Ya estamos en invierno (verano si estás en Sudamérica). Y en estos momentos, no se ustedes, ya comenzó la temporada más atemorizante y terrorífica de todo el año (si...más atemorizante que Halloween). No es Thanksgiving Season, no es Christmas Season...no. It’s the Wedding Season. Señores, no se imaginan la cantidad de bodas que en República Dominicana se están planeando y realizando. Llega noviembre y diciembre y todas las novias quieren casarse. No hay reservaciones disponibles en salones de eventos y restaurantes. Todos los fotógrafos tienen trabajo y las wedding planners hacen su agosto.
Aquí comienza una serie de pensamientos filosóficos en los que me he encontrado en mis 29 años de vida: sabemos que en la Iglesia hay muchos solteros. Y estos solteros están tomando malas decisiones tanto para casarse, como para no casarse. Y considero que una idea en común para decidir cualquiera de ambas, es el concepto bíblico de quemarse; uno de los versos bíblicos peor utilizados y menos explicados a profundidad.
¿Qué es quemarse? ¿Cómo deberíamos lidiar con esta realidad? ¿Es bíblico tomar decisiones en base a esta condición?

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