Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Ana: Tinta de Sangre
Ana: Tinta de Sangre
Ana: Tinta de Sangre
Libro electrónico451 páginas2 horas

Ana: Tinta de Sangre

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

ANA, la que al poeta invita, ANA para siempre y durante la brisa, sin entender de poesía tan sólo erigiéndose como sólo ella, ANA, dulce y romántica y una en particular. ANA anticipa lo que escribo en todo lo que amo, y como una tempestad me conduce sin tregua, y la veo nacer y crecer y morir y resucitando en zigzagueos literarios, ANA, la que interpreto y percibo, ANA en mis versos y en todo sitio, ANA en mis letras. Alguien me ama sin importar qué, ANA. ANA es la aceptación de ser quien soy, como hombre y como escritor.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento13 sept 2015
ISBN9781393047865
Ana: Tinta de Sangre

Relacionado con Ana

Libros electrónicos relacionados

Poesía para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Ana

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Ana - Marcelo Roberto Galán Capel

    ANA

    Tinta de Sangre

    El escritor siempre estuvo en mí,

    desde los juegos,

    desde mi primera experiencia de tiempo

    y aquellas ganas de leer,

    en mi cama recostado,

    tras la ventana imaginando al mundo crecer,

    y aquel amor duró hasta hoy.

    A veces imagino que estos casi 50 años

    no son más que un salto,

    un recuerdo incesante de papel

    en donde mi mano aún busca amorosamente,

    a veces me deslizo hasta desplomarme en un verso,

    y entonces me prolongo atento a las palabras

    y justo ahí un libro,

    uno de tantos,

    y empiezo a sentir que mi cuerpo me lee,

    que me acarician sus páginas,

    que me besan sus títulos,

    que huele a mí, como una mujer.

    El escritor desde siempre fue todo,

    soñar,

    leer,

    morir,

    escribir,

    resucitar y vuelta otra vez al mundo,

    el escritor todavía me produce desaciertos,

    una especie de encubridor de sentimientos,

    quizá un ladrón de mis propias falencias,

    sea como fuere es una pasión

    que me invita a vivir enamorado.

    El escritor no pasa por mi tiempo,

    es mi tiempo,

    me trasciende,

    es mi obviedad más viviente.

    Soy un hombre inquieto al escribir,

    me siento entre varios libros abiertos,

    me paro y preparo un café,

    juego con mi cabello quizá

    al rescate de algún verso extraviado en mi laberinto

    y me vuelvo a sentar,

    para danzar entre rimas

    que encuentro y pierdo con igual facilidad,

    con la urgencia de decir,

    a veces cediendo

    otras resistiendo,

    pero siempre entendiendo que merezco lo que escribo,

    y escribo porque todo me fue entregado

    de tanto ser raíz,

    por eso vivo a veces como un árbol escondido, 

    pero siempre me siento flor que comienza.

    Soy un escritor que camina cerca,

    un inventor de tiempo

    para no dejar nunca de leer y de escribir,

    un hombre que sólo se conmueve

    con las almas que cree reencontrar,

    un amor que me propuse sembrar

    cual si fuera la primera vez,

    ¡un escritor que resguarda su fortuna!,

    que no me falte la fragancia de la inmediatez de la emoción, 

    que no repartan lo que siento sin la anuencia de mi musa, 

    que no pregunten por qué escribo

    si la página en blanco se me impone,

    que no les importe lo que digo,

    yo trazo palabras sin orden

    y si algún orden persigo,

    me sale de mis manos,

    es algo del escritor conmigo.

    Tengo dos artes en mí,

    el decir y lo que callo,

    soy un escritor que persevera,

    un hombre que deja huella

    como un dolor y su cicatriz,

    ¡al escribir me construyo,

    muero al momento preciso de publicar!

    Tinta de Sangre

    Marcelo Roberto Galán Capel

    El escritor

    En mi camino todo el tiempo me encuentro con personas

    que para mí son ángeles,

    y portando una pluma blanca me dicen:

    ES PARA QUE NUNCA OLVIDES QUE ERES LIBRE

    GRACIAS

    ANA

    Tinte de amor

    ¡Hola!,

    ¿qué tal te va?,

    estaba pintando con versos

    los colores del amor

    y me acordé de ti,

    la forma de tu amor

    se me hace momentos,

    entonces con un dedo

    todas las horas te buscan,

    ¡no admitas que aún me sabes!,

    con que llames a mi pecho

    sabrás de la pasión que abrigo,

    ¡no me ames como has amado mil veces!,

    ¡no atiendas mi reclamo!,

    ante el recuerdo yo siento

    que brotas en el alma mía.

    ¡Hola!,

    ¿qué tal tu día?,

    estaba releyendo viejas cartas

    y descubrí tu letra,

    y esta hoja arrebatada

    como primer verso que no me perdona,

    arroyo fugaz y repentino,

    amor y abismo y tu voz temprana,

    será que quiero ir tras un ensueño,

    que escribirte es robarte el nombre,

    será que leerte es amarte mujer,

    sentir tu aliento,

    escucharte a mi lado

    y tu acento

    y tu boca,

    ¡que el amor en mí es tan preciso

    como las espinas a la rosa!

    ¡Y bien, aquí estás!,

    medio oculta entre las ramas,

    como en el fondo de aquellos tiempos,

    como una puerta de agua,

    ¡hola!,

    aún no te alzas del todo,

    te veo venir de lejos,

    y mis ojos y mis labios

    pausados y lentos,

    ¡a veces te hablo

    como de ti me habla todo!,

    ¡a veces mañana es la misma hora

    en la que te besé por vez primera!

    ¡Hola!,

    ¿duermes?,

    mirándote dormir yo quiero ser la brisa,

    la que sientes cruzando

    cuando respiras ligera,

    el siempre amante que suspira

    y robar tu vuelo al murmurar de tus pasos,

    ¡y te detengas enamorada

    apurando todos los goces!,

    ¡y me mires mucho

    y me beses más!

    Porque te asomas, hola.

    Tinta de Sangre

    Marcelo Roberto Galán Capel

    Poeta de la mano

    De la mano el amor

    como un repetido verso

    y nada más,

    de la mano la sonrisa,

    te llamas vida

    y yo reparo,

    de la mano yo no quiero

    más que tu mano,

    y si es posible la luna

    para tener tu nombre.

    De la mano las cosas

    que no tienen forma,

    la mañana tendida,

    el silencio que aguarda,

    el asombro que se palpa

    cuando el frío tiembla,

    cuando el viento no cesa,

    de la mano yo quiero que

    permanezcas intacta,

    en las horas ruidosas

    y en los papeles menores,

    y si es posible comparte

    conmigo un café,

    tu mano es algo que está

    cuando mi mano te acepta.

    De la mano quiero contemplar

    cuando me escribes,

    cuando tu mano pasa de letras

    y tu amor es largo,

    y tu cuerpo es una frase

    de la punta de tus dedos hasta mi alma,

    y tú y yo en la cama,

    piel amada y literatura,

    y tú destinada

    y yo no pensando más que en ti,

    y si es posible te mires un poco más

    en el espejo antes de salir,

    yo ocupo todo alrededor y te deseo

    de tanto en tanto.

    De la mano te acaricio

    o al menos intento hacerlo,

    y te siento mientras te hablo

    porque hablo mientras escribo,

    de la mano te desafío

    aunque lejano y en trayecto,

    ¡búscame en tus lecturas!,

    ¡como un acto invisible

    vuélveme cada página!,

    que de la mano sabrán tus manos palpitar,

    tus labios suspirar,

    y los atardeceres encadenados a tus brazos

    vueltos pecho en tus sueños,

    y si puedes,

    en ese momento de lágrimas

    sin encontrarme desnudo,

    vuélvete mi pasión.

    De la mano quiero tu interior

    concluida la escultura,

    y mi aire empujado

    y las gotas de lluvia,

    y ese amor que es breve descanso,

    y esa estatua de barro que nosotros,

    sendos artistas, vamos esculpiendo,

    y el invierno cuando en mi viejo sillón

    imagino tu rostro besar mi rostro,

    y mi abrigo azul diciéndote

    ¡amor, he llegado a casa!,

    y si quieres,

    ¡hola mi amor, te esperaba!

    De la mano converso contigo,

    yo soy la poesía de un tiempo aquí.

    Tinta de Sangre

    Marcelo Roberto Galán Capel

    Amor dos veces

    Y un día te despiertas

    en mis brazos

    aunque estés lejos de mí,

    descansando de amar

    y tu cabello acariciándome,

    y tu piel como en silencio,

    refugio de mis preguntas,

    y un día dejas tus manos

    entre mis horas

    y me dices:

    "hay días que somos abiertos e ingrávidos

    como el viento y el azar".

    ¡Lléname de ti!,

    como gotas que se derraman

    altas en sangre,

    con tus hombros

    y tus ojos sin límites,

    ¡porque tú eres mía!,

    ¡porque me inundas libre!,

    ¡porque te tengo

    de vida y no de versos!

    Te pienso,

    pequeña dice mi ego,

    te miro,

    como se mira el amor sincero,

    por ti existo,

    donde el amor es querer amarte,

    y entonces pasas,

    y sin requisito previo me tocas,

    y te admito, como hace mucho,

    y puedo oírte también,

    y un día

    TE AMO.

    ¡Fíjate que la ternura es un misterio,

    que nuestro amor es como un niño!,

    de tu dulce sonrisa,

    de mis dudas,

    que voy y eres llegada,

    que no significas nada

    y sin embargo todo lo eres,

    casi un pájaro sobre un mundo de alas

    y yo amándote.

    ¡Y un día soy tan simple

    que quepo en tu mano!,

    tan simple como dejando pequeños los problemas,

    como acortando el camino,

    como sabiéndome tranquilo

    porque tú me amas,

    y un día eres crédula

    como la tierra abierta,

    y delicada, como una gota de lluvia,

    y redonda como la luna

    cuando tú desnuda y yo a tu lado,

    y transparente como las líneas del viento

    entre las hojas,

    y delgada como la noche,

    cuando se apaga para nacer de alba en el día.

    Y un día se acaba

    el extraño y me pides

    ¡quédate!,

    hoy, mañana

    ¡quédate!,

    a los dos nos sienta bien

    este traje largo del amor,

    ¡este amor

    es amor dos veces!,

    y un día hay un lugar que será verdad

    cada rato en esta vida.

    Tinta de Sangre

    Marcelo Roberto Galán Capel

    Amor largo

    No se conocen

    se encuentran

    y hacen el amor,

    como la última hora,

    cuando en tu desnudez

    dejé enarbolada mi libertad.

    Si la luna existiera y tuviera sentido,

    si la mujer de mis sueños

    me demostrara que no es tiempo,

    si mis manos necesitaran

    tan sólo de tus manos,

    sé que te amaría

    porque todavía,

    todavía llegarías con tu paso lento,

    todavía te buscaría en los espejos,

    todavía entre el vivir y el soñar

    sería yo mismo,

    el mismo que corre por tu cauce,

    el que por las tardes despierta

    enmudeciendo al sol

    gritando tu nombre,

    el hombre como casi siempre

    en agua viva,

    porque todavía te encuentro,

    porque todavía suelo caminar contigo.

    Si el rocío volara a las flores

    que no son verdad,

    a la orilla del camino mis caprichos

    se volverían poema,

    una rima de las cosas al mirarlas,

    un sueño dentro de ti,

    porque el poeta te busca

    en los ojos por los que suspirar,

    porque el escritor te ama

    deseando en ti lo que es suyo,

    lo que llena su copa desde el principio,

    lo que sabe al despertar primero,

    ese amante que jamás tiene prisa,

    que le discute al compartir

    el derecho al goce

    y de un amor sin final.

    Si el crepúsculo desde mis sierras importara,

    y acaso un cierto día te supiera siempre mía

    y en tus labios me sintiera,

    sé que te tocaría diferente,

    naturalmente,

    que una aventura juraría mil veces

    en dirección del viento,

    que me aprendieras lento,

    que me miraras como si recién me conocieras,

    que no pensaras nada

    ni en las diferencias,

    porque todavía escribiré como si

    un fruto eterno cayera,

    porque mi corazón otrora mío,

    hoy es la primera ráfaga del alba

    cuando tú me amas.

    Si todavía te busco mujer

    y convertirte en mis días,

    será porque no quiero llegar tarde,

    quizá por este amor largo,

    tal vez porque a ninguna quiero como a ti.

    Tinta de Sangre

    Marcelo Roberto Galán Capel

    Exacto a ti

    De este cielo

    chiquito

    que es nuestro lecho

    cuando te encuentro,

    haré de caricias un mar inmenso,

    y llenaré tus horas y mis días

    de intensas brisas,

    de profundos gemidos,

    heridas abiertas que por nada

    se han de calmar,

    las preguntas serán miradas,

    los silencios un ojalá.

    Y te sentirás envuelta

    de las sombras de la tenue luz

    que nos dibuja,

    y sabrás que suelo perderme para

    encontrarme en la simpleza de tu piel,

    en esa ignorancia entendida

    que es recibirte sin que me lo pidas,

    expuesta pero feliz,

    y tú y yo en medio de un bullicio de besos.

    ¡No te dejaré dormir!,

    quiero me ames como yo te amo,

    con mis manos pronunciando tu nombre,

    con mis labios bebiendo de la luna

    mientras el reloj muestra sus horas muertas,

    como deshojándome, así,

    y yo me haré exacto a ti,

    a tu boca,

    a ese aroma que sabe

    a repetirte y diferente,

    a desearte desde el tiempo que te conocí

    temblando en mil versos sin fin.

    ¡No te dejaré dormir

    para que no me olvides!,

    y que no se termine el tiempo

    de acostumbrarme a ti,

    y amarte con todas las fuerzas de mi ser,

    las mismas del alba

    cuando el amanecer está cercano,

    las justas palabras cuando tú me miras,

    las lágrimas profanas

    que el amor a veces camina,

    y que no me dejes dormir

    con esa cercanía que nos hace

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1