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Vivencias de un lector. Volumen 2: Comentarios, cuentos, crónicas y recuerdos del Consejo de Defensa del Estado
Vivencias de un lector. Volumen 2: Comentarios, cuentos, crónicas y recuerdos del Consejo de Defensa del Estado
Vivencias de un lector. Volumen 2: Comentarios, cuentos, crónicas y recuerdos del Consejo de Defensa del Estado
Libro electrónico309 páginas3 horas

Vivencias de un lector. Volumen 2: Comentarios, cuentos, crónicas y recuerdos del Consejo de Defensa del Estado

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Jorge Baeza pertenece a una estirpe en extinción: la de los lectores voraces, aquellos a los que ningún texto les es indiferente y, con la misma devoción, abordan tanto un clásico de la literatura como al más contemporáneo de los autores. Y, todo ello, desde una mirada desprejuiciada y culta, que le permite llegar, quizás, hasta el sentido más profundo de lo que lee.
En esta nueva entrega, continuación de la anterior, el autor recoge lo leído y escrito entre 2007 y 2012: aparecen nuevamente sus comentarios literarios, así como algunos cuentos breves que no desconocen el humor ni las reminiscencias mitológicas.
Además, se incluyen algunas «Crónicas valdivianas» que, apegadas a la realidad histórica, reconstruyen algunas vivencias y relatos procedentes de la tierra de la que es oriundo.
Finalmente, y luego de las reflexiones agrupadas en «Caleidoscopio literario», Jorge Baeza relata algunos hechos y anécdotas que le tocó vivir en sus 47 años de vida profesional dedicados al Consejo de Defensa del Estado.
IdiomaEspañol
EditorialRIL editores
Fecha de lanzamiento26 jul 2023
ISBN9789560114457
Vivencias de un lector. Volumen 2: Comentarios, cuentos, crónicas y recuerdos del Consejo de Defensa del Estado

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    Vivencias de un lector. Volumen 2 - Jorge Baeza Asenjo

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    Jorge Baeza Asenjo

    Vivencias de un lector

    Comentarios, cuentos, crónicas y recuerdos del Consejo de Defensa del Estado

    Volumen 2

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    Vivencias de un lector Vol. 2

    Comentarios, cuentos, crónicas y recuerdos

    del Consejo de Defensa del Estado

    Primera edición: mayo de 2013

    © Jorge Baeza Asenjo, 2013

    Registro de Propiedad Intelectual

    Nº 222.539

    © RIL® editores, 2013

    Los Leones 2258

    cp 7511055 Providencia

    Santiago de Chile

    Tel. Fax. (56-2) 22238100

    ril@rileditores.com • www.rileditores.com

    Composición, diseño de portada e impresión: RIL® editores

    Epub hecho en Chile • Epub made in Chile

    ISBN 978-956-284-977-7

    Derechos reservados.

    Dedico este libro a mis cinco nietos,

    en la esperanza de que algún día

    se interesen por su lectura.

    Nada puede ya decirse que no se haya dicho antes.

    (Terencio, Eunuchus, prol. 41)

    Palabras liminares

    El año 2007 publiqué mi primer libro, Vivencias de un lector, RiL Editores , libro que recoge gran parte del material literario que escribí desde el año 1961. Es decir, prácticamente 46 años de escritura con comentarios literarios, algunos cuentos, crónicas, reflexiones y algo de poesía. Obsequié gran parte de esos ejemplares.

    Ahora, cinco años después, publico lo escrito en el período que va del año 2007 al año 2012. Este segundo libro sigue en buena medida la onda del anterior, pero con algunas novedades: suprimí la poesía e incorporé unas crónicas valdivianas que me perseguían desde hace mucho tiempo e incorporé un capítulo con recuerdos del CDE, institución de la cual me retiré por jubilación a principios del año 2011.

    Naturalmente, este libro puede leerse con total independencia del primero. Lo que se persigue es siempre lo mismo: difundir, aunque sea en una modesta medida, la lectura, que es y seguirá siendo la base de la cultura, pues un hombre sin cultura pierde mucho de su humanidad. Espero que la lectura de este libro pueda ayudar en algo.

    Primera parte

    Comentarios literarios

    Paul Cartledge

    Alejandro magno

    (Editorial Crítica, 2009)

    Paul Cartledge, profesor de historia de Grecia en la Universidad de Cambridge y autor de numerosos libros sobre el mundo griego antiguo, es autor también del libro Los Griegos – Encrucijada de la Civilización (Ed. Crítica). El libro consta de quince capítulos, el último de los cuales está dedicado a Alejandro de Macedonia o Alejandro Magno.

    Alejandro nació el año 356 A.C. y fueron sus padres Filipo II de Macedonia y Olimpia, matrimonio real bastante conflictivo, pues Olimpia era una mujer apasionada y ambiciosa y Filipo, por su parte, era un hombre «terco y pragmático», según el decir del autor. El propio Alejandro consideraba a su madre una «persona difícil». Por su parte, Filipo II, el padre de Alejandro, llegó a acumular siete esposas en veinte años, siendo Olimpia la principal de ellas, posición que siempre defendió con su acostumbrada pasión y llevando a cabo, en su caso, las maquinaciones que fuesen necesarias para conservar su poder.

    Filipo II, preocupado por la educación de su hijo y sucesor en el trono, mandó llamar a su amigo Aristóteles para que se desempeñara como tutor y maestro de su hijo. Cabe recordar que el padre de Aristóteles (Nicómaco) había sido médico de la Corte de Amintas, el padre de Filipo.

    Cuando Alejandro frisaba los veinte años Filipo murió asesinado. Dice el autor que el «dedo acusador» se dirigía hacia Alejandro, una posibilidad que no es descartable, pues obviamente él, como heredero, era el sucesor de su padre, aunque versiones más modernas se inclinan más bien en que la orden de asesinato pudo provenir de Olimpia, para beneficio de Alejandro y, naturalmente, también para el suyo propio.

    En la historia de Roma vamos a ver algunos siglos después, acontecimientos parecidos. Lo concreto es que Alejandro es aclamado rey de Macedonia y el año 334 a.C. (tenía 22 años) parte a conquistar el imperio persa «para no volver nunca a pisar el suelo macedonio». Increíble: Alejandro nunca volvió a su patria.

    Una vez en el trono, Alejandro inicia sus campañas, primero hacia Grecia central y luego hacia el Norte, llegando hasta el Danubio, como frontera norte de su soberanía. Después de ello, hacia el año 334 a.C., inicia su avance militar en Asia, venciendo a las tropas persas del Rey Darío III y apoderándose de Tiro. El año 332 a.C., luego de conquistar Egipto, traza los cimientos de la que sería «la mayor capital del mundo helenístico griego», la ciudad de Alejandría.

    Y así siguió avanzando hacia el oriente, ampliando territorialmente su imperio, hasta llegar a la actual Pakistán, todo ello, como es dable imaginar, luego de enormes esfuerzos. Finalmente, se produjo un motín que lo obligó a dar vuelta en dirección Sur, alcanzando la desembocadura del río Indo, para volver a Persia. Alejandro murió en junio del año 323 a.C. en Babilonia. Tenía 33 años y había conquistado «medio mundo».

    Según el autor, no es probable que haya muerto envenenado, como se rumoreó, sino más bien por efectos de una infección, sin olvidar, agrega el autor «sus prodigiosas ingestas de alcohol». Parece claro que Alejandro Magno, además de ser un militar y estratega excepcional, llevaba en su ego el sentirse como un héroe homérico, un Aquiles, o incluso un semidiós. Su megalomanía resulta más que evidente y más adelante la historia se encargará de mostrarnos casos similares.

    A su muerte, su imperio se desvaneció. Nadie podía sucederle o heredarlo, pero, como dice el autor, «…su legado de helenismo, lejos de extinguirse en el año 323, continuó hasta florecer en todo tipo de lugares, incluso en los rincones más insólitos y en todo tipo de manifestaciones diferentes». Un buen ejemplo de ello, agrega el autor, es que el Nuevo Testamento se escribiera en griego, no obstante sus autores eran judíos palestinos. Otras muestras son el museo y la biblioteca de Alejandría, fundadas por Ptolomeo, amigo de juventud de Alejandro. Ptolomeo secuestró el cadáver de Alejandro y le dio sepultura en Alejandría.

    Como dijimos al inicio, con este Capítulo Paul Cartledge, cierra su libro Los Griegos. Los 14 capítulos anteriores constituyen un verdadero viaje por la historia griega desde Homero hacia adelante, dedicando cada uno de estos capítulos a un personaje fundamental en la historia de Grecia. Se trata de un libro histórico, apoyado en abundante bibliografía, extremadamente ameno y escrito con la precisión de un maestro. Un gran libro.

    01.12.07

    Cyril Conolly

    Obras selectas

    (Editorial Lumen, 2005)

    Cyril Conolly (1903-1974) nació en Coventry (Inglaterra) y se educó en Eton y Oxford. En la década del 30 empezó a escribir críticas en revistas y periódicos y en 1936 escribió una novela (The Rock Poll). En 1938 apareció su libro más importante, Enemigos de la promesa.

    El presente volumen editado por Editorial Lumen contiene sus Obras Selectas, entre ellas, Enemigos de la promesa, Una situación difícil y La tumba inquieta. Entre los años 1939 y 1959 dirigió la revista «Horizon». En 1944 publicó La tumba inquieta. Desde fines de los años 40 hasta su muerte se dedicó principalmente a la crítica en el «Sunday Times», «donde llegó a ser la firma más respetada y temida». De estas obras, todas muy lúcidas e interesantes, me resultó particularmente atractiva La tumba inquieta, de la que a continuación extraigo algunos pensamientos o reflexiones del autor, con mis comentarios.

    1.- «De hecho, a medida que envejecemos, descubrimos que las vidas de la mayor parte de los seres humanos no valen nada, excepto en la medida en que contribuyen al enriquecimiento y la emancipación del espíritu».

    COMENTARIO: Qué lúcida resulta esta reflexión de Conolly. Lo único verdaderamente importante en la vida de un individuo es su engrandecimiento espiritual. Lo demás vale muy poco.

    2.- «No creo en su divinidad, pero es imposible no creer en su grandeza, su majestad, su intuición fatalista, y en esa combinación de sabiduría práctica y grandeza de visión que es lo único que puede salvar al mundo.

    COMENTARIO: Esta es la visión que Conolly tiene de Cristo y que yo comparto plenamente.

    3.- «El secreto de la felicidad (y por tanto el éxito) es estar en armonía con la existencia, estar siempre tranquilo, siempre lúcido, siempre receptivo, , dejar que cada ola de la vida nos empuje un poco más hacia la orilla».

    COMENTARIO: La «armonía» es el ideal de toda vida. Es la «gemütlichkeit» de los germanos. Para llegar a ella hay que saber buscarla, con algo de inteligencia y mucha paciencia.

    4.- «Las amistades que duran son aquellas en las que ambos amigos respetan la dignidad del otro hasta el punto de realmente no querer nada de él. Por lo tanto, un hombre con sed de poder no puede tener amigos. Es como un niño con un machete. Lo prueba con flores, lo prueba con palos, lo prueba con muebles, y por último lo rompe contra una roca».

    COMENTARIO: Inteligente visión de la amistad, tan cara y difícil entre los hombres, probablemente por su acendrado egoísmo. Para un hombre egoísta (y la inmensa mayoría lo es) resulta muy difícil poder cultivar la amistad, que supone generosidad y entrega.

    5.- «Una mujer que no finja sumisión nunca podrá hacer feliz a un hombre, y por tanto no podrá ser ella misma feliz. Nunca ha habido una sufragista feliz».

    COMENTARIO: Reflexión venenosa, pero certera. El ideal de pareja, por cierto, es que ambos se quieran y se respeten mutuamente.

    6.- «La vida es un laberinto en el que tomamos el camino equivocado antes de aprender a caminar».

    COMENTARIO: Ironía digna de Oscar Wilde.

    7.- «Cuanto más veo de la vida, más percibo que solo a través de la comunión solitaria con la naturaleza puede uno obtener una idea de su riqueza y significado».

    COMENTARIO: A medida que avanzo en la vida me doy cuenta cada vez más de la profundidad de una reflexión como ésta. El ideal de vida es acercarse lo más posible a la naturaleza y no a las «cosas», que terminan por abrumarnos y ahogarnos, haciéndonos cada vez más infelices.

    8.- «Dentro de todo hombre obeso hay uno delgado que gesticula violentamente para que le dejen salir».

    COMENTARIO: Ironía genial, que solo podía emanar de un inglés.

    9.- «Del mismo modo que las luces del penal palidecen cuando se activa la silla eléctrica, así tiembla nuestro corazón ante un suicidio, ya que no hay ningún suicidio del que la sociedad entera no sea parcialmente responsable».

    COMENTARIO: Cien por ciento de acuerdo.

    18.01.08

    Ismael kadaré

    Esquilo, el gran perdedor

    (Editorial Siruela, 2006)

    Ismael Kadaré (1936), es un escritor y ensayista de origen albanés que el año 1985 escribió un ensayo titulado Esquilo, el gran perdedor (Siruela).

    Esquilo es considerado el «padre de la tragedia». Escribió alrededor de 90 obras, pero a nuestros días solo llegaron siete obras completas. En ese sentido, para el autor, Esquilo es «el gran perdedor», pues será imposible un estudio completo sobre la obra de este genial dramaturgo, ante la ausencia de gran parte de su obra.

    Destaca el autor la preocupación de Esquilo por el Derecho, es decir, por la relación entre lo que es justo y lo que no lo es. Dice Kadaré que, por ejemplo, en su obra cumbre (de las siete que subsisten), La Orestíada, Esquilo, además de escritor, hubo de transformarse en «juez de sangre», comprometiéndose así, a través de su obra, en el conflicto atroz que argumenta esa tragedia de odios, represalias y sangre, mucha sangre.

    Agrega el autor que «sabemos menos de Esquilo que de Homero», pues este último, al menos, logró hacernos llegar su obra, a diferencia de Esquilo, que no dejó ni siquiera el 10% de sus dramas.

    Surge la pregunta de cómo se produjeron estas pérdidas que fueron naturalmente buscadas por cientos de años. Por una parte puede deberse –según el autor– a una fuerte censura imperante en la época. «No es casual que Platón despreciara a los poetas…» dice Kadaré, al punto que Esquilo terminó por alejarse de Atenas. Lo importante es que la obra de Esquilo, junto con Eurípides y Sófocles, logró llegar a Roma, en tiempos del Emperador Adriano. El resto de la obra esquiliana sencillamente pasó al olvido.

    También puede haber influido en ello la aparición de las grandes religiones monoteístas (cristianismo e islamismo) que, por así decirlo, se «apropiaron» del Cielo, obviamente en perjuicio de toda la mitología. Si no es por los monasterios medievales, que fueron el refugio de miles de manuscritos antiguos, es probable que muy pocos de esos escritos habrían llegado a nuestros días.

    Como dice Kadaré: «A nosotros solo nos resta agradecer al destino que siete de las tragedias se salvaran». De lo contrario, solamente habríamos conocido a Esquilo de nombre.

    La obra principal de Esquilo (de las siete rescatadas) es su famosa trilogía Orestíada conformada por Agamenón, Las Coéforas y Las Euménides y que, como es sabido, trata sobre la muerte de Agamenón (el rey de reyes) a manos de su esposa, Clitemnestra, la venganza de Orestes, mediante el asesinato de su madre y de su amante y su posterior purificación.

    Señala el autor que «la idea de Esquilo de que el crimen engendra crimen está subrayada en esta obra más claramente que en parte alguna». También destaca la influencia de la mitología albanesa en la griega, dada la vecindad de ambos territorios y que se aprecia particularmente en la Orestíada.

    Otro aspecto muy interesante que destaca el autor de este Ensayo es que Esquilo «es más preciso» que el propio Homero al señalar como principal causa de la guerra troyana la vulneración de la hospitalidad, ilícito de la mayor trascendencia y gravedad para los balcánicos y muy en particular para los albaneses, para quienes «la afrenta inferida al amigo jamás se perdona» y esa afrenta, obviamente, la cometió Paris.

    Se trata, sencillamente, de un ensayo notable de este destacado autor albanés, que no puede pasar inadvertido para los amantes de los clásicos.

    18.05.08

    Publicado en El Diario Austral Región de los Ríos

    de Valdivia el 10 de agosto de 2008.

    José martí

    Diarios

    (Galaxia Gutenberg, 1997)

    José Martí (1853-1895), líder de la independencia cubana, fue además un gran literato. Autor de novelas y poesías, ensayos y artículos periodísticos (cartas de Nueva York).

    Vivió gran parte de su vida en el exilio, pero como dice el gran novelista cubano Cabrera Infante, «es el más cubano de los cubanos».

    Entre las obras que componen su gran legado intelectual y literario están sus Diarios (Galaxia Gutenberg) que escribió entre los meses de febrero y mayo de 1895. El 19 de mayo, Martí murió víctima de las balas enemigas en una escaramuza en la localidad de Dos Ríos. Volviendo a Cabrera Infante, Martí «buscaba la muerte romántica en el campo de batalla y se apresuró a encontrarla en la primera escaramuza porque la esperaba hacía tiempo y desesperaba de estar vivo».

    Para apreciar la extraordinaria calidad literaria de estos Diarios del héroe cubano, reproduciremos a continuación algunas de las descripciones de personas y paisajes que en ellos se contienen y que, en algunos momentos, se elevan de la prosa para entrar en la poesía, todo ello escrito en plena campaña, bajo las inclemencias de la lluvia y del sol abrasador.

    1.- 14 de febrero

    «A don Jacinto, de perfil rapaz, le echa adelante las orejas duras el gorro de terciopelo verde: a las sienes lleva parches: el bigote, corvo y pesado, se le cierra en la mosquilla: los ojos ahogados se le salen del rostro, doloroso y fiero: la medias son de estambre de color de carne, y las pantuflas desteñidas, de estambre roto».

    2.- 2 de marzo

    «Mi pobre negro haitiano va delante de mí. Es un cincuentón zancudo, de bigote y pera, y el sombrero deshecho, y el retazo de camisa colgándole del codo, y por la espalda un fusil de chispa, y la larga bayoneta».

    3.- 3 de marzo

    «Me voy a pelar, a la mísera barbería de Martínez, en la calle de la Playa: él reluce de limpio, chiquitín y picante, en la barbería empapelada a retazos, con otros de mugre, y cromos viejos: y el techo muy alto, de listones de lienzo, seis rosas de papel».

    4.- 6 de marzo

    «Oigo un ruido, en la calle llena del sol del domingo, un ruido de ola, y me parece saber lo que es.

    ¡Es! el fustán almidonado de una negra que pasa triunfante, quemando con los ojos, con su bata limpia de calicó morado oscuro, y la manta por los hombros. La haitiana tiene piernas de ciervo. El talle natural y flexible de la dominicana da ritmo y poder a la fealdad más infeliz. La forma de la mujer es conyugal y cadenciosa».

    5.- 1 de abril

    «A paso de ansia, clavándonos de espina, cruzábamos, a la media noche oscura, la marisma y la arena».

    «Del mar se oye la ola, que se exhala en la playa; y se huele a sal».

    6.- 3 de abril

    «Pasan volando por lo alto del cielo, como grandes cruces, los flamencos de alas negras y pechos rosados».

    7.- 5 de abril

    «El cuello fino, y airoso, le sujetaba la cabeza seca: le reían los ojos, sinceros y grandes: se le abrían los pómulos, decidores y fuertes: por los cabos de la boca, desdentada y leve, le crecían dos rizos de bigote: en la nariz, franca y chata, le jugaba la luz».

    8.- 18 de abril

    «…entre los nidos estridentes, oigo la música de la selva, compuesta y suave como de finísimos violines; la música ondea, se enlaza y desata, abre el ala y se posa, titila y se eleva, siempre sutil y mínima; es la miríada del son fluido: ¿qué alas rozan las hojas? ¿Qué violín diminuto y oleadas de violines, sacan son, y el alma, a las hojas? ¿Qué danza de almas de hojas?»

    9.- 25 de abril

    «Tiro graneado, que retumba: contra tiros velados y secos. Como a nuestros mismos pies es el combate; entran, pesadas, tres balas que dan en los troncos».

    10.- 1 de mayo

    «El sol brilla sobre la lluvia fresca; las naranjas cuelgan de sus árboles ligeros: yerba alta cubre el suelo húmedo: delgados troncos blancos cortan, salteados, de la raíz al cielo azul, la selva verde, se trenza a los arbustos delicados el bejuco, a espiral de aros iguales, como de mano de hombre, caen a la tierra de lo alto, meciéndose al aire, los cupeyes: de un curujey, prendido a un jobo, bebo el agua clara: chirrían, en pleno sol los grillos».

    11.- 7 de mayo

    «Quintín, sesentón, con la cabeza metida en los hombros, troncudo el cuerpo, la mirada baja y la palabra poca, nos recibe a la puerta del rancho: arde de la calentura: se envuelve en su hamaca: el ojo, pequeño y amarillo, parece como que le viene de hondo, y hay que asomarse a él: a la cabeza de su hamaca hay un tamboril».

    12.- 9 de mayo

    «…entramos al bosque claro, de sol dulce, de arbolado ligero, de hoja acuosa».

    13.- 12 de mayo

    «El hombre es fornido, y viril, de trabajo rudo, y bello mozo, con el rostro blanco ya rugoso, y barba negra corrida».

    14.- 14 de mayo

    «….y al descubrirse le veo el noble rostro, frente alta y fugitiva, combada al medio, ojos mansos y firmes, de gran cuenca; entre pómulos anchos, nariz pura; y hacia la barba aguda la pera canosa: es heroica la caja del cuerpo, subida en las piernas delgadas: una bala, en la pierna: él lleva permiso de darle carne al vecindario; para que no maten demasiada res. Habla suavemente; y cuanto hace tiene inteligencia y majestad».

    15.- 16 de mayo

    «…lluvia, escribir, leer».

    16.- 17 de mayo

    «Rosalío, en su arrequín, con el fango a la rodilla, me trae, en su jaba de casa, el almuerzo cariñoso: «por usted doy mi vida».

    Dos días después, Martí muere en batalla. Como mueren los héroes. Dejó para la posteridad un legado de heroicidad y de belleza que perdurará en

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