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Mujeres marginadas de la Biblia: Encontrando fortaleza y significado a través de sus historias
Mujeres marginadas de la Biblia: Encontrando fortaleza y significado a través de sus historias
Mujeres marginadas de la Biblia: Encontrando fortaleza y significado a través de sus historias
Libro electrónico301 páginas5 horas

Mujeres marginadas de la Biblia: Encontrando fortaleza y significado a través de sus historias

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Este libro proporciona una mirada fresca a las mujeres de la Biblia, que pone al descubierto novedosas claves para la comprensión y un mensaje impactante que hará que las lectoras se sientan desafiadas, animadas y valoradas. Redescubra y reciba inspiración de mujeres como Eva, Sara, Agar, Tamar, Ana, Ester, María y otras.
IdiomaEspañol
EditorialZondervan
Fecha de lanzamiento23 jul 2013
ISBN9780829777826
Mujeres marginadas de la Biblia: Encontrando fortaleza y significado a través de sus historias
Autor

Carolyn Custis James

Carolyn Custis James (MA, Estudios Bíblicos) viaja extensivamente como una hablante popular para las conferencias de las mujeres, iglesias, colegios, seminarios, y otras organizaciones cristianas. Su organización del ministerio, Whitby Forum, promueve la discusión bíblica pensativa para ayudar los hombre y las mujeres para combinan las fuerzas en servir dios a juntos. Nació en Oregon, desarrolló su negocio propio de programas de computadora en Oxford, Inglaterra, antes de trasladarse a Orlando, Florida, con su esposo y hija.

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    This book is such a disappointment. After reading one of the most well researched chapters, I decided to read the entire book. Hoping for a well researched book that would dispel popular misconceptions of a number of women in the Bible, I found only a contemporary book that contained a great deal of speculation and fiction mixed in with some research. Granted, the women came out somewhat stronger than in older books, but certainly not even close to Biblically accurate.

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Mujeres marginadas de la Biblia - Carolyn Custis James

1

UN LEGADO OLVIDADO:

Eva

Eva perdió a la mujer que Dios quería que fuera.

La última vez que vi a mi abuela, era una sombra delgada de su ser anterior. Mi hija solo tenía unos cuantos meses de edad y más que todo yo quería que mi abuela la viera y cargara a su biznieta antes de que el tiempo se nos acabara. Cumplí mi deseo una tarde durante una visita al noroeste cuando mi madre nos llevó hasta el hogar de ancianos. No me permití pensar continuamente en el hecho de que ni mi abuela ni Allison recordarían este encuentro histórico que significaba tanto para mí, pero cuando vi la mirada en blanco y la forma combada de mi abuela, ese hecho no se podía negar. Aquella mujer divertida, inteligente y enérgica que yo había conocido y admirado toda mi vida no se veía por ninguna parte. En su lugar vi un cuerpo desgastado y débil con la cabeza gacha sentada en una silla de ruedas junto a varios otros individuos confinados a sus sillas de ruedas en diferentes estados de declinación. Verla tan cambiada rompió mi corazón. Pero aun en su condición frágil y decadente, la presencia de un bebé le dio energía y trajo la vislumbre (aunque ligera) de la mujer que yo recordaba. «¡Es un bebé! ¡Es un bebé!» gritaba con una voz débil y raspante mientras extendía sus manos temblorosas:

«TRÁEMELO AQUÍ. NOSOTROS LO CUIDAREMOS»

Cualquiera que tratara de reconstruir a mi abuela usando el cascarón que había quedado al final, o que buscara indicios del legado que ella había entregado a sus hijas y nietas desde esta versión final de sí misma estaría arriesgándose al fracaso. Los penetrantes ojos azules que habían hecho temblar las rodillas de mi abuelo, que devoraba una cantidad incontable de libros incluyendo todos los clásicos y casi todo lo que escribió C.S. Lewis, que le leyó a sus hijos y nietos y hacía que el amor a los libros fuera una tradición en la familia, estaban ahora nublados por la degeneración macular. No quedaba rastro de la amada maestra de la Palabra de Dios que nutrió e influenció a tantas mujeres jóvenes en la fe, incluyendo a sus dos hijas. Su Biblia muy usada yacía sobre la mesa de noche sin que la tocaran. La mujer vibrante que yo recordaba, la clase de mujer que Dios creó, se había perdido, caída en algún lugar de un cuerpo envejecido que ya no era hospitalario para su espíritu maravilloso.

La última vez que alguien vio a Eva solo era un cascarón de su ser anterior, una versión derribada de la clase de mujer que Dios había creado. La Eva original se perdió en el paraíso. Tristemente, en lugar de recordarla en aquellos primeros días gloriosos, el recuerdo que el mundo tiene de ella se ha congelado con el tiempo en el peor momento posible allá en el Jardín del Edén, precisamente cuando se tragaba un pedazo de la fruta prohibida y le servía algo de esta a su esposo. Juan Milton, el gran poeta inglés, no pudo borrar de su mente la imagen de Eva.

En la hora del mal su mano imprudente

se extendió hacia la fruta, la tomó y la comió.

La tierra sintió la herida

Y la naturaleza, desde su asiento,

suspirando en todas sus obras,

dio señales de dolor.

Todo estaba perdido.

JOHN MILTON, PARADISE LOST [EL PARAÍSO PERDIDO]

Un bocado de la fruta y todo el mundo olvidó aquella declaración maravillosa: «No es bueno que el hombre esté solo» (Génesis 2:18). Olvidamos a la mujer que él creó como el remedio perfecto para la necesidad del hombre. Desde un punto de vista posterior quizá habría sido mejor para el hombre no haber tenido a Eva en vista del daño que ella hizo. Hasta parece que Adán pensó así cuando la culpó por sus acciones. «La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí» (Génesis 3:12).

El papel de Eva como instigadora en la derrota hizo desaparecer la maravilla y el significado de su creación del costado de Adán, junto con el extático deleite de Adán en ella. Casi nunca se le recuerda como la única inspiración de la primera poesía del mundo. Aunque ella hubiera vivido el resto de su vida como la Madre Teresa, el mundo no podría olvidar lo que nos hizo en el Edén. No hay ninguna amnistía para el primer ser humano que rompe filas y se rebela contra Dios. No hay oportunidad para que olvidemos la «mano imprudente» que alcanzó el fruto. Unos cuantos movimientos veloces y todo terminó. Eva se perdió en el paraíso, tan perdida como puede estarlo jamás cualquier mujer. Lo que fue en los primeros tiempos es solo un recuerdo sombrío y distante.

EL PROBLEMA CON EVA

Nosotras no soñaríamos hacerle a mi abuela lo que persistimos en hacerle a Eva. Olvidamos cómo era en sus mejores tiempos y tratamos de reconstruir su legado con los residuos rotos que al final quedaron de ella. Lo que hubiera sido una simple injusticia en cuanto a mi abuela es aun más injurioso cuando se refiere a Eva, simplemente por su influencia poderosa sobre el resto de nosotras, una influencia que no ha disminuido a pesar de su terrible fallo y nuestros intentos de distanciarnos de ella. Como dice un escritor: «No hay forma de hablar acerca de las mujeres sin hablar acerca de Eva».¹

Cuando Dios creó a Eva fundió el molde para todas las mujeres. Ella personifica los secretos de su anteproyecto para nosotras. Así que correctamente nos volvemos a Eva para comprender quiénes somos y para descubrir los propósitos de Dios para nosotras. Nos vemos y nos evaluamos, tanto como a las mujeres de la Biblia, por medio de la definición que sacamos de ella, lo cual hace que sea poderosa al igual que peligrosa. Los errores en cuanto a nuestra comprensión de ella nos cuestan caro a todos. Como el proyectil que se lanza solo a una pequeña fracción fuera de su curso, perderemos nuestro blanco por años luz si mal la interpretáramos. Por el contrario, una mejor comprensión de Eva cuando Dios la creó promete una dirección que es muy necesaria y que nos asegura que tenemos nuestro verdadero blanco en la mirilla. Así que antes de que intentemos comprender a cualquier otra mujer en la Biblia, mucho menos a nosotras mismas, tenemos un trabajo preliminar importante que hacer con Eva, porque ella es el fundamento de todo lo que sigue.

El problema con Eva es que en el apuro por salir del Edén recogimos los pedazos inapropiados de ella que nos puedan decir quiénes somos. Por el lado negativo se nos deja la impresión de una Eva tentadora, que lleva a creer que las mujeres somos moralmente débiles y si se nos diera la oportunidad, derrumbaríamos a los hombres o tomaríamos el mando. Esta es una visión caída de las mujeres. En una nota más positiva se recuerda a Eva como esposa y madre. Pero aun esto presenta algo así como un problema. Significa que las niñitas deben crecer antes de llegar a ser aquello para lo cual Dios las creó. Más aun, esto excluye a las mujeres sin esposos o hijos. El antiguo legado de Eva simplemente no nos encaja a todas nosotras.

Si queremos recuperar el verdadero legado de Eva debemos comenzar donde la Biblia lo hace, con su creación. Debemos retroceder hasta el Jardín del Edén para recuperar la verdad que Dios reveló acerca de Eva antes de que la serpiente se presentara. La definición que Dios nos dio acerca de la mujer y el lugar significativo que ocupa en sus propósitos surgió en la fase de la planificación de la creación cuando su anteproyecto para las mujeres se extendió sobre la mesa en el santo salón de conferencias del cielo.

EL LEGADO PERDIDO DE EVA

Cuando Miguel Ángel pintó el magnífico cielo raso de la Capilla Sixtina de Roma, pintó no uno sino dos frescos de Eva. Próximo al centro del cielo raso está el fresco que representa su caída y expulsión, junto con Adán, del Jardín del Edén. Teológicamente, Miguel Ángel comprendió el papel de Eva en lo que estuvo mal en el Edén. Pero en el centro del cielo raso, como el punto focal de su obra maestra, él pintó a Dios creando a Eva de la costilla de Adán. De acuerdo con los historiadores del arte, la teología de Miguel Ángel dirigía sus decisiones artísticas. De algún modo él quiso comunicar que la creación de Eva es central para nuestra comprensión de lo que Dios intentó para nosotras en primer lugar, de lo que perdimos en la Caída y de lo que Jesús vino a restaurar. La obra maestra de Miguel Ángel nos da la historia completa, incluyendo la Caída, pero le pide al ojo que se enfoque en la recién creada Eva. Aquí, en la consumación de la creación, Dios revela su verdadera visión para la humanidad y el legado perdido de Eva para las mujeres. Pienso que el anciano maestro italiano estaba sobre una pista interesante.

En varias formas, la creación de Eva satisface las fantasías de muchos adultos, quienes habiendo sufrido los dolores del crecimiento y los remordimientos de la juventud, solo pueden soñar acerca de una vida que comienza desde el principio como un adulto saltando las etapas de las dificultades, las obstinaciones, los baches y el aprendizaje a base de golpes. ¿No sería agradable comenzar la vida aprendiendo el valor de las relaciones, la educación y las oportunidades y aprovecharlas hasta lo sumo? Eva tuvo esa oportunidad. No tuvo que aprender a caminar, a hablar o a alimentarse por sí misma (por lo menos no creemos que tuvo que hacerlo). Ella fácilmente pudo haber comenzado considerando las grandes preguntas de la vida: «¿Quién soy yo?» «¿De dónde vine?» «¿Por qué estoy aquí?» Si lo hizo, Adán estaba allí, recuperándose de la cirugía, para ayudarla a encontrar las respuestas.

El legado perdido de Eva reside en las declaraciones explícitas que Dios hizo cuando la creó. Primero, Dios creó a Eva para que llevara su imagen, «a su imagen y semejanza», y segundo, para que fuera la ezer o la ayudante fuerte. Además, ella compartió con Adán lo que los teólogos llaman el «Mandato Cultural», Dios la mandó a ser fructífera y a multiplicarse, a gobernar y dominar la tierra. Este mandato global incluía el llamamiento a reproducirse físicamente y a ocuparse en actividades científicas, tecnológicas y artísticas. Más importante aun, el mandato era también profundamente espiritual y teológico, el llamamiento a reproducirse espiritualmente al multiplicar los adoradores del Dios viviente y al extender el gobierno clemente de Dios sobre cada pulgada de este planeta. Esta empresa asombrosa abarca todas las dimensiones de la vida y desde entonces ha ocupado a la raza humana. El diseño de Dios para la creación de Eva se aplica a cada mujer, todo el tiempo, desde la cuna hasta la

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