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Dulces sueños: cuentos infantiles volumen 1
Dulces sueños: cuentos infantiles volumen 1
Dulces sueños: cuentos infantiles volumen 1
Libro electrónico67 páginas41 minutos

Dulces sueños: cuentos infantiles volumen 1

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Información de este libro electrónico

Bienvenido a un mundo encantado donde las estrellas titilan y las lunas llenas brillan en el cielo nocturno. Este libro de cuentos infantiles es un viaje a través de historias mágicas, divertidas y enternecedoras que harán soñar a sus hijos. En estas páginas encontrarán personajes inolvidables como princesas, caballos alados, dragones, sirenas, animales que hablan y muchos más. Cada cuento está pensado para enseñar a los niños importantes lecciones de vida, como el respeto a los demás, el amor a la naturaleza, la importancia de perseguir tus sueños y mucho más.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento13 jul 2023
ISBN9798223964209
Dulces sueños: cuentos infantiles volumen 1

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    Dulces sueños - Alessandro Volga

    Alessandro Volga

    Título: Dulces sueños Volumen 1 - Cuentos infantiles para dormir

    Autor : Alessandro Volga

    ––––––––

    Derechos de autor © Alessandro Volga

    Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro sin la autorización del autor.

    Primera edición: enero de 2023

    El ratón Titus

    Érase una vez un ratoncito llamado Titus que vivía en una vieja casa de campo. Titus era un ratoncito muy curioso al que le encantaba explorar el mundo que le rodeaba.

    Una noche, mientras Tito caminaba por un sendero del bosque, se encontró con un simpático búho llamado Horacio. Horacio era un búho sabio y amable, y enseguida vio que Tito era un ratoncito muy valiente.

    ¿Qué haces aquí a estas horas, Titus?, preguntó Horacio.

    Estoy buscando algo interesante que hacer, respondió Tito.

    Ah, ya veo, dijo Horacio. Bueno, tengo una idea para ti. ¿Sabes que la luna está a punto de salir? Si te subes a mi espalda, te llevaré a la copa del árbol más alto del bosque, y podrás ver la luna cuando salga.

    Titus aceptó encantado la invitación de Horacio. Se subió al lomo del búho y juntos volaron hasta el árbol más alto del bosque. Allí, Titus admiró la belleza de la luna que se elevaba lentamente sobre el horizonte.

    ¡Es preciosa!, exclamó Titus.

    Sí, lo sé, dijo Horacio. Es una de las cosas más hermosas que se pueden ver.

    Tito y Horacio se quedaron mirando cómo salía la luna hasta que estuvo completamente en el cielo. Horacio volvió a llevar a Titus a casa, y el ratoncito se fue a dormir con el corazón lleno de asombro ante el mundo que le rodeaba.

    A partir de entonces, cada vez que Tito quería ver salir la luna, se acercaba al árbol alto del bosque, donde Horacio le esperaba para llevarle a ver el espectáculo de la naturaleza. Y así, Titus aprendió que, aunque era pequeño, podía ver cosas maravillosas si sólo tenía el valor de explorar el mundo que le rodeaba.

    Dino, el dinosaurio protector

    Érase una vez Érase una vez, en un mundo antiguo y lejano, un joven dinosaurio llamado Dino. Dino era un gran reptil prehistórico con una gruesa cola y piel escamosa. Vivía en un frondoso bosque verde junto a sus amigos, un brontosaurio llamado Bruno y un pterodáctilo llamado Goofy.

    Un día, mientras exploraban el bosque, Dino y sus amigos oyeron un fuerte estruendo. Era un terremoto. La tierra tembló bajo sus pies y las hojas de los árboles cayeron como lluvia.

    Dino y sus amigos huyeron hacia un gran barranco, con la esperanza de encontrar refugio. Pero cuando llegaron, se dieron cuenta de que el barranco era demasiado pequeño para ellos. Tuvieron que buscar otro lugar donde esconderse.

    Fue entonces cuando Dino vio un gran árbol con raíces que sobresalían de la tierra. Pensó que era lo bastante grande como para protegerle a él y a sus amigos. Así que, sin dudarlo, corrió hacia el árbol y se escondió entre las raíces.

    Pero el terremoto era cada vez más fuerte. Las raíces del árbol temblaban y Dino corría peligro de ser aplastado. Fue entonces cuando se dio cuenta de que había un pequeño huevo de dinosaurio a su lado. Dino no sabía de quién era, pero sabía que tenía que protegerlo.

    Así que Dino cogió el huevo y lo cubrió con su gran cuerpo, protegiéndolo de las raíces que caían. Y finalmente, cuando el terremoto amainó, Dino y

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