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Austeridad y clientelismo: Política audiovisual en España en el contexto mediterráneo y de la crisis financiera
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Austeridad y clientelismo: Política audiovisual en España en el contexto mediterráneo y de la crisis financiera
Libro electrónico553 páginas6 horas

Austeridad y clientelismo: Política audiovisual en España en el contexto mediterráneo y de la crisis financiera

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Este libro describe y analiza las políticas audiovisuales que se han implementado en España desde el estallido de la crisis financiera. Se abordan fundamentalmente cuatro grandes temas, todos ellos a escala estatal y autonómica: medios públicos, reguladores independientes, televisión digital terrestre y medidas de fomento del audiovisual.
Asimismo, se estudian las principales políticas audiovisuales desarrolladas durante el mismo periodo en los países mediterráneos más afectados por la crisis (Italia, Grecia y Portugal) y también las políticas audiovisuales de la Unión Europea, con especial atención a su incidencia en España.
Se trata de una obra colectiva, en la que participan prestigiosos profesores de diversas universidades españolas y de los países del entorno.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento26 abr 2017
ISBN9788416919031
Austeridad y clientelismo: Política audiovisual en España en el contexto mediterráneo y de la crisis financiera

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    Vista previa del libro

    Austeridad y clientelismo - Gedisa Editorial

    idioma.

    Índice

    Justificación y enfoque, Isabel Fernández Alonso

    Primera Parte

    Contexto mediterráneo y políticas de la Unión Europa

    1. Italia: políticas sobre concentración y medios públicos, Alessandro D’Arma

    1. La política de televisión en Italia: una visión histórica

    2. Crisis económica y cambio político

    3. Impacto de la crisis en el sector mediático

    4. Pluralismo en los medios digitales italianos

    5. Reforma de la rai

    6. Conclusiones

    2. Grecia: desregulación y cierre de los medios públicos, Stylianos Papathanassopoulos

    1. El Estado griego y los medios de comunicación

    2. Las eternas licencias provisionales de televisión

    3. Consecuencias de la desregulación

    3.1. Supervisión ineficaz

    3.2. Ruina de la televisión pública

    3.3. Dominio y crisis de la televisión privada

    3.4. Concentración en el mercado

    4. Conclusiones

    3. Portugal: políticas de transparencia y reforma de los medios públicos, Mariana Lameiras y Helena Sousa

    1. Los contextos nacionales en el marco de las políticas globales para los medios

    2. Preocupaciones del Consejo de Europa y de la Unión Europea: la necesidad de redefinir qué son los medios

    3. Contexto político y repercusiones sociales de la crisis económica y financiera en Portugal

    4. Crisis y consumos mediáticos en Portugal

    5. El audiovisual y los gobiernos portugueses (2005-2015)

    6. Conclusiones

    4. La política audiovisual de la Unión Europea, Maria Corominas i Piulats

    1. Marco normativo común: directiva de Servicios de Comunicación Audiovisual (scav)

    1.1. Principales previsiones y su trasposición en España

    1.2. Organismos de regulación: la creación de erga

    1.3. El pluralismo: la opción por el monitoreo

    1.4. Promoción de la alfabetización mediática

    1.5. Proceso de revisión de la directiva scav

    2. Medidas de apoyo al sector audiovisual

    2.1. Programa media

    2.2. Programa marco Europa Creativa

    3. Conclusiones

    Segunda Parte

    Políticas estatales

    5. Crisis de credibilidad y debilidad financiera de rtve, Isabel Fernández Alonso, Ana Fernández Viso y José Joaquín Blasco Gil

    1. Redefinición de la misión y de la oferta de servicio público

    1.1. Primer mandato marco

    1.2. Nuevas obligaciones de servicio público de las leyes 8/2009 y 7/2010

    1.3. Evolución de la oferta de canales y contenidos de rtve

    2. Reforma y contrarreforma del modelo de gobierno

    2.1. Reforma de 2006: hacia un modelo parlamentario

    2.2. El giro regubernamentalizador de 2012

    3. Crisis en el modelo de financiación

    3.1. Plan de saneamiento, absorción de la deuda y modificación de las fuentes de ingresos

    3.2. Balance de la reforma

    4. Conclusiones

    6. La autoridad estatal reguladora del audiovisual: el largo camino hacia la cnmc... y su incierto futuro, Ana Fernández Viso

    1. Las autoridades independientes de regulación: origen, funciones y críticas

    2. Los organismos reguladores de la comunicación audiovisual: entre la protección del mercado y la garantía de derechos fundamentales

    3. El debate en España sobre la necesidad de una autoridad independiente reguladora del audiovisual (1995-2010)

    4. La previsión del cema en la Ley General de la Comunicación Audiovisual

    5. El modelo de regulación audiovisual de la cnmc

    5.1. Apuesta por una autoridad multifuncional y multisectorial y sus garantías de independencia

    5.2. La regulación específica del sector audiovisual

    5.3. Balance preliminar de la actuación de la cnmc en el sector audiovisual

    5.4. La crisis de la cnmc y su incierto futuro

    6. Conclusiones

    7. Políticas de espectro y su incidencia en la tdt, Eladio Gutiérrez Montes

    1. Servicios de televisión: frecuencias, tdt, codificación

    2. Regulación inicial de la tdt en España

    3. Relanzamiento de la tdt en 2005

    4. Dividendo digital

    5. Apagado analógico y posapagado

    6. Nuevo Gobierno, nuevos planes técnicos para la tdt

    7. Nuevo dividendo digital

    8. Concurso para nuevos canales

    9. Conclusiones

    8. Políticas de fomento de la cinematografía y del audiovisual, María-Jesús Díaz-González y Miguel Ángel Casado

    1. Instituciones implicadas y marco legal

    1.1. El Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales

    1.2. La sgr (Sociedad de Garantía Recíproca) para el sector audiovisual

    1.3. El Instituto de Crédito Oficial

    1.4. Marco legal

    1.4.1. Ley del Cine de 2007

    1.4.2. Ley General de la Comunicación Audiovisual y obligación de financiación a la producción de cine y televisión

    2. Evolución de las políticas de fomento en el período 2008-2015

    2.1. Implementación de la Ley del Cine de 2007

    2.1.1. Fondos públicos estatales para el fomento de la cinematografía

    2.1.2. Ayudas para la amortización de largometrajes

    2.2. El iva

    2.3. Los incentivos fiscales

    3. La crisis financiera y la reforma de la Ley del Cine

    3.1. Fin de las ayudas para la amortización de largometrajes

    3.2. Intensidad máxima de las ayudas

    3.3. Obligación de gasto en el territorio nacional

    3.4. Reembolso de ayudas a la producción de largometrajes

    3.5. Producciones audiovisuales que serán consideradas obras difíciles

    4. Conclusiones

    Tercera Parte

    Políticas autonómicas

    9. Medios públicos autonómicos: merma en la financiación, gobierno parlamentario y externalización creciente de la gestión, Miguel Ángel Casado, Juan Carlos Miguel e Isabel Sarabia

    1. Marco legal estatal: externalización y prohibición del endeudamiento

    2. Financiación: recortes y principales impactos

    3. Modelo de gobierno: avanzando hacia el parlamentario

    3.1. Órganos de gobierno

    3.2. Mecanismos de control: mandatos marco y contratos programa

    3.3. El caso catalán, a contracorriente

    4. Modelo de gestión: profundizando en la externalización

    5. Conclusiones

    10. Los consejos audiovisuales de Cataluña y Andalucía. Composición, funciones y actuaciones, Aurora Labio

    1. Sin modelo de reguladores regionales

    2. Composición y funciones del Consejo del Audiovisual de Cataluña

    3. Composición y funciones del Consejo Audiovisual de Andalucía

    4. Actuaciones del Consejo del Audiovisual de Cataluña

    5. Actuaciones del Consejo Audiovisual de Andalucía

    6. Conclusiones

    11. Políticas de televisión en las comunidades autónomas. Los casos de Andalucía, Cataluña, Extremadura y Madrid, Josep Àngel Guimerà i Orts y José Joaquín Blasco Gil

    1. Andalucía: menos recursos pero sin expedientes de regulación de empleo

    2. Cataluña: importantes cambios legislativos y reducción del presupuesto

    3. Extremadura: pequeños ajustes y un sector local que no despega

    4. Madrid: un contundente ere sobre la radiotelevisión pública

    5. Conclusiones

    12. Políticas de fomento del audiovisual autonómico, Miguel Ángel Casado y María-Jesús Díaz González

    1. La industria audiovisual: una mirada subestatal

    2. Antecedentes

    2.1. Las primeras políticas autonómicas

    2.2. Avanzando hacia la consolidación

    2.2.1. El audiovisual como sector estratégico

    2.2.2. Aumento de las ayudas

    2.2.3. El papel de las televisiones autonómicas

    3. La crisis: de sector estratégico a prescindible en un año

    3.1. El impacto en las ayudas

    3.2. El papel de las televisiones autonómicas

    3.3. Los incentivos fiscales

    4. Conclusiones

    Balance y retos de la política audiovisual en España, Isabel Fernández Alonso

    Justificación y enfoque

    Este libro es el resultado de un profundo debate iniciado en el marco del Grupo de Investigación en Estructura y Políticas de Comunicación Daniel Jones1 y extendido a un equipo de profesores y profesionales más amplio, configurado en torno al proyecto titulado «Las políticas de comunicación en la Europa mediterránea en el contexto de la crisis financiera (2008-2015). Análisis del caso español», financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España, en el marco de la convocatoria i+d «Excelencia», Subprograma de Generación de Conocimiento 2013 (CSO2013-42523-P).

    Todos los implicados hemos considerado pertinente realizar una descripción y una valoración a fondo de las políticas públicas que afectan al sector mediático, y en particular al sector audiovisual, que es siempre el más intervenido, en unos años marcados por una tremenda crisis financiera y por unas importantes transformaciones en la política nacional y en las autonómicas.

    De la profundidad de la crisis dan idea algunas cifras. Por ejemplo, según la encuesta de población activa del Instituto Nacional de Estadística, la tasa de paro en nuestro país pasó del 9,6 % en el primer trimestre de 2008 al 20,9 % en el cuarto trimestre de 2015, y alcanzó el 26,94 % en el primer trimestre de 2013. Y, según el Banco de España, en este mismo período la deuda pública evolucionó desde el 36,3 % del pib en 2007 al 99,8 % en 2015.

    En marzo de 2008, el Partido Socialista Obrero Español revalidó, de nuevo con mayoría relativa, la victoria electoral de 2004. Rodríguez Zapatero fue reelegido presidente del Ejecutivo en segunda votación, gracias a la abstención de todos los grupos minoritarios excepto Unión, Progreso y Democracia y Esquerra Republicana de Catalunya, que votaron en contra. Las elecciones generales de noviembre de 2011 dieron una mayoría absoluta al Partido Popular. Por lo tanto, el período de estudio que abarcamos contempla dos etapas en las que el Gobierno de España recae, sucesivamente, aunque con un peso parlamentario muy diferente, en cada una de las dos grandes fuerzas que dominan el panorama político español desde principios de los años ochenta. A escala autonómica, los comicios celebrados en 2011 también implicaron, con respecto a los de 2007, un crecimiento muy llamativo del Partido Popular, que ganó en diez de las 13 comunidades en liza. Hay cuatro (Galicia, País Vasco, Cataluña y Andalucía) que las celebran en momentos distintos y en las que el partido conservador (salvo en Galicia) no sólo nunca ha sido la fuerza más votada sino que, en ocasiones, ha tenido un carácter casi marginal.

    El libro consta de tres partes. En la primera se abordan las políticas audiovisuales en los tres países de la Europa del sur más claramente afectados por la crisis, además de España: Italia, Grecia y Portugal. Se trata, además, de los tres casos que encajan sin matices (que sí se dan en el caso francés) en el modelo que Hallin y Mancini definen en su conocida clasificación de los sistemas de medios occidentales como «mediterráneo o pluralista polarizado».

    Para elaborar estos capítulos hemos contado con autores de referencia de cada uno de estos países: Alessandro D’Arma, en el caso de Italia; Stylianos Papathanassopoulos, en el de Grecia, y Mariana Lameiras y Helena Sousa, en el de Portugal.

    En esta primera parte también se analizan las políticas audiovisuales de la Unión Europea y su repercusión en España. El capítulo correspondiente ha sido elaborado por Maria Corominas i Piulats.

    La segunda y tercera partes se ocupan de las políticas audiovisuales en España. La segunda, de las que se han desplegado a escala estatal; y la tercera, de las de alcance autonómico, estas últimas en perspectiva comparada. Hemos optado por esta separación en virtud del reparto de competencias existente entre el Estado y las comunidades autónomas, sujeto, eso sí, a continuos ajustes aunque cada vez de menor relevancia.

    Las cuestiones que se tratan en ambas partes son las mismas, con el único matiz del ámbito territorial al que afectan. Así, hemos considerado que los temas centrales de las políticas audiovisuales, tanto estatales como autonómicas, durante el período analizado, son los medios públicos, los reguladores independientes, la televisión digital terrestre y las subvenciones a la industria audiovisual.

    Los autores de todos estos capítulos son, al igual que Maria Corominas i Piulats, académicos de diferentes universidades españolas, expertos en los ámbitos de la estructura y las políticas de comunicación. Son los casos de Juan Carlos Miguel y Miguel Ángel Casado, de la Universidad del País Vasco; Aurora Labio, de la Universidad de Sevilla; María-Jesús Díaz-González, de la Universidad de La Coruña; Isabel Sarabia, de la Universidad Católica de Murcia; y Ana Fernández Viso, Josep Àngel Guimerà i Orts y José Joaquín Blasco Gil, de la Universidad Autónoma de Barcelona. A ellos se suma Eladio Gutiérrez Montes, consultor de telecomunicaciones y antiguo director de Impulsa tdt, que ha aportado a este proyecto su amplísimo conocimiento y experiencia profesional en relación con las políticas de espectro y su incidencia en la televisión terrestre.

    El título del libro obedece a los dos aspectos que planean sobre buena parte de las políticas analizadas: austeridad y clientelismo. La primera, como veremos, se advierte de manera muy especial en los fortísimos recortes que afectan a las partidas de los presupuestos destinadas a los medios públicos estatales y autonómicos y en las restricciones que sufren las ayudas a la industria audiovisual. También en aspectos no tan llamativos, pero igualmente significativos, como la propia creación de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia, en la medida en que la integración de reguladores y autoridad de la competencia en un único organismo se justificó fundamentalmente en términos de ahorro, o en la desaparición del Consejo Audiovisual de Navarra.

    Por su parte, los comportamientos clientelares (mucho más enraizados en nuestro sistema político en general) se observan claramente cuando nos acercamos a las crecientes quejas de los profesionales por la instrumentalización política de los medios públicos o a la gran cantidad de votos particulares adjuntos a las resoluciones adoptadas por los reguladores (supuestamente) independientes. Asimismo, el clientelismo no es ajeno a los procesos de adjudicación de licencias de emisión ni a la política relativa al espectro radioeléctrico.

    A lo largo de las páginas de este libro se profundizará en todos estos aspectos y se apuntarán otros muchos.

    No querría cerrar esta introducción sin unas palabras de agradecimiento a todos los compañeros, sin excepción, que han hecho posible esta obra, no sólo por haber escuchado con paciencia y respondido con rigor a mis observaciones como editora, sino también por haber contribuido a su diseño. En particular, a Eladio Gutiérrez Montes y Ana Fernández Viso por sus constantes y muy valiosas aportaciones a diversos capítulos y por su especial entusiasmo. También a Marc Espín, que colaboró magníficamente en otros aspectos del proyecto de I+D que ha inspirado este libro y siempre ha estado dispuesto a seguir ayudándome. Por supuesto, a mis padres y hermano por su comprensión en estos complicados meses y su apoyo incondicional. Y, ¡cómo no!, a Daniel Jones, cuyas enseñanzas y afecto me acompañan siempre.

    Isabel Fernández Alonso

    Notas:


    1. www.grupodanieljones.org

    Primera Parte

    Contexto mediterráneo y políticas de la Unión Europa

    1. Italia: políticas sobre concentración y medios públicos

    ²

    Alessandro D’Arma

    Universidad de Westminster

    A lo largo del cuarto de siglo que va desde mediados de la década de los ochenta hasta la crisis financiera mundial de 2008, la política de medios en Italia fue un tema muy polémico que a menudo se encontraba en el centro del debate político nacional. El aspecto más controvertido era el «duopolio televisivo», un concepto popularizado en el discurso periodístico para referirse a la posición dominante de dos actores: la cadena pública rai y Mediaset, propiedad de Silvio Berlusconi. El alto nivel de concentración de la propiedad en el sector de la televisión causó una preocupación generalizada por el déficit de pluralismo de los medios en un país donde la televisión era, de lejos, el medio de comunicación más influyente, y donde la radiotelevisión pública era ampliamente percibida como demasiado politizada. La situación se hizo aún más preocupante cuando el magnate de los medios, Silvio Berlusconi, decidió entrar en la arena política en 1993 y ganó las elecciones nacionales del año siguiente después de una campaña en la que había utilizado imprudentemente los tres canales de televisión de Mediaset para promover sus ambiciones políticas (Marletti y Roncarolo, 2000: 227). Mientras tanto, en el lado público del duopolio, la rai seguía sujeta a la influencia política, así como a las críticas que enfrentaba por la baja calidad de sus programas, que no estaban a la altura de su misión de servicio público. El regreso de Berlusconi al poder en 2001, después de un breve y desastroso período en el cargo en 1994, junto con su dominio de la escena política durante gran parte de la primera década del nuevo milenio, crearon lo que fue ampliamente visto como una concentración inaceptable de poder mediático, ya que, llevando el timón del Gobierno, Berlusconi estaría en condiciones de ejercer una fuerte influencia sobre la televisión pública así como sobre la privada.

    Al final de este período de 25 años, ninguno de los dos temas polémicos que habían dominado constantemente el debate sobre la política de medios en Italia, la concentración mediática y el problema de tener un organismo público de radiotelevisión disfuncional y altamente politizado, había recibido una respuesta satisfactoria. Sin embargo, por razones que serán discutidas en este capítulo, para algunos observadores su actualidad, sobre todo en el caso de la concentración mediática, parecía estar menguando en el contexto de un panorama tecnológico cambiante, junto con el empeoramiento de las condiciones económicas como resultado de la crisis financiera del año 2008.

    En este capítulo se ofrece una relación de los principales desarrollos en políticas audiovisuales durante los años 2008-2015.3 En particular, se considera el impacto que la crisis económica (y el crecimiento en el uso de Internet) ha tenido en el mercado italiano y las principales respuestas de regulación generadas ante estos cambios, específicamente en relación con la concentración mediática y los servicios públicos de radiotelevisión. El capítulo comienza proporcionando una breve reseña histórica de la política de radiotelevisión y la génesis del «duopolio televisivo» italiano de principios de los años ochenta. A ello sigue un apartado que establece el contexto macroeconómico y político en el que deben situarse los desarrollos en las políticas de comunicación posteriores a 2008. El capítulo pasa luego a discutir en qué medida el sector mediático en Italia se ha visto afectado en los últimos años por la crisis económica y el desplazamiento de los ingresos por publicidad de los medios tradicionales a Internet. Los dos apartados principales del capítulo tratan, respectivamente, el tema de la concentración mediática y el de los servicios públicos de radiotelevisión. El apartado sobre la concentración mediática analiza la reciente evolución en las políticas en esta área y evalúa el argumento de que el proceso en curso de fragmentación de los medios y las audiencias desencadenados por la televisión digital e Internet ha aliviado la preocupación por la falta de pluralismo mediático en Italia. El último apartado revisa los cambios reglamentarios en el sistema de gobierno y financiación de la rai implementados en el transcurso de 2015, hacia el final del período que nos ocupa. Se sitúa el último intento de reformar la radiotelevisión pública italiana tanto históricamente como con relación a las condiciones económicas y políticas contemporáneas (en particular el aumento de la política populista alimentado por las dificultades económicas de los últimos años).

    1. La política de televisión en Italia: una visión histórica

    Dado su carácter central para la comprensión de la política de medios en la historia reciente de Italia, resulta relevante una breve reseña sobre la génesis del duopolio televisivo. La televisión privada surgió en Italia a mediados de la década de los setenta, algunos años antes que en la mayor parte del resto de Europa Occidental. Fundamentalmente se permitió que se desarrollara sin ninguna forma de regulación. Esto iba en dirección contraria a la Europa continental y del norte, donde la liberalización del sector radiotelevisivo fue un asunto cuidadosamente regulado, pero en consonancia con la forma en que el proceso se desarrolló en Grecia y en menor medida en España y Portugal (Humphreys, 1996). Hallin y Mancini (2004: 124-127) han descrito Italia como el caso clásico y pionero de la «desregulación salvaje» en el sur de Europa. Una decisión histórica del Tribunal Constitucional italiano en 1976, que calificaba al monopolio estatal de la rai como inconstitucional a nivel local, provocó una cadena tumultuosa de acontecimientos. A raíz de esta decisión, canales de televisión locales sin licencia se multiplicaron por todo el país, llegando pronto a ser cientos de ellos. A mediados de la década de los ochenta, un monopolio de facto había surgido en el floreciente sector privado después de un proceso de rápida consolidación de la industria (Ginsborg, 2004). Estos desarrollos del mercado se llevaron a cabo en un vacío normativo. Hasta 1990, Italia no tuvo ni un sistema de licencias de radiotelevisión ni mucho menos una legislación general antimonopolio. En 1984, la compañía que emerge como el líder de la industria, Fininvest (Mediaset a partir de 1994), de Berlusconi, consiguió, con sus tres cadenas de televisión nacionales de facto (Canale 5, Italia 1 y Rete 4), una cuota de pantalla de más del 40 % a escala nacional, más o menos el equivalente a la cuota de los tres canales públicos de la rai. Por lo tanto, a mediados de la década de los ochenta se estableció un duopolio público-privado que se mantuvo al menos hasta los primeros años del nuevo milenio. En 2003, veinte años después de la formación del duopolio, la cuota de pantalla conjunta de la rai y Mediaset era del 89 %, incluso más alta que la de 1984.

    Como acertadamente señala Giuseppe Richeri (2012: 66), en este período de un cuarto de siglo, la política audiovisual en Italia giraba en torno a repetidos (y firmemente resistidos) intentos «de establecer normas para solucionar los problemas creados por una liberalización sin reglas». Sin embargo, no se introdujeron soluciones reguladoras adecuadas contra la concentración mediática ni antes ni después de la entrada de Berlusconi en política, en 1994. Fue un claro fracaso. Independientemente de lo que uno piense de las profundas raíces del apoyo popular disfrutado por Berlusconi durante el ventennio Berlusconiano (Ginsborg, 2004; Gozzini, 2001; Mancini, 2011), es incuestionable que su control directo de la mitad de la televisión italiana, con mucho el medio más influyente de comunicación política del país, vulneró el «principio democrático de equidad en la competencia política» (Fabbrini, 2011: 345) y claramente puso en peligro el pluralismo de los medios. La Italia de Berlusconi llegó a ser para los comentaristas de todo el mundo el epítome de los peligros para la democracia liberal que plantea una concentración mediática no regulada (Doyle, 2002; Baker 2007). El «pecado original» fue el fracaso de los legisladores italianos para regular el sector en el momento oportuno cuando la televisión privada surgió, en la segunda mitad de la década de los setenta. El tema se convirtió en más espinoso de abordar en la Italia posterior a 1994. En el poder durante la mitad aproximadamente de los veinte años siguientes, Berlusconi y sus aliados políticos fueron, como acertadamente puso de manifiesto Grandinetti (2004: 55), «constitutivamente contrainteresados» (organicamente contro-interessati) en cualquier auténtica reforma de la propiedad mediática. A pesar de la fuerte oposición que enfrentaron tanto a escala nacional como internacional, los gobiernos de centro-derecha liderados por Berlusconi lo­graron evitar cualquier regulación desfavorable a los intereses comerciales de los medios del magnate. El fracaso de sus oponentes políticos para abordar el problema de la concentración mediática cuando estaban en el poder, especialmente en la segunda mitad de la década de los noventa, es más difícil de explicar. Hay varios factores que entran en juego, incluyendo la debilidad política de los gobiernos de centro-izquierda apoyados por una mayoría parlamentaria corta e indisciplinada, y la (muy criticada) estrategia política llevada a cabo por sus líderes, que buscaron el compromiso y los acuerdos bajo cuerda con Berlusconi (D’Arma, 2009). El contexto internacional (la década de los noventa y principios de los 2000 fue un período en el que varios países europeos empezaron a relajar las reglas de propiedad de los medios) también fue desfavorable para aquellos que en Italia intentaban una reforma en el sector.

    En lo que se refiere al servicio público de radiotelevisión, las cuestiones relativas a la situación legal de la rai, su organización, financiación y mecanismos para hacerla políticamente responsable nunca estuvieron totalmente ausentes de la agenda política a lo largo de la década de los noventa y la primera década del nuevo milenio (Hibberd, 2004; Hanretty, 2009; D’Arma, 2009). Criticada por su sesgo político y por su excesivo comercialismo, además de tener bajos niveles de apoyo popular, la rai era un objetivo obvio para la reforma. Así, durante este período existieron diversas propuestas radicales (y a menudo mal concebidas) que llegaron a plantear la parcial o total privatización de la rai. Sin embargo, quedó patente la limitada capacidad de los responsables políticos para afrontar la reforma en áreas como la radiotelevisión pública, en la que están en juego intereses políticos fuertemente arraigados.

    La política de medios era central para Berlusconi. De hecho, según sus oponentes, su discesa in campo en 1993 fue motivada principalmente por la necesidad de proteger los intereses comerciales de sus medios. Berlusconi ya no podía contar con el patrocinio político de Bettino Craxi, el político más poderoso de la década de los ochenta, involucrado en los grandes escándalos de corrupción de la década de los noventa, que provocaron un cambio radical en la política italiana. En palabras de Padovani (2015: 46), Berlusconi era «un poderoso agente» en el dominio de la política mediática en la Italia posterior a 1994, actuando «de acuerdo con políticos comprensivos, expertos y consultores mediáticos para proporcionar una pátina de legitimidad al duopolio a través de la aprobación de una legislación que sancionaba, impidiendo luego su reforma». Esta cita hace hincapié en el papel conservador que Berlusconi, interesado sobre todo en preservar el statu quo, desempeñó en el ámbito de la política de medios, cuestión de la que se hizo eco Newell (2013: 27) en relación con el impacto de Berlusconi en la política italiana en general.

    El período que nos ocupa, los años transcurridos desde el inicio de la crisis financiera mundial de 2008, se caracterizó por la caída del Gobierno de Berlusconi en 2011, que marcó el inicio de su declive político y la aparición de nuevos actores en el escenario político. Estos cambios tuvieron lugar en el contexto de (y en parte se desencadenaron por) la crisis económica más grave que el país había experimentado nunca en la era de posguerra. Así pues, en el siguiente epígrafe se analiza brevemente el impacto que la crisis financiera mundial de 2008 ha tenido en la economía italiana y en la política nacional con el fin de establecer el contexto amplio de los desarrollos en el campo de la política mediática que se analizarán en el resto del capítulo.

    2. Crisis económica y cambio político

    La crisis financiera mundial de 2008 tuvo un efecto debilitador sobre la ya frágil economía italiana. Anteriormente el país había experimentado muchos años de crecimiento lento, con el pib aumentando a un promedio de sólo el 1,2 % entre 2001 y 2007. La crisis, por lo tanto, exacerbó los problemas estructurales de Italia, en particular sus problemas de baja productividad y alto nivel de endeudamiento público. En 2009, el pib sufrió una contracción del 5,5 %, la caída más fuerte en décadas. Desde entonces, Italia ha estado sufriendo la crisis más larga y profunda desde la Segunda Guerra Mundial. A mediados de 2016, el país aún no había mostrado ningún signo claro de recuperación. Las siguientes estadísticas citadas por Ciccarone y Saltari (2015: 231) ponen de relieve la magnitud de la crisis: de 2008 a 2013, el ingreso per cápita se redujo en casi un 11 % y la producción industrial disminuyó en alrededor de una cuarta parte, volviendo al nivel de 1986. La tasa de desempleo se duplicó, del 6,1 % en 2007 al 12,2 % en 2013, y al final de 2013 el pib real se redujo en alrededor de 9 puntos porcentuales con respecto al nivel registrado a finales de 2007.

    La crisis económica ha tenido importantes consecuencias sociales y políticas. Ha debilitado el tejido social del país y ha sido una fuerza impulsora de los cambios políticos. En 2008, después de haber ganado las elecciones generales, Berlusconi formó su cuarto gobierno, pero en 2011, sólo tres años más tarde, se vio obligado a renunciar bajo la presión de los mercados financieros cuando el pago de los intereses de la deuda pública de Italia se elevó a niveles insostenibles. Envuelto en un escándalo sexual y pendiente de juicios relacionados con el fraude fiscal y otras acusaciones, la trayectoria política de Berlusconi parecía entonces haber llegado a su fin.

    Mientras tanto, la crisis económica exacerbó el descontento de los ciudadanos italianos con los principales partidos, vistos como corruptos e incapaces de solucionar los problemas económicos del país. Esto proporcionó un terreno fértil para el crecimiento de actores políticos populistas y antisistema, en particular el Movimiento Cinco Estrellas, un movimiento de protesta surgido de un blog dirigido desde 2005 por el comediante y activista Beppe Grillo. Creado en 2009, en las elecciones generales del 24-25 de febrero de 2013, las primeras de este nivel a las que se presentaba, el Movimiento Cinco Estrellas se convirtió en la segunda fuerza política de Italia. Central en la retórica política del movimiento ha sido la yuxtaposición de los nuevos medios, que incorporan la utopía de la democracia digital, y los viejos (especialmente la rai), al servicio de una clase política corrupta (Natale y Ballatore, 2014).

    El ascenso de Matteo Renzi, del Partido Demócrata, de centroizquierda, ha sido la otra principal novedad política de los últimos años. A raíz de unos resultados no concluyentes en las elecciones generales de 2013 y un Gobierno de coalición de corta duración, Renzi fue elegido secretario del Partido Demócrata en diciembre de 2013 y poco después fue nombrado jefe del Gobierno, dos puestos que sigue manteniendo en el momento en que escribimos estas líneas. Con 39 años, Renzi se convirtió, en febrero de 2014, en el primer ministro más joven de Italia. Presentándose a sí mismo como el catalizador de una ruptura radical con el pasado, lo que le valió el apodo de «El Follonero» (Il Rottamatore), y adoptando un estilo de liderazgo populista y altamente personalista, Renzi se comprometió a llevar a cabo un amplio programa de reformas con el fin de reactivar la economía y renovar el sistema político italiano. Como veremos más adelante, también se comprometió a reformar la rai. Según sus críticos, las reformas de Renzi o han quedado cortas o, como en el caso de la reforma del sistema electoral y las reformas constitucionales, han sido profundamente erróneas. A mediados de 2016, habiendo estado en el cargo durante más de 18 meses, la economía italiana, aunque mostraba algunos signos de mejora, aún no se había recuperado.

    A continuación pasaremos a considerar el impacto que la crisis económica ha tenido en el sector de los medios de comunicación italianos, un sector tradicionalmente muy dependiente de los ingresos de la publicidad, una fuente de recaudación particularmente vulnerable a las crisis económicas.

    3. Impacto de la crisis en el sector mediático

    Los efectos de la crisis económica comenzaron a hacerse sentir en el sector de los medios de comunicación italianos a partir de 2010. Según las cifras proporcionadas por el regulador de comunicaciones italiano (agcom, 2016), los ingresos totales de publicidad del sector, después de haber crecido de forma constante hasta 2009, cayeron en un 22 %, casi una cuarta parte, entre 2010 y 2015: pasaron de 8,8 a 6,9 mil millones de euros. La única excepción a esta tendencia negativa fue la publicidad online, que en el mismo período creció un 45 % (pero partiendo de una base baja). Sin embargo, el crecimiento de los ingresos por publicidad online, con un total de 1,7 mil millones de euros en 2015, no compensó el descenso experimentado por los medios tradicionales. Además, al igual que en otros mercados nacionales, los principales beneficiarios del aumento de los gastos de la publicidad online fueron los nuevos intermediarios digitales (especialmente Google, con mucho el actor más dominante en el mercado de la publicidad online, y a cierta distancia, Facebook), en lugar de los proveedores de contenido de medios.

    Los ingresos por pago directo de los consumidores,

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