Ana: Tinta de Sangre
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Ana - Marcelo Roberto Galán Capel
ANA
Tinta de Sangre
El escritor siempre estuvo en mí,
desde los juegos,
desde mi primera experiencia de tiempo
y aquellas ganas de leer,
en mi cama recostado,
tras la ventana imaginando al mundo crecer,
y aquel amor duró hasta hoy.
A veces imagino que estos casi 50 años
no son más que un salto,
un recuerdo incesante de papel
en donde mi mano aún busca amorosamente,
a veces me deslizo hasta desplomarme en un verso,
y entonces me prolongo atento a las palabras
y justo ahí un libro,
uno de tantos,
y empiezo a sentir que mi cuerpo me lee,
que me acarician sus páginas,
que me besan sus títulos,
que huele a mí, como una mujer.
El escritor desde siempre fue todo,
soñar,
leer,
morir,
escribir,
resucitar y vuelta otra vez al mundo,
el escritor todavía me produce desaciertos,
una especie de encubridor de sentimientos,
quizá un ladrón de mis propias falencias,
sea como fuere es una pasión
que me invita a vivir enamorado.
El escritor no pasa por mi tiempo,
es mi tiempo,
me trasciende,
es mi obviedad más viviente.
Soy un hombre inquieto al escribir,
me siento entre varios libros abiertos,
me paro y preparo un café,
juego con mi cabello quizá
al rescate de algún verso extraviado en mi laberinto
y me vuelvo a sentar,
para danzar entre rimas
que encuentro y pierdo con igual facilidad,
con la urgencia de decir,
a veces cediendo
otras resistiendo,
pero siempre entendiendo que merezco lo que escribo,
y escribo porque todo me fue entregado
de tanto ser raíz,
por eso vivo a veces como un árbol escondido,
pero siempre me siento flor que comienza.
Soy un escritor que camina cerca,
un inventor de tiempo
para no dejar nunca de leer y de escribir,
un hombre que sólo se conmueve
con las almas que cree reencontrar,
un amor que me propuse sembrar
cual si fuera la primera vez,
¡un escritor que resguarda su fortuna!,
que no me falte la fragancia de la inmediatez de la emoción,
que no repartan lo que siento sin la anuencia de mi musa,
que no pregunten por qué escribo
si la página en blanco se me impone,
que no les importe lo que digo,
yo trazo palabras sin orden
y si algún orden persigo,
me sale de mis manos,
es algo del escritor conmigo.
Tengo dos artes en mí,
el decir y lo que callo,
soy un escritor que persevera,
un hombre que deja huella
como un dolor y su cicatriz,
¡al escribir me construyo,
muero al momento preciso de publicar!
Tinta de Sangre
Marcelo Roberto Galán Capel
El escritor
En mi camino todo el tiempo me encuentro con personas
que para mí son ángeles,
y portando una pluma blanca me dicen:
ES PARA QUE NUNCA OLVIDES QUE ERES LIBRE
GRACIAS
ANA
Tinte de amor
¡Hola!,
¿qué tal te va?,
estaba pintando con versos
los colores del amor
y me acordé de ti,
la forma de tu amor
se me hace momentos,
entonces con un dedo
todas las horas te buscan,
¡no admitas que aún me sabes!,
con que llames a mi pecho
sabrás de la pasión que abrigo,
¡no me ames como has amado mil veces!,
¡no atiendas mi reclamo!,
ante el recuerdo yo siento
que brotas en el alma mía.
¡Hola!,
¿qué tal tu día?,
estaba releyendo viejas cartas
y descubrí tu letra,
y esta hoja arrebatada
como primer verso que no me perdona,
arroyo fugaz y repentino,
amor y abismo y tu voz temprana,
será que quiero ir tras un ensueño,
que escribirte es robarte el nombre,
será que leerte es amarte mujer,
sentir tu aliento,
escucharte a mi lado
y tu acento
y tu boca,
¡que el amor en mí es tan preciso
como las espinas a la rosa!
¡Y bien, aquí estás!,
medio oculta entre las ramas,
como en el fondo de aquellos tiempos,
como una puerta de agua,
¡hola!,
aún no te alzas del todo,
te veo venir de lejos,
y mis ojos y mis labios
pausados y lentos,
¡a veces te hablo
como de ti me habla todo!,
¡a veces mañana es la misma hora
en la que te besé por vez primera!
¡Hola!,
¿duermes?,
mirándote dormir yo quiero ser la brisa,
la que sientes cruzando
cuando respiras ligera,
el siempre amante que suspira
y robar tu vuelo al murmurar de tus pasos,
¡y te detengas enamorada
apurando todos los goces!,
¡y me mires mucho
y me beses más!
Porque te asomas, hola.
Tinta de Sangre
Marcelo Roberto Galán Capel
Poeta de la mano
De la mano el amor
como un repetido verso
y nada más,
de la mano la sonrisa,
te llamas vida
y yo reparo,
de la mano yo no quiero
más que tu mano,
y si es posible la luna
para tener tu nombre.
De la mano las cosas
que no tienen forma,
la mañana tendida,
el silencio que aguarda,
el asombro que se palpa
cuando el frío tiembla,
cuando el viento no cesa,
de la mano yo quiero que
permanezcas intacta,
en las horas ruidosas
y en los papeles menores,
y si es posible comparte
conmigo un café,
tu mano es algo que está
cuando mi mano te acepta.
De la mano quiero contemplar
cuando me escribes,
cuando tu mano pasa de letras
y tu amor es largo,
y tu cuerpo es una frase
de la punta de tus dedos hasta mi alma,
y tú y yo en la cama,
piel amada y literatura,
y tú destinada
y yo no pensando más que en ti,
y si es posible te mires un poco más
en el espejo antes de salir,
yo ocupo todo alrededor y te deseo
de tanto en tanto.
De la mano te acaricio
o al menos intento hacerlo,
y te siento mientras te hablo
porque hablo mientras escribo,
de la mano te desafío
aunque lejano y en trayecto,
¡búscame en tus lecturas!,
¡como un acto invisible
vuélveme cada página!,
que de la mano sabrán tus manos palpitar,
tus labios suspirar,
y los atardeceres encadenados a tus brazos
vueltos pecho en tus sueños,
y si puedes,
en ese momento de lágrimas
sin encontrarme desnudo,
vuélvete mi pasión.
De la mano quiero tu interior
concluida la escultura,
y mi aire empujado
y las gotas de lluvia,
y ese amor que es breve descanso,
y esa estatua de barro que nosotros,
sendos artistas, vamos esculpiendo,
y el invierno cuando en mi viejo sillón
imagino tu rostro besar mi rostro,
y mi abrigo azul diciéndote
¡amor, he llegado a casa!,
y si quieres,
¡hola mi amor, te esperaba!
De la mano converso contigo,
yo soy la poesía de un tiempo aquí.
Tinta de Sangre
Marcelo Roberto Galán Capel
Amor dos veces
Y un día te despiertas
en mis brazos
aunque estés lejos de mí,
descansando de amar
y tu cabello acariciándome,
y tu piel como en silencio,
refugio de mis preguntas,
y un día dejas tus manos
entre mis horas
y me dices:
"hay días que somos abiertos e ingrávidos
como el viento y el azar".
¡Lléname de ti!,
como gotas que se derraman
altas en sangre,
con tus hombros
y tus ojos sin límites,
¡porque tú eres mía!,
¡porque me inundas libre!,
¡porque te tengo
de vida y no de versos!
Te pienso,
pequeña dice mi ego,
te miro,
como se mira el amor sincero,
por ti existo,
donde el amor es querer amarte,
y entonces pasas,
y sin requisito previo me tocas,
y te admito, como hace mucho,
y puedo oírte también,
y un día
TE AMO.
¡Fíjate que la ternura es un misterio,
que nuestro amor es como un niño!,
de tu dulce sonrisa,
de mis dudas,
que voy y eres llegada,
que no significas nada
y sin embargo todo lo eres,
casi un pájaro sobre un mundo de alas
y yo amándote.
¡Y un día soy tan simple
que quepo en tu mano!,
tan simple como dejando pequeños los problemas,
como acortando el camino,
como sabiéndome tranquilo
porque tú me amas,
y un día eres crédula
como la tierra abierta,
y delicada, como una gota de lluvia,
y redonda como la luna
cuando tú desnuda y yo a tu lado,
y transparente como las líneas del viento
entre las hojas,
y delgada como la noche,
cuando se apaga para nacer de alba en el día.
Y un día se acaba
el extraño y me pides
¡quédate!,
hoy, mañana
¡quédate!,
a los dos nos sienta bien
este traje largo del amor,
¡este amor
es amor dos veces!,
y un día hay un lugar que será verdad
cada rato en esta vida.
Tinta de Sangre
Marcelo Roberto Galán Capel
Amor largo
No se conocen
se encuentran
y hacen el amor,
como la última hora,
cuando en tu desnudez
dejé enarbolada mi libertad.
Si la luna existiera y tuviera sentido,
si la mujer de mis sueños
me demostrara que no es tiempo,
si mis manos necesitaran
tan sólo de tus manos,
sé que te amaría
porque todavía,
todavía llegarías con tu paso lento,
todavía te buscaría en los espejos,
todavía entre el vivir y el soñar
sería yo mismo,
el mismo que corre por tu cauce,
el que por las tardes despierta
enmudeciendo al sol
gritando tu nombre,
el hombre como casi siempre
en agua viva,
porque todavía te encuentro,
porque todavía suelo caminar contigo.
Si el rocío volara a las flores
que no son verdad,
a la orilla del camino mis caprichos
se volverían poema,
una rima de las cosas al mirarlas,
un sueño dentro de ti,
porque el poeta te busca
en los ojos por los que suspirar,
porque el escritor te ama
deseando en ti lo que es suyo,
lo que llena su copa desde el principio,
lo que sabe al despertar primero,
ese amante que jamás tiene prisa,
que le discute al compartir
el derecho al goce
y de un amor sin final.
Si el crepúsculo desde mis sierras importara,
y acaso un cierto día te supiera siempre mía
y en tus labios me sintiera,
sé que te tocaría diferente,
naturalmente,
que una aventura juraría mil veces
en dirección del viento,
que me aprendieras lento,
que me miraras como si recién me conocieras,
que no pensaras nada
ni en las diferencias,
porque todavía escribiré como si
un fruto eterno cayera,
porque mi corazón otrora mío,
hoy es la primera ráfaga del alba
cuando tú me amas.
Si todavía te busco mujer
y convertirte en mis días,
será porque no quiero llegar tarde,
quizá por este amor largo,
tal vez porque a ninguna quiero como a ti.
Tinta de Sangre
Marcelo Roberto Galán Capel
Exacto a ti
De este cielo
chiquito
que es nuestro lecho
cuando te encuentro,
haré de caricias un mar inmenso,
y llenaré tus horas y mis días
de intensas brisas,
de profundos gemidos,
heridas abiertas que por nada
se han de calmar,
las preguntas serán miradas,
los silencios un ojalá.
Y te sentirás envuelta
de las sombras de la tenue luz
que nos dibuja,
y sabrás que suelo perderme para
encontrarme en la simpleza de tu piel,
en esa ignorancia entendida
que es recibirte sin que me lo pidas,
expuesta pero feliz,
y tú y yo en medio de un bullicio de besos.
¡No te dejaré dormir!,
quiero me ames como yo te amo,
con mis manos pronunciando tu nombre,
con mis labios bebiendo de la luna
mientras el reloj muestra sus horas muertas,
como deshojándome, así,
y yo me haré exacto a ti,
a tu boca,
a ese aroma que sabe
a repetirte y diferente,
a desearte desde el tiempo que te conocí
temblando en mil versos sin fin.
¡No te dejaré dormir
para que no me olvides!,
y que no se termine el tiempo
de acostumbrarme a ti,
y amarte con todas las fuerzas de mi ser,
las mismas del alba
cuando el amanecer está cercano,
las justas palabras cuando tú me miras,
las lágrimas profanas
que el amor a veces camina,
y que no me dejes dormir
con esa cercanía que nos hace