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Régimen jurídico y mercado de la televisión en abierto en España
Régimen jurídico y mercado de la televisión en abierto en España
Régimen jurídico y mercado de la televisión en abierto en España
Libro electrónico488 páginas6 horas

Régimen jurídico y mercado de la televisión en abierto en España

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Esta obra parte de la premisa de que en la provisión de los servicios audiovisuales a los usuarios finales, pueden diferenciarse dos grandes tipos de ofertas: la televisión en abierto y la de pago, con condiciones de mercado y competitivas claramente diferenciadas. Por una parte, la televisión en abierto cuenta con determinadas características, como la provisión pública de una parte relevante del mercado, la gratuidad para el usuario y la competencia por los espacios publicitarios que hacen que su impacto sobre el sector de las comunicaciones electrónicas sea potencialmente menor. Ahora bien, iniciativas tendentes a crear canales de pago sobre la televisión digital modifican sustancialmente esta diferenciación. El fenómeno televisivo no sólo ha experimentado y vive importantes cambios en sus ingresos, en la tecnología para su difusión o las infraestructuras en las que se soporta, sino también la regulación del sector audiovisual. Así, en el caso español nos encontramos con que una de las señas de identidad que conformaban el marco jurídico del audiovisual español como era la dispersión normativa, derivada del gran número de leyes y normas dirigidas a este sector ya sea desde una perspectiva geográfica derivada de una determinada cobertura territorial, ya una determinada regulación en función de la titularidad de la entidad que gestiona el servicio de difusión, pública o privada; o por otro lado, dependiendo de la infraestructura que se utilice para la transmisión y difusión de la señal de televisión, ha encontrado un punto de inflexión en la aprobación de la Ley General de la Comunicación Audiovisual en 2010. Un proceso que este texto recorre y analiza desde la perspectiva del mercado de la televisión en abierto y su regulación.
IdiomaEspañol
EditorialUOC
Fecha de lanzamiento8 jul 2014
ISBN9788490642818
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    Régimen jurídico y mercado de la televisión en abierto en España - Ángel García Castillejo

    Capítulo I

    Estructura general del sistema televisivo en España

    La estructura de la oferta televisiva se ha construido desde distintas ópticas dependiendo de la gratuidad o no en su acceso, la tecnología utilizada como soporte para su transmisión, ya fuese analógica o digital, o la infraestructura utilizada para su difusión, como las ondas hertzianas en televisión digital terrestre (TDT), el cable, el satélite, el ADSL o en movilidad mediante el estándar DVB-H o bien mediante acceso a datos a través del móvil mediante los protocolos GPRS, Edge, UMTS o en el futuro LTE.

    De este modo, la oferta televisiva se configura de tal manera, que la puesta a disposición del mercado de canales se ve comprometida por las distintas opciones para su difusión, lo cual dependerá de la estrategia que en cada caso se plantee el editor del canal o su difusor. Así, mientras que en una fase inicial de la televisión y sobremanera en la televisión por ondas, la figura del editor solía ser coincidente con la de su difusor, con la aparición de nuevas infraestructuras de difusión que eliminan en gran medida las restricciones de tener que utilizar un recurso escaso como es el espectro radioeléctrico, se da la paradoja de la progresiva separación entre la figura del editor responsable de los contenidos, que produce y ordena los contenidos de su canal, y por otro lado, aparece como un nuevo eslabón el difusor, que pone una infraestructura a disposición de los editores y productores de canales de televisión, para ser difundidos comercialmente a los clientes finales, ya sea mediante satélite, cable o más recientemente por ADSL.

    Mientras que en Europa, a lo largo de los años sesenta y setenta del pasado siglo, las redes de cable y el satélite experimentan un fuerte despliegue, con altos niveles de penetración por hogar, hasta el punto de que las redes de cable se erigen como el sistema mayoritario de difusión de televisión en países como Alemania, Bélgica u Holanda, la peculiaridad de la situación española es que sólo dispone de una televisión de «régimen» que resulta excluyente de cualquier posibilidad de pluralidad en el sistema de medios televisivo.

    Esta situación tanto europea en general, como española en particular, comparte, además de las emisiones en blanco y negro, el que su transmisión se realice mediante tecnología analógica, lo cual implica un uso muy ineficiente tanto del espectro radioeléctrico como de las capacidades de las redes de cable, ya que para cada canal radioeléctrico, su frecuencia es ocupada de forma prácticamente total por un canal televisivo. Esta circunstancia lleva por tanto aparejada que la disponibilidad de canales de televisión fuese relativamente limitada, a pesar de lo cual se inicia en los países del entorno español una tendencia al incremento de la oferta de canales disponibles, tanto en el cable como en las plataformas de satélite.

    En todo caso, la disponibilidad de espectro limitada conllevaba que la oferta de canales se viese circunscrita a un número relativamente pequeño de canales de distintas coberturas, hasta el punto de que en un mismo punto geográfico resultaban accesibles con parámetros de calidad aceptables no más de nueve o diez canales de televisión mediante tecnología analógica.

    La puesta en escena de la tecnología digital ha dado lugar a profundas transformaciones en el sistema de medios, pero la más destacable, por obvia, es la de facilitar un incremento de los canales de televisión disponibles para su difusión y recepción. Esta capacidad multiplicadora derivada de las posibilidades de compresión de la señal televisiva mediante protocolos como el MPEG2 o MPEG4, conduce a poder incrementar en cuatro y más las capacidades de las infraestructuras de difusión de televisión.

    Con el incremento de la capacidad de transmisión y abaratamiento de los costes de transporte de la señal televisiva, gracias a las infraestructuras de cable y satélite inicialmente y con posterioridad por medio de ondas hertzianas terrestres, se genera el desarrollo de nuevos modelos de televisión, gracias a la posibilidad de difusión de un gran número de canales.

    La multiplicación del número de canales a ser ofertados conlleva un cambio de mentalidad, no sólo en los productores y editores, sino también en los telespectadores, los cuales ante una oferta tan variada despliegan sus parrillas de intereses como usuarios de televisión, no sólo en un canal o un número limitado de ellos como tradicionalmente les había ocurrido, sino en el conjunto de ellos que pueden alcanzar comercialmente cifras de más de centenar y medio de canales en opciones de pago.

    Es la puesta en escena de multiplicidad de canales lo que rompe el esquema tradicional de la estructura de la oferta televisiva, y así abandonamos esquemas de programación que planteaban, con toda la lógica, estructuras de contenidos variados dirigidos a los diferentes públicos o targets en función de las distintas franjas horarias y días de la semana, para garantizar una oferta que en su conjunto resultase apta para todos los públicos. Esta vocación de televisión para todos, dirigida a las más amplias audiencias, no sólo preside y presidía uno de los elementos sustantivos de la programación de servicio público televisivo, sino que era el núcleo de las políticas de programación de la que conocemos como televisión generalista, que no era otra cosa que la propia televisión.

    La multiplicación de la oferta y la posibilidad de poder trasladar la variedad interna de programación en un mismo canal, a un número prácticamente ilimitado de canales, conduce a la construcción de un nuevo esquema dual, en el que conviven las televisiones de carácter generalista y las de contenidos temáticos o especializados. Es este esquema dual el que en su conjunto hoy ofrece a los telespectadores una programación variada y que es capaz de adaptarse a los intereses de las audiencias en función de sus gustos.

    En todo caso, hasta la aparición de la televisión digital terrestre, la televisión generalista se ha desplegado de forma prácticamente excluyente de otros formatos en la televisión en abierto, situándose la producción de canales temáticos en el marco de las plataformas de televisión de pago, hasta llegar con el proceso de transición a la TDT, también a la oferta televisiva en abierto.

    Ahora bien, con la aparición y despliegue de la tecnología digital en la televisión terrestre o por ondas hertzianas, gracias a la progresiva difuminación del elemento, recurso escaso, nos encontramos ante una nueva fase en la que la televisión especializada o temática comienza a desplegarse por la televisión en abierto. Se rompe por tanto, a principios de este siglo, la identidad entre televisión generalista o de acceso libre y canales temáticos de acceso mediante pago. Asistimos a un nuevo periodo de la televisión, en el que la fragmentación de las audiencias se incrementa a lo largo del dial de acceso libre o gratuito no sólo entre canales generalistas sino que competirán también con canales temáticos o especializados, dando un salto cualitativo sobre la fase intermedia de la televisión generalista como eran los canales de «nicho».

    1. Antecedentes del sistema televisivo español en abierto

    1.1. El sistema de medios audiovisuales en España. De «la guerra digital» a la fusión de las plataformas de satélite

    Tras los años de crecimiento de la oferta audiovisual mediante distintas plataformas de pago y en abierto en España, a finales de los años noventa, en que aparecen en el mercado español los operadores multicanal, en satélite con Canal Satélite Digital y Vía Digital, y los operadores de cable al amparo de la Ley 42/1995 de Telecomunicaciones por Cable, se asiste a los inicios de la TDT. La TDT arranca comercialmente en España a partir de la aprobación del Real Decreto 2169/98, con el cual se pone en marcha el Plan Técnico Nacional de Televisión Digital Terrestre de ese ejercicio 1998.

    Así las cosas, en la primera mitad de esta primera década del siglo XXI, en lo relativo a los agentes intervinientes en el mercado de servicios audiovisuales de pago, se registran dos hechos relevantes: por un lado, la aparición de Quiero TV en 2000 y su posterior desaparición en 2002 y, por otro, el anuncio de fusión de las plataformas de televisión de pago por satélite, mediante acuerdo del Consejo de Ministros de ese mismo año.

    Estos dos hechos han marcado el conjunto del sector audiovisual español y sobremanera el mercado de la televisión multicanal, en la que se encuentran los que conocemos como canales temáticos que tradicionalmente han alimentado el negocio de la televisión de pago. Desde estos hechos, se han venido desencadenando otros posteriores, que unidos a las potencialidades que ofrece la TDT, han desencadenado una oferta de contenidos de pago, en el mercado español, más abierta y segmentada, con la que escasamente se contaba en la última década del pasado siglo XX.

    Otros hechos relevantes, en el panorama audiovisual español de estos primeros años del siglo XXI, son la compra por parte de Antena 3 Televisión de la cadena de emisoras radiofónicas de Uniprex Onda Cero11, por un monto aproximado de 129 millones de euros, tras la cual fue adquirida esta cadena de televisión por el Grupo Planeta, el cual se convierte en su accionista de referencia, inicialmente con un 25,1 % de éstas y que tras la salida a bolsa de la cadena en 2003, alcanzó una presencia accionarial del 33,5 % a través de la empresa en la que comparte con DeAgostini el 55 y el 45 %, respectivamente.

    En este mismo sentido, debe destacarse la venta de la participación accionarial que el nuevo Grupo Correo-Prensa Española, rebautizado como Vocento, ostentaba en la concesionaria de televisión digital en abierto Net TV a la productora Europroducciones, y ello con el objeto último de verificar la presencia de este grupo mediático en una sola de las televisiones en las que mantenía presencia accionarial tras su anterior fusión.

    Ya en el ámbito de la televisión multicanal, y con independencia de las repercusiones que en el mercado audiovisual han tenido la prematura desaparición de Quiero TV y el anuncio de la concentración del negocio de satélite de pago del grupo Sogecable y Vía Digital en Digital Plus, cabe indicar que el cambio accionarial más relevante ha sido el efectuado en la cadena de televisión en abierto Gestevisión Telecinco, al aumentar el grupo italiano Mediaset –principal socio de referencia de este agente– su capital social hasta el 52 %, con la consiguiente reducción del paquete accionarial del Grupo Correo-Prensa Española, coincidiendo con la eliminación del tope del 49 % por la Ley 53/2002 de Medidas Fiscales Administrativas, y del Orden Social. De igual manera, tuvo entrada en el capital social de Telecinco el banco alemán de inversiones Dresdner Bank que relevó de su posición en esta televisión en abierto al Grupo Kirch, también de origen

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