Charla con Orula: La guía definitiva para transformar tu vida.

Por Daviel Valdés

De una manera singular, pero precisa, Daviel ha logrado exponer en este libro su experiencia de los últimos años dedicándose a su mejora personal y económica, a partir de una serie de principios provenientes de las enseñanzas de Ifá —sabiduría milenaria yoruba—. Es impresionante cómo se puede encontrar en ellas una indicación para cada dificultad que deba ser enfrentada, un consejo para cada decisión que sea necesario tomar, una herramienta para cada acción que se quiera emprender, y una estrategia para cada obstáculo o fracaso que se busque girar a favor de uno.

Así que la pregunta es: ¿qué estás buscando tú? ¿Acaso necesitas un cambio? ¿Necesitas solucionar algún determinado problema o superar una situación? ¿Necesitas alcanzar un nuevo nivel en alguna de las principales áreas de tu vida: salud, amor o riqueza? ¿Necesitas mejorar en algún aspecto? Porque, sea lo que sea que estés deseando cambiar, lograr o hacer, este libro te mostrará el camino; te guiará a ir de la inconformidad al progreso, del dolor a la realización personal, de la adversidad al éxito en la vida y de la incertidumbre a la confianza y la paz interior. Este libro asegura, si fuese necesario, transformar tu peor momento en lo mejor que te pudo pasar.

• Idioma: Español
• Editorial: Daviel Valdés
• Fecha de lanzamiento: 17 dic 2022
• ISBN: 9781005467432

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Prólogo

Recuerdo que muchas personas que me conocen de siempre se asombraron cuando escucharon sobre mi primer libro, que publiqué a finales de 2020; principalmente porque nunca fui bueno con las letras. De hecho, en 2018 todavía no me había leído un libro siquiera. ¿Cómo alguien que fue un desastre toda su vida en la asignatura de «Español», que había empezado a leer hace apenas dos años, termina escribiendo, editando y auto-publicando un libro?

Sucede que a la mayoría nos cuesta demasiado deshacernos de esa idea absurda de que «somos lo que somos y no podemos cambiar». Nos aferramos tan fuerte a esta creencia que, muchas veces, incluso sin haber probado, o investigado, o practicado algo, asumimos que no servimos para eso. Solemos pensar que, como algo nos parece difícil, nunca seremos capaces de aprender a hacerlo. ¡Es totalmente falso! Escribir aquel primer libro fue un desafío para mí, no lo puedo negar, pero ni de cerca fue todo lo duro que pensé que sería. Y, para ser sincero, tampoco fue ni de cerca lo más difícil.

Hace cuatro años, trabajaba duro para ganar el dinero que sustentaba mis gastos básicos y algunos extras. Si tomaba unas vacaciones, luego debía volver con más fuerza, pues este no tardaba en acabarse. Hoy, en cambio, cuento con varios activos que he ido creando, cuyos beneficios no disminuyen en relación a cuánto trabaje en ellos, sino que solo aumentan. Me podría ir de vacaciones un año y por lo bajo seguiría ingresando lo mismo. Hace esos mismos cuatro años, no podía ni pensar en una relación estable. Definitivamente, lo que buscaba en las mujeres con las que estaba tenía todo que ver con placer y muy poco que ver con sentido. Hoy, no me imagino invirtiendo mi tiempo en alguien que no sienta que pueda aportar un valor real a mi vida, que respire en sintonía conmigo y esté dispuesta a construir un imperio a mi lado. Y, ahí está lo otro: hace cuatro años no sabía qué carajos quería de la vida. Hoy, por el contrario, me levanto cada mañana con un propósito claro y decidido a avanzar un poco más hacia los sueños que tengo. Por cierto, me levanto «cada mañana», no cada tarde como hice por tanto tiempo. Esto sin lugar a dudas ha sido una de las cosas más trabajosas: conseguir levantarme y acostarme temprano. Pero lo entenderás en cuanto te diga que pasé poco más de diez años trabajando en el negocio de las fiestas nocturnas. Desde los 17 años, hasta cerca de los 28, las madrugadas y la farándula fueron parte de quien era. Por aquella época, no había día que me levantara antes del mediodía, y lo habitual era acostarme con el sol afuera. Hoy, a menudo me levanto cuando el sol todavía está oculto. 

En aspectos como la alimentación, el entrenamiento y cosas relacionadas con el bienestar y la energía, también he hecho cambios bien significativos; así como en mi forma de pensar y en mi filosofía de vida. Pero, el punto a donde quiero llegar es: todos podemos cambiar. Todos podemos mejorar, avanzar, tomar un camino distinto, comenzar a hablar, pensar y sentir de una forma más elevada. Tu destino no está escrito, tu destino lo forjas tú. Hace poco leí una frase que me encantó: «Incluso esos que dicen que el destino de cada persona está escrito y no se puede cambiar, se detienen a mirar a cada lado cuando van a cruzar la calle».

Quizás tu vida ahora mismo va en la dirección que deseas y solo hay algunas pequeñas cosas que te gustaría hacer de manera distinta. O tal vez tu vida esté totalmente patas arriba y no sepas cómo salir de esa situación que cada día se vuelve peor. En cualquier caso, te aseguro que una vez empieces a avanzar en este libro, descubrirás lo sencillo que puede ser cambiar en cualquier aspecto que desees. Además, te aseguro que también hallarás herramientas muy poderosas y el impulso necesario para ir por cambios, metas o sueños mucho mayores.

Te voy a contar algo: un factor crucial, que empuja a la gente a cambiar, es la desesperación. Tocar fondo es bueno. El dolor, la tristeza, la depresión o la adversidad pueden ser la chispa que encienda la pólvora que llevas dentro. Yo toqué fondo en 2018, y quizás cuente sobre esto algún día en otro libro, pero ahora mismo solo vale la pena mencionar que mi vida entera se me vino abajo. A veces, basta un solo suceso en un área determinada para desestabilizar todas las demás. Y es ahí donde ya no sabes de donde agarrarte. Intenté salir adelante siendo la misma persona que fui siempre… ¡No pude! Quizás alguien leyendo esto se identifique con el sentimiento de despertar en las mañanas y desear seguir dormido, no por el sueño, porque ni siquiera tienes, sino porque no hay nada que te haga querer vivir el día que tienes por delante. Pero la cosa era que yo no quería estar así; yo quería cambiar eso, quería volver a sentirme bien, quería ser feliz de nuevo. Y estoy seguro que cada persona que cae en ese estado desea lo mismo.

¿Has escuchado eso que dicen de que cuando necesitas algo, la vida te lo da? Pues es cierto, pero no de la forma en que todos querríamos, sino por medio de oportunidades que, desgraciadamente, la mayoría suele ignorar. Y una de esas oportunidades para mí llegó por medio de mi amigo Miguel Ángel Acosta –sacerdote del culto yoruba–, en quien tuve la suerte de apoyarme durante todo aquel duro proceso. Todavía, al día de hoy, recuerdo muy vivamente muchas de las largas conversaciones que tuvimos. Él, en su momento, había cursado una situación todavía peor y había conseguido salir adelante sin más apoyo que las orientaciones y enseñanzas detrás de la doctrina de Ifá –sistema que rige la cultura yoruba–. La sabiduría proveniente de sus libros, escritos y estudios, sumada a su experiencia fue, sin lugar a dudas, un pilar importante en mi proceso de sanación y el posterior giro que di a mi vida.

Debo aclarar que no practico ninguna religión, a pesar de creer que son una fuente inagotable de enseñanzas para la vida. Y de ninguna manera, he permitido ser condicionado nunca por las creencias religiosas de otras personas. Miguel Ángel siempre ha respetado esto, no solo conmigo, sino con todo ser humano. Sin embargo, a veces le era imposible no fundamentar alguna idea o consejo con parábolas de las escrituras yorubas. Si leíste mi libro anterior «Los 6 caminos de Ifá hacia el éxito y la abundancia», seguramente entiendas del poder educativo y preparatorio que pueden contener estas historias que los yorubas denominan patakí. Lo más interesante es que, independientemente de la inclinación religiosa que pueda tener una persona, estos patakí le ofrecerán caminos prácticos para enfrentar todo tipo de situaciones y conseguir progresar en las distintas áreas de su vida. Nutrirme de toda una serie de consejos y enseñanzas relacionadas con lo que yo estaba viviendo por aquel entonces fue, indudablemente, una oportunidad que no dejé escapar.

La segunda oportunidad que la vida me presentó y que por fortuna no ignoré, llegó por medio de una invitación que recibí a ver un video en YouTube de alguien llamado Jim Rohn. Jamás había escuchado de este señor, pero su mensaje era claro: «Si quieres que las cosas cambien, antes necesitas cambiar tú. Si quieres que las cosas mejoren, tú tienes que mejorar. La culpa de tus problemas no es de tu jefe, de la política del país, de tu ex, del