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Misterios del Génesis
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Libro electrónico438 páginas10 horas

Misterios del Génesis

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Según el cofundador de Unity, Charles Fillmore, el Génesis es la llave de la Biblia. En su libro clásico: Misterios del Génesis, él explica que el considerer el primer libro de la Biblia como una analogía, nos lleva a una comprensión más profunda del comienzo del ser humano y del universo.
IdiomaEspañol
EditorialBookBaby
Fecha de lanzamiento1 abr 2010
ISBN9780871597250
Misterios del Génesis
Autor

Charles Fillmore

Charles Sherlock Fillmore founded Unity, a church within the New Thought movement, with his wife, Myrtle Page Fillmore, in 1889. He became known as an American mystic for his contributions to spiritualist interpretations of biblical Scripture.

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  • Calificación: 5 de 5 estrellas
    5/5
    ¡Excelente! Muy claro! Compender el Genesis es fundamental para todo en la vida del ser humano. Espero esten publicados todos los libros del autor muy pronto. Gracias SCRIBD
  • Calificación: 4 de 5 estrellas
    4/5
    exelente obra aunque le doy un 70 %
    y unos capitulos que al comfrontalos con la biblia no concuerdan pero se respetan sus propuestas

  • Calificación: 5 de 5 estrellas
    5/5
    Excelente Libro para conocer en realidad quien eres. YO SOY..

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Misterios del Génesis - Charles Fillmore

abrirá".

Capítulo I

El ser humano espiritual

GÉNESIS 1

La palabra génesis significa fuente u origen. Señala un nuevo nacimiento y la perfección del ser humano en regeneración. La ley de la generación es, indudablemente, uno de los misterios de la conciencia humana. Los seres humanos han intentado revelar con relativo éxito casi todo secreto de la naturaleza, mas del origen de la vida, comparativamente, no saben nada. Con respecto a la vida encontramos que las señales dadas por nuestra experiencia apuntan a la inteligencia y a la fuerza. En otras palabras, la vida no surge a menos que esté equilibrada por la inteligencia.

El ser humano busca constantemente el origen tanto del universo como de sí mismo. Pero casi toda su investigación de naturaleza científica ha tenido lugar en el plano material. Como regla, ha atribuido el comienzo de la materia a los átomos y las células, pero hay mucho que lo ha eludido por ser invisible al ojo de los sentidos. Ahora estamos comenzando una investigación científica en el plano de la mente acerca del origen de todas las cosas. Decimos científica porque los descubrimientos que proceden de una comprensión correcta de la mente y sus potencialidades puede organizarse ordenadamente y porque se prueban a sí mismos por la aplicación de sus leyes.

Lo que dice el libro del Génesis en forma de alegoría puede ser reducido a ideas, y estas ideas pueden ser llevadas a cabo por la guía de las leyes mentales. De aquí que la comprensión correcta de la mente, y especialmente de la Mente Divina, es la única clave lógica para una comprensión de los comienzos del ser humano y del universo. En este libro explicamos muchos símbolos e interpretamos sus significados, así que cualquiera que se dé a la tarea, puede comprender y también aplicar, para su desarrollo, las reglas y leyes por las cuales las ideas se relacionan unas con otras y descubrir cómo son incorporadas en la conciencia del ser humano, dándole así la llave para el desarrollo de las ideas primeras implantadas en él desde el principio.

Lo que es verdad en la creación del universo (como aparece alegóricamente en el Génesis) es igualmente cierto en el desarrollo de la mente y el cuerpo del ser humano, porque éste es una copia microcósmica del Gran Hombre del universo.

La Biblia es la historia del ser humano. En sus sesenta y seis libros describe en alegoría, profecía, epístola, parábola y poema la generación, degeneración y regeneración del ser humano. La Biblia ha sido preservada y apreciada más que cualquier otro libro porque nos enseña cómo desarrollar el principio más alto del ser, el espíritu. De la misma manera como el ser humano es un ser tríptico, espíritu, alma y cuerpo, la Biblia es una trinidad en unidad. Es cuerpo como libro de historia; alma como maestra de moral; y espíritu como maestra de los misterios del ser.

El estudiante de historia encuentra la Biblia interesante, pero no exacta; la persona cabal encuentra en ella lo que fortalece su rectitud, y el vencedor con Cristo encuentra que es el libro más grande de todos y una guía a su desarrollo espiritual. Pero debe ser leída en sentido espiritual para que el lector aprenda las lecciones que ella enseña. La clave para su significado espiritual es que detrás de cada cosa mencionada hay una idea.

La Biblia podrá ser comprendida más fácilmente si mantenemos presente el hecho que las palabras utilizadas tienen un significado externo e interno. Al ser estudiada solamente desde el punto de vista histórico e intelectual, lo externo, se pierde la realidad interna viviente. En estas lecciones buscaremos comprender y revelar el significado interior y entrelazar, legítima y ordenadamente, lo interno y lo externo.

El Génesis, considerado históricamente, tiene tres partes: primera, el período desde la creación hasta el diluvio; segunda, desde el diluvio hasta el llamado de Abraham, y tercera, el período desde el llamado de Abraham hasta la muerte de José.

El primer capítulo describe la creación llevada a cabo en seis días, y se refiere a un séptimo día de descanso. No hay razón para creer que estos días tenían veinticuatro horas. Para el Señor, un día es como mil años y mil años como un día. Los días representan simplemente períodos de desarrollo o niveles del desarrollo de la mente.

Los números son utilizados en la Biblia en relación con facultades o ideas en la Mente Divina. Hay doce facultades divinas. Éstas están simbolizadas en el Antiguo Testamento por los doce hijos de Jacob y en el Nuevo Testamento por los doce apóstoles de Jesús. Todas las facultades tienen carácter triple: primero, como ideas absolutas en la Mente Divina; segundo, como pensamientos, los cuales son ideas en expresión pero no manifestadas; y tercero, como manifestaciones de pensamientos, a las que llamamos cosas. En el ser humano este carácter triple es conocido como espíritu, alma y cuerpo. Por eso, al estudiar al ser humano como el hijo de Dios es necesario comprender cómo las facultades existen en el cuerpo. Encontramos que el cielo es la organización ordenada de las ideas divinas en el ser verdadero del ser humano. La tierra es la manifestación externa de esas ideas, y esta manifestación es el cuerpo del ser humano.

En el primer capítulo del Génesis la gran Mente Divina está obrando. La narración presenta cómo las ideas divinas fueron traídas a expresión. Así como el ser humano debe tener una idea antes de que pueda manifestarla, es lo mismo con las creaciones de Dios. Cuando un ser humano construye una casa, la construye primero en su mente. Él tiene la idea de la casa, completa el plan en la mente, y luego trabaja en la manifestación. Así Dios creó el universo. El primer capítulo del Génesis describe la creación ideal.

Este capítulo nos muestra dos partes de la Trinidad: mente e idea en mente. En el segundo capítulo tenemos la tercera parte, la manifestación. En esta ilustración todo el misterio teológico acerca de la Trinidad se aclara, porque vemos que es simplemente, mente, idea en mente y manifestación de la idea. Como el ser humano es el hijo de Dios, hecho a la imagen y semejanza de la Mente Divina, debe expresarse bajo las leyes de esta gran Mente creativa. La ley de la manifestación para el ser humano es la ley del pensamiento. Dios idea: el ser humano piensa. Uno es el complemento del otro en la mente.

El ser humano que Dios creó a Su imagen y semejanza es llamado bueno y el ser humano espiritual es muy bueno. Este ser humano es el producto de la Mente Divina, la idea de Dios del ser humano perfecto. Éste es el único Hijo engendrado, el Cristo, el Señor Dios, el Jehová, el YO SOY. En el segundo capítulo Jehová o la idea divina del ser humano perfecto, forma el ser humano manifestado y lo llama Adán.

Todo el primer capítulo es un testimonio supermental de las ideas en las cuales se basa la evolución. La mente proyecta sus ideas a la sustancia universal, y la evolución es la manifestación de ideas proyectadas. Toda la narración del Génesis es una alegoría que explica lo que sucede en la mente de cada individuo en su desarrollo de la idea a lo manifiesto. Dios, la gran Mente universal, manifestó una idea, un ser humano, perfecto como Él; y ese ser humano perfecto está potencialmente en cada individuo, obrando para su manifestación según la ley.

Gn. 1:1-5. En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Dijo Dios: Sea la luz. Y fue la luz. Vio Dios que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas. Llamó a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana del primer día.

Para comprender la creación del universo por parte de Dios, debemos conocer lo que Dios es. Jesús dijo: Dios es Espíritu. Las obras de Dios, dijo: eran hechas en Él (Jesús) y por medio de Él. El Padre, que vive en mí, él hace las obras.

Que Dios es una fuerza inteligente siempre presente y siempre activa es la conclusión virtual de todos los filósofos, corroborando así las declaraciones de Jesús. Dios está eternamente en Su creación y nunca está separado de ella. Dondequiera que haya evidencia de acción creativa, allí está Dios.

Dios es mente y Él creó por medio de Su palabra o idea, y éste es el vehículo creativo universal. Este primer capítulo del Génesis declara lo que dijo Dios. Jesús corroboró este poder creativo de la palabra o idea una y otra vez. Él dijo que Sus palabras eran tan poderosas que si les permitimos morar en nosotros podemos pedir lo que queramos y lo recibiremos.

Dios es una fuerza mental llevando a cabo la creación bajo la ley mental. Cualquiera que siga el ejemplo de Jesús puede conocer esa ley. Jesús dijo: Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Esto significa que debemos esforzarnos por lograr la perfección que Dios es. Somos la imagen y semejanza de esta gran Mente creativa, y siendo nuestra mente como Ella, podemos, mediante el ajuste mental, obtener la misma conciencia de unidad que Jesús logró.

Todo este capítulo es una declaración de las ideas creativas en el universo. Trata con la involución. La evolución es la manifestación de lo que la mente ha ideado. Lo que la mente ordene que sea traído a manifestación será manifestado por medio de la ley de evolución inherente en el ser. Esto se aplica a lo grande y a lo pequeño. En la mente hay sólo uno.

El primer paso en la creación es el despertar del ser humano a la conciencia espiritual, el amanecer de la luz en la mente, su percepción de la Verdad por medio del avivamiento de su espíritu. La luz es sabiduría; y el trabajo del primer día es el llamado a expresión de la luz o sabiduría. La luz representa inteligencia, y las tinieblas representan capacidad no desarrollada totalmente. Simbólicamente, éstas son el día y la noche.

La palabra Dios en esta instancia representa a Elohim, que es Dios en Su capacidad como poder creativo, incluyendo en Sí mismo todas las potencialidades del ser. El principio indica el primer concepto de la Mente Divina. Creado significa ideado. Los cielos es el plano de las ideas, y la tierra representa ideas en expresión. El cielo es la idea y la tierra la ilustración mental. Una comparación se encuentra en la actividad de nuestra mente: tenemos una idea y luego pensamos en un plan antes de manifestarla.

Ferrar Fenton, el conocido estudiante de hebreo y griego, dice que el primer versículo debería decir: Por períodos Dios creó lo que produjo las lumbreras; luego lo que produjo la Tierra. Pero la Tierra estaba desorganizada y vacía; y las tinieblas cubrían su superficie convulsionada; pero el aliento de Dios vibró sobre su rostro fluido. De aquí debemos entender que Dios creó, no la tierra como es sino lo que produjo la tierra. Elohim, Espíritu, crea la idea espiritual, la cual después es hecha manifiesta por medio de Jehová Dios.

El pensamiento terrestre todavía no estaba claro. La armonía de la forma todavía no se había manifestado. Las aguas representan la capacidad idónea de la tierra de manifestar. La faz de las aguas representa su inteligencia. La comprensión todavía no se ha manifestado, y no hay acción aparente. El espíritu de Dios o inteligencia divina se movía sobre la faz de las aguas. Las aguas aquí representan capacidades inesperadas en sí mismo, pero solamente al moverse sobre la sustancia mental con inteligencia, sus cualidades espirituales toman forma. La luz es inteligencia, una cualidad espiritual. Corresponde a la comprensión y debe preceder toda actividad. En el principio de cualquier proceso creativo debemos declarar luz. Nuestras declaraciones de Verdad son cumplidas instantáneamente en el Espíritu.

Santiago dijo en su epístola: Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces. Juan el evangelista habla de la luz verdadera que alumbra a todo hombre venía a este mundo.

Todo lo que emana de Dios es bueno. En el proceso de manifestar nuestras ideas necesitamos cierto grado de comprensión para poder regular apropiadamente nuestros pensamientos. La luz debe ser separada de las tinieblas, del mismo modo cómo fue separada en la Mente Divina.

El día representa el estado mental en el cual la inteligencia domina. Las tinieblas representan el plano de pensamientos que todavía no están iluminados por el espíritu de Dios.

Gn. 1:6-8. Luego dijo Dios: Haya un firmamento en medio de las aguas, para que separe las aguas de las aguas. E hizo Dios un firmamento que separó las aguas que estaban debajo del firmamento, de las aguas que estaban sobre el firmamento. Y fue así. Al firmamento llamó Dios Cielos. Y fue la tarde y la mañana del segundo día.

El segundo paso en la creación es el desarrollo de la fe o firmamento. Las aguas representan los elementos no establecidos en la mente.

El segundo día de la creación es el segundo movimiento de la Mente Divina. La idea central en este día de la creación es el establecimiento de un firmamento en medio de las aguas, para que separe las aguas de las aguas. Las aguas representan posibilidades mentales no expresadas. Debe haber un comienzo firme establecido. Esta base o firmamento es la fe moviéndose sobre las capacidades informes de la conciencia del Espíritu. El Logo divino —el poder creativo de Dios— proclama el edicto Haya un firmamento. El primer paso o día de la creación involucra la luz o comprensión, y el segundo paso, fe en la cualidad conocedora de la mente.

La palabra es cumplida instantáneamente en el Espíritu. E hizo Dios un firmamento. Esto no se refiere al plano visible de formas sino a la imagen mental en la Mente Divina, la cual sólo trata con ideas. En cada estado mental tenemos un debajo y sobre. Sobre el firmamento están las capacidades no expresadas (aguas) de la mente consciente descansando en la fe de la Mente Divina. Debajo del firmamento están las capacidades expresadas (aguas) de la mente subconsciente.

La palabra Cielos está con mayúscula en este versículo porque se relaciona directamente con la Mente Divina. La fe (firmamento) establecida en la conciencia es un estado de armonía perfecta, o sea, los Cielos. Otro grado de desarrollo de la mente ha sido alcanzado. Y fue la tarde y la mañana del segundo día. Tarde representa finalización, y la mañana siguiente representa actividad de ideas.

Gn. 1:9-13. Dijo también Dios: Reúnanse las aguas que están debajo de los cielos en un solo lugar, para que se descubra lo seco. Y fue así. A la parte seca llamó Dios Tierra, y al conjunto de las aguas lo llamó Mares. Y vio Dios que era bueno. Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol que dé fruto según su especie, cuya semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su especie. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y la mañana del tercer día.

El tercer paso de la creación es el comienzo de la actividad formativa de la mente llamada imaginación. Ésta reunió las aguas … en un solo lugar, para que se descubra lo seco. Entonces la imaginación comienza una gran multiplicación de ideas en la mente.

El primer día de la creación revela la luz o inspiración del Espíritu. El segundo día establece la fe en nuestras posibilidades de manifestar lo invisible. El tercer día de la creación o tercer movimiento de la Mente Divina refleja la actividad de ideas en la mente. Esto es llamado expresión. El poder formativo de la mente es la imaginación, cuyo trabajo está representado aquí por lo seco. Hay muchos pensamientos informes en la mente (los cielos) que deben ser separados de los formados.

En esta proclamación la tierra es la imagen mental del pensamiento formado y no se refiere al mundo manifestado. Dios es la Mente Divina y trata directamente con ideas. Los mares representan el estado informe de la mente. Decimos que una persona está en el mar cuando hay dudas en su proceso mental. En otras palabras, sus pensamientos no están en línea con el principio subyacente. El mar puede producir, pero debe estar bajo el dominio de la imaginación.

La Mente Divina crea una imagen de sus ideas de manera definitiva y muy detallada. La idea precede a la manifestación. Sea representa la fe perfecta necesaria para la demostración.

Las ideas producen según su especie. Ellas se expresan bajo la ley de la imaginación divina. La semilla está en el pensamiento y se reproduce por medio de la actividad del pensamiento hasta que los hábitos del pensamiento son formados. Los pensamientos se fijan en la tierra o conciencia formada. En la Mente Divina todo es bueno.

De nuevo, se ha logrado un grado definitivo de desarrollo mental. El ser humano, al formar su mundo, pasa por el mismo proceso mental, trabajando bajo la ley divina. Jesús dijo: La semilla es la palabra de Dios.

Gn. 1:14-19. Dijo luego Dios: Haya lumbreras en el firmamento de los cielos para separar el día de la noche, que sirvan de señales para las estaciones, los días y los años, y sean por lumbreras en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. E hizo Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para que señoreara en el día, y la lumbrera menor para que señoreara en la noche; e hizo también las estrellas. Las puso Dios en el firmamento de los cielos para alumbrar sobre la tierra, señorear en el día y en la noche y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y la mañana del cuarto día.

El cuarto paso de la creación es el desarrollo de las lumbreras, la voluntad y la comprensión, o el sol (el YO SOY espiritual) y la luna (el intelecto). Éstas no son sino reflectores de la luz verdadera; porque Dios había dicho: Sea la luz. Y fue la luz antes de que el sol y la luna fueran creados.

El firmamento es la conciencia de Verdad que ha sido formulada y establecida. En el segundo día de la creación se estableció un firmamento en el cielo (plano de las ideas divinas). Este firmamento divide el día (conciencia iluminada) de la noche (conciencia no iluminada). Por medio de la fe las lumbreras son establecidas; eso es, la comprensión comienza a desarrollarse. Las señales, estaciones y días y años representan diferentes etapas de desarrollo. Nuestra comprensión crece gradualmente.

La tierra representa el proceso más externo por medio del cual pasa una idea, y corresponde a la actividad de una idea en la mente. En el ser humano la tierra es la conciencia corporal, la cual en su naturaleza real es una expresión armoniosa de ideas establecidas en la fe-sustancia. Y fue así; esto es, una idea de la conciencia divina es manifestada instantáneamente.

La lumbrera mayor en la mente es la comprensión y la lumbrera menor es la voluntad. La lumbrera mayor rige el día, ese plano de conciencia que ha sido iluminado por el Espíritu. La lumbrera menor rige la noche, o sea, la voluntad; la cual no tiene iluminación (luz o día) sino cuyo oficio es ejecutar las órdenes de la comprensión. La voluntad no razona, pero en su relación armoniosa actúa fácil y naturalmente bajo la inspiración del Espíritu. La voluntad divina se expresa como el YO SOY en el ser humano.

Las estrellas representan las facultades perceptivas del ser humano, incluyendo su habilidad para percibir peso, talla, color, sonido, etc. Por medio de la concentración de cualquiera de las facultades (estrellas) en su punto de focalización podemos comprender su acción.

La Mente Divina primero imagina la idea, luego percibe su cumplimiento. El ser humano, actuando en cooperación con la Mente Divina, se coloca bajo esta misma ley creativa y por ende, trae sus ideas a la manifestación.

La idea es el poder directivo y controlador. Cada idea tiene una función específica que cumplir. Cuando nuestras ideas son constructivas y armoniosas vemos que son buenas y nos damos cuenta de que su poder para regir es dominante en la conciencia.

De nuevo, refiriéndonos a la traducción de Fenton del primer capítulo del Génesis, Por períodos Dios creó lo que produjo los soles; luego lo que produjo la Tierra. Vemos que Dios no creó los mundos directamente; Él creó lo que los produjo o los hizo evolucionar. Después Dios dijo: Sea la luz. la palabra hebrea para luz es owr, que literal o metafísicamente significa luminosidad. En el cuarto día Dios dijo: Haya lumbreras en el firmamento de los cielos. Entonces Dios hizo dos grandes lumbreras. La palabra hebrea utilizada aquí para expresar luz es mawor, un cuerpo luminoso. El autor del Génesis diferenció la fuente de luz y cómo se iba a manifestar. Pero ambos eran conceptos en la Mente Divina.

Nuestros dínamos producen luminosidad del éter igual a la luz del sol. La tierra girando en su eje genera electricidad. Los científicos modernos están aceptando la analogía, entonces, teniendo en cuenta que los cuerpos en movimiento generan energía que bajo ciertas condiciones se vuelve luminosa, la conclusión es que la fuerza primaria que produce la luz existía antes de su manifestación por medio de la materia. Esta conclusión está en armonía con el relato histórico de la creación como se encuentra en el Génesis.

Los críticos modernos han cuestionado la exactitud de las Escrituras en estos puntos. Robert Ingersoll en su libro Some Mistakes of Moses (Algunos errores de Moisés) llama la atención a la creación de la luz antes de que las fuentes de luz, el sol y las estrellas, fueran creadas como evidencia de la ignorancia e inexactitud de Moisés. Pero la investigación y el estudio científicos del hebreo original revelan su armonía.

Gn. 1:20-23. Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en el firmamento de los cielos. Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su especie, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. Y los bendijo Dios, diciendo: Fructificad y multiplicaos, llenad las aguas en los mares y multiplíquense las aves en la tierra. Y fue la tarde y la mañana del quinto día.

El quinto paso de la creación es la manifestación de la sensación y la discriminación (diferenciación). Las criaturas son pensamientos. Las aves … en el firmamento de los cielos son ideas que se aproximan a su comprensión espiritual.

Las aguas representan la sustancia informe de la vida, siempre presente como un elemento fecundante en el cual las ideas (criaturas vivientes) aumentan y se multiplican, así como la tierra produce una cosecha cuando la semilla es sembrada. Las aves representan los pensamientos liberados o ideas de la mente (cielos).

En relación con el cuerpo, las aguas representan los fluidos del organismo. Los monstruos marinos son ideas de vida que pululan en estos fluidos. Aquí vemos a la Mente Divina creando la idea original del cuerpo, como aparece en el versículo 20. En el segundo capítulo del Génesis leeremos la manifestación de esta idea. La idea, la expresión y la manifestación son los pasos necesarios para manifestar cualquier cosa bajo la Mente Divina. Se llama buena a cualquier idea divina y su actividad sobre la sustancia.

En el quinto día de la creación las ideas de discriminación y juicio son desarrolladas. Los peces y las aves representan ideales de vida obrando en la mente, pero deben estar relacionados apropiadamente los mundos mentales sin forma (mares) y con forma (tierra). Cuando un individuo está bien equilibrado en mente y cuerpo hay una fuerza niveladora en la conciencia, y la armonía es evidente.

Se ha alcanzado otro grado de desarrollo espiritual. Otro paso en el crecimiento espiritual se da en la conciencia cuando el individuo logra el avivamiento de su juicio y busca conformar sus ideas a las de la Mente Divina.

Gn. 1:24-31 Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su especie: bestias, serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. E hizo Dios los animales de la tierra según su especie, ganado según su especie y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno. Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y tenga potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y las bestias, sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Los bendijo Dios y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla; ejerced potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Después dijo Dios: Mirad, os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, así como todo árbol en que hay fruto y da semilla. De todo esto podréis comer. Pero a toda bestia de la tierra, a todas las aves de los cielos y a todo lo que tiene vida y se arrastra sobre la tierra, les doy toda planta verde para comer". Y fue así. Y vio Dios todo cuanto había hecho, y era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana del sexto día.

El sexto paso de la creación es la manifestación de ideas según su especie. Cuando el ser humano se aproxima al nivel creativo en el pensamiento, se acerca a Dios en la conciencia, y entonces se da cuenta de que es la imagen y semejanza mismas de su Creador. Ésta es la conciencia de Cristo en el ser humano.

En el sexto día de la creación las ideas de vida se ponen en movimiento. El ganado representa ideas de fortaleza establecidas en la sustancia. Todo animal que se arrastra representa ideas de vida que son más sutiles en su expresión, están más cerca del plano de los sentidos. Éstos son los microorganismos. Las bestias representan las energías libres de la vida que se relacionan con la sensación. Las ideas divinas siempre se ponen en movimiento instantáneamente: Y fue así.

Subyacente a todas estas ideas relacionadas con la sensación, las cuales en su pureza original son simplemente ideas de vida funcionando en la sustancia, está la idea divina de la vida. Cuando la vida es expresada en orden divino es llamada buena. Lo que es llamado conciencia de los sentidos en el ser humano no debe ser condenado sino elevado a su lugar correcto. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado, para que todo aquel que en Él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Cuando las ideas de vida están relacionadas apropiadamente con el amor y la sabiduría, el ser humano encontrará en ellas satisfacción eterna, en vez de un sentimiento de placer.

La sabiduría y el amor son dos cualidades del Ser que, comulgando juntas, declaran: hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza. Ésta es la imagen mental del ser humano que en la Verdad llamamos el Cristo. El ser humano crístico tiene dominio sobre toda idea que emana de la Mente Divina.

La creación descrita en estos seis días o seis pasos o etapas de la Mente Divina es completamente espiritual y no debe ser confundida con la manifestación que es descrita en capítulos sucesivos. Dios es mente, y todas Sus obras son creadas en mente como ideas perfectas.

Esta declaración de la creación del ser humano, entonces dijo Dios: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza,’ siempre ha sido un rompecabezas para las personas que leen las Escrituras literalmente. El ser humano aparente es tan diferente a la descripción que no pueden reconciliarlos. Los teólogos comenzaron primero a admitir que el relato del Huerto del Edén era una alegoría, y ahora están incluyendo a todo el Génesis.

Pero esto es más que una alegoría; es una descripción de la creación ideal. En sus cálculos, los ingenieros a menudo utilizan símbolos matemáticos, como las letras x, y, z, para representar cantidades que no han sido determinadas sino que se desarrollarán a su debido tiempo. En estos símbolos hay ideas que deben producirse en su orden apropiado y deben ser manifestadas cuando los planes de los ingenieros estén listos. El ser humano planifica en su mente lo que se propone construir. Primero la idea, luego lo visible. Éste es el proceso por el que toda la creación atraviesa. Dios hace todas las cosas en Su mente primero, lo cual es involución; luego toman forma, y esto es evolución.

De alguna manera, entonces podemos pensar que el ser humano está representado por una x en el plan de los cálculos de Dios. Dios tiene al ser humano en Su mente como una cantidad ideal, el hombre a imagen y semejanza de Su creación, y el éxito de Su plan divino depende de la manifestación de esta idea por parte del ser humano. El plan divino se desarrolla cada vez más por el idealismo constante que mantiene al ser humano avanzando a logros cada vez mayores. La imagen y semejanza del hombre vierte en la humanidad un caudal constante de ideas que el ser humano individual organiza como pensamientos y formas, como sustancia y vida. Mientras este proceso evolutivo se está llevando a cabo parece que hubiera dos seres humanos, uno ideal y espiritual y el otro intelectual y material, los cuales están unidos en la consumación, el ser humano ideal, Cristo.

Cuando la mente logra una comprensión de ciertos hechos creativos de los poderes creativos del ser humano, ha establecido un centro directivo e inteligente que armoniza éstos dos seres humanos (ideal y espiritual vs. intelectual y material). Este centro directivo puede ser llamado el YO SOY. Es algo más que lo humano. Sin embargo, cuando esto humano se ha unido con la imagen y semejanza, yo, el verdadero YO SOY viene a la acción y éste es Cristo Jesús, el Hijo de Dios, evolucionado y hecho visible en la creación según la ley divina.

Dios ideó dos planos universales de conciencia, los cielos y la tierra. Uno es el plano de las ideas puras, el otro de las formas de pensamiento. Dios no crea el universo visible directamente, de la manera como el ser humano hace un pavimento de concreto, sino que crea las ideas que son utilizadas por Su imagen y semejanza inteligentes para hacer el universo. De aquí que las creaciones de Dios siempre son espirituales. Las creaciones del ser humano son tanto materiales como espirituales, según su comprensión.

La actividad mental en la Mente Divina representa dos fases: primero la concepción de la idea; y segundo la expresión de ella. En cada idea concebida en la mente primero existe el espíritu vivificador de la vida, seguido por el aumento de la idea en sustancia. La sabiduría es el lado masculino o expresivo del Ser, mientras que el amor es el lado femenino o receptivo. La sabiduría es la cualidad paterna de Dios y el amor es la cualidad materna. En cada idea existen estas dos cualidades de la mente, las cuales se unen para aumentar y manifestar bajo la ley divina.

La Mente Divina bendijo la unión de la sabiduría y el amor y derramó sobre ellas el aumento del Espíritu. Cuando la sabiduría y el amor son unificados en la conciencia individual, el ser humano es un maestro de ideas y manifiesta bajo la ley creativa original.

La semilla representa ideas fundamentales que tienen en sí mismas la capacidad reproductora. Cada idea es una semilla que, sembrada en la sustancia de la mente, se convierte en el alimento verdadero con el cual el ser humano se nutre. El ser humano tiene acceso a las semillas de ideas de la Mente Divina, y por medio de la oración y la meditación las aviva y se apropia de la sustancia de esas ideas, las cuales fueron plantadas originalmente en su YO SOY por la mente paterna.

La provisión es hecha para el sustento de todas las ideas que emanan de la Mente Divina. Las formas primitivas de vida se alimentan de hierbas; ellas tienen una fuerza que las sostiene y que es alimento para ellas, así como la apropiación de las ideas divinas es alimento para el ser humano.

La Mente Divina, siendo Todo Bien en sí misma, sólo ve su creación como buena. Mientras el ser humano coopera más plenamente con la Mente Divina, imaginando sólo lo que es bueno, él también mira su producción con el ojo sencillo, la ve solamente como buena. El sexto paso de la creación es la concentración, en el ser humano, de todas las ideas de la Mente Divina. Al ser humano se le da autoridad y dominio sobre todas las ideas. Así se da otro paso en el desarrollo de la mente.

En los seis pasos mentales o movimientos de la mente, llamados días, Elohim Dios crea el universo espiritual y el ser humano espiritual. Luego descansa. Ha creado las ideas o patrones del universo formado que es lo siguiente.

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