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Dicen...: Familia y relaciones, #1
Dicen...: Familia y relaciones, #1
Dicen...: Familia y relaciones, #1
Libro electrónico235 páginas2 horas

Dicen...: Familia y relaciones, #1

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Información de este libro electrónico

Dicen que "Roxane" bebía café todas las mañanas, que era amante de la lectura y que le gustaban las rosas azules. Dicen que él la amó con todo su corazón, que tenía un nombre largo y difícil de recordar, que siempre se estaba acomodando las gafas y que tenía una fascinación por los misterios sin nombre. Se conocieron desde la distancia y apenas intercambiado palabras. Poco supieron ellos lo difícil que iba a ser sobrevivir el día a día sin la persona que te alegra los días, y que no volvería nunca. Dejándolos bailando debajo de la lluvia.

Lia H. James.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento28 nov 2022
ISBN9798215008447
Dicen...: Familia y relaciones, #1
Autor

Lia H. James

Nacida en el año 2002 en Acapulco, México, Lia H. James ha sido siempre amante de la lectura. Ganando el premio de Aliado Lector con solo 7 años, siguió el camino de la literatura para eventualmente comenzar a escribir sus propias historias. Su primera obra, "Dicen..." surge en sus primeros años de adolescencia cuando vivía en España. Es una novela que combina poesía que escribió para distraerse en clases y el como visualizaba el amor a esa edad. Ahora, Lia H. James es traductora y estudiante universitaria de lengua francesa, japonesa, española e italiana en DCU, universidad célebre de Dublín, Irlanda. Hoy en día, sigue escribiendo historias, pero principalmente poesía y novelas. Su tiempo lo pasa involucrada en el club de ajedrez de DCU y haciendo voluntariado.

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    Vista previa del libro

    Dicen... - Lia H. James

    Dicen... (2016)

    De Lia H. James

    Primera edición para Kindle: junio 2017.

    ASIN:

    Licencia: todos los derechos reservados.

    © Lia H. James

    Diseño de la portada: Sara Dapica Ruiz

    Dicen...

    Lia H. James

    Índice

    Prólogo

    Primer Mes

    Segundo Mes

    Tercer Mes

    Cuarto Mes

    Quinto Mes

    Sexto Mes

    Séptimo Mes

    Octavo Mes

    Décimo Mes

    Doceavo Mes

    Último día del año

    Agradecimientos

    A mis padres, a mis amigos, a mis libros, a mis tableros de ajedrez y al plasta de Marshall.

    Lia H. James

    ¿Perteneces al mundo de los ángeles o al de los hombres?

    Dímelo, porque la confusión se burla de mi entendimiento.

    Veo una figura humana, pero, si uso de mi razón, hallo que es tu cuerpo un cuerpo celeste.

    ¡Bendito sea el que contrapesó el modo de ser de las criaturas e hizo que, por naturaleza, fueses maravillosa luz!

    No puedo dudar que eres puro espíritu atraído a nosotros por una semejanza que enlaza a las almas.

    No hay más prueba que atestigüe tu encarnación corporal, ni otro argumento que el de que eres visible.

    Si nuestros ojos contemplaran tu ser, diríamos que eres la Sublime Razón Verdadera.

    Ibn Hazm

    Tú dices que amas la lluvia, sin embargo, usas un paraguas cuando llueve. Tú dices que amas el sol, pero siempre buscas una sombra cuando el sol brilla. Tú dices que amas el viento, pero cierras las ventanas cuando el viento sopla. Por eso es que tengo miedo cuando me dices que me amas.

    Bob Marley

    Prólogo

    Muchos creen que el amor a primera vista solo existe en los libros.

    La mayoría de las personas dicen que no existe el amor.

    Y los demás lo contradicen diciendo que es real.

    Yo voto por la segunda opción.

    Un mundo sin amor es un mundo sin sentido.

    Llevo muchos años admirando a estos seres tan complejos y raros que son los humanos.

    Son personas que viven condicionados en un mar de preguntas y respuestas. Cada uno de ellos es diferente. Cada uno tiene algo que lo hace diferente.

    Todos ellos viven en un mundo en el que se juzgan unos a otros por sus apariencias.

    Por sus gustos y decisiones.

    Por como visten o como caminan.

    Por como hablan o como ríen.

    Se juzgan por todo y por nada.

    Se critican por lo que dicen y lo que no.

    Viven demasiado condicionados.

    Hasta el punto de cambiar lo que son para encajar en su extraña y complicada sociedad.

    Pero esto solo son pensamientos míos. Mejor será que me ciña al tema por el que habéis venido ya que de cualquier forma yo no habría venido aquí a hablar de eso.

    Ni sobre el acoso escolar.

    Ni sobre el feminismo. O el machismo.

    Y mucho menos de la paz mundial o cualquier tontería de esas que nunca serán capaces erradicar o de conseguir, dejar de hacer o hacer.

    Hoy me he propuesto sentarme en esta silla de cuero en la que estoy tomando asiento ahora mientras tecleo con mis delgados dedos estas palabras que surgen de mi mente cual lluvia cae de la nube.

    Vengo a hablar de un romance.

    No uno prohibido.

    Ni uno imposible.

    Es más bien un amor que, por mucho que me duela admitirlo nunca sucederá como es debido, o lo que es lo mismo, que nunca tendrá un final feliz.

    Pero seamos sinceros...esta es una historia de tragedia. ¿Y que es una historia de tragedia sin la tragedia en sí?

    Aun que es mejor decir que fue un amor que sí sucedió, pero no acabó de buena manera.

    Así que hoy día 1 de enero de 1999, os voy a contar la historia de un amor poco habitual que voy a presenciar.

    Que yo presenciaré hasta el fin de este año. Por qué sé que al fin de este año moriré. Y al morir yo, ya no habrá historia. Ya que ellos tampoco vivirán.

    Primer Mes

    Dicen que París es la ciudad del amor y de la luz. Pero resulta que lo que dice la gente no siempre es real. Pues ellos van a presenciar que París, no es la ciudad de los enamorados. Es más bien la de los corazones rotos, de los suicidios por amor y de las desgracias.

    De curar este mal toda esperanza

    ha perdido ya el médico, y sin ayuda

    moriré en este campo de batalla:

    de mi amor ser la víctima consiento

    como quien, con veneno, bebe el vino mezclado.

    ¡Vete en mal hora, perla de la China!

    Me basta con mi rubí de Andalucía.

    Ibn Hazm.

    1 de enero de 1999.

    9:00

    Le ve.

    La voz de aquel chico entra por sus canales auditivos. Llenándola de alegría, haciendo que un escalofrío recorra su espina dorsal.

    Escucha que habla animadamente con una morena de pelo rizado y voluminoso.

    Ella se queda leyendo en la esquina del café haciendo cómo que no escucha. Haciendo oídos sordos...

    La pareja discute.

    Discuten gritando tan alto, sin que les importe si hay más gente a su alrededor disfrutando de una bonita tarde de invierno, en la que, a pesar de estar nevando, hace sol y no tanto frío.

    – ¡Te he dicho que me dejes! –Escucha que el chico pelinegro grita, con su grave, pero a la vez suave voz– ¡te odio, no te quiero volver a ver!

    Esta afirmación dibuja una sonrisa en los labios de la chica, la cual oculta tras el libro de 365 páginas que está leyendo, pero que apenas está por la primera página de la historia.

    Ella ve como el chico que tanto desea se aleja por la puerta del local, no sin antes mirarla con sorpresa.

    La chica, avergonzada porque sabe que el chico se ha dado cuenta de que le observaba, se vuelve a ocultar tras el libro.

    Se oculta, como siempre. Evade la realidad, como siempre.

    El chico se va. Y ella no le vuelve a ver entrar por la puerta del local.

    Terminándose el café y pagando la cuenta, la joven se va después de unos minutos.

    Dispuesta a empezar un día de trabajo muy ajetreado, manteniendo aún el recuerdo de su amado en su mente. Preguntándose si algún día se convertirá en esa chica morena de pelo rizado y voluminoso con la que estaba momentos antes sentado.

    2 de enero de 1999.

    9:00

    Al parecer hoy es un día triste para la chica del café.

    Los amantes que el día anterior discutían y se estaba dando por terminada su relación, ahora se encontraban comiéndose la boca en un...demasiado agresivo beso.

    La joven les observa y comienza a imaginar que es ella la que es besada por el chico. Que es ella la que le mira con amor. Que es ella la que le jura una vida eterna a su lado. Que es ella la que le está comiendo la boca en ese beso tan apasionado.

    Pero eso nunca iba a pasar...pues estamos hablando de una pobre secretaria de 22 años que nunca ha dado su primer beso, ni si quiera ha tenido novio.

    ¿Demasiado rara, quizás?, o ¿demasiado reservada?, ¿demasiado tímida? Da igual la razón que sea. Pero desconoce por qué nunca llamó la atención del sexo opuesto. Siempre pensó que su chico ideal iba a entrar por la puerta y le iba a prometer amor infinito y esas chorradas. Pero con el paso del tiempo se dio cuenta de que eso no iba a suceder, que solo ocurría en los libros, las películas y los programas de televisión. Se dio cuenta de que, si quería tener su propio cuento de hadas, tenía que ser su propia hada madrina e ir ella misma a buscar a su príncipe.

    El problema...es que su príncipe ya tiene novia.

    La chica vuelve la vista a su libro. Ahora en la segunda página, y cuando la termina, cierra el libro con una rosa azul seca separando las páginas.

    Se levanta de la mesa que se encuentra en una esquina. Coge su bolso rojo y se va.

    No está dispuesta a ver cómo, el amor de su vida no correspondido, está besando a una chica con la que ya ha roto y vuelto tantas veces que le faltan días en su joven vida para contarlas.

    Hace sonar sus tacones sin ser consiente. Y tampoco es consciente de la rápida mirada que le dedica el chico pocos segundos antes de verla marchar.

    3 de enero de 1999.

    8:00

    Él la espera en esa mesa de la esquina. Pero ella no llega.

    Pasan las horas. No la ve por ninguna parte. Pero él no pierde la esperanza, sabe que vendrá.

    Pero muy, muy, muy, muy en el fondo de su ser desea que no venga. Porque no sabría que decirle si la ve.

    9:30

    La ve.

    La ve entrar en el local con un traje negro que se ajusta a las curvas y la hace ver sexy, según piensa el chico. Pensamientos poco apropiados para un chico que tiene novia.

    Ella se da cuenta de que su mesa habitual está ocupada, así que decide sentarse en la mesa de al lado.

    Él no dice nada, pero al verla más de cerca puede apreciar que tiene los ojos rojos y ojeras debajo de estos, que ha intentado ocultar con maquillaje. Algo dentro de él se rompe tan solo de pensar que ella ha llorado o ha estado llorando por su culpa, pero se rompe aún más con la sola idea de que un idiota que no sea él la haya hecho llorar.

    El chico se levanta de su mesa y se sienta en frente de la joven misteriosa. Ella levanta la vista de la tercera página de su libro y le mira confusa y enfadada. El chico le sonríe, está a punto de decir algo, pero ella recoge sus cosas y se va del local, dejándolo ahí sentado sin comprender nada de lo que acaba de pasar.

    ¿Se ha comportado quizás de forma inapropiada?

    4 de enero de 1999.

    9:00

    Los dos están en el café que llevan visitando los últimos días, meses, años... Un café agradable nombrado Coeur Brisé.

    Nadie sabe el porqué de su nombre, pero tampoco le dan importancia ya que es un lugar agradable y con gente demasiado agradable y cordial.

    La chica se encuentra leyendo su habitual libro... ¿podéis averiguar que página está leyendo hoy?

    Mientras tanto el chico lee el periódico de hoy.

    Ambos se miran.

    Ambos intentaban mirar al otro sin ser sorprendido. Pero el plan no funcionó y ahora se miran a los ojos.

    No saben que decir. Como actuar. Si deben hablar o no. Ese momento es simplemente mágico. Van a decir algo. Pero una camarera con una sonrisa de oreja a oreja les interrumpe.

    – ¿Je veux un autre café, mademoiselle? –Le pregunta en un perfecto francés a la joven.

    La chica niega con la cabeza moviendo su delicada melena marrón y dedicándole una sonrisa radiante a la empleada.

    La camarera se marcha conservando la sonrisa tan amigable en su cara y ambos jóvenes se levantan de sus sillas.

    El joven puede ver que la chica sigue con ojeras. Intenta acercarse a ella, pero esta da un paso atrás. Para después huir prácticamente del lugar otra vez. De nuevo, dejándolo solo y confundido.

    5 de enero de 1999.

    9:00

    Vuelve a estar sentada en su mesa de siempre.

    Leyendo...como siempre.

    Pero esta vez ve al chico que le roba el sueño diciéndole cosas tiernas a esa fea morena a la que llama novia.

    La joven se muere de asco y envidia mientras trata de evitar vomitar ahí mismo, se bebe su café americano mientras mira por la ventana.

    Él levanta la mirada y la ve.

    Se ve más hermosa hoy que otros días.

    La luz del sol que se filtra por la vidriera de la pared le da de lleno en la cara haciendo que sus facciones resalten y se vea hermosa, casi como un ángel.

    Él suspira como un tonto enamorado.

    Sabe que ella nunca podrá ser suya.

    Pero adora que esa joven bien vestida, incapaz de terminar un libro o al menos leer más de una página por día sea su pequeño desafío.

    Su pequeño misterio sin nombre.

    6 de enero de 1999.

    9:05

    El chico entra como una bala al local y busca con la mirada a la chica misteriosa de la esquina.

    Se le va a declarar y ni el mismísimo Jesús en persona podrá impedirle que lo haga.

    Ha vuelto a romper con su novia y ahora ya no hay marcha atrás.

    Pues ya sabéis lo que dicen... "el que no arriesga no gana".

    La observa sentada en el sitio de siempre.

    Él sonríe como un estúpido al verla. Se acerca temeroso hasta la mesa en la que ella se encuentra.

    Carraspea para llamar la atención de la joven y cuando ella levanta la mirada le hace un movimiento con la mano a modo de saludo. La chica le devuelve el saludo, pero confundida.

    Él toma asiento en frente suyo. Hace un ademán de levantarse, sin embargo, él se lo impide y la vuelve a sentar.

    –Oiga, lamento ser yo quien le diga esto, pero, tiene que irse –le dice lo más calmadamente que puede, intentando controlar sus nervios.

    – ¿Por qué? –Pregunta confundida frunciendo el ceño sin entender una sola palabra pronunciada por el chico.

    –Porque si se queda aquí abajo mucho tiempo puede que la descubran.

    – ¿Descubrirme? –Vuelve a preguntar con más confusión que antes.

    –Sí, no se haga como la que no sabe. Yo sé lo que es usted. Y créame, es usted un halago a la mirada. Es usted tan bella que haría que un ciego recobrara la vista para contemplarla. Pero tiene que volver arriba.

    – ¿Arriba?

    –Sí, arriba, ya sabe. Con los demás ángeles. Porque está claro que sus ojos están hechos de las más bellas estrellas, que su pelo está formado de finos hilos de chocolate. Y sus dientes son bellas perlas recién recogidas del mar.

    Se miran a los ojos. Ella sonríe alagada, pensando que todo lo que le está diciendo él es solo uno de sus tantos sueños.

    – ¿Por qué me dice todas estas cosas tan halagadoras? –sus mejillas comienzan a enrojecer.

    –Por qué si no se lo digo yo, ¿quién lo hará?

    Ambos guardaron un poco de silencio.

    Ella sin saber que contestar.

    Él preparando sus siguientes palabras.

    –Dicen que el cielo es azul. Dicen que las rosas son rojas. ¿Pero quién nos confirma que es así? –Le pregunta.

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