Una vez la euforia temporal del orgasmo se va, una vez que la eyaculación termina y los sensores de placer bajan a sus niveles normales, lo único que queda es la realidad de lo ocurrido. Sea que te hayas masturbado (con o sin pornografía), o hayas fornicado o hayas adulterado, o hayas realizado cualquier otra práctica sexual ilícita, como voyeurismo o cualquier otra cosa; el resultado es el mismo: manos en la cabeza, sentimiento de vacío, separación de Dios, apatía a la oración y a la congregación de los hermanos; falta de visión y rumbo; y sobre todo dudas, tanto de tu salvación, de tu proceso de santificación, dudas sobre las promesas de Dios en su Palabra; y no se ustedes, eso es precisamente lo que nuestro enemigo el Diablo anda buscando que pase. Ese es su trabajo, ser el Acusador de nuestras almas. Por eso, acompáñenme a ponderar la pregunta: Pequé Sexualmente. ¿Ahora qué hago?

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