La Cebra que Perdió sus Rayas: Creative Garden, #1

Por Magic Pages

¿Alguna vez te has sentido diferente o has pensado que te falta algo para ser especial? Este libro está hecho para ti. Pero esta no es solo una historia sobre buscar algo que falta, es un viaje mágico lleno de aventuras, amigos inesperados y lecciones importantes que harán que te mires al espejo de una forma distinta.

 

Zina te llevará a través de la sabana, el bosque y hasta un río lleno de secretos. Conocerás animales increíbles, como un camaleón que cambia de colores, un león que quiere hacer amigos, un cocodrilo muy sabio y hasta un niño humano que tiene preguntas tan grandes como las tuyas. Cada historia tiene algo especial, algo que hará que te detengas a pensar en lo maravilloso que eres, sin importar cómo te veas por fuera.

 

Este no es solo un libro de cuentos. Es un libro que te hará sentir acompañado, que te hará sonreír y, a veces, hasta emocionarte. Con Zina aprenderás que todos llevamos algo especial dentro, incluso cuando no podemos verlo. Descubrirás que las rayas más importantes no están en la piel, sino en el corazón.
 

Si te gustan las historias llenas de magia, animales y aventuras que dejan una enseñanza, este libro será como un amigo que siempre querrás tener cerca. Te prometo que cada página está llena de sorpresas y momentos que te harán soñar. Así que, ¿estás listo para acompañar a Zina en su aventura? Abre este libro y empieza un viaje que nunca olvidarás. 

• Idioma: Español
• Editorial: Magic Pages
• Fecha de lanzamiento: 24 feb 2025
• ISBN: 9798230837367

Vista previa del libro

​El Día en que Todo Cambió

Era una mañana como cualquier otra en la sabana. El sol salía despacio, tiñendo el cielo de colores naranjas y rosados. Los animales se despertaban uno a uno, estirándose y saludando al nuevo día. Entre ellos estaba Zina, una cebra alegre y juguetona, conocida por sus hermosas rayas negras y blancas que parecían pintadas a mano.

Zina bostezó, abrió los ojos y sacudió su cuerpo para desperezarse. Pero algo no estaba bien. Se sentía... ligera, como si algo faltara. Caminó hacia un charco cercano, pensando que un poco de agua fresca la haría sentir mejor.

Cuando llegó al charco y miró su reflejo, no podía creer lo que veía. ¡Sus rayas habían desaparecido! Ahora su pelaje era completamente blanco, como las nubes del cielo. Zina parpadeó varias veces, pensando que era un sueño, pero no lo era.

¿Dónde están mis rayas? se preguntó en voz alta. Intentó recordar si algo extraño había pasado el día anterior, pero nada parecía fuera de lo normal. Había comido hierba, jugado con sus amigos y dormido bajo las estrellas como siempre.

Desesperada, fue corriendo hacia un grupo de cebras que pastaban cerca. ¡Miren! dijo Zina, mostrando su pelaje blanco. ¡Mis rayas desaparecieron!

Las otras cebras la miraron sorprendidas. Eso es muy raro, Zina, dijo una de ellas. Nunca habíamos visto algo así. Tal vez solo sea algo temporal.

Pero Zina no estaba tan segura. Sentía que había perdido una parte importante de sí misma, algo que la hacía especial. Tengo que encontrar mis rayas, dijo decidida.

Primero, Zina pensó que tal vez el viento las había llevado. Así que levantó la cabeza y preguntó al viento que soplaba suavemente por la sabana. ¿Te llevaste mis rayas?

El viento respondió con un susurro. No, pequeña cebra. Yo no puedo llevarme algo tan importante como eso. Tal vez tus rayas estén escondidas en algún lugar cercano.

Zina agradeció al viento y siguió buscando. Caminó hasta un grupo de árboles altos y frondosos. ¿Han visto mis rayas? preguntó a las hojas que se mecían con la brisa.

Nos encantaría ayudarte, dijeron las hojas, pero aquí no hemos visto ninguna raya perdida.

La cebra empezó a sentirse triste. Pensó que tal vez nunca recuperaría sus rayas. Pero entonces escuchó un sonido alegre: ¡era un mono saltando entre las ramas!

¿Qué te pasa, Zina? preguntó el mono, notando su cara preocupada.

He perdido mis rayas, explicó ella. No sé qué hacer para encontrarlas.

El mono, siempre curioso y travieso, se rió suavemente. ¿Perder tus rayas? Eso es extraño. Pero, dime, Zina, ¿de verdad las necesitas para ser tú misma?

Zina se quedó pensando. Era verdad que sus rayas eran parte de ella, pero, sin ellas, ¿seguía siendo la misma cebra juguetona y amable que todos conocían?

No lo sé, dijo Zina después de un rato. Siempre he tenido mis rayas. Sin ellas me siento... diferente.

El mono la miró con ojos brillantes. Tal vez este sea un buen momento para descubrir quién eres sin tus rayas. A veces, las cosas que creemos que nos definen no son tan importantes como pensamos.

Zina agradeció al mono por sus palabras y decidió continuar su búsqueda. Aunque todavía quería encontrar sus rayas, comenzó a preguntarse