La homosexualidad es un tema de debate, separación, e incluso de causas de violencia y persecución de ambos lados de la discusión. Creo que estamos en un momento en los cuales como cristianos, no podemos mantenernos neutros entre dos posiciones ni tampoco podemos argumentar con opiniones prestadas. No es de extrañar que el ser humano se haya desviado de ese camino por causa del pecado de todos los hombres. Ahora, este estilo de vida no les hace peor que nosotros, ni nosotros por ser hetero somos mejores que ellos. Creo que un estilo de vida tan visible, es una oportunidad perfecta para aplicar misericordia, gracia y tolerancia. La tolerancia no es aceptar todas las decisiones que el otro haga en nombre de la felicidad propia. La tolerancia no es más que tener la capacidad de decir: “No estoy de acuerdo con tu estilo de vida, pero no significa que debo irrespetarte u odiarte. Al contrario.” Y por supuesto, vivirlo. Se oye muy bonito el decirlo, lo importante es vivir esa tolerancia y ese amor a los que son bastante diferentes a ti.
En esta ocasión me encuentro acompañado de una persona la cual, conocí por medio de esta pandemia y con la cual he podido compartir muchísimo. Lo considero mi amigo. Y su testimonio es impresionante. Y nos viene a hablar de un tema bastante controversial y en cierto sentido, incluso oscuro o tocado con mucho temor en la iglesia, y el tema del que vamos a hablar en esta ocasión, es sobre la atracción por el mismo sexo. Su nombre es Saúl de Jesús.

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