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101 monumentos que tus hijos, tal vez, ya no verán
101 monumentos que tus hijos, tal vez, ya no verán
101 monumentos que tus hijos, tal vez, ya no verán
Libro electrónico506 páginas4 horas

101 monumentos que tus hijos, tal vez, ya no verán

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La guía 101 monumentos que tus hijos, tal vez, ya no verán tiene como objetivo presentaros un amplio abanico de nuestro patrimonio, el legado de nuestros antecesores, el tuyo, el mío y el de las generaciones futuras, si lo conservamos. Pero lo que os vamos a mostrar es un patrimonio cultural y natural abandonado o destruido.
La pretensión de estas páginas es que conozcáis ese patrimonio olvidado e invitaros a ser partícipes como sociedad de su recuperación. Incluso haceros descubridores de elementos de vuestro entorno que se encuentren en estado de ruina, destruidos o en peligro de desaparecer.
Y desde aquí os queremos pedir ayuda para educar a que nuestra sociedad cuando se encuentre con estos elementos en su camino, aprenda a valorar esas cuatro piedras y no digan eso está fatal y no vale nada, para que sean conscientes de que es parte de su patrimonio más cercano.
La guía 101 monumentos que tus hijos, tal vez, ya no verán está dividida por comunidades autónomas, con una representación de todas las provincias del estado. Además de la descripción del bien de interés, se habla sobre el valor del mismo y lo que supondría su pérdida para el patrimonio y para el entorno en el que se encuentra. También se mencionan las acciones que se están llevando a cabo para mantenerlo y consolidarlo.
IdiomaEspañol
EditorialAlhenamedia
Fecha de lanzamiento24 oct 2022
ISBN9788418086311
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    101 monumentos que tus hijos, tal vez, ya no verán - Raquel A. Álvarez Valdeita

    Cubierta.jpg

    Edición

    Coordinación de la colección: Alhenamedia

    Autores: Raquel ÁLVAREZ VALDEITA y Alva CULTURAL.

    Director editorial: Francisco BARGIELA

    Corrección: Antonio FERNÁNDEZ

    Diseño y layout

    Diseño: Xavier PATAU

    Cartografía: Gonzalo PIRES

    Foto de cubierta: Iglesia de San Juan Bautista de Acín de Garcipollera. © JM Arbones

    ISBN: 978-84-18086-31-1

    Idea de colección

    ALHENAMEDIA

    © Textos: Raquel ÁLVAREZ, ALHENAMEDIA

    © Mapas: ALHENAMEDIA

    © Edición: Alhena Fábrica de Contenidos, SL.

    Editado por Alhenamedia

    Alhenamedia

    C/ Rabassa, 54, local 1. 08024 Barcelona

    Tel. +34 934 518 437

    alhenamedia@alhenamedia.info

    www.alhenamedia.info

    Reservados todos los derechos. Ningún contenido de este libro podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright.

    Prólogo

    Desde que Hispania Nostra iniciara su andadura en 1976, como asociación sin ánimo de lucro, dedicada a la defensa, salvaguarda y puesta en valor del patrimonio cultural y natural de nuestro país a través de la educación y la difusión, ha tenido como uno de sus principales objetivos hacer pedagogía y difundir la idea de que el patrimonio cultural constituye una inmensa riqueza que pertenece al conjunto del pueblo español o, si se prefiere, de los pueblos de España, al margen de quien sea su titular y de a quien corresponda velar por su conservación, al entender que se trata de un deber que concierne al conjunto de la sociedad. Una riqueza que forma parte del patrimonio cultural de la humanidad y que constituye un legado que trasciende razas, credos e ideologías, porque a todos representa y a todos pertenece.

    Ese patrimonio es el testigo material de las gentes que han habitado durante milenios estas tierras, el reflejo del largo camino que hemos recorrido, de nuestra historia, la universal, la de cada país, la de cada grupo social y, precisamente por ello, su conservación entraña una gran responsabilidad que no puede, ni debe, quedar circunscrita al ámbito de estudiosos, técnicos y políticos, sino que requiere de la colaboración de todos y cada uno de nosotros. En consecuencia, debemos hacer un esfuerzo para conservar los elementos que lo integran, considerando sus valores objetivos y, sobre todo, los subjetivos que la sociedad le otorga, de conformidad con el significado más actual de patrimonio. Si nos limitamos a defender lo que en cada momento se considera más relevante, la avaricia y la ignorancia condenarán a la desaparición a multitud de elementos de ese patrimonio, como ya ha ocurrido en el pasado reciente y todavía ocurre en nuestros días.

    Para afrontar ese reto, la primera dificultad que nos encontramos es el marco temporal en que se desarrollan los acontecimientos, porque mientras que el tiempo del patrimonio se mide en siglos, incluso en milenios, nuestro tiempo, el de los seres humanos, apenas alcanza unas décadas. Esa diferencia nos obliga a trabajar en una permanente carrera de relevos para detener los procesos de deterioro inherentes a toda obra humana. Es decir, que aquellos jóvenes que se están formando hoy, serán los que deban asumir en unos años la responsabilidad de gestionar nuestro patrimonio cultural para conservarlo y, en la medida de lo posible, acrecentarlo. Sin el concurso de toda la sociedad, no solo de la actual sino, sobre todo, de las que nos habrán de suceder en el futuro, no es viable plantear una adecuada conservación de ese patrimonio.

    Una dinámica en la que la sociedad debe jugar un papel cada vez más activo a través de asociaciones, agrupaciones y todo tipo de colectivos, primero porque es la creadora y usuaria de todo ese patrimonio cultural, y, en segundo lugar, porque de ella emanan tanto las normas que lo protegen como las instituciones encargadas de su aplicación y, por consiguiente, es la principal y última responsable de su conservación.

    Partiendo de esta reflexión, Hispania Nostra puso en marcha en 2007 la Lista Roja con el objetivo de ofrecer a la sociedad un cauce de participación en la defensa, conservación y mejora de su patrimonio cultural y natural y hacer visibles todos aquellos bienes en riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores, canalizando las propuestas de la ciudadanía y amplificando su voz para impulsar la toma de decisiones tendentes a revertir los procesos de deterioro.

    La Lista Roja de Hispania Nostra quiere ser, por tanto, el proyecto común de una sociedad que valora su Historia y que está plenamente comprometida con la conservación de su patrimonio como testigo físico de aquella, de una sociedad que considera la educación como la mejor garantía para su conservación y enriquecimiento como una parte esencial de nuestro yo, de nuestras raíces, de lo que somos como sociedad y, sobre todo, como personas.

    Por consiguiente, la Lista Roja es, sobre todo, una llamada a la movilización de la sociedad, a la voluntad de acción de personas y asociaciones particulares que se preocupan por la situación en que se encuentran los bienes culturales que tienen en su entorno más inmediato. Somos un país con un patrimonio cultural importante, atendido por profesionales cuya competencia está fuera de toda discusión, pero nuestros recursos son limitados y no es posible resolver de manera inmediata todos los problemas que plantea un patrimonio tan inmenso, por cantidad y calidad, como el español, por ello Hispania Nostra nos propone asumir la responsabilidad colectiva que implica su conservación y trabajar todos juntos para detener y monitorizar los procesos de deterioro, en aquellos bienes que puedan estar en peligro, hasta que dispongamos de los recursos necesarios para abordar su restauración con las necesarias garantías.

    En Hispania Nostra estamos convencidos de que la protección del patrimonio cultural tiene una enorme capacidad para crear riqueza y generar calidad de vida para quienes viven en su entorno, de manera que su recuperación podría ser, junto a otras medidas de naturaleza estructural, una alternativa viable para invertir la tendencia de esa España que se vacía y empobrece, un poco más cada día. La situación actual debería ser el punto de partida de una profunda reflexión en torno a la conservación y reutilización del inmenso patrimonio que se localiza en estas zonas de nuestro país. Una reflexión que conduzca a la búsqueda de un modelo socioeconómico alternativo que posibilite la generación de actividad económica en áreas despobladas para fijar población y que proporcione una segunda oportunidad a todos esos elementos de nuestro patrimonio cultural que ahora languidecen mientras sus ruinas se transforman en iconos del abandono y la desidia. No es fácil, nadie ha dicho que lo sea, pero la búsqueda de soluciones para problemas complejos requiere generosidad, altura de miras y visión de futuro. Si asumimos que el patrimonio es un bien común y que su conservación es importante para el conjunto de la sociedad, entonces debemos establecer mecanismos que faciliten a los titulares de bienes del patrimonio cultural su sostenimiento y conservación y hacer cuanto sea necesario para que la asunción de dicho esfuerzo sea consecuencia de considerar el patrimonio como un activo y no como una carga.

    Es indudable que a lo largo de las últimas décadas ha habido un incremento progresivo del interés de la sociedad por la conservación y puesta en valor de su patrimonio cultural. Un proceso que viene de la mano del desarrollo y mejora de la educación, de una mayor disponibilidad de recursos para viajar, de ver otros patrimonios y aprender a valorar el nuestro, del incremento de su peso específico en el PIB, y de su mayor presencia en los medios de comunicación, que juegan un papel esencial en la difusión y sensibilización de la sociedad. A fin de cuentas, ese patrimonio, el que aún se conserva e incluso el que se ha perdido, nos permite conocer mejor nuestro pasado y, sobre todo, nos ayuda a interpretar las claves del presente.

    La conservación del patrimonio cultural a largo plazo cohesiona a la sociedad y constituye una magnífica herramienta para educar en valores, al acercarnos a la comprensión de todos los patrimonios como representantes de una humanidad de la que formamos parte, enseñándonos a respetar lo que nos rodea, a valorar y apreciar al diferente, a otras culturas y otros colectivos, desarrollando el espíritu colaborativo que como seres humanos llevamos impreso en nuestro ADN.

    Hispania Nostra

    Introducción

    Me gustaría empezar estas líneas desgranando el concepto de patrimonio cultural y natural. Así pues, el patrimonio cultural lo forma cualquier expresión creativa de la existencia de una sociedad en el pasado y en el presente. Abarca las tradiciones, creencias y logros de un pueblo y sus gentes, pudiendo tratarse de patrimonio material e inmaterial. Y el patrimonio natural es aquel cuya existencia es independiente de la intervención humana. De esta manera, la UNESCO distingue entre patrimonio cultural, natural y bienes mixtos.

    Esta guía tiene como objetivo presentaros un amplio abanico de nuestro patrimonio, el legado de nuestros antecesores, el tuyo, el mío y el de las generaciones futuras, si lo conservamos. Pero lo que os vamos a mostrar es un patrimonio cultural y natural abandonado o destruido. La pretensión de estas páginas es que conozcáis ese patrimonio olvidado, aunque no por todos, e invitaros a ser partícipes como sociedad de su recuperación. Incluso haceros descubridores de elementos de vuestro entorno que se encuentren en estado de ruina, destruidos o en peligro de desaparecer. Y desde aquí os queremos pedir ayuda para educar a que nuestra sociedad, cuando se encuentre con estos elementos en su camino, aprenda a valorar esas cuatro piedras y no digan eso está fatal y no vale nada, para que sean conscientes de que es parte de su patrimonio más cercano. Todos formamos parte de él y él forma parte de lo que somos. Y esperamos que sea parte de los que vendrán.

    En esta guía encontraréis 101 elementos de los 1161 que integran la Lista Roja que elabora la Asociación Hispania Nostra desde 2007, con la ayuda de todos para contribuir a la conservación del patrimonio cultural español. Se han seleccionado intentando contemplar tanto el patrimonio mueble e inmueble, en todas sus tipologías: religioso, arqueológico, artístico, industrial, etnológico, militar, así como el patrimonio natural. De la misma manera hemos querido que estén representadas todas las comunidades autónomas, teniendo en cuenta el número de bienes que forman parte de dicha lista. Los colores que enmarcan las paginas de esta lectura os guiarán para diferenciar la mayor o menor protección legal de que gozan los elementos que aparecen descritos. De igual manera, encontraréis unos símbolos que os indicarán tanto la protección que tienen, como su estado de conservación y el tipo de patrimonio del que se trata. Además de explicaros el bien patrimonial, hemos querido que conozcáis y haceros partícipes del estado de conservación en que se hallan y si se está realizando alguna intervención sobre ellos, si existe algún proyecto para su rehabilitación o para darles un nuevo uso, con el fin de conseguir que permanezca esa herencia cultural para nosotros y las generaciones futuras.

    Así, para las tipologías os encontraréis estos símbolos:

    En cuanto a los símbolos que hacen referencia a los niveles de protección patrimonial que tienen los diferentes bienes, observaréis:

    Este símbolo significa que el bien tiene la máxima protección bajo la figura de Monumento Histórico Artístico Nacional o Bien de Interés Cultural.

    El bien goza de una protección parcial, de parte de sus elementos. Sin olvidarnos que además existen figuras específicas de protección según cada ley de patrimonio autonómica.

    El bien está completamente desprotegido y no ha sido contemplado bajo ninguna de las figuras de protección de la ley patrimonial autonómica correspondiente. Eso no significa que no sea merecedor de ella por su importancia patrimonial.

    En lo que se refiere a los estados de conservación, estos vienen señalados por unas columnas que indican si se encuentran en buen estado, si están muy deteriorados o en ruina.

    Para finalizar me gustaría agradecer a la Asociación Hispania Nostra la labor que realizan, su apoyo, así como por permitirnos partir de su Lista Roja para la realización de esta guía, con la intención de haceros participes de la necesidad de conservar nuestro patrimonio cultural y natural. Al equipo de Alva Cultural por su entusiasmo en la realización de este trabajo. Y de forma muy especial a mis padres, que nos mostraron y nos sensibilizaron sobre el valor de la cultura en los múltiples viajes a los que nos llevaron por toda España. Solo me queda decir que espero que disfrutéis descubriendo los bienes de este recorrido por nuestro patrimonio ahora tristemente abandonado. Y os dejo con una reflexión: nuestro patrimonio es variado y de una gran riqueza artística, pero además transmite valores y emociones de una gran importancia para la sociedad. Es por eso que la cultura se comparte y genera experiencias que dan lugar a una mayor calidad de vida.

    Raquel Álvarez Valdeita

    Palacio de los marqueses de Almanzora

    Almanzora (Cantoria) - Almería

    Cuartel, 6. Almanzora

    Época: siglos XVI-XIX

    En el entorno de la pedanía de Almanzora, perteneciente al valle de Almanzora, se hallan abundantes restos arqueológicos de la presencia de pobladores romanos y árabes. Singular resulta La Cimbra, un manantial artificial cuya función es sacar el agua subterránea para alimentar el bosque natural de álamos. De entre las construcciones que nos narran parte de su historia y costumbres, encontramos El Púlpito, un antiguo molino harinero, la estación de ferrocarril Albox-Almanzora o Las Minas. Y entre su patrimonio histórico y artístico, destacamos el palacio de los marqueses de Almanzora.

    Palacio de los marqueses de Almanzora. © BOSCANI

    Su historia comienza

    Remontándonos a las ruinas de un alcázar musulmán, sobre las que empezó a construir un caserón Juan de Benavides, señor de Jabalquinto. A principios del siglo

    XVII

    pasó a manos de la Casa de Benavente, hasta que Antonio Álvarez de Toledo, décimo marqués de los Vélez, compró los mayorazgos. Fue quien transformó, con la ayuda del arquitecto Ventura Rodríguez, la casa en palacio. En el siglo 

    XVIII

    , el marquesado de los Vélez decidió dividir en tres zonas administrativas sus terrenos. Por un lado, estaban los graneros y las almazaras, y por otro, el área de vivienda y el área administrativa. El edificio principal quedaría como casa solariega para los marqueses de Villafranca y el marqués de la Romana. A mediados del siglo

    XIX,

    todas las edificaciones y propiedades fueron adquiridas por el industrial minero Antonio Abellán Pañuelas, nombrado marqués de Almanzora por el rey Amadeo de Saboya. En 1872 decidió ampliar el edificio con nuevas dependencias y lo convirtió en un palacio de estilo neoclásico. La decadencia de la fortuna familiar llegó con la debacle del negocio minero. Los herederos se vieron obligados a vender el palacio a Juan March Ordinas. Este nombró un administrador que lo dividió para venderlo como minifundios, hasta que fue comprado por dos familias, cuyos herederos son aún los dueños.

    Catalina Casanova Navarro, marquesa de Almanzora, influyó de forma decisiva en la carrera política y empresarial de su esposo. De talante generoso gracias a la fortuna de la que disponía, realizaba numerosas acciones de caridad y filantropía: establecía aportaciones mensuales a diferentes instituciones y al hospital de San Antón de Cuevas, y prestó ayuda a los damnificados por las inundaciones de 1879. Favoreció la llegada del ferrocarril a Cantoria para promover el desarrollo económico de la comarca. Incluso cedió terrenos de su propiedad para el paso del ferrocarril y un solar para la construcción de la estación. Se dice que fue la marquesa del pueblo.

    El palacio está configurado por varias construcciones. Dispone de un pabellón principal con dos alas que dejan en el centro un patio de honor. El pabellón principal y el del lado izquierdo correspondían a la vivienda, mientras que en el lado derecho se localiza la capilla, a la que se accede por el patio. Esta es de planta rectangular y se sitúa perpendicular al eje del patio. Lo mismo ocurre con las caballerizas, la almazara y los demás espacios de servicio. Al interior del palacio se entraba a través de un amplio vestíbulo, a partir del cual se distribuían el resto de las estancias. Estas tenían una decoración de zócalos pintados simulando mármol, colores alegres y techos decorados con representaciones pictóricas. En cuanto a la fachada, que da al exterior del patio de honor, está realizada en ladrillo visto y decorada con mármol blanco. Preside un arco de medio punto sobre pilastras, con una cornisa que la bordea y en el centro el escudo de armas de Antonio Abellán.

    Lo que está pasando

    El palacio se encuentra en un estado ruinoso con muchas pérdidas de sus elementos constructivos y ornamentales, consecuencia directa de décadas de abandono. Con cubiertas hundidas y elementos difícilmente salvables, presenta otras zonas y elementos en un estado de ruina media, aún salvables si se interviene en ellos. Los remates de las cubiertas han desaparecido y las cornisas corren peligro de desprendimiento. Cada vez es más el deterioro y está entrando en un estado que puede acabar en la pérdida total de parte de sus elementos.

    ¿ALGUNA PROTECCIÓN O PROYECTO?

    En 1982, el palacio fue declarado Monumento Histórico Artístico. Y desde 2006 está inscrito en el catálogo general del Patrimonio Histórico Andaluz. El Ayuntamiento ha conseguido, tras años de negociaciones, que sus dos propietarios cedan el edificio por cincuenta años. Así, el consistorio puede gestionar la solicitud de ayudas para su rehabilitación. Sin embargo, en varias ocasiones se ha dejado vencer el plazo de solicitud de las mismas. El Ayuntamiento alega que, al no estar el edificio declarado Bien de Interés Cultural, resulta menos factible la concesión de subvenciones. Los últimos pasos se están dando en colaboración con la Universidad de Granada, que ha realizado un estudio pormenorizado de los daños. También se quiere solicitar la ayuda para trabajos de conservación del patrimonio histórico español dentro del Programa del 1,5 % Cultural que ofrece el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Esperemos que se tramite con éxito y no se pierda este referente histórico y de arquitectura neoclásica de la zona de Almería.

    Destacamos

    A 45 minutos en coche podemos disfrutar de las playas de Mojácar y de su majestuoso pueblo en la sierra de Cabrera y pasear por sus estrechas calles llenas de flores, acercarnos a las puertas de la muralla y subir a su mirador. Desde allí podremos divisar el contraste de un entorno natural con ramblas, playas y humedales.

    Más información

    Ayuntamiento de Cantoria

    ? www.cantoria.es

    v +34 950 436 136

    Molino de mareas del río Arillo

    San Fernando y Cádiz

    Ctra. General Cortadura, 7. Cádiz

    Época: siglo XVIII

    Aunque estamos en el término municipal de Cádiz, nos hallamos más cerca de San Fernando, llamada históricamente Villa de la Real Isla de León, que pertenece a la Mancomunidad de Municipios de Bahía de Cádiz. De su mucho patrimonio podemos destacar el castillo de San Romualdo, el de Sancti-Petri, el Real Carenero, el Real Teatro de las Cortes, las diferentes baterías y torres vigías, y el arsenal de la Carraca, o monumentos religiosos como la iglesia Mayor, la iglesia del Carmen y la iglesia de San Fernando. Y os tenéis que reservar algo de tiempo para disfrutar de sus playas y del Parque Natural de la Bahía de Cádiz.

    Molino de mareas del río Arillo. © SUSANA DE LA LLAVE

    Esto es

    Un edificio preindustrial que aprovechaba el movimiento de las mareas como fuerza motriz. Este del río Arillo es un molino harinero que se empezó a construir en 1789 y cuyo primer propietario fue Miguel Álvarez Montañés. Tras varias ampliaciones, adquirió el aspecto que ha llegado hasta nosotros. Durante el siglo 

    XIX

    pasó a manos de Juan Dámaso López, y luego de Félix García de Lizarra, quien lo puso en arrendamiento. Sus últimos propietarios, ya en el siglo

    XX

    , fueron la familia Arnau y después la Unión Salinera. Este tipo de molinos se solía construir en zonas donde resultase fácil el embalsamiento de agua con la subida de la marea. Su funcionamiento siempre estaba a expensas de los ciclos mareales. Constaba de una presa que se llenaba con el agua de la pleamar a través de unas compuertas. Una vez finalizada la pleamar y lleno el estanque, denominado caldera, la compuertas basculantes del canal se cerraban por la propia presión del agua embalsada. Pasadas las horas siguientes a la pleamar, una vez que el nivel del agua entre el estanque y el estero o laguna era diferente, se dejaba salir el agua embalsada por un canal estrecho o saetín accionando una compuerta desde el interior del molino. A causa del desnivel, el agua salía con fuerza haciendo girar las ruedas o rodetes, que estaban unidas por un eje, que a su vez hacían girar las piedras de la molienda. En la bahía de Cádiz hubo varios molinos de mareas, pero este es el de mayor tamaño, y de hecho, fue uno de más importantes de la Península, con doce piedras moledoras. Pero con la llegada de la energía eléctrica y la introducción de otras técnicas, estos molinos dejaron de usarse poco a poco. En concreto, este dejó de funcionar en la década de 1930.

    Durante el siglo

    XIX

    y principios del

    XX

    , el edificio del molino también se utilizaba para recepciones oficiales. Para ello se usaba un almacén habilitado y decorado para la ocasión. Todos los prelados de la diócesis eran recibidos allí en el «salón del Obispo». Por aquí pasaron: Fernando VII y su hermano, la reina Isabel II y su esposo el duque de Cádiz; Alfonso XIII estuvo por lo menos en dos ocasiones, en una de ellas acompañado por la reina Victoria Eugenia, los príncipes de Gales y Jorge de Inglaterra.

    Este molino es un buen ejemplo de lo que fue la tecnología tradicional de aprovechamiento de los recursos naturales. La construcción presenta planta esquemática y funcional, claramente influenciada por la arquitectura industrial y militar basada en una estructura de geometría, que facilitaba sus posibles ampliaciones. Presenta una alineación de arquerías de medio punto y tamajares construidos en sillería, que le dan aspecto de un puente. Sobre la estructura de arcos se halla el edificio dedicado a la molienda, compuesto por una crujía lateral y otra frontal más larga, realizadas en hileras de mampostería reforzadas con cantería en vanos y esquinas. En el lado derecho de la crujía de mayor longitud se han adosado construcciones posteriores que conforman un ángulo recto. Ambas edificaciones perpendiculares forman dos de los lados del embalse, donde se facilita la diferencia del desnivel del agua.

    Lo que está pasando

    El abandono al que está sometido desde hace años ha provocado un deterioro progresivo, que lo ha llevado hasta su estado de ruina actual. Solo se mantienen en pie los muros y las arquerías que están sobre el agua. Las cubiertas han desaparecido y se aprecian también derrumbes en algunas partes de los muros. La única intervención de urgencia que se aprecia es la instalación de un apuntalamiento metálico en 2007 para evitar el derrumbe total. Y en los últimos tiempos, a los daños se vienen añadiendo restos de basura y pintadas. La situación es de riesgo de pérdida irreversible.

    ¿ALGUNA PROTECCIÓN O PROYECTO?

    Declarado Bien de Interés Cultural, es otro ejemplo de cómo la protección legal no necesariamente conlleva actuaciones por parte de las administraciones competentes. En este caso concreto, se han presentado proyectos privados para su recuperación y convertirlo en centro cultural relacionado con la industria de la Bahía. Incluso hubo una iniciativa de obras de restauración desde la administración. En 2002, la Junta de Andalucía lo incluyó en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz. Ahora el principal problema está entre las dos administraciones que tienen competencia sobre el inmueble. Pero, ni la Junta ni Costas han planteado ningún proyecto de restauración hasta la fecha. De todos depende y ninguno actúa. Lo triste es que se está dejando perder una pieza clave para entender la historia económica gaditana.

    Destacamos

    Muy cerca, en coche, se hallan el Conjunto Histórico Artístico de Vejer de la Frontera y Jerez de la Frontera, con sus bodegas y su Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre; además del alcázar, la catedral, la colegiata, la iglesia de San Miguel o la Cartuja.

    Más información

    Ayuntamiento de San Fernando

    ? www.sanfernando.es

    Yacimiento arqueológico Casa del Obispo

    Cádiz

    Pl. de Fray Félix, 5. Cádiz

    Época: SIGLOS VIII a. C.-XVI

    Viajamos al área metropolitana de la bahía de Cádiz-Jérez, más concretamente a la capital de la provincia. Cádiz está separada del continente por el caño de Sancti Petri en medio de las marismas. Conocida desde hace siglos como la tacita de plata, su vida gira en torno a la actividad del puerto y a su patrimonio histórico-artístico, fruto de su larga e influyente historia. Su perfil nos deja ver los palacios barrocos del barrio de Santa María, que surgieron en el momento de mayor esplendor económico y cultural de la ciudad, con sus típicas torres mirador y la Cárcel Real, la catedral, con su cúpula brillante, y el barrio del Pópulo, que hay que recorrer sin prisa y llegar hasta el oratorio de la Santa Cueva para apreciar las pinturas de Goya. Hay que pasear también por el barrio del Mentidero para ver el oratorio de San Felipe Neri, en el que se redactó la primera Constitución española, acercarnos a disfrutar de los impresionantes fondos del Museo de Cádiz y conocer los diferentes yacimientos que existen en la ciudad, de entre los cuales destacamos el de Casa del Obispo.

    Yacimiento arqueológico Casa del Obispo. © CARBOANION

    Su importancia está

    En que nos permite conocer la evolución de la ciudad desde el siglo 

    VIII

    a. C. hasta el siglo 

    XVIII

    de nuestra era. Este yacimiento nos muestra cómo se han ido superponiendo las diferentes civilizaciones que ocuparon Gadis (Cádiz) reutilizando edificaciones ya construidas. El conjunto presenta un lugar de culto de diferentes civilizaciones. Los restos más primitivos conservados pertenecen a un monumento funerario de época fenicia, del siglo 

    VIII

    a. C. Los siguientes restos encontrados corresponden a una construcción romana relacionada con el culto a dioses con virtudes sanadoras del siglo 

    II

    d. C., sobre la que se situó posteriormente una necrópolis visigoda en el siglo 

    VI

    y una mezquita de época musulmana, hasta su destino cristiano en el siglo

    XIII

    , que corresponde a la catedral Vieja, y terminando con el edificio correspondiente a la residencia episcopal mandada construir por el obispo de Cádiz, Luis García de Haro, en el siglo 

    XVIII

    . Lo más característico de este yacimiento es que todos los restos hallados pertenecen a edificaciones relacionadas con el culto y están dedicados a diversos usos religiosos.

    Los Asclepeion eran un conjunto arquitectónico sagrado formado por tres templos y altares. Los enfermos se introducían en la sala subterránea, llamada incubatio, durante la noche, donde recibían de los dioses la revelación de los remedios para su curación.

    Los restos que presenta el emplazamiento corresponden a distintos momentos históricos. En el yacimiento, ubicado entre la antigua y la nueva catedral, los restos de los que se ha obtenido mayor información corresponden a una pequeña edificación fenicia arcaica, es decir, son los más antiguos. La siguiente estructura, también de época fenicia, es un monumento funerario, que junto con otros elementos excavados en la roca, constituye uno de los conjuntos funerarios más importantes de la península Ibérica. Con los cartagineses, se sabe que se produce una sacralización del lugar que culmina en época de los Bárcidas con una primera monumentalización. Ya en período romano, durante la República, un nuevo conjunto ritual relacionado con el agua se adosó a las edificaciones púnicas. Luego se reestructuró el espacio añadiendo un templo romano de fachada tetrástila, que formaba parte de un conjunto de tres templos de herencia clásica, dedicados a Apolo (dios de la curación), Asklepeios (dios de la medicina) e Higia (diosa de la salud).

    Lo que está pasando

    Tras una puesta en valor y musealización del yacimiento entre los años 2005 y 2006, el conjunto lleva años sufriendo graves problemas de filtraciones de agua, sobre todo en el monumento funerario fenicio. Se han producido desprendimientos de sillares y de morteros de agarre originales, lo que provoca la pérdida de estabilidad de la estructura y el riesgo de derrumbe. Además, sobre los restos de las diferentes estructuras conservadas del yacimiento, se han levantado micropilotes de quince metros de profundidad, y el hormigón que soporta la estructura se asienta de manera invasiva en la estructura de mortero y piedra de los restos romanos. La lluvia acumulada en la plaza, que tiene un desnivel, provoca que en el yacimiento se acumule el agua, causando graves daños. A esto hay que añadir los actos vandálicos, pese a que el yacimiento está cerrado al público y con aspecto de abandono.

    ¿ALGUNA PROTECCIÓN O PROYECTO?

    Los restos del yacimiento están protegidos bajo la figura de Bien

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