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Los secretos de los manuscritos del Mar Muerto
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Libro electrónico186 páginas3 horas

Los secretos de los manuscritos del Mar Muerto

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En el valle de Qumrán, un joven beduíno llamado Mohammed edh-Dhib descubre, guiado por el azar, en una gruta a un kilómetro del Mar Muerto, un considerable número de pergaminos antiguos. Estamos en 1947, y este descubrimiento va a trastornar nuestro conocimiento de los textos bíblicos, ya que los pergaminos en cuestión son los más antiguos manuscritos del Antiguo Testamento nunca encontrados. Dominique Lormier, historiador, nos cuenta en este libro la fabulosa historia de los manuscritos de Qumrán. Nos proporciona un relato completo, basado en un exhaustivo trabajo de investigación, del increíble descubrimiento de los pergaminos. Analiza el contenido de los textos y sus sucesivos descifrados realizados por los mayores especialistas en historia de las religiones. Finalmente, se une a las polémicas y controversias, a veces muy vivas, que siguieron a este descubrimiento, en particular las nuevas hipótesis emitidas referentes a la figura histórica de Jesús.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 jul 2012
ISBN9788431551704
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    Los secretos de los manuscritos del Mar Muerto - Dominique Lormier

    LOS SECRETOS

    DE LOS MANUSCRITOS

    DEL MAR MUERTO

    Dominique Lormier
    con prólogo de Josep Maria Albaigés i Olivart

    LOS SECRETOS

    DE LOS MANUSCRITOS

    DEL MAR MUERTO

    A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.)vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U.

    Traducción de J. Lalarri Estiva.

    © De Vecchi,Ediciones S. A. 2011

    © Editorial De Vecchi, S. A. U.

    2009 Balmes, 114 - 08008 Barcelona

    Depósito Legal: B. 35.061-2011

    ISBN: 978-84-315- 5170-4

    Editorial De Vecchi, S. A. de C.

    V. Nogal, 16 Col. Sta. María

    Ribera 06400 Delegación

    Cuauhtémoc México

    Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o trasmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación, sin permiso escrito de EDITORIAL DE VECCHI.

    Prólogo

    Nos hallamos ante una obra sorprendentemente seria y completa sobre uno de los temas más apasionantes de nuestro tiempo. El libro del profesor Dominique Lormier incide en un misterio científico que ha tenido la extraña cualidad de interesar a lo largo del siglo xx por igual a creyentes y no creyentes, a judíos y cristianos, y este interés no ha disminuido ni un ápice en el siglo XXI. Un misterio que va mucho más allá de una simple confirmación, por vía directa, de verdades conocidas o del descubrimiento de otras nuevas. Se ha dicho muchas veces que la ciencia no es tan importante por las preguntas que responde como por las que plantea, y esto se da con los famosos manuscritos de Qumrán.

    La historia se rige por una cadena inextricable de casualidades. Hizo falta que se perdiera una cabra en un rincón de Palestina, que su pastor Mohammed edh-Dhib (que ya tiene un átomo de historia asegurado), buscándola, encontrara la entrada de una cueva oculta durante dos milenios, y que, al arrojar una piedra al interior para tantear su profundidad, diera en una de las tinajas que guardaban el tesoro arqueológico más sorprendente de los que se encontraron en el siglo XX. Los manuscritos de Qumrán acababan de ser descubiertos.

    A partir de aquí, los descubrimientos y su puesta en contacto con el mundo culto se sucedieron vertiginosamente. Nuevas cuevas, nuevas tinajas repletas de rollos, viajes de ida y vuelta de estos a través del Atlántico, compras, cesiones y especulación no siempre afortunada. Pero, a través de todas estas incidencias, un trozo de pasado de excepcional importancia se proyectaba sobre nosotros. Los esenios dejaban de ser una secta casi desconocida, nombrada vagamente por Plinio el Viejo, para cobrar un innegable realismo y un sorprendente protagonismo a través de su obra, que llegaba a hermanarlos con la aparición del cristianismo.

    Pero a esta fase relampagueante le sucedió otra mucho más lenta y reposada, que dura hasta la actualidad. Los manuscritos, en un estado de conservación muy deficiente, tienen que ser ensamblados como un gigantesco rompecabezas, y se han de suplir con imaginación los fragmentos que faltan, que son la mayoría del legado.

    No hay duda de su autenticidad: las pruebas del carbono 14 testifican que son de una época entre el siglo I a. de C y el II d. de C. Pero, con todo, incluso este revolucionario y exacto método de fechado presenta un cierto grado de indeterminación, que ha hecho suponer que algunos de los escritos podrían remontarse incluso a la revuelta judía de Simón Bar Kokhba contra los romanos, en el año 135, de la que resultó el exilio definitivo del pueblo hebreo. ¿Estamos ante unas muestras de la evolución del judaísmo a lo largo de unos siglos críticos de su historia?

    En la interpretación de los manuscritos se ha desplegado todo el arsenal de medios técnicos y de ingenio imaginables. El fechado mediante la prueba del carbono 14 es sólo el punto de partida: se ha llegado a grados de sofisticación tan sutiles como casar los distintos fragmentos del manuscrito mediante las huellas repetidas que sobre el rollo original había dejado un insecto que lo perforó. ¡Incluso, para eliminar todo riesgo de error, se ha garantizado la unicidad de este mediante la prueba del ADN! En fin, que toda la panoplia de modernas técnicas ha sido puesta al servicio de lo que sin duda es la investigación más importante de los siglos xx-xxi sobre los orígenes de nuestra actual cultura.

    La tarea, por tanto, continúa y continuará durante muchos años. Ha llegado a decirse que esta lentitud obedecía a inconfesables propósitos, pero hay que desechar este pensamiento más propio de prensa amarilla: la increíble complejidad del rompecabezas es la única causa del régimen de cuentagotas con que se dan a conocer los resultados.

    ¿Y cuáles van siendo estos resultados hasta ahora? En realidad, la mayoría de los textos no son bíblicos, sino relativos a la organización de la secta, pero todos tienen para nosotros un interés inestimable. En particular, los religiosos deben ser cotejados con los más antiguos existentes... y con los no existentes, pues en los manuscritos aparecen novedades desconocidas. Algunas de las particularidades más sorprendentes vienen dadas por el hecho de que no figuran en las biblias actuales. Los textos contienen profecías desconocidas de Daniel, Jeremías y Ezequiel. También nuevos escritos de José, Judas y otros desconocidos en la Biblia actual, así como salmos ignorados del rey David. El Rollo de Isaías es casi idéntico al Libro de Isaías de la Biblia moderna, pero otros textos desvelan ligeras diferencias, como una versión del libro de Jeremías que se distingue por la extensión y el orden del relato. Numerosos salmos presentes en la Biblia son también diferentes, especialmente los 90 y 150, dispuestos en otro orden. Incluso algunos textos completamente nuevos han requerido nuevos autores, y son atribuidos a célebres personajes bíblicos, como Moisés y José.

    Todo esto obliga a plantearse una pregunta: ¿es la Biblia canónica actual simplemente una entre mil posibles recopilaciones de textos, la mayoría ya perdidos, que un recopilador seleccionó un día y que por puro azar ha llegado hasta nosotros? ¿Descansa todo el judaísmo en uno de los mil posibles caminos, como la piedra que dio en la tinaja?

    Más aún: los manuscritos contienen una serie de nuevos textos veterotestamentarios, cuyo destino se nos ofrece problemático. ¿En qué medida deben ser desechados como ausentes del canon oficial? Tradicionalmente, la exégesis bíblica ha optado por el camino más fácil: desechar los nuevos descubrimientos, considerándolos variantes «apócrifas». Pero la enormidad y la fuerte trabazón de los manuscritos entre sí y con los conservados hasta hoy plantean una severa inquietud ante este cómodo recurso, pues los fragmentos encontrados corrigen posibles errores de copistas en la Biblia tradicional (por ejemplo, cuando se fija la altura de Goliat en dos metros y no en los tres —¡o los seis!— registrados en los libros bíblicos). Y en otras ocasiones, completa y da sentido a fragmentos incompletos de determinados episodios, consiguiendo que se puedan entender.

    El lector atento no dejará de maravillarse y hacerse preguntas, objetivo sin duda perseguido por el profesor Lormier. Pero este va todavía mucho más allá. A partir de los textos investiga las convergencias entre la mística cristiana y la judía, ¡incluso algunos aspectos discutidos del cristianismo cobran nueva luz! Uno de ellos, por ejemplo, de enorme trascendencia: por primera vez se halla una prueba arqueológica de la existencia real de Jesucristo. Un famoso pasaje de Flavio Josefo, en el que se hablaba del Mesías, había sido siempre objeto de una fuerte crítica, atribuyéndolo a una interpolación de los copistas cristianos posteriores. Sin embargo, un fragmento hallado en Qumrán reproduce el texto completo: a partir de ahora no hay duda sobre la existencia real del fundador del cristianismo, e incluso esta religión cobra un alcance histórico del que hasta ahora carecía.

    He aquí una obra que ningún interesado en nuestras propias raíces debería desconocer. Su lectura debe ser recomendada a todo el mundo. Quizás a través de las preguntas que plantea surgirán nuevos puntos de vista sobre nosotros mismos.

    Josep M. Albaigès i Olivart

    Autor de Los misterios del Templo de Salomón

    Introducción

    El descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto es considerado uno de los acontecimientos arqueológicos más importantes del siglo xx. Se trata de unos documentos que pueden aportar nuevos datos sobre el judaísmo y los primeros tiempos del cristianismo. Desde que fueron descubiertos en 1947 todos los especialistas más prestigiosos han querido estudiarlos a fondo, y no han dejado de suscitar numerosos debates e investigaciones. Estos misteriosos textos continúan siendo hoy día objeto de controversias porque todavía quedan en el aire numerosas preguntas.

    Contrariamente a lo que a veces se ha afirmado, los manuscritos del Mar Muerto no son en absoluto los textos religiosos más antiguos que se conservan. Los expertos están de acuerdo en que fueron redactados entre los años 250 a. de C. y 70 d. de C., mientras que los de las pirámides de Egipto se remontan a unos 2650 años antes de Cristo. Sin embargo, los del Mar Muerto son los más importantes descubiertos hasta ahora, porque ese periodo coincide con el tiempo en que vivió Jesucristo (4 a. de C.-33 d. de C.). Se trata, por tanto, de textos que tienen un inmenso valor tanto para el cristianismo como para el judaísmo.

    Estos documentos fueron los más protegidos del mundo desde su descubrimiento hasta que, en 1991, fueron puestos en su totalidad a disposición de los investigadores y del gran público. Desde entonces han sido expuestos en muchas grandes ciudades de diferentes países y siempre han suscitado un interés creciente en todo el mundo. A ellos se han dedicado numerosos libros, artículos y reportajes de televisión.

    Una de las cuestiones más importantes para los arqueólogos bíblicos, así como para todos los amantes de la historia religiosa, es saber hasta qué punto estos documentos pueden confirmar o modificar todo lo que hasta hoy día sabemos de la Biblia. De hecho, cuando la noticia de su descubrimiento se hizo pública, se produjo una notable preocupación por lo que su contenido podía revelar. ¿Iban a quedar cuestionadas las afirmaciones de la Biblia y del judaísmo, así como algunos dogmas del cristianismo, o por el contrario confirmarían lo que ya sabemos del judeocristianismo? El proceso de recomposición y traducción de los textos descubiertos, ya próximo a su finalización, permite hacerse una idea exacta de su contenido.

    «Uno de los descubrimientos más sorprendentes con relación a los manuscritos del Mar Muerto —escribe John DeSalvo— fue la constatación de que incluían textos hasta ahora inéditos sobre personajes bíblicos conocidos, como Noé, Abraham y Henoch. Esto nos ha permitido descubrir relatos que no figuran en nuestra Biblia, cuyo autor sería Moisés, e incluso profecías de las que jamás habíamos oído hablar. Uno de los apartados más fascinantes de los manuscritos del Mar Muerto trata de asuntos como el fin de los tiempos o el anticristo. Resulta verdaderamente interesante comparar esta narración con la procedente del Libro de la Revelación».[1]

    Apartados completos de estos manuscritos tratan acerca de la adivinación, la astrología y los ángeles. Según los especialistas, los manuscritos del Mar Muerto incluían originalmente, antes de que se deterioraran, destruyeran o perdieran, más de ochocientos textos completos. Los investigadores no han podido recuperar más que una pequeña parte de los rollos completos de los manuscritos; en general, sólo fragmentos parciales. A pesar de ello, decenas de miles de ellos se han podido recuperar y recomponer gracias a un considerable trabajo de restauración.

    Uno de los descubrimientos más apasionantes ha sido constatar la existencia de convergencias y similitudes entre las creencias de los autores de estos textos y el cristianismo naciente, y especialmente la idea de la llegada de un mesías, el rito del bautismo y la visión apocalíptica del fin del mundo. Hoy día, siguen manteniéndose diferentes polémicas a propósito de esta cuestión.

    Algunos autores cristianos rechazan cualquier conclusión apresurada y demuestran las notables diferencias que existen entre algunos de estos textos y la doctrina oficial de la Iglesia.

    No debe olvidarse que cualquier texto puede haber sido redactado más tarde de la fecha en que comenzó a transmitirse oralmente de generación en generación. La mayor parte de los especialistas en la Biblia estiman que la tradición oral de los Evangelios (relatos dedicados a la vida de Jesús) comenzó después de la muerte de Cristo (en torno al año 30 d. de C.) y sólo fue objeto de una primera redacción entre los años 70 y 90 d. de C.. El fragmento más antiguo descubierto del Nuevo Testamento data del año 125 d. de C. Los manuscritos del Mar Muerto fueron redactados, al menos una pequeña parte, en vida de Jesús.

    Los arqueólogos y los historiadores están en condiciones de determinar la fecha en que fueron redactados algunos textos, gracias a las nuevas técnicas científicas de datación, como por ejemplo el carbono 14. Como ya hemos dicho anteriormente, los textos de las pirámides de Egipto son los escritos religiosos o sagrados más antiguos conocidos hoy día. Se trata de textos que fueron grabados en la piedra de las paredes interiores de las cámaras de diferentes pirámides, así como en las sepulturas y los sarcófagos de Saqarah (la primera pirámide). Los egiptólogos consideran que fueron escritos en tiempos del Imperio antiguo, entre los años 2650 y 2175 a. de C. aproximadamente. Son textos con fórmulas e instrucciones orientadas a conducir al difunto en su viaje hacia el más allá. También contienen fórmulas mágicas.

    Los Vedas, textos redactados en sánscrito, son los más antiguos de la religión hinduista hallados en la India. Están divididos en mantras, conjuros, rituales y otras enseñanzas espirituales. Existen cuatro Vedas, de los que el más antiguo, el Rigveda, fue compuesto en torno a los años 1500-1300 a. de C.

    El Enuma Elish, relato mesopotámico acerca de la creación,

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