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Hoy traigo uno de estos episodios del podcast que creo que gustan, de los que tocan fibras, de los que hacen reflexionar sobre nuestras propias vidas.

Si tienes ganas de leerme un ratito, déjame desarrollar esto porque creo que es interesante de verdad.

Mira, en este episodio hablo de responsabilidad. De asumir, absolutamente siempre, todo lo que nos sucede como parte de nuestra responsabilidad, incluso cuando creemos que no lo es.

Hace tiempo que tenía muchas ganas de hablar de ello, pero el detonante ha sido la lectura por segunda vez del famoso libro El sutil arte de que (casi todo) te importe una mierda, de Mark Manson. *Si no lo conoces y tienes ganas de lectora buena, te lo recomiendo.

Responsabilizarnos radicalmente de lo que pasa hace que sea mucho más llevadero todo, es parte de un pragmatismo útil que creo que merece la pena, por lo menos, escuchar.

¿Que tienes un día de mierda porque consideras que tu jefe es un cabrón y te ha dicho algo malo? → Responsabilízate, es tu decisión tener este trabajo, es tu decisión dejar que te afecte lo que el cabrón de tu jefe te diga y es tu responsabilidad no hacer nada para cambiar esta situación.

No solo es más llevadero, sino que debería empujarnos a la acción, que es la única manera de que sucedan cosas útiles que nos hagan avanzar.

Sé perfectamente que a veces pasan cosas que se escapan totalmente de nuestro control y que no son nuestra responsabilidad en absoluto, “shit happens” que dirían los gringos. Lo que sí que está en nuestras manos cuando sucede algo así es cómo nos lo tomamos.

Eso sí es nuestra responsabilidad, dejar o no que nos afecte, permitir que nos llene de ira o dejarlo pasar y seguir adelante, tomar acciones para evitar que algo así vuelva a suceder... Sobre la manera en la que nos sentimos sí que tenemos el poder y es ahí donde podemos ser o no responsables con nosotros mismos.

Esta responsabilidad extrema es exactamente lo opuesto a lo que se vive en el día a día de la mayoría.

Vivimos rodeados de irresponsables que tiran balones fuera continuamente, sin tomar en cuenta las consecuencias de sus acciones (o inacciones) hacia los demás y hacia ellos mismos.

Ya no hablo únicamente de gobernantes y/o administradores de lo que sea. Me refiero también a la irresponsabilidad generalizada de los actos de las personas individuales, en general.

¡No nos hacemos responsables directos de nuestras propias vidas! Porque es más fácil pensar que “es injusto y no es mi responsabilidad”.

¿Quieres una vida diferente a la que tienes? ¿Hay algo en tu vida de lo que no estás contento?

Piensa qué te ha llevado hasta ello y piensa qué estás haciendo para cambiarlo.

Es justamente en esto donde creo que reside la clave de la felicidad.

Yo soy feliz cuando veo que, aunque estoy lidiando con cosas que no me gustan (o problemas directamente), siento que estoy tomando acción para solucionarlos y voy hacia un camino mejor.
Esto es consecuencia directa de responsabilizarme de lo que sucede. Incluso cuando estoy solucionando cosas causadas por terceros. Si me afectan, es mi responsabilidad conmigo mismo cambiarlo.

Estoy convencido que tomar esta responsabilidad es parte fundamental de un mejor camino en la vida.