Mapa de sueños paso a paso

Por Dianara Axanova

Este libro está dirigido a personas que han probado muchas maneras de alcanzar sus metas y sueños y aún siguen sin lograrlo. El Mapa de Sueños es una gran herramienta que no solo nos ayuda a estar enfocados en lo que queremos y cumplirlo, sino también nos da la oportunidad de conocernos y comprendernos mejor a través de nuestros verdaderos deseos. El Mapa funciona y su efectividad ha sido comprobada a través de las experiencias de miles de personas que lo han usado para hacer realidad sus sueños.
Es una representación gráfica de lo que queremos tener en nuestra vida. No solo pensamos en nuestros deseos, sino también los vemos todos los días en nuestro Mapa. Los seres humanos pensamos en imágenes y con esta gran herramienta le comunicamos claramente a nuestra mente subconsciente lo que deseamos manifestar en nuestra vida.
Cualquier sueño puede hacerse realidad a través del uso de diferentes técnicas, energía y acción por nuestra parte.
El Mapa de Sueños no es Tablero de Visión. Es mucho más efectivo y en este libro descubrirás por qué. Todos los secretos de la creación de esta gran herramienta se exponen en este libro con mayor detalle.

• Idioma: Español
• Editorial: Letrame Grupo Editorial
• Fecha de lanzamiento: 13 sept 2022
• ISBN: 9788411442619

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Diseño de edición: Letrame Editorial.

Maquetación: Juan Muñoz

Diseño de portada: Rubén García

Supervisión de corrección: Ana Castañeda

ISBN: 978-84-1144-261-9

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Introducción

Mi historia con el mapa de sueños empezó en el año 1998 cuando compré un libro de Natalia Pravdina, una de las autoras más populares de Rusia en aquel entonces. En el libro la autora habló del mapa de sueños y cómo hacerlo según la estructura y los colores del mapa Bagua de Feng Shui. Yo no tenía ni idea de lo que era Feng Shui, pero ese término me llamó la atención hasta tal punto que más adelante en Barcelona obtuve la certificación de asesora de Feng Shui tradicional.

El mapa de sueños en realidad no tiene nada que ver con el Feng Shui, un arte ancestral chino, que busca el equilibrio de la energía vital a través de la distribución y la orientación de los espacios. La única cosa que tienen en común el mapa de sueños y este arte milenario es el mapa Bagua, una herramienta básica de Feng Shui, que representa el plano energético del hogar. Este plano está dividido en nueve áreas y cada una corresponde a un aspecto vital y distinto de nuestra vida. Las nueve áreas del mapa Bagua son: viajes y ayuda, creatividad e hijos, conocimiento, fama/éxito y metas, carrera profesional y negocios, amor, familia y salud, riqueza material y, por último, el centro.

Recuerdo perfectamente aquel momento mágico cuando hice por primera vez mi primer mapa de sueños a los 17 años de edad. Tenía mucha ilusión y estaba llena de fuerzas y energía positiva mientras lo hacía siguiendo todos los pasos que había leído en el libro. Han pasado más de 20 años desde aquel entonces, y ya no recuerdo todos los deseos que puse allí; de lo que sí me acuerdo fue mi sueño de estudiar en la facultad de lenguas extranjeras. Solo teníamos una universidad entre muchas, donde podías elegir castellano como la segunda lengua extranjera. El sueño de mi vida era vivir en España, por esa razón tendría que estudiar allí costara lo que costara.

Pero había un problema: esa universidad era muy costosa. Mis padres acababan de comprar una casa y tenían muchas deudas; no era posible pagar esas deudas y mi carrera a la vez. Yo era consciente de ello pero, aun así, en mi mapa de sueños escribí mi deseo de estudiar en aquel sitio. Hice un collage donde coloqué mi foto encima de aquella universidad.

El mapa de sueños ayuda a conseguir todo lo que deseamos, pero también hay que poner de nuestra parte. Lo único que podía hacer en aquel entonces fue estudiar mucho para poder aprobar los exámenes y entrar en la universidad. Al principio mi padre se opuso a mi decisión de entrar allí. Lo vio imposible, pero mi madre me apoyó. Aún faltaban ocho meses para terminar el bachillerato. Durante aquel tiempo mis padres, a parte de trabajar, vendían leche, queso, huevos, patatas, zanahorias y remolachas. En aquella época teníamos una granja y un huerto. Yo solía comprar la ropa de segunda mano, second hand, que venía de Estados Unidos. Eran tiempos difíciles, pero yo tenía fe de que mi mapa de sueños no me fallaría. Y así fue. Mis papás ahorraron suficiente dinero para el primer año de la universidad. No estaban seguros de poder pagar los tres años restantes, pero eso no nos detuvo.

Terminé mi primer año de estudios con sobresalientes y decidí dar clases particulares de inglés para los niños y adolescentes de mi pueblo. Entre semana estudiaba, los fines de semana daba clases de inglés 14 horas seguidas. Con eso ganaba el doble que mis padres juntos trabajando todo el mes. Pude pagar yo misma mi segundo año de estudios. Luego las cosas empezaron a ir mejor. Mi madre tuvo un ascenso y le subieron el sueldo. Dejé las clases particulares y me centré en mis estudios. En el año 2002 terminé la universidad con Cum Laude. En una semana encontré un trabajo muy bien pagado de intérprete en una empresa española. Todo el mundo quedó sorprendido porque sin tener ninguna experiencia y trabajar en la capital del país no era posible si no tenías contactos. Pero yo lo único que tenía fue mi mapa de sueños; gracias a él y mis esfuerzos las circunstancias de mi vida se habían organizado de tal modo que mis sueños se hicieron realidad.

Trabajé en la empresa un año y medio y luego tuve la oportunidad de irme a vivir a España. Lo más fascinante fue que de todas las ciudades de este maravilloso país, aterricé en Barcelona, el lugar más bonito que he visto hasta entonces. Mi mapa de sueños me ayudó a cumplir mis deseos. Yo puse de mi parte también, pero había cosas que no dependían de mí; cosas como, por ejemplo, encontrar aquel trabajo que me llevaría a España. Muchos decían que era un milagro. En la universidad conocí al embajador de España y nos hicimos amigos. Hice prácticas en la embajada y gracias al hecho de tener una amistad con el embajador no tuve ningún problema para obtener mi visado de tres meses. Mi vida estaba llena de acontecimientos misteriosos, que al final hicieron que todo lo que había deseado se cumpliera. Aún no sé por qué no volví a hacer mi nuevo mapa de sueños en los años posteriores. Estaba tan feliz viviendo en Barcelona que ya no deseaba nada más.

Más tarde salió el famoso documental El secreto, y allí también se mencionó el mapa de sueños, pero tenía otro nombre. Lo llamaban El tablero de visión. No tenía nada que ver con mi mapa de sueños. Era una especie de tablero donde se colocaban las imágenes de cosas que deseabas y solo tenías que visualizarlo de vez en cuando. Parecía muy sencillo. Desafortunadamente, no me llevé a España aquel libro con las instrucciones para hacer el mapa de sueños. Para ser sincera, no sabía ni dónde estaba. Se lo había prestado a una amiga y no recordaba si al final me lo devolvió o no. En aquellos tiempos no había tanta información en internet sobre el tema, tampoco existían plataformas para poder descargar los libros. Pensé que, si a este señor del documental le había funcionado un simple collage, por qué no probarlo también. Y lo hice. Por supuesto, no empleé la técnica del mapa Bagua. Solo compré una cartulina grande, coloqué las imágenes de una casa que quería, un lugar donde me gustaría trabajar y el estilo de vida que quería tener. Puse esa cartulina debajo de la ventana del dormitorio enfrente de mi cama para poder verlo al despertarme, y con eso creía que todos mis sueños se cumplirían. Me llevé una decepción muy grande. No se hizo realidad ni un solo deseo. Nada de nada. Rompí mi cartulina y me prometí a mí misma no volver a hacerlo nunca más. No quiero decir que un tablero de visión no funcione, para miles de personas es una buena herramienta para alcanzar sus metas y sueños. Lo que pasa es que a mí personalmente no me salió bien.

Con los años me volví más escéptica hacia todo lo que no tenía una explicación científica. Sentí un profundo interés por la neurociencia y la física cuántica. Sí, terminé la escuela de Feng Shui en dos años, pero cambié mucho. Dejé de creer en la magia de la vida hasta que un día una amiga mía, que vive en mi país, me llamó y me dijo que ella había hecho un mapa de sueños. No recuerdo qué le dije al respecto, pero le hice entender que esas cosas no me interesaban. Mi amiga lo respetó y no volvió a hablar del tema.

Cuando yo le llamaba para preguntar cómo estaba, me decía que las cosas le iban mejor que nunca. Ella creía que era gracias a su mapa de sueños, pero como yo no quería saber nada de eso, no me daba explicaciones. A mí las cosas me iban fatal. No tenía la vida que quería. Estaba estancada en mi trabajo, en el que llevaba más de 12 años. Quería hacer otra cosa, realizaba una formación tras otra, gasté fortunas yendo a talleres de desarrollo personal, pero seguía más perdida y deprimida que nunca. Mi amiga me llamó un día y me dijo que iba a venir con su marido de vacaciones a España y pasaría una semana en Costa Brava y otra en Barcelona. Me comentó que había reservado ya los hoteles de cinco estrellas y estaba muy emocionada. Tragué mi orgullo y le pregunté si creía que su mapa de sueños tenía algo que ver con su viaje a España. Entonces me lo contó todo.

Me dijo que había hecho un taller dedicado al mapa de sueños. Luego contrató los servicios del instructor del taller para que le ayudara a hacer su mapa. Ella quería asegurarse de que lo hacía bien y la mejor manera era hacerlo con un experto. Lo terminó en el mes de febrero de aquel año. En su mapa en el sector de viajes puso una foto de un hotel que le gustó y también hizo un collage con imágenes de Barcelona y su foto recortada encima. La imagen del hotel servía tan solo para reforzar el sector, el verdadero sueño de mi amiga era viajar a Barcelona.

A finales de mayo su marido recibió mucho dinero que le debía una empresa constructora. Le ofreció a mi amiga pasar unos días en Dubái. Él no podría ir por asuntos de trabajo, pero estaría encantado de que su mujer y sus tres hijos disfrutaran de unas mini vacaciones. Lo más sorprendente fue que las ventanas de la habitación del hotel, donde se había hospedado mi amiga, daban al hotel que ella tenía en su mapa de sueños.

En septiembre del mismo año mi amiga con su marido disfrutaban de sus vacaciones en España. Un día vino a verme a mi trabajo. En aquel entonces yo trabajaba en una de las joyerías más antiguas y prestigiosas del país. Ella quería ver anillos de diamantes. Me dijo que no iban a comprar nada, solo querían mirar. Le enseñé varios solitarios. Se enamoró de un modelo clásico de cuatro grapas en oro blanco. Cuando yo iba a guardar los anillos, su marido sacó de la cubeta el que le había fascinado a mi amiga y dijo que se lo quedaban. Fue una sorpresa, mi amiga no se la esperaba. Sabía que algún día tendría un anillo de diamante porque lo había puesto en su mapa de sueños, pero pensó que su marido se lo compraría en su país porque allí sería mucho más económico.

No voy a entrar en detalles, solo quiero decir que fui la testigo de cómo los deseos de mi amiga se cumplían. Se compraron una casa con sauna y piscina, mi amiga descubrió su propósito de