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Exiliados por Amor
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Exiliados por Amor
Libro electrónico364 páginas4 horas

Exiliados por Amor

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En este romance invitamos al lector a un emocionante viaje en el tiempo y en el espacio, acompañando la trayectoria de Ernesto. Habitante de un orbe del sistema de Capela, en el momento en que este sufría las mismas transformaciones que hoy alcanzan a nuestro planeta, él es exiliado de su mundo y enviado

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento29 jul 2023
ISBN9781088232491
Exiliados por Amor

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    Exiliados por Amor - Sandra Carneiro

    Exiliados por Amor

    Psicografía de

    Sandra Carneiro

    Por el espíritu

    LUCIUS

    Traducción al Español:

    J.Thomas Saldias, MSc.

    Trujillo, Perú, Marzo 2020

    Título Original en portugués:

    Exilados por Amor © Sandra Carneiro, 2007

    Revisión:

    Marcia Alberco Ramos

    Anthony Ucaña Meza

    World Spiritist Institute       

    Houston, Texas, USA       

    E–mail: contact@worldspiritistinstitute.org

    Sinopsis:

    En este romance invitamos al lector a un emocionante viaje en el tiempo y en el espacio, acompañando la trayectoria de Ernesto. Habitante de un orbe del sistema de Capela, en el momento en que este sufría las mismas transformaciones que hoy alcanzan a nuestro planeta, él es exiliado de su mundo y enviado a la Tierra.

    Al dar testimonio sobre algunas etapas de la caminata de este espíritu, pasando por el antiguo Egipto y más tarde viviendo como importante personaje en la época en la que Jesús estuvo encarnado entre nosotros, vamos a reflexionar sobre el estado de perplejidades en que se encuentra la humanidad terrena y sobre el impacto de los cambios planetarios en nuestras vidas, tal cual nos avisaran escritos bíblicos, profecías y mensajes mediúmnicos, en diferentes ocasiones. Ahora la ciencia comprueba, día a día que ya se inició el proceso de transición de la Tierra y es imprescindible despertar.

    Un día este mundo será de paz y armonía, amor y prosperidad. No habrá más guerras y la fraternidad dominará nuestro orbe. Las Leyes de Dios estarán latiendo en todos los corazones. Nos cabe, a cada uno de nosotros, valerosamente, empeñarnos en contribuir con nuestra parte, permaneciendo en la Tierra y trabajando al lado de Jesús, para que así podamos rescatar nuestras almas asumiendo nuestro destino glorioso rumbo al Creador.

    Lucius

    De la Médium

    Sandra Carneiro, nacida en mayo de 1963, está casada y vive en la ciudad de Atibaia, SP. A los catorce años, y aun sin conocer los principios espíritas, tuvo su primera experiencia con la psicografía, recibiendo un libro infantil

    Posteriormente, después de unos años de dedicarse a los estudios de la Doctrina Espírita, tuvo la oportunidad de iniciar el trabajo de la psicografía a través de la novela Cenizas del Pasado, dictada por el espíritu Lucius, de quien también recibió las obras Renascer de la Esperança, Exiliados por Amor y Jornada de los Ángeles. Ya en sociedad con el espíritu Bento José, psicografió las novelas Luz que nunca se va y Luz que consuela a los afligidos.

    Participa en las actividades del Centro Espírita Casa Cristã da Prece y del Grupo de Asistencia Casa do Pão - entidad destinada a servir a la comunidad necesitada del barrio Maracanã, en Atibaia -, donde colabora con los hermanos de un ideal evolutivo.

    Del Traductor

    Jesus Thomas Saldias, MSc., nació en Trujillo, Perú.

    Desde los años 80's conoció la doctrina espírita gracias a su estadía en Brasil donde tuvo oportunidad de interactuar a través de médiums con el Dr. Napoleón Rodriguez Laureano, quien se convirtió en su mentor y guía espiritual.

    Posteriormente se mudó al Estado de Texas, en los Estados Unidos y se graduó en la carrera de Zootecnia en la Universidad de Texas A&M. Obtuvo también su Maestría en Ciencias de Fauna Silvestre siguiendo sus estudios de Doctorado en la misma universidad.

    Terminada su carrera académica, estableció la empresa Global Specialized Consultants LLC a través de la cual promovió el Uso Sostenible de Recursos Naturales a través de Latino América y luego fue partícipe de la formación del World Spiritist Institute, registrado en el Estado de Texas como una ONG sin fines de lucro con la finalidad de promover la divulgación de la doctrina espírita.

    Actualmente se encuentra trabajando desde Peru en la traducción de libros de varios médiums y espíritus del portugués al español, así como conduciendo el programa La Hora de los Espíritus.

    PRÓLOGO

    La investigación dirigida por James Hansen, de la NASA, publicada en octubre de 2006 en la revista PNAS (de la Academia Nacional de Ciencias de los EE. UU.), constata que en las últimas tres décadas la Tierra se ha calentado más que en toda la era industrial. El aumento fue de 0.2 °C por década, una aceleración sin precedentes que pone fin a la esperanza de estabilización del clima.

    El investigador afirma que, si el calentamiento alcanza más de 2°C o 3°C, es probable que veamos cambios que harán de la Tierra un planeta diferente al que conocemos hoy. La última vez que el planeta estaba tan caliente fue hace 3 millones de años durante el Plioceno, cuando el nivel del mar era 25 metros más alto que hoy.

    El Informe Stern, dirigido por Nicholas Stern (ex economista jefe del Banco Mundial), publicado en octubre de 2006, muestra que la evidencia científica del calentamiento global es impresionante y decisiva.

    Según el informe, el incremento de la temperatura global y el consiguiente aumento del nivel del mar, debido a la expansión del océano y al derretimiento de los glaciares de tierra firme, podrían causar inundaciones que obligarán a casi 100 millones de personas a abandonar las regiones costeras. En el otro extremo, el aumento de las sequías en algunos países también podría crear millones de lo que el estudio llama refugiados climáticos.

    El primer ministro británico, Tony Blair, quien encargó el informe, dijo: "Este desastre no va a suceder en un futuro lejano de ciencia ficción, sino aun durante la generación actual."

    La ciencia solo comprueba, día a día, lo que varios textos bíblicos, profecías y mensajes mediúmnicos ya han advertido cómo las calamidades que caerán sobre la Tierra, trayendo días de tormento y perplejidad:

    "Porque entonces habrá una gran aflicción, como nunca ha habido desde el comienzo del mundo hasta ahora, ni la habrá." (Mateo, 24:21).

    "E inmediatamente después de la aflicción de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su luz, y las estrellas caerán del cielo, y los poderes de los cielos se sacudirán." (Mateo, 24:29).

    "Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existía." (Apocalipsis, 21: 1).

    Los períodos de purga también se prescriben en esta planificación inmensa. Cuando los orbes se acercan a estos períodos, entran en una fase de transición durante la cual la cual aumenta en gran medida intensidad física y emocional de la vida de los espíritus encarnados allí, casi siempre con un bajo contenido vibratorio, una vibración que se proyecta malévolamente en el aura propia del orbe y en los planos espirituales adyacentes, y se produce una ola de magnetismo dañino, que genera un proceso, casi siempre violento y drástico, de purificación general. Estamos ahora en pleno régimen de uno de aquellos períodos.(Extracto de mensaje mediúmnico, extraído del libro Exilados da Capela, de Edgard Armond)

    "Era la luz de los hombres, la luz brillaba en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron." (Juan, 1: 4– 5).

    Por lo tanto, entendemos que es esencial despertar ante los eventos que involucran a nuestro mundo. Jesús continúa con sus amorosos brazos abiertos, esperando por nosotros, por nuestra decisión de seguirlo y amarlo, rescatando nuestras almas y construyendo definitivamente un futuro de gloria.

    No demoremos más; no desperdiciemos nuestro precioso tiempo y, la gran oportunidad que Dios nos ofrece, aquí y ahora.

    Está en nuestras manos, amigo lector, la decisión de compartir con el Divino Maestro la construcción del Reino de Dios en la Tierra, y así salvarnos de mayores dolores y sufrimientos. Él nos quiere a su lado, pero para eso es necesario luchar con aquello que nos separa del Creador y sus leyes perfectas, que el Buen Pastor vino a ejemplificar.

    Es necesario trascender este momento y ver, un poco más lejos, nuestro origen divino y nuestro destino glorioso.

    Lucius

    1ª Parte

    "Hace muchos miles de años, uno de los orbes del sistema estelar Capela, en la Constelación Auriga (o del Cochero), ubicado a unos 42 años luz de la Tierra, atravesaba por un momento importante de transformación, la cual consistía en la transición de un mundo de expiación y pruebas a mundo de regeneración.

    A través de incesantes esfuerzos evolutivos, el pueblo había alcanzado una nueva etapa para el orbe, en la cual ya no se podía albergar más a aquellos que insistían en oponerse al bien y a la luz. Esos millones de espíritus rebeldes y recalcitrantes en el mal, fueron entonces, por decisión de altas entidades que dirigen el Cosmos, exiliados de su mundo y enviados a la Tierra, un orbe primitivo y en el comienzo del desarrollo.

    En la Tierra, aquellas almas que se habían negado a rendirse ante el Creador del Universo, tendrían una nueva oportunidad, a través del dolor y del sufrimiento al que serían sometidos por las condiciones naturales del planeta en formación, de esa manera podrían pulir sus sentimientos y, finalmente, aceptar su glorioso destino, camino a Dios."

    CAPÍTULO 1

    Como si no fuera suficiente esa correría a la que se acostumbrara, Ernesto realizaba aun más actividades. La familia le exigía constantemente su presencia; todas las mañanas Elvira preguntaba:

    – ¿Será posible que hoy regreses más temprano, querido? Los muchachos te han extrañado mucho y yo también...

    – ¡Cómo te quejas, Elvira! Hemos estado juntos todos los fines de semana y he tratado de prestar más atención a nuestros hijos.

    – ¡Sé honesto contigo mismo, querido! Tus fines de semana siempre están ocupados con reuniones de negocios, ya sea con personal de la oficina o del laboratorio; ¡siempre estamos rodeados de otras personas! ¡Querido, tus hijos extrañan tu compañía!

    Ernesto besó su mano y sonrió, sin decir nada. Bajó por el ascensor expreso, directamente al automóvil aéreo, y partió hacia la fundación que presidía. Estaba completamente absorto en la inquieta aspiración de encontrar una manera de extinguir el mayor sufrimiento humano: la muerte.

    Este era el objetivo final de sus investigaciones y experimentos. Desde hacía mucho tiempo el brillante y exitoso médico había cambiado la bata blanca de hospital por la bata de laboratorio que lo protegía de la radiación. Ya no atendía a pacientes enfermos, sino que ahora solo participaba de interminables reuniones con los investigadores y accionistas de la organización.

    Desde que obtuviera éxito con la clonación de seres humanos, cada día se sumaban más y más invitaciones en su escritorio y su dispositivo de intercomunicación; ya ni siquiera les contestaba. Sin embargo, la invitación más tentadora la recibió del centro de investigación en el que trabajaba: realizar todos y cada uno de los experimentos de clonación humana, sin límites de recursos y con la protección legal de un exitoso bufete de abogados e incluso jueces, para no así ser molestado por las instituciones que protestaban en oposición a los experimentos que utilizaban embriones humanos, entre otros.

    La noche en que ajustó los últimos detalles de la nueva empresa, regresó a casa eufórico.

    – Prepárate, Elvira, celebremos.

    – ¿Y qué pasó tan especial?

    – ¡Lo conseguí, Elvira, finalmente lo conseguí!

    – ¿Qué conseguiste, Ernesto? ¿Comenzarás otro experimento?

    – ¡Muchos, querida! De hecho, ¡presidiré la organización de investigación médica más grande del mundo! Sin restricciones y con total libertad para expandir mis experimentos hasta el infinito.

    Ella palideció y sintió que la sangre se le escapaba de la cara. Se apoyó en el primer mueble frente a él, casi desmayándose. Ernesto la ayudó:

    – ¿Qué pasó? ¿Qué estás sintiendo?

    Elvira no podía hablar. Con la ayuda de su esposo, se sentó en el sofá y apoyó la cabeza sobre las rodillas. Ernesto le masajeó el cuello y recuperó el color.

    – ¿Qué sucedió? No me digas que estás embarazada otra vez. Ella estaba seria, lo miró directamente a los ojos y respondió:

    – Sabes lo que pienso sobre tus experimentos, Ernesto. Nunca estuve de acuerdo con ellos y nunca lo estaré, incluso si vivo mil años. Solo Dios tiene poder sobre la vida y la muerte. Tus experimentos de clonación han ido en contra de mi voluntad, pero ahora es mucho peor: conozco tus intenciones. ¿Cuántos embriones se usarán para tratar de prevenir un evento absolutamente inevitable para cada hombre? Después de todo, ¿por qué la muerte te asusta tanto, Ernesto?

    – ¿De qué estás hablando? La muerte no me asusta en lo absoluto.

    – ¿Cómo no? ¿Entonces por qué quieres evitarla a toda costa? La muerte no es mala, Ernesto, es solo un cambio de estado de energía. Sabes que el alma continúa viviendo...

    – Aquí vienes de nuevo con estas historias de fantasía. Soy yo que debería estar molesto. Dejas de apoyarme, a mí, el investigador científico más reconocido en la actualidad, aclamado por la prensa y por toda la clase médica como el mejor director científico del siglo, homenajeado en el mundo enterpo por lo que he conquistado. Ni siquiera me acompañas a los eventos a los que asisto, donde generalmente soy prestigioso y esperado. ¿Y por qué? Solo para ir a tus reuniones místicas.

    Ahora la mirada de Elvira se había vuelto triste y las lágrimas empañaban sus hermosos ojos marrones. Miró a su esposo con extrema ternura y dijo:

    – Ernesto, Ernesto, juegas con fuego; sabes muy bien en lo que participo. Fuiste tú mismo quien me llevaste allí.

    – Pero fue hace mucho tiempo y ya cambié de opinión, ¡evolucioné! Ya no creo en nada de eso.

    – ¿Cómo puedes decir eso? ¿Qué te cegó, querido? ¿Qué pasó con ese joven soñador que conocí, lleno de esperanza y un deseo de cambiar el mundo?

    – ¿Y quieres un cambio más grande que el de dominar a la muerte? ¿Tener poder sobre ella?

    Ignorando lo que dijo su esposo, Elvira continuó:

    – Recuerdo muy bien la indiferencia que sentí cuando ingresamos a ese núcleo de estudios por primera vez. Había estudiado casi todas las religiones y ninguna de ellas me atraía. No había encontrado nada que respondiera a las preguntas más profundas del alma. Entonces me convenciste, con tu entusiasmo habitual, tu persistencia en argumentar...

    – Ya hemos hablado de esto antes. Ahora necesito ir a la cama porque tengo obligaciones que me esperan mañana –. De nuevo ella lo ignoró:

    – Pero cuando entré en esa pequeña habitación, sentí algo especial. Sé que abrí mi alma a la verdad y esta iluminó mi conciencia.

    – Eso es suficiente, Elvira. ¡Suficiente!

    – Nunca más fui la misma persona, Ernesto. La paz que me rodea es enorme. Sé que la muerte es solo una transformación por la que pasamos y, aunque nos separamos temporal y físicamente de aquellos que amamos, seguimos encontrándonos en sueños, en espíritu, en resumen...

    – Buenas noches, Elvira. ¡Esta conversación ya me aburrió!

    Ernesto le dio la espalda y, dejando a la mujer con las últimas palabras para morir en su garganta, desapareció en el largo pasillo que terminaba en la habitación de la pareja.

    Elvira observó con profunda tristeza cómo su esposo salía de la habitación. Se secó las lágrimas que ahora corrían por su rostro, juntó las manos y lloró amargamente por un momento. Ella no se dio cuenta que su hijo de quince años la estaba mirando. Fue solo cuando sintió su mano amorosa tocando su cabello que levantó su rostro, bañado en lágrimas:

    – No llores, mamá, no servirá. Él está completamente ciego. Cree que puede jugar a ser Dios...

    – No hables así, Henrique.

    – Pero es verdad. Sabes que es verdad. ¡Se está volviendo loco!

    – Logró muchas cosas...

    – ¿Y eso le hizo pensar que puede avanzar más y más, sin parar? Mamá, él ha ido demasiado lejos, lo sabes. Fuimos advertidos. Si no cambia, nada podrá ayudarlo.

    Abrazando a su hijo, Elvira dijo entre sollozos:

    – Tenemos que hacer algo, hijo, ¡tenemos que ayudarlo!

    – Mamá, cálmate. ¡Sé cuánto lo amas y yo también, pero no tenemos la fuerza para luchar contra su creencia ciega!

    – Debe haber alguna forma de ayudarlo; después de todo, ¡él ya creía tanto en las cosas buenas, en Dios, en el bien! Debe haber una manera de hacerlo redescubrir la verdad, el amor, el equilibrio...

    Henrique la abrazó con fuerza, luego sostuvo su rostro y dijo:

    – Doña Elvira, nunca te rindes con él, ¿verdad?

    – Mientras pueda pelear...

    – ¿Cuántos siglos llevan juntos, madre?

    – Por lo menos cinco, de eso estoy segura.

    – ¡Cinco siglos!

    – Tu padre es un hombre que tiene principios...

    – Mamá, no trates de mitigar sus defectos; está claro que tiene sus cualidades, pero el orgullo lo ciega cada vez más. ¡Desafortunadamente él piensa que puede hacer cualquier cosa! Además, ¿te das cuenta cómo cada día se aleja más de nosotros?

    Elvira asintió y el hijo continuó diciendo:

    – Solo parece satisfecho cuando es el centro de atención, frente al público, siendo aplaudido y alabado.

    – Es un hombre tan inteligente, Henrique...

    – ¿Y de qué sirve eso, madre? Incluso creo que se está haciendo daño...

    Con mucha tristeza, Elvira se quedó en silencio y solo atinó a entrelazar sus manos con las de su hijo.

    CAPÍTULO 2

    Pasaban los días y Ernesto se alejaba cada vez más del entorno familiar. Primero, comenzó a levantarse muy temprano y a salir antes de que la familia se levantara. Asimismo, por la noche regresaba muy tarde, evitando encontrarse con su esposa. Elvira estaba cada vez más preocupada por la actitud de su esposo, a pesar de que él ya había estado distante en otras ocasiones. Cuando estaba a punto de tener éxito con la clonación humana, había pasado dos semanas en el laboratorio trabajando día y noche, pero al menos se comunicaba de vez en cuando, dando noticias. Ahora parecía que algo era diferente; era como si Ernesto no quisiera tener contacto con ella.

    La semana siguiente, estuvo fuera de casa durante seis días. Elvira no pudo soportarlo, hizo lo que odiaba hacer: se arregló y fue al laboratorio.

    Ferdinando, el asistente, entró en la sala de pruebas y dijo al lado del oído de Ernesto:

    – Tu esposa está allá afuera.

    Sin apartar la vista de lo que estaba haciendo, el científico respondió:

    – Mándala de regreso a casa, dile que estoy muy ocupado y que hablo con ella por la noche.

    – Creo que es mejor que la recibas. Traté de decirle que estabas demasiado ocupado, pero ella insistió en verte de todos modos. No pude disuadirla. Conoces a tu esposa mejor que nadie. Elvira está muy decidida; cuando se le mete algo en la cabeza, nadie se lo quita. ¡A veces, ni siquiera tú!

    – Pues ve hasta allá y dile que estoy ocupado. Si quiere, que espere.

    Ferdinando transmitió el mensaje. Sin embargo, no convenció a Elvira para que se fuera. Ella insistió:

    – Espero todo el tiempo que sea necesario. En algún momento tendrá que salir a comer, ir al baño... No es posible que pase todo el tiempo dentro de la sala de pruebas...

    – Ernesto está muy involucrado con su investigación. Está seguro de que pronto encontrará la llave que abrirá el conocimiento para vencer a la muerte.

    – ¡Sabes que eso es imposible!

    – No, yo no sé. Si pudo clonar con éxito a un ser humano, ¿quién sabe de qué más es capaz esa mente brillante? Y no soy solo yo quien apuesta por Ernesto. Los accionistas de la industria farmacéutica que controla la fundación están invirtiendo millones, quizás miles de millones, en estos experimentos. Ellos también apuestan por él.

    – ¿Y cuánto se beneficiarán de la medicina que terminará con la muerte? Ahora, ya sabes cómo son estos empresarios: insensibles y ambiciosos. Solo piensan en el dinero y nada más. No puede ser así, Ferdinando. ¿Y dónde queda la ética?

    – ¿Qué ética, Elvira? La gente está muriendo y quiere dejar de morir. ¿Te imaginas un producto que venda más que esto? Si Ernesto tiene éxito, será el hombre más poderoso del mundo. Todos se inclinarán ante él.

    – Sí, los dueños del negocio serán aun más poderosos.

    – ¿Y qué crees que es Ernesto?

    Elvira estaba sorprendida por la pregunta. Reflexionó por unos momentos, tratando de entender a qué se refería Ferdinando; entonces le respondió:

    – Un médico, científico e investigador.

    Ferdinando sonrió con ironía:

    – Veo que no conoces a tu esposo, prima.

    Ligeramente impaciente con las sucesivas ironías del muchacho, ella preguntó:

    – Si lo conoces tanto, ¿qué más sabes que yo no sé?

    – Ernesto se convirtió en un accionista importante en la industria que controla la fundación.

    – ¿Como así? ¿Y de dónde sacó el dinero?

    – Mi primita ingenua, Ernesto se unió al negocio autorizando el uso de todos los resultados de cada etapa de la investigación, como lo desean los otros inversionistas.

    Ella palideció y guardó silencio. Ferdinando esperó una respuesta, pero Elvira guardó silencio. Se recostó en el cómodo sofá de la sala de estar de su esposo y, después de una larga pausa, reafirmó:

    – Me quedaré hasta que salga. En algún momento tendrá que suceder.

    Satisfecho con lo que había causado, Ferdinando se fue.

    Elvira esperó durante horas, sentada o paseándose por la habitación. Fue varias veces al corredor, sin ver señales de Ernesto, hasta que finalmente, se durmió en el sofá. Ni siquiera se dio cuenta de cuánto tiempo había pasado. Se despertó al escuchar voces en el pasillo, voces que susurraban:

    – Tráeme más de esto, lo necesitaré.

    – Ella está en su quinto mes de embarazo, es peligroso.

    – No te preocupes, Ernesto sabe lo que está haciendo. Ha hecho esto antes. Ella no quiere al niño, ¿verdad?

    – Son gemelos.

    – Mucho mejor. Mejor, así ganamos tiempo.

    – Insisto en que es arriesgado; esperemos a que llegue otra al comienzo del embarazo.

    – De ninguna manera. Necesitamos material para seguir con las investigaciones.

    – Está bien, pero la responsabilidad es completamente tuya.

    – Es nuestra. No tiene caso evadir ya que también eres responsable.

    Elvira reconocía una de esas voces, incluso en un susurro: era Ferdinando. Cuando se dio cuenta de que venían en su dirección, se desesperó. No podía dejarles saber que escuchó todo. Aunque se encontraba aturdida por lo que acababa de escuchar, trató de pensar y pedía en voz baja:

    – Dios mío, por favor, ayúdame. No permitas que me descubran aquí, por favor, ayúdame.

    Se agachó detrás del sofá y permaneció inmóvil. Alguien tocó la manija de la puerta y estaba a punto de abrirla cuando Elvira vio su bolso en la mesa de su esposo. A toda prisa, saltó sobre el sofá y se acostó, fingiendo dormir. Rápidamente, mientras Ferdinando encendía la luz de la habitación, hizo algunos ejercicios de relajación y control mental que conocía muy bien y en un segundo alcanzó un estado similar al del sueño profundo.

    Cuando encendió la luz, Ferdinando vio a su prima. Sospechoso, se acercó con cautela, buscando señales de que ella realmente se hubiera quedado dormida. Cuando se acercó mucho, se convenció de que dormía como un bebé. Levantó su bolso de la mesa y rebuscó en él. Miró el intercomunicador y comprobó si había hecho o recibido una llamada. Todo estaba bien. Elvira debe haber estado durmiendo durante mucho tiempo, pensó; después de todo, era casi de día.

    Se sentó junto a su prima y la sacudió sin piedad:

    – ¡Elvira, despierta, despierta! ¡Ve a dormir a casa!

    Elvira se despertó lentamente y se sentó. Luego la levantó, colocó la bolsa en sus brazos y dijo:

    – Vamos, tienes que irte a casa. Ernesto no vendrá a esta habitación en el corto plazo.

    Está metido en sus tareas y pasará el resto del día trabajando.

    Y, tirando de su prima por el brazo, terminó: 

    – Mi conductor te llevará a casa.

    – Pero mi auto...

    – Él te lo lleva más tarde.

    Elvira lo siguió y entró en el ascensor. Las puertas se estaban cerrando cuando Ferdinando las sostuvo y dijo:

    – No vengas más al centro de investigación, Elvira. Ahora Ernesto es un hombre demasiado importante como para pasar tiempo con una mujer que no lo apoya. Si cambias de opinión sobre las experiencias, házmelo saber; de lo contrario, que trabaje en paz.

    Soltó las puertas, y estas se cerraron de golpe. Cuando el elevador descendió, Elvira sintió que todo su cuerpo temblaba. Sin embargo, se controló a sí misma, consciente de que todo el edificio estaba siebdi monitoreado por un circuito interno de televisión.

    El regreso a casa fue

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