Pérdida y asombro en el fin del mundo
Por Laura A. Ogden
()
Información de este libro electrónico
A través de archivos coloniales, relatos de exploradores y experiencias contemporáneas, Laura A. Ogden reflexiona sobre cómo el "Fin del Mundo" ha sido imaginado como un territorio inhóspito, marcado por la desaparición de pueblos indígenas y por una naturaleza salvaje que aún hoy despierta fascinación.
En este testimonio de persistencias, de lenguas que se resisten al olvido y de seres —humanos y no humanos— que continúan habitando estos espacios con nuevas formas de vida, la autora nos invita a cuestionar las narrativas que han definido esta región y a encontrar en la incertidumbre del presente una posibilidad para el futuro.
Relacionado con Pérdida y asombro en el fin del mundo
Libros electrónicos relacionados
Cara a cara con el planeta: Una nueva mirada sobre el cambio climático alejada de las posiciones apocalípticas Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Los Archivos de la Patagonia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFuturo esplendor: Ecocrítica desde Chile Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGlaciación Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPatagonia (Historia de la Patagonia) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCielo sangriento: Los impactos de meteoritos, de Chicxulub a Cheliábinsk Calificación: 5 de 5 estrellas5/5America Precolombina Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFuturo presente: Perspectivas desde el arte y la política sobre la crisis ecológica y el mundo digital Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPeregrino transparente Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Isla de Atlas: Un viaje en el tiempo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEL OLFATEADOR Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTodo Santiago: Crónicas de la ciudad Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Yámana, Tierra del Fuego Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFronteras en movimiento e imaginarios geográficos: la cordillera de Los Andes como espacialidad sociocultural Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHorizonte móvil Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Memorias de tierra y mar: Una historia etnográfica de las islas de Chiloé Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEn las montañas de la locura Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa vida como centro: arte y educación ambiental Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAventura Extrema: Una Épica Travesia En El Polo Norte Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa reinvención de la naturaleza en Patagonia-Aysén: Imágenes, discursos y deseos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTierra de los hombres Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Caravana Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGeohistoria: Otra historia de la humanidad Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSantiago en 1850: James Melville Gilliss, un astrónomo norteamericano en Chile. Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn lugar inconveniente Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones1493 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesComunidad e identidad en el mundo ibérico Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesClima, hidrología y meteorología: Para ciencias ambientales e ingeniería Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La comunidad terrestre: Reflexiones sobre la última utopía Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria De Los Pueblos Del Oceano Pacífico Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Ciencias sociales para usted
Memento Mori Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Soledad no deseada Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Diccionario de lenguaje no verbal: Una guía del comportamiento humano Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El libro negro de los Illuminati: La gran conspiración para dominar el mundo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Te di ojos y miraste las tinieblas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los cárteles no existen: Narcotráfico y cultura en México Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Monte Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Illuminati: los amos que controlan el mundo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Como ser un imán para las personas: 62 Estrategias simples para construir relaciones fuertes e impactar positivamente en la vida de todas las personas con las que te comunicas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCómo Eliminar Distracciones: Dispara tu Atención y Concentración Mental con Sencillos Métodos que Puedes Empezar a Usar Hoy Mismo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cómo Aniquilar la Adicción al Porno: Pasos muy Sencillos para Eliminar por Completo la Adicción a la Pornografía y Mejorar tu Vida Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Nuestro Utero Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Habilidades de Conversación para Introvertidos: Descubre cómo interactuar socialmente cómo un extrovertido natural y a ser la persona más interesante del lugar Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Epopeya de Gilgamesh Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Mitología Yoruba: El sagrado corazón de África Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cómo Leer el Lenguaje Corporal de las Personas: Descubre los secretos que ocultan el lenguaje personal de las personas con las que interactuas día a día Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesModernidad líquida Calificación: 5 de 5 estrellas5/5"Manual del Aprendiz Masón: Descifrando los Secretos de la Orden Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las mejores frases y citas célebres Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cosecha de Mujeres: El safari mexicano Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mitología griega y romana: Un viaje fascinante por los símbolos y mitos de la cultura grecorromana Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Comentarios para Pérdida y asombro en el fin del mundo
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Pérdida y asombro en el fin del mundo - Laura A. Ogden
Comité editorial colección Antropologías Contemporáneas
PIERGIORGIO DI GIMINIANI, Pontificia Universidad Católica de Chile
MAITE YIE GARZÓN, Pontificia Universidad Javeriana, Colombia
MARCELO GONZÁLEZ, Pontificia Universidad Católica de Chile
CARLA PINOCHET, Universidad Alberto Hurtado, Chile
CRISTIÁN SIMONETTI, Pontificia Universidad Católica de Chile
FLORENCIA TOLA, Universidad de Buenos Aires, Argentina
ediciones universidad católica de chile
Vicerrectoría de Comunicaciones y Extensión Cultural
Av. Libertador Bernardo O’Higgins 390, Santiago, Chile
lea.uc.cl
PÉRDIDA Y ASOMBRO EN EL FIN DEL MUNDO
Laura A. Ogden
© Inscripción Nº 2025-A-2550
Derechos reservados
Abril 2025
ISBN N° 978-956-14-3420-2
ISBN digital N° 978-956-14-3421-9
Título original: Loss and wonder at the World's End (Duke University Press, 2021)
Traducción: José Joaquín Saavedra
Diseño: Carolina Valenzuela
CIP-Pontificia Universidad Católica de Chile
Nombres: Ogden, Laura, autor.
Título: Pérdida y asombro en el fin del mundo / Laura A. Ogden ; traducido por José Joaquín Saavedra.
Título original: Loss and wonder at the world's end
Descripción: Santiago, Chile : Ediciones UC | Incluye bibliografía.
Materias: CCAB: Deterioro ambiental -- Isla Grande (Chile y Argentina ) | Ecología humana -- Isla Grande (Chile y Argentina ).
Clasificación: DDC 333.7098276 --dc23
Registro disponible en: https://buscador.bibliotecas.uc.cl/permalink/56PUC_INST/vk6o5v/alma 997616489203396
La reproducción total o parcial de esta obra está prohibida por ley. Gracias por comprar una edición autorizada de este libro y respetar el derecho de autor.
Diagramación digital: ebooks Patagonia
www.ebookspatagonia.com
info@ebookspatagonia.com
Para Pat y Eva Kelly
CONTENIDOS
EL FIN DEL MUNDO · UNA FIGURA
INTRODUCCIÓN · PÉRDIDA Y ASOMBRO
EL ESTRIBILLO DEL EXPLORADOR · UNA FIGURA
1 · LA TIERRA COMO ARCHIVO
ARTURO ESCOBAR · UNA FIGURA
LA TIERRA COMO ARCHIVO · UNA FIGURA
2 · ARCHIVOS ALTERNATIVOS DEL PRESENTE
LÍQUENES EN LA PLAYA · UNA FIGURA
3 · UN IMPERIO DE LA PIEL
EL ANTROPÓLOGO · UNA FIGURA
4 · IMÁGENES ROBADAS
LEWIS HENRY MORGAN · UNA FIGURA
5 · MUNDOS ONÍRICOS DE LOS CASTORES
HUELLAS DE DERRIDA · UNA FIGURA
ANNE CHAPMAN · UNA FIGURA
CONCLUSIONES · CANTO DE PÁJARO
GRATITUD · UNA FIGURACIÓN
BIBLIOGRAFÍA
EL FIN DEL MUNDO
UNA FIGURA
F1.1 Mapa del Archipiélago Fueguino, incluyendo las islas de Tierra del Fuego y el Cabo de Hornos. Por James Bryce, primer vizconde Bryce, 1838-1922.
Las islas del Archipiélago Fueguino son fragmentos de tierra desprendidas de la punta continental de América del Sur. Me recuerdan cómo las puntas de las reliquias de familia son siempre vulnerables a la falta de cuidado: las asas de las tazas de té, el brazo estirado de una bailarina de porcelana. Sin embargo, cuando estás en las islas es evidente que no hay nada que recomponer. En cambio, las islas del Archipiélago Fueguino y el Cabo de Hornos parecen sujetarse apenas del accidentado matrimonio entre el océano Pacífico y el océano Atlántico. Aquí, particularmente en el Cabo de Hornos, tan cerca de la península Antártica, enormes buques cisterna se ven pequeños, golpeados por enormes murallas de agua. Son mares que hacen mundos y que se los llevan.
Generaciones de glaciares de avanzar lento crearon las características topográficas del archipiélago que Charles Wellington Furlong, una figura central en este libro, describió como un inconcebible laberinto de tortuosos cursos de agua, barridos por tormentas
.¹ Estas islas barridas por el viento están en un constante estado de cambio. Alguna vez el estrecho de Magallanes fue hielo sólido. Más tarde, durante la Pequeña Edad de Hielo, numerosos glaciares obstruyeron el canal, poniendo en peligro el paso de los barcos mercantes españoles. En la actualidad, glaciares de un azul hielo descienden desde las altas cumbres de los Andes australes hasta estos cauces.²
Las convenciones que nombran el archipiélago no son sencillas. Por ejemplo, muchos escritores contemporáneos usan Tierra del Fuego
para referirse a todo el archipiélago. Para los locales, y en la literatura histórica, este nombre describe la isla más grande del archipiélago, aunque a veces también se escucha Isla Grande
, que refleja su nombre actual.³ En descripciones históricas, incluyendo fuentes de archivo utilizadas en este libro, la región puede referirse como Fueguia y sus pueblos indígenas como fueguinos. Existen más variaciones de estos nombres, todas ellas complicadas por las diferentes prácticas de Argentina y Chile. Por ejemplo, los pueblos indígenas nativos del interior de Tierra del Fuego (la Isla Grande) son llamados selk’nam por los chilenos; ona, por los argentinos. En Chile, la comunidad costera prefiere yagán, si bien yaghan y yahgan aparecen como variantes ortográficas. Yámana era más común en Argentina, particularmente en descripciones etnográficas.
Si bien los nombres de los pueblos indígenas y lugares son variados, describir esta región como el Fin del Mundo
es bastante ubicuo. Existen lodges
de mochileros, antologías poéticas, itinerarios de cruceros y reservas naturales llamados el Fin del Mundo
. Los escritores de viajes no pueden resistirse al término. Como he explorado en mis escritos sobre los Everglades de Florida, las figuras son tropos repetitivos, frases, imágenes o ideas que dan forma a nuestros encuentros con el mundo.⁴ Las figuras emergen de un aparato
⁵ específico, como el colonialismo o el capitalismo.⁶ Las figuras limitan las trayectorias posibles de las constelaciones de vida. Por ejemplo, a fines del siglo XIX, la figura del pantano sin valor
permitió el drenaje generalizado y el desarrollo de los Everglades de Florida. Como lo ilustra el ejemplo de los Everglades, las figuras son una de las formas con las que el territorio, tanto material como semiótico, es reclamado. En muchos sentidos, el Fin del Mundo es la figura más reconocible en el Archipiélago Fueguino. Es tan común en la literatura culta como en la cultura popular. Por ejemplo, el libro más leído sobre la región es El último confín de la Tierra, de E. Lucas Bridges. De El último confín… se encuentran copias gastadas en las salas de estar de casi todos los hostales del sur de la Patagonia, quizás solamente superado en popularidad por En la Patagonia, de Bruce Chatwin. En El último confín…, Bridges ofrece una crónica exhaustiva de los esfuerzos misionales de su familia, así como de su asentamiento y relaciones con familias selk’nam y yaganes. El libro abre con el arribo del grupo en 1871. Después de cruzar trabajosamente el mar desde Inglaterra, la madre de Bridges, debilitada y exhausta, observa la costa desde la proa de la goleta y recuerda la descripción que su esposo le hiciera de su nuevo hogar: Le había hablado del clima desagradable, de las largas y melancólicas noches de invierno, de la soledad que aísla completamente del resto del mundo, mediante leguas y leguas de tierras infranqueables que separan al hombre del núcleo civilizado. En aquella región desolada y salvaje no había médicos ni policía, ni gobierno alguno; y en lugar de vecinos pacíficos, se estaba rodeado por tribus sin ley, disciplina ni religión
.⁷ Como lo ilustra este pasaje de Bridges, el Fin del Mundo transmite un sentido de lo extremo que excede su geografía. Si bien, en efecto, el Fin del Mundo sugiere una suerte de paisaje peligroso (estas islas podrían deslizarse y caer fuera del mapa), es también una figura que sugiere un terreno moral desagradable, una geografía lejos de la civilización
: sin doctores, sin religión, sin leyes. Aunque la política imperial del Fin del Mundo dista de ser sutil, es asombrosamente persistente.⁸
En el Archipiélago Fueguino, el Fin del Mundo es casi elemental, como una fuerza vital. El tono apocalíptico del Fin del Mundo resuena con nuestra comprensión del presente como un tiempo de precariedad ecológica, y con cómo el futuro es imaginado. En este libro, el Fin del Mundo tiene una doble función: me ayuda a explorar las atmósferas de riesgo en torno al emplazamiento del archipiélago en la historia, y a explorar las dimensiones temporales de vivir en tiempos de pérdida y asombro.
NOTAS
1. En el original, an inconceivable labyrinth of tortuous, storm-swept waterways
. (N. T.). Furlong, The Alaculoofs and Yahgans, the World’s Southernmost Inhabitants
, 420.
2. Para una historia y discusión de la glaciación en Campos de Hielo Sur, ver Lliboutry, Glaciers of Chile and Argentina
, 1108-1206.
3. La isla más grande del archipiélago se llama, oficialmente, Isla Grande de Tierra del Fuego. A lo largo de este manuscrito, uso Tierra del Fuego para describir esta misma isla, como es todavía común. Además, el nombre se condice con fuentes de archivo.
4. Ogden, Swamplife.
5. La traducción al español más común del apparatus
de Agamben es dispositivo
. Esto se condice con el concepto de dispositif
de Foucault, a partir del cual Agamben desarrolla su reflexión y que también suele ser traducido como dispositivo
. En este libro se prefiere la palabra aparato
, haciendo hincapié en la genealogía intelectual más amplia en la que la autora se sitúa (ver nota 6) (N. T.).
6. En este libro, uso el término aparato
para describir una estructura rectora que busca capturar o atraer a otros seres y cosas hacia sus lógicas semio-materiales. Como ejemplo, en 1958 Zora Neale Hurston usó el término para describir el sistema agrícola comercial del sur de Florida, diciendo que este último ha evolucionado hasta convertirse en una máquina de producción, un dispositivo, un aparato, una invención, bajo la supervisión tanto del Estado como del Gobierno
(En el original, It has evolved into a production machine, a device, an apparatus, an invention, under the supervision of both state and government
) (N. T.). Es relevante que la descripción de este aparato agrícola incluya no solamente la mano de obra afroamericana, políticas públicas, infraestructura y el sistema económico, sino que también los ricos suelos fangosos y los caudalosos ríos de Florida. Ver Hurston, Florida’s Migrant Farm Labor
, 200. Estoy en deuda con Jessica Cattelino por compartir este trabajo de Hurston conmigo. Ver Abbot, Recovering Zora Neale Hurston’s Work,
para el contexto histórico de dicho trabajo y de la obra de Hurston en general. Además, el filósofo Giorgio Agamben ofrece dos útiles reflexiones sobre las características políticas del aparato
: primero, un aparato reafirma estratégica y concretamente las relaciones de poder existentes; segundo, las relaciones de poder se intersectan con las relaciones de conocimiento en y a través del aparato. Agamben añade que el aparato es cualquier cosa que de algún modo tenga la capacidad de capturar, orientar, determinar, interceptar, modelar, controlar y asegurar los gestos, conductas, las opiniones y los discursos de los seres vivientes
. Agamben, ¿Qué es un dispositivo?
, 18. El colonialismo de colonos, si bien se configuró de manera única en el Archipiélago Fueguino, es un aparato.
7. Bridges, El último confín de la Tierra, 2.
8. En Inventing Tropicality
, David Arnold muestra convincentemente cómo los trópicos
fueron inventados como una categoría moral que habilitó siglos de exploraciones europeas y de explotación en el hemisferio sur. Las ideas europeas sobre los lugares tropicales y su gente se volvieron conceptualmente contingentes, argumenta Arnold, y los excesos del agobiante calor de la jungla
se convirtieron en una metonimia del carácter de los indígenas. Algo similar ocurre con las representaciones europeas de los pueblos y paisajes polares. Ambas son formas de conocer y representar lugares, imbuidas de privilegios y de lógicas coloniales. Ambas son, también, formas de construir lugares y personas como ajenas y peligrosas. Aun así, como exploro en este libro, las resonancias afectivas del Fin del Mundo les son específicas a ideas acerca de la vida en los asentamientos más australes de la Tierra. Simone Abram y Marianne Lien examinan cómo procesos geopolíticos y económicos
producen periferias políticas, unidas simultáneamente con ideas contemporáneas sobre la naturaleza. De manera similar, Paige West utiliza el término retóricas representacionales para describir el modo en que un conjunto de imágenes da forma a cómo Papua Nueva Guinea y sus habitantes son conocidos y gobernados, y cómo estas imágenes justifican desigualdades contemporáneas y prácticas de despojo (Dispossession and the Environment, 5).
INTRODUCCIÓN
PÉRDIDA Y ASOMBRO
0.1 Glaciares en el estrecho de Magallanes, archipiélago de Tierra del Fuego, 1908. Fotografía de Charles Wellington Furlong.
El futuro es oscuro, con una oscuridad tanto de vientre como de tumba.
Rebecca Solnit, Esperanza en la oscuridad
VIVIENDO EN TIEMPOS DE PÉRDIDA
La pérdida parece definir nuestra era, especialmente las pérdidas relacionadas con el clima y con otras formas de cambio ambiental. Libros best seller, desde La sexta extinción: Una historia nada natural de Elizabeth Kolbert a The Great Derangement: Climate Change and the Unthinkable de Amitav Ghosh, enmarcan el presente como un momento en la historia mundial en el que las pérdidas catastróficas exceden nuestras capacidades de imaginar. Pareciera que cada día sabemos de otra especie llevada a la extinción, o de una línea costera amenazada por la subida del mar. En 2018, el New York Times publicó una historia llamada Losing Earth: The Decade We Almost Stopped Climate Change
(Perdiendo la Tierra: La década en la que casi detuvimos el cambio climático
). En ella, Nathaniel Rich catalogó las oportunidades que perdimos de cambiar el curso de la historia de la Tierra. Debido a que no actuamos, dice Rich, el desastre de largo plazo es el mejor escenario
.¹
Cuando empecé a escribir este libro, una grieta en Larsen C, una de las barreras de hielo más grandes de la Antártica, me tuvo despierta toda la noche. El miedo a un continente partido por la mitad turbaba mis sueños. Pocos meses después, mis días y mis noches se convirtieron en vigilias esperando lo peor –a medida que el Huracán Irma se abría paso por los cálidos mares caribeños hacia mi casa de infancia en el sur de Florida. La pérdida hace difícil no perder la perspectiva.
Mi familia sobrevivió al Huracán Andrew, una tormenta categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, que tocó tierra en el sur de Florida en 1992. El letal ojo de la tormenta pasó sobre nuestro hogar, una casa histórica construida en la década de 1920 con tablas de pino local y tejuelas de metal. El día después de la tormenta conduje desde Gainesville, donde estaba mi escuela de posgrado, hasta nuestro pequeño pueblo al borde del Parque Nacional Everglades. Al llegar, el paisaje había sido tan alterado, con cada palmera, señalética y edificio hecho pedazos, que tuve que pedir ayuda a la Guardia Nacional para encontrar el camino.
En sus memorias sobre la muerte de su madre, Roland Barthes describe el paisaje de la pérdida como un país llano, gris –casi sin puntos de agua– e irrisorio
.² Hoy en día, la pérdida no se parece a un desierto seco y vacío. En cambio, la pérdida está empapada, es un terreno de ropas y tabiques mojados. La pérdida es un lugar donde los árboles y las lavadoras y las casitas de juego de los niños son arrastrados por las olas. La pérdida es una manera de ser en el mundo marcada por el duelo, la ira, el miedo y la ansiedad. La pérdida transforma quienes somos, cómo nos relacionamos con otros seres y cosas, y nuestras esperanzas de futuro.
La pérdida también tiene una reacción en cadena. Sin la barrera protectora de Larsen C, los glaciares detrás de ella empezarán a derretirse y a romperse. Comunidades desde el Mar de Bering hasta la Luisiana costera ya se encuentran en un proceso de relocalización de sus hogares ancestrales, hacia terrenos más altos y seguros. No hace mucho tiempo, residentes de Innaarsuit huyeron cuando un glaciar de 11 millones de toneladas amenazó su villa costera en la Groenlandia occidental.³ Al hacer sus maletas y marcharse, las comunidades sacrifican mucho más que casas, escuelas, tiendas comerciales y medios de vida. Para personas cuya vida depende del lugar, el mar está reclamando forzosamente su pasado, sus sitios sagrados y los lugares de descanso de sus parientes, tanto humanos como no humanos.
La pérdida no es solo un evento de ausencia –de algo o de alguien que ya no está. Al contrario, la pérdida continúa. Es una disposición de alarma y resignación. En estos tiempos de pérdida, todo se siente como si tuviera que ser fortificado o rediseñado. Ciudades de todo el mundo han creado planes de sustentabilidad para un futuro incierto. En el sur de Florida, las marejadas convierten las calles de las ciudades en ríos de escombros urbanos. El automóvil de mi cuñada quedó destruido al quedarse atascado en un estacionamiento inundado. Las personas se quejan de seguros de vivienda que son difíciles de encontrar, y demasiado caros. Allí, la sabiduría contemporánea incluye el Vende mientras puedas
y Sálvese quien pueda
.⁴
La pérdida es un estribillo del presente. Buena parte de la discusión presenta el cambio climático y las tasas de extinción de especies como globales y, por ende, universalmente distribuidos en el espacio y en el tiempo. Es como si la Tierra, alguna vez una canica azul y reluciente en el espacio, ahora estuviera cubierta por una nube oscura y amenazante. Como lo ha dicho Anna Tsing, ver a la Tierra y nuestro futuro como si fuesen uniformes es un truco de la perspectiva escalar que nos hace ignorar (no ver) la heterogeneidad del mundo
.⁵ Al contrario, la pérdida se expresa en diversos dialectos e incluye profundos silencios. La pérdida y el cambio en el sur de Florida no son los mismos que la pérdida y el cambio en el Ártico. La pérdida posee sus propios términos vernáculos y temporalidades ancladas localmente, a pesar de que estas diferencias son a menudo borradas por la óptica monocular de la modernidad.⁶
La pérdida es vivida por cuerpos que existen en relación con otros seres y cosas. La pérdida puede romper o reconfigurar estas relaciones. Thom van Dooren nos recuerda que comprender la historia de la pérdida en su totalidad, incluyendo los efectos continuados de la extinción de especies, requiere de atender a los enredos
.⁷ Esto significa tomar atención a cómo la pérdida se habitúa en los cuerpos de sujetos históricamente constituidos, tanto humanos como no humanos, y cómo la pérdida satura las redes de relaciones que producen la vida. Esta forma de atender a los dialectos, afectos y corporeizaciones de la pérdida requiere tomar atención a las rutinas y relaciones de vivir, morir y recomponerse para el futuro. Como antropóloga, entiendo que el tiempo no es un fenómeno universal, y que las pérdidas rara vez se distribuyen por igual. Este libro ofrece el relato de una pérdida específica a un momento y un lugar, lo que podría llamarse una pérdida vernácula.
Como todos los lugares en el mundo, el Archipiélago Fueguino es real e imaginado a la vez. La versión imaginada dominante, la que llamo el Fin del Mundo, ha dependido por mucho tiempo de ideas sobre la naturaleza sublime y sobre los pueblos perdidos
para mantenerse. Hoy, el Archipiélago Fueguino (como lugar real e imaginado) está siendo transformado por otras preocupaciones sobre la pérdida. Floraciones repetitivas de algas en el archipiélago han cerrado pesquerías, haciendo colapsar una de las únicas fuentes de sustento de las comunidades costeras. Industrias extractivas, incluyendo la silvicultura comercial y la producción de gas natural, la acuicultura del salmón y especies invasoras, están transformando rápidamente las constelaciones de vida. Los glaciares están en retroceso. Estos son problemas muy reales y devastadores. Son también problemas profundamente enredados con historias de colonialismo, un aspecto de la pérdida ambiental que sigue siendo relativamente invisible en la región.
ASOMBRO
Asombro es otro de los estribillos que atraviesan este libro.
Numerosos investigadores e investigadoras han explorado el cambiante significado del término asombro
, desde filósofos hasta teólogos.⁸ No siendo ni lo uno ni lo otro, solo diré que el asombro lleva algo de bagaje intelectual. Desde el Renacimiento hasta la época victoriana, exploradores europeos, euroamericanos y naturalistas experimentaron el asombro como un tipo de disposición espiritual y epistemológica hacia las formas de vida y paisajes desconocidos. Como la naturaleza, en sus variantes más grandiosas y exóticas, entregaba evidencia de los milagros terrenales del Dios cristiano a los buscadores de asombro, estos iban motivados por la promesa de la trascendencia, aunque estuvieran impelidos a obtener, dominar y categorizar aquellas vidas y paisajes con los que se encontraban.⁹ La persistencia de los Wunderkammer, aquellos gabinetes de curiosidades
llenos de cráneos, artefactos, rocas, fósiles y otros especímenes, habla de este doble impulso de conocer y hacerse del mundo.
El asombro, como un
