Cómo orar por la voluntad de Dios para tu vida: Un camino de oración hacia el bienestar espiritual
Por Stormie Omartian
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Información de este libro electrónico
Por años, Stormie Omartian oró pidiendo: «Señor, cambia a mi esposo». Entonces, se dio cuenta de que tenía que orar por ella misma, y examinar su propio corazón, antes de poder orar eficazmente por él.
Su oración vino a ser: «Señor, cámbiame». En este libro, ella presenta este proceso para todas las esposas que quieren tener poder para orar por ellas mismas y por su esposo.Cómo orar por la voluntad de Dios para tu vida es ideal para las mujeres que ya han leído los libros sobre la oración, de mayor venta, escritos por Stormie, y quieren profundizar aun más en el poder de la oración.
Stormie Omartian
Stormie Omartian is an award-winning bestselling author and speaker whose award winning POWER OF PRAYING series have sold more than 34 million books worldwide, which includes such books as, THE POWER OF PRAYING WIFE, THE POWER OF A PRAYING HUSBAND, THE POWER OF A PRAYING WOMAN, THE POWER OF A PRAYING PARENT, THE POWER OF PRAYING FOR YOUR ADULT CHILDREN, and JUST ENOUGH LIGHT FOR THE STEP I'M ON. Recently she has written LEAD ME, HOLY SPIRIT – Longing to Hear the Voice of God; PRAYER WARRIOR – Praying Your Way to Victory;and CHOOSE LOVE – 3 Simple Choices that Will Alter the Course of Your Life. Stormie's newest book – OUT OF DARKNESS – is her personal journey out of the devastating darkness of the first twenty-eight years of her life when she found True Light and liberation. Then it goes on through her next thirty-five years as a believer, learning how to walk with the One True Light and rise above the traps and threats of the dark side. THE POWER OF A PRAYING WIFE broke a 21-year industry record by claiming the number one spot on the Christian Booksellers bestsellers list for 27 consecutive months. Her books have sold 34 million copies. Stormie and Michael have been married for over 42 years and have two married children and two granddaughters.
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Cómo orar por la voluntad de Dios para tu vida - Stormie Omartian
PRIMERA PARTE
LA RELACIÓN ÍNTIMA
CAPÍTULO 1
CÓMO ORAR PARA CONOCER LA VOLUNTAD DE DIOS PARA TU VIDA
Desde que puedo recordar, me despertaba todas las mañanas con un abrumador sentido de pavor. Es el mismo sentimiento que tienes cuando te despiertas por primera vez después que alguien que amas ha muerto en forma trágica y súbita. La realidad te llega como una inundación y te das cuenta de que no se trata de una pesadilla. Con todo tu ser quisieras que no fuera verdad, pero lo es, y lo debes enfrentar. El pensamiento de llegar al fin del día trae tal peso de depresión que solo salir de la cama requiere un esfuerzo muy grande.
Así es como me sentía, aunque nadie había muerto. Nadie, es decir, excepto yo. Yo estaba muriendo todos los días. Lo sentía, pero no sabía qué hacer en cuanto a eso.
Nadie vio jamás mi lucha, así que yo pretendía que todo estaba bien. Y era experta en eso. Me mantenía tan ocupada como podía, con tantas personas como era posible, para crear una diversión tan grande que no tenía que sentir la terrible falta de propósito en mi vida. Pero siempre existía ese momento de extrema soledad, sin ruido ni actividad, cuando cruzaba del sueño a la conciencia. En esos primeros momentos al despertar, la quietud ensordecedora exponía la futilidad de mi vida, y era intolerable.
A menudo pensé en el suicidio como una vía de escape porque no quería despertar de nuevo con ese pavoroso sentimiento y tener que enfrentar otro día. Por cierto que ni siquiera podía imaginar que las cosas pudieran ser diferentes de como eran. Había pasado toda una vida tratando de transformarme a mí misma y de cambiar mis circunstancias, y encontré que era totalmente incapaz de hacerlo. Por demasiado tiempo mi propia manera de ser y la forma en que iba mi vida habían sido inaceptables para mí. Y no podía ver otra salida.
Por supuesto que había estado en una búsqueda extensa para encontrarle significado a mi vida. Pero el dios que yo buscaba en mis prácticas ocultistas era un dios débil y distante que no podía hacer nada por mí a menos que yo fuera lo suficientemente buena, o lo suficientemente iluminada, o lo suficientemente religiosa o inteligente como para llegar a él y probarle que era digna. Yo estaba bastante segura de que él tenía cosas mucho más importantes que hacer que ayudarme a mí.
Dándome cuenta de que estaba sin un dios o alguna otra persona que me pudiera ayudar, decidí que todo dependía de mí. Yo estaba a cargo de mi destino. Yo tenía que hacerme aceptable a los demás. Yo tenía que hacer de mi vida lo que mi vida debería ser. El problema era que sabía que eso era algo que no podía hacer.
Había sido cantante y actriz de televisión por cerca de ocho años, y estaba encontrando cada vez más difícil ocultarme detrás de cualquiera de esas dos ocupaciones por más tiempo. El vacío dentro de mí estaba creciendo a un ritmo alarmante, y me sentía tan frágil que sabía que no se requeriría mucho para que me hiciera pedazos como una cáscara de huevo.
Una semana me pidieron que cantara en una serie de grabaciones para una obra musical cristiana. Yo estaba contenta por el trabajo, y grabar discos era mucho más fácil que el horario tan intenso de los programas de televisión. En aquellos días, los programas de televisión se grababan en vivo, así que el horario de ensayos era muy intenso. Tenías que saber tu rutina de baile, diálogo y canciones tan perfectamente que no cometieras un error cuando las cámaras estaban filmando y te veían actuar millones de personas.
Cuando llegué al estudio de grabaciones para la primera sesión, estaba lleno de gente, y no conocía a la mayoría de ellos. Habían una sensación de paz y de calma, y todos eran amables, amigables y me recibieron bien, algo muy diferente a lo que yo estaba acostumbrada en la televisión. Sentí que mi espíritu se comenzaba a elevar inmediatamente. Esto fue sorprendente, porque era una sesión de grabación temprano en la mañana, lo que significaba que no había tenido mucho tiempo para salirme de mi depresión matutina tradicional.
Durante el primer receso del día, conocí a más cantantes, músicos y personal de grabación. Todos tenían ciertas cualidades que encontré muy atrayentes: un sentido de simplicidad, plenitud y propósito. Tal vez alguien se pregunte cómo pude identificar el sentido de plenitud, y no sé cómo explicarlo, excepto que era algo que se destacó en absoluto contraste con mi propio vacío. También sentí que ellos no estaban en las drogas, el alcohol y la promiscuidad. De nuevo, había un gran contraste.
Mi amiga Terry era la directora de esa sesión, lo que quiere decir que estaba a cargo de contratar a todos los cantantes. Ella era una de las mejores cantantes de los estudios de Los Ángeles, y yo había trabajado con ella a menudo. Terry siempre cantaba la parte principal, y yo estaría a su lado, cantando la segunda. Creo que a ella le gustaba cantar conmigo porque yo nunca traté de competir con ella. En cambio, yo reconocí su habilidad, y trataba de seguirla lo mejor posible cuando cantábamos. Ella me «tomó bajo sus alas» en esta sesión porque sabía que yo no conocía a mucha gente allí.
La forma en que cantábamos era la de tres personas usando un solo micrófono. En el nuestro, Terry estaba en el medio y otra chica y yo a ambos lados de ella, mirando a la música del mismo pedestal de metal. Después de terminar el primer receso y cuando estábamos grabando de nuevo, yo levanté la mano para tratar de ajustar mis audífonos. Cuando bajé la mano, el anillo de oro que tenía en uno de los dedos le pegó al pedestal de metal e hizo un ruido muy fuerte. Eso trajo la sesión a una inmediata interrupción.
Esto sucedió en aquellos días en el pasado cuando no estaban disponibles ninguno de los artificios tecnológicos con los que contamos hoy en día. Un error de esta magnitud significaba que teníamos que comenzar toda la sesión de música de nuevo, lo que no fue algo bueno, porque había sido perfecta hasta ese momento. Temí que mi carrera en grabación había terminado. Por lo general, algo así hubiera significado que no me llamaran para trabajar de nuevo. No era solamente que había cometido un error; era el dinero que les costaba a los productores por el tiempo involucrado en tener que grabar todo de nuevo.
Me sentí muy mal por lo que había pasado y me disculpé mucho. Esperé recibir miradas enojadas, que nadie se arrimara a mí a la hora del almuerzo, y una llamada pidiéndome que no regresara para el resto de las sesiones. En cambio, todo el mundo actuó como que no fuera gran cosa y como que aún me valoraban como persona. Lo único que sucedió fue que la directora dijo con mucha gentileza que si alguien más estaba usando anillos o brazaletes, que por favor, se los quitara, lo cual todos hicimos. A esa altura sentí ganas de llorar, no solo por haber cometido el error, sino por el amor y la misericordia que me habían brindado. En mi experiencia, eso no era lo que normalmente ocurría.
Fue durante nuestro receso para almorzar, cuando todos salimos a comer juntos, que supe que todos en la sesión de grabación eran creyentes menos yo. Todos hablaron de su futuro, algunos de los cuales, me di cuenta que eran más precarios que el mío. Y sin embargo ninguno de ellos le tenía miedo al futuro como le temía yo. Yo temía no tener un futuro. Ellos sabían que tenían un futuro porque entendían que Dios tenía un plan para sus vidas. Decían que mientras estuvieran caminando en la voluntad de Dios, el futuro de ellos estaba seguro en las manos de Dios. Yo nunca había escuchado nada semejante.
Era obvio que el Dios de ellos era diferente a los dioses que yo había estado buscando. Era personal. Era amoroso. Tenía un plan para la vida de cada persona. Yo no dije nada en cuanto a mi situación porque no quería exponer que no era creyente y posiblemente poner incómoda a Terry. Ella sabía que yo no era creyente, pero yo creía que los demás no lo sabían. Ahora, mirando hacia atrás, estoy segura de que todos lo sabían. Es probable que estuvieran tan conscientes de mi vacío como lo estaba yo de su plenitud.
Todos los días, durante las sesiones, me encontraba atraída cada vez más al sentido de propósito que estas personas tenían en sus vidas. Yo quería también ese sentido con todo mi ser, pero no sabía qué hacer para siquiera estar cerca de él. Estaba segura de que una persona tendría que haber nacido bajo una estrella diferente de la mía para obtenerlo. Y sin embargo, no podía quitarme de la mente la idea de la voluntad de Dios.
Me pregunto si Dios tiene un plan para mi vida, pensé. Eso querría decir que no tendría que tratar que las cosas sucedieran en mi vida. ¿Pero qué pasaría si Su plan para mí es que sea misionera en Siberia? La muerte sería mejor. ¿Cómo puedo saber cuál es el plan de Dios para mí?
Pensé en esto durante los próximos días de las sesiones. Trataba de saber más sobre cada uno de los cantantes durante nuestros almuerzos sin dejarles saber por qué estaba interesada. No quería que nadie me presionara para tener una vida de propósito. Además, ser desdichada era algo familiar para mí, y yo me sentía más cómoda en terreno conocido.
Después de la última sesión del día final de las grabaciones, yo estaba en mi automóvil camino a casa, y oré a este Dios de ellos sin saber si Él siquiera podía oírme. «Dios, si tienes una voluntad para mi vida», dije, «necesito saber cuál es y qué hacer en cuanto a ella».
No escuché respuesta alguna. Como lo había sospechado, este Dios tal vez nunca escucharía a una persona como yo. Así que continué con mi vida tal como era, yendo cuesta abajo a una velocidad cada vez mayor.
En el transcurso de los siguientes meses, me sucedieron muchas cosas, una de las cuales cambió mi vida para siempre: conocí al Dios del que Terry y sus amigos me habían estado hablando. La simple oración que había pronunciado en el automóvil, a un Dios que no conocía, había sido contestada.
Eso sucedió hace treinta y un años, y ahora sé que la voluntad de Dios no es algo misterioso que solamente una pocas personas escogidas pueden entender. Está disponible para cada uno de nosotros, pero debemos dar los pasos necesarios para encontrarla. Los pasos son simples, pero a menudo por esa misma razón no nos molestamos en darlos. Pero debemos dar esos pasos porque nunca seremos felices hasta que entendamos la voluntad de Dios para nuestras vidas y vivamos de acuerdo a ella.
Hasta que no vivamos en la voluntad de Dios, estamos destinados a vivir vidas que son insatisfactorias e incompletas. El conocimiento de que Dios tiene un plan para ti le da a tu vida un propósito como ninguna otra cosa puede hacerlo. Simplifica todo, porque no es necesario que tengas que dilucidar todas las cosas y que hagas que sucedan. Lo que tienes que hacer es mirar al Señor, sabiendo que Él tiene todas las explicaciones y