, OTRO CAVA
¿QUIERE PASAR REALMENTE MIEDO?
SIMPLE CURIOSIDAD
EL AGENTE COOPER EN LA HABITACIÓN ROJA
ABDUCCION
DIECISIETE
BARRA AMERICANA
EL VOCEADOR
EL QUE CAMINA AL LADO
LA MATERIA DE LOS SUEÑOS
LAS VISITAS DEL CALAMAR
UNA HISTORIA TONTA
UNA BROCA DEL DIECISÉIS
LA ENTREVISTA
SIGUE LAS BALDOSAS AMARILLAS
ORREP (PERRO AL REVÉS)
SUNSET BOULEVARD 10.000
DESDE UN CUADRO, DESDE UN LIBRO
UN VOLUNTARIO PARA EL MAGO
JUGANDO A DADOS CON LA MUERTE
METAMORFOSIS DE SÁBADO NOCHE
CUATRO HIPSTERS EN UN COCHE
UNA MALDICIÓN EN EL DESAYUNO
LA HECHICERA
VECINOS MOLESTOS
CUENTOS DE AMOR… MÁS O MENOS
¿BLANCO O TINTO?
ENTRE SÁBANAS
COMENTARIO DESAFORTUNADO
SEIS GRADOS DE SEPARACIÓN
EL HUEVO
CORNELIUS ESPRESS
WALKMAN
CUENTOS ERÓTICOS
TRES ESPECTADORES
SOMBRAS Y SILUETAS
FINAL FELIZ
LA DOMADORA
SEXO SIAMÉS
TOC, TOC, TOC…
VILMA NO ABRE LA PUERTA
LEPRECHAUN
CUENTOS DE VAMPIROS Y FANTASMAS
UNA CURVA PELIGROSA
CREO HABER VISTO ALGO
EL MÁS DÉBIL DE LA MANADA
LA LLORONA, LEYENDA MEJICANA
VECINDAD
BESOS PARA TODAS
CENA CON INGRID PITT
DRÁCULA EN LA CONSULTA DE CONAN DOYLE
LA ÚLTIMA VIÑETA DE YOSHIRO TEMPURA
FIEBRE DE LAS MONTAÑAS
UN POCO DE ESTO Y LO OTRO
BARBERIA BROSSET, 1944
CUIDADO CON LO QUE DESEAS
TEJANOS CON PINZAS
NO ERA FESTIVO EN SEATTLE
21 CENTÍMETROS
PIZZA PAVLOV
FUNDIDO EN NEGRO
CUENTOS MUY, MUY BREVES.
BURLESQUE AUSTRAL
LAS PAREDES HABLAN
RUTA GAUDÍ
LOS TEMIBLES PIRATAS
THE LAST CHANCE SALOON
EL INTERIOR DE LA CARACOLA
LA CADENA
LOS VIAJES POR EL ÁRTICO DEL PROFESOR PEABODY
SALTO TEMPORAL
SOMBRAS Y SILUETAS
A Maite.
Gracias a ella he podido publicar este libro.
CUENTOS EXTRAÑOS
Cuentos%201.jpgCELIBATO
Mug, cansado después de horas al volante, decide pasar la noche en casa de unos familiares en el campo. Es una bonita finca, de madera de calidad y el alero curvado como una ceja gigante.
Su tío Zag, un profesor universitario jubilado, le recibe precedido por su tórax de tonel. Cuando sonríe su papada se ensancha y Mug piensa que se parece cada vez más a John Goodman.
Anochece. Los cuatro – Zag, su esposa y la prima Beg- están sentados en sillas de jardín dejándose envolver por la oscuridad y la palpable atmósfera de parentesco. El calor es sofocante pero el jardín rebosa vida. Atraídos por la luz, zumban los insolentes mosquitos que los mortifican revoloteando ante sus caras.
-Auch! –Mug se lleva una mano a la nuca. La punzada se convierte rápidamente en picor. La prima Beg le dedica una luminosa sonrisa. Mug siente un galvanizado destello de sexualidad y se pregunta cómo es que siendo tan atractiva e inteligente nunca ha tenido pareja; al menos que él supiera. A veces había fantaseado…
-Entre los mosquitos nacen diez hembras por cada macho –dice su tío Zag por encima del gorgoteo de una fuente-. Ahora bien: los mosquitos no son polígamos, nueve de sus hembras mueren vírgenes. Son esas solteronas vírgenes las que nos pican, por donde se ve que el celibato engendra la ferocidad, como sostenía Hegel.
Mug bosteza: Bueno, yo me retiro. Buenas noches…
Frotándose la picadura se despide de su tío Zag, besa en la mejilla a su tía y cuando se acerca a Beg la prima soltera le muerde ávida y feroz en el cuello.
FIN
EL DESPERTADOR INDIO
El viajante deja caer sus maletas sobre la maqueta y mira desdeñoso la habitación. El Hotel Arapahoe no cumple con las expectativas.
Al revisar su equipaje descubre que se ha olvidado el móvil en el anterior hotel, en otro país. Es muy tarde y mañana tiene que madrugar. Coge el teléfono y pulsa el botón de recepción para pedir que le despierten temprano pero nadie contesta. Vaya hotelucho
–masculla, pero su nombre –Arapahoe- le sugiere una idea: el despertador indio. Recuerda haber leído en alguna parte que los sioux, cuando tenían que atacar al alba, bebían mucha agua antes de dormir para que las ganas de orinar les despertasen. Tiene una botella de litro de agua mineral en la maleta y se la bebe a pequeños sorbos mientras mira una vocinglera tertulia por televisión.
El despertador indio ha funcionado, poco antes de las siete el viajante desciende las escaleras hacia el comedor del hotel para desayunar.
En recepción entrega la llave a un conserje de chaqueta color mostaza y ojos desdeñosos. Cuando paga la cuenta advierte que le han incluido unos extras que no ha pedido. Se lo dice al conserje, éste empieza a vociferar groseramente y el viajante pierde los estribos. Le dice al conserje que es un hijo de coyote –por como huele- y serpiente de cascabel -por hablar con lengua bífida- y le abre la cabeza de un certero golpe de Tomahawk.
FIN
PALMO MÁS O MENOS
Ofidio Villegas era un apasionado de las serpientes. Un amigo le facilitó la dirección de una granja donde vendían clandestinamente especies exóticas, allí tenían una Ophiophagus (literalmente: serpiente que devora serpientes) de casi tres metros de longitud. Quitaron la calefacción del terrario para que la serpiente entrara en letargo y Ofidio pudiera llevársela a casa.
Una noche Ofidio se despertó bruscamente. Dos puntos luminosos brillaban en la oscuridad de la habitación, la serpiente le observaba desde los pies de la cama. No había cerrado bien el terrario. Se acercaba, sus ojos ahora eran como chispas eléctricas que irradiaban agujas luminosas. El animal fue reptando por la cama hasta situarse completamente paralelo a Ofidio. Parecían mirarse frente a frente. Su ancha mandíbula se apoyó en la almohadilla mientras su largo cuerpo escamoso se extendía sobre la colcha dejando la cola enroscada en el suelo. Ofidio no se atrevía a moverse. Los ojos del reptil emitían ahora anillos concéntricos que se desvanecían como pompas de jabón, se acercó un poco más y sacó su lengua bífida cosquilleándole la nariz.
-Es una muestra de afecto –pensó Ofidio-¿Porque no? Hasta las serpientes pueden demostrar cariño como otras mascotas.
Quizás la serpiente tenía poderes hipnóticos, el caso es que Ofidio entró rápidamente en un dulce y profundo sueño barbitúrico mientras los vidriosos ojos de la bestia seguían observándole fijamente.
Al situarse frente a Ofidio la serpiente ya había comprobado que podría digerirlo sin problemas. Le sacaba un metro, palmo más o menos.
En cuanto esté profundamente dormido me enroscaré en su cuello hasta asfixiarlo y lo engulliré. Será muy fácil.
LA MARCA
El grupo de turistas recorre las callejuelas del Gran Bazar. Entran en formación de abanico pero no tardan en reunirse en un grupo compacto.
-¡Deprisa! – dice el guía
Los turistas caminan en rigurosa fila india, algunos tocan las mercancías, todo lo palpan como si tuvieran los ojos en las yemas de los dedos.
-¡No toquen nada! –grita el guía.
Ahora el grupo avanza atropelladamente, como si estuvieran bajo los efectos de una fuerte dosis de veronal. Una masa en pantalones bermudas y camisas que resultan biliosas de tantos colores discordantes que hay en ellas. Un perro les ladra furioso.
-¡Vamos, vamos! ¡No se entretengan! –les apremia el guía.
Uno de los turistas explota:
-¡Nos tratan como ganado!
Y en ese momento, una bola de pintura carmesí -no tóxica- impacta en su camisa