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Cien a mis veinticinco: Reflexiones de un joven en busca de respuestas
Cien a mis veinticinco: Reflexiones de un joven en busca de respuestas
Cien a mis veinticinco: Reflexiones de un joven en busca de respuestas
Libro electrónico223 páginas2 horas

Cien a mis veinticinco: Reflexiones de un joven en busca de respuestas

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La mente es como un paracaídas, solo funciona si se abre. La vida sin cuestionamientos es como vivir con los ojos cerrados. Al ser partícipes de un mundo con crecientes retos y problemas, no solo tenemos la necesidad, sino también la obligación de cuestionarnos para edificar.
Más que un libro, Cien a mis veinticino representa mis pláticas más valiosas, mis dudas más grandes, y mis más fuertes momentos de introspección. Me atrevo a decir que parte de los cuestionamientos que integran este libro, tal vez todos nos los hemos hecho por lo menos una vez en algún punto de nuestras vidas.
Al escribir sobre diferentes temas, abrir este libro en cualquier página es como platicar con el autor uno a uno. Siendo así, el lector puede abrir una página al azar y descubrir una frase o una palabra de aliento o quizá alguna idea que le resulte intrigante. En cualquier caso, es una obra que seguramente puede ser altamente apreciada por jóvenes y adultos de cualquier edad.
IdiomaEspañol
EditorialGratia
Fecha de lanzamiento15 jun 2022
ISBN9788418520822
Cien a mis veinticinco: Reflexiones de un joven en busca de respuestas

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    Cien a mis veinticinco - Cesáreo Escobedo Guerra

    #001 VISIÓN ÍNTEGRA CONTRA LA CORRUPCIÓN

    Es indiscutible, que uno de los problemas que más perjudica a los mexicanos día con día es la corrupción. Es una adversidad que ha permeado cada aspecto de la sociedad con el paso de los años, hasta llegar al momento en el cual el mismo Presidente la considere como un aspecto cultural de nuestro país (Rodríguez, 2014). Es posible, sin embargo, inhibirla de una manera innovativa y eficaz con el uso de las herramientas legales.

    Para poder mitigar la corrupción del país, resulta crítico comprender los antecedentes estructurales de la misma. Un antecedente estructural es una condición que se da dentro de un sistema político que fomenta ciertas actividades, usos o costumbres. Con el paso del tiempo, dichas actividades se arraigan a la sociedad, por lo cual resulta más difícil erradicarla, puesto que ya no sólo está consolidado en las mentes de la sociedad, sino en el desarrollo mismo de las instituciones.

    En México, se puede retornar a la rendición misma de Tenochtitlán, donde los encomenderos designados por Cortés, se encargaron en ocasiones de nombrar auxiliares para la recaudación de tributos. Fue con este mismo sistema de encomiendas que se comenzó a burlar los tributos por medio de dádivas (García de León, 2008).

    Para Enrique Krauze, la corrupción en México ha incrementado drásticamente con el paso de los años. Como menciona en su artículo Breve historia de la corrupción, personajes emblemáticos como Iturbide tenían negocios poco legales, y Santa Anna contaba con abundantes haciendas tanto en México como en Colombia, pero en todo momento buscaron más un sepulcro con honor que el dinero mismo.

    La figura de Plutarco Elías Calles y la formación del Partido Nacional Revolucionario (

    PNR

    ) en 1929, cambiaron el panorama político, con el desarrollo de instituciones que le otorgaron facultades excesivas al poder Ejecutivo. Con el paso de los años, la corrupción comenzó a ser más notoria con el establecimiento de los universitarios preparados como servidores públicos de altos rangos en el sexenio de López Mateos. Fue hasta el mandato de Echeverría, sin embargo, que la corrupción se volvió un tema más sonado, al momento de expandirse de manera drástica el sector público.

    Una vez analizados grosso modo los antecedentes de corrupción en nuestro país, se deben descifrar las causas internas más relevantes de su persistencia; puesto que si lo que se busca es inhibir la corrupción, se debe comprender la base sobre la cual se funda y las causas que le dieron origen.

    La composición de la Constitución de 1917 marcó el paso hacia la corrupción moderna del país. Desde 1917, México ha vivido grandes cambios en ámbitos económicos y políticos. La señalada Constitución se caracterizó por establecerse como modelo ejemplar de las mejoras regulatorias que el país necesitaba en una época pos-revolucionaria y por ser portadora de derechos sociales, mismos que satisficieron las demandas de aquellos tiempos.

    La constitución actual continúa con el mismo esqueleto de hace 101 años. Hasta septiembre del dos mil diecisiete, ha sido reformada 693 veces (2017), pero las bases constitucionales siguen siendo las mismas. ¿Qué significa esto? Considérese el caso de un zapato que se le compra a un recién nacido. Este zapato cumplirá su propósito en el corto plazo, pero es de esperarse que a manera que progrese, se adapte y evolucione el infante se le deben renovar los mismos para que cumplan con su propósito de manera adecuada. No importa cuántas veces se le dé mantenimiento al zapato original, puesto que a pesar de que un constante mantenimiento lo conservará en buen estado, el zapato claramente no le quedará al susodicho.

    Con la anterior analogía se puede comprender, que la actual constitución, por más reformas que tenga a lo largo del tiempo, no es apta para combatir las problemáticas de un México en el 2018. Si lo que se quiere es en verdad un cambio sustancial para mitigar la corrupción en el país, se debe cambiar el esqueleto constitucional. No se debe aspirar a una reforma más, sino a una sustitución de la misma. Una sustitución, contrario a una reforma, lo que busca es cambiar la esencia misma de la constitución (Marván & Casar, 2012). En lugar de 136 artículos y 19 transitorios, debe contener en un mínimo de artículos: la protección a los derechos fundamentales, una clara división de poderes, la organización institucional, el mecanismo al voto y los derechos y deberes tanto de los ciudadanos como del gobierno.

    Tácito, historiador y gobernador romano, sostuvo que mientras más leyes tiene un país, es más susceptible de caer en la corrupción (Yañez, 2010). Las mejoras regulatorias son buenas y deben de implementarse en la medida de lo posible. Sin embargo, los excesos regulatorios conllevan numerosos problemas. La sobrerregulación de cualquier materia tiene como resultado el opuesto del que desea obtener. Por una parte, la implementación de normas y trámites excesivos implica un aumento en la ignorancia jurídica de las personas a las que es dirigida. Consecuentemente, no se puede esperar que las personas acaten leyes y normas que no conocen en un primer lugar.

    Éste segundo problema lleva al tercero, el cual consiste en la burocratización de los procesos administrativos y judiciales. Dicha burocratización a su vez se constituye como un facilitador y motivador de la corrupción. Dado lo anterior, resulta indispensable entender que la actual realidad mexicana se caracteriza por fomentar, inconscientemente, actos de corrupción. Prueba de ello se hace evidente cuando se desea abrir un restaurante o una tienda de abarrotes. En todo caso, el aspirante debe obtener numerosos permisos y licencia, donde pueden perder años en el proceso; siendo así más fácil sobornar a cualquier servidor público que realizar los trámites correspondientes.

    Una nación es tan corrupta como su ciudadanía se lo permite. Es por lo mismo que para poder inhibir la corrupción, se debe fomentar la participación de los ciudadanos en su ámbito cotidiano. Esto, por medio de denuncias cada que noten algo fuera del marco legal, exigiendo que se haga la justicia en un ámbito cotidiano.

    Es en este momento donde se debe procurar llevar educación de calidad a todos los estudiantes y jóvenes con el propósito de desarrollar una mentalidad crítica que cambie las actitudes del colectivo nacional. En este orden de ideas, habrá un mayor acatamiento de las normas que encaminen a un verdadero estado de derecho en el cual la corrupción será indudablemente reducida.

    Por medio de lo anterior, se creará indiscutiblemente armonía entre la ciudadanía y el gobierno, al igual que en su funcionamiento. Por un lado, el gobierno mexicano debe regresarle a la ciudadanía la esperanza de contar con un verdadero estado de derecho, dentro del cual se les garantice todos y cada uno de sus derechos y garantías fundamentales (tales como el derecho a la educación, a la salud, al libre desarrollo de la personalidad, etc.); por otro lado, la ciudadanía no sólo debe exigir estos derechos día con día, sino que deben obligarse recíprocamente a respetarlos en la medida en la que les sean respetados.

    Es hora de brindarle un cambio sustancial al marco legal mexicano que permita finalmente atenuar la corrupción.

    #002 REFLEXIONES RUMBO A LA IDENTIDAD NACIONAL MODERNA MEXICANA

    Es hora de que México reconfigure y fortalezca su identidad nacional. La polarización política, la apatía, los innegables efectos de la globalización y el creciente contacto con el extranjero han puesto en tela de juicio la identidad mexicana moderna. Resulta pertinente preguntarnos, ¿qué nos une como mexicanos actualmente?

    El mestizaje vino a marcar el comienzo del desenvolvimiento de nuestra identidad. Somos el producto de la mezcla de diversas razas. Samuel Ramos y Octavio Paz consideran que nuestra identidad parte de un sentimiento de inferioridad desde la misma conquista y la colonización¹. Con el paso de los años, nos fuimos consolidando más y más como mexicanos. Nos independizamos en el primer cuarto del siglo

    XIX

    y hace poco más de un siglo sobrevivimos una revolución. Tras la revolución, México sufrió una crisis de identidad inmensa que aclamaba el surgimiento de una figura que brindara esperanza en el marco cultural. Esta figura sería José Vasconcelos.

    José Vasconcelos, nuestro primer Secretario de Educación Pública (1921-1924), designado en el gobierno de Álvaro Obregón tuvo la visión de darle al pueblo no solo educación, sino la educación que necesitaba. Durante estos años, México estaba pasando por un momento crítico para consolidar su identidad nacional tras la revolución. Vasconcelos estaba consciente del alto porcentaje de analfabetismo que existía en México, y por lo mismo tuvo la brillante idea de que la gente que no supiera leer, podría hacerlo por medio de imágenes (murales). Vasconcelos se propuso desarrollar una nación mexicana donde ya existía un Estado, promoviendo para ello las artes en todo momento². Por medio de lo anterior, se desarrollaron los cimientos del movimiento del muralismo, mismo que sería impulsado por Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Clemente Orozco, Rufino Tamayo, Gerardo Murillo, entre otros.

    ¿En qué momento se desvaneció el movimiento del muralismo? Debemos retomar esta idea y adaptarla a nuestra sociedad actual por medio de las redes sociales. Los murales modernos pueden manifestarse por medio de expresiones cotidianas dentro de las redes sociales que enaltezcan amor y orgullo de lo que representa nuestro país. El conjunto de estas expresiones por medio de las herramientas tecnológicas formarán, con el tiempo, un sentimiento de pertenencia fuerte en cada mexicano, aun en las minorías.

    Los índices siguen siendo alarmantes, el porcentaje de analfabetismo en el país es de 4.4% en 2017 (oscilando en cuatro millones de personas)³. Por si fuera poco, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (

    OCDE

    ) reportó en el 2016 que únicamente el 22% de los mexicanos entre 25 y 34 años accedieron a una educación media superior⁴. Esto significa que poco más de dos de cada diez mexicanos tuvieron acceso a una educación hasta el nivel del bachillerato⁵.

    Aparte de erradicar el analfabetismo, para cumplir con la misión del desarrollo de una identidad nacional sólida debemos apoyar a minorías étnicas, religiosas, de género, lingüísticas, entre otras⁶. Allí, donde se encuentra la inclusión a las minorías, se encuentra nuestra mayor oportunidad de fortalecernos como país. Comencemos por escuchar a estas minorías, aprendamos a representarlas de una manera adecuada, para poder vivir en un país más incluyente y para comprender la diversidad que nos rodea.

    Hoy más que nunca, México necesita una identidad nacional fuerte. Tomemos el ejemplo de las elecciones presidenciales del 2018. Las diferencias ideológicas arraigadas han generado odio entre las clases sociales y visiones contendientes del proyecto-nación que se necesita. En un momento político tan denso, al encontrarse el país más dividido que nunca, no debemos descuidar lo que nos une como mexicanos.

    No podemos permitir que los prejuicios políticos que tenemos generen un odio clasista que nos divida. La política debe servir como un medio que fomente la diversidad ideológica razonada y respetuosa, no como una excusa para ofendernos ni para catalogarnos unos a otros de una manera despectiva. Más allá de partidos políticos y convicciones ideológicas, somos mexicanos. Convirtamos el pluralismo ideológico dentro de la política en nuestra fortaleza, no nuestra debilidad.

    Debemos crear una identidad que deje atrás pensamientos erróneos de lo que nos consagra como mexicanos y que aplaste complejos de superioridad e inferioridad de las clases sociales. Necesitamos un Vasconcelos moderno, sí, pero primero necesitamos analizar de manera individual nuestro sentido de lo que significa ser mexicano. Para esto, resulta vital tomar nuestras tradiciones pero cambiando lo que no nos ha dejado crecer. Dejar de pensar de manera individual, pensar de manera colectiva.

    México es su cultura, su gente, su abundante historia. Debemos concentrarnos en nuestras fortalezas como nación, que no son pocas. Retomemos la idea de la creación de identidad por medio del arte (retomando el uso de los murales), por medio del enaltecimiento de la diversidad ideológica respetuosa, de nuestra historia, de un sentimiento profundo de superación colectiva y tradiciones ricas. Luchemos no sólo por educación, sino por una educación en el modo que en realidad se necesita.

    Tras casi un siglo de haber tenido a la figura de Vasconcelos en la Secretaría de Educación Pública, nos corresponde ahora a nosotros como sociedad la creación de un movimiento cultural con ideas innovadoras e incluyentes que le otorgue una identidad a los mexicanos. Para llevar esto a la práctica, se debe acudir a las herramientas tecnológicas.

    La herramienta más fuerte que tenemos en el 2018 son las redes sociales. Tomemos iniciativa. Debemos usar los medios para reconfigurar la identidad nacional de una manera positiva. Es hora de vivir en un México más incluyente, donde la identidad nacional vaya más allá de las clases sociales y las buenas intenciones.

    Notas al pie

    1 www.revistas.unam.mx/index.php/rmcpys/article/download/51592/46076

    2 http://carpetashistoria.fahce.unlp.edu.ar/carpeta-2/notas/vasconcelos-y-el-muralismo-mexicano

    3 https://www.sdpnoticias.com/nacional/2018/02/02/alfabetizacion-en-mexico-los-datos-duros

    4 https://www.oecd.org/education/skills-beyond-school/EAG2016-Mexico.pdf

    5 http://www.sems.gob.mx/en_mx/sems/ems_sistema_educativo_nacional

    6 http://www.unla.mx/iusunla22/reflexion/minorias%20y%20grupos%20difernciados.htm

    #003 MÁS ALLÁ DEL PROCESO ELECTORAL: NUESTRA TAREA COMO CIUDADANOS

    Las elecciones presidenciales las podemos entender como un parteaguas político. La presencia de gobiernos que dejaron mucho qué desear en aspectos económicos, de seguridad pública, y corrupción, por nombrar algunos y la fuerza omnipotente de redes sociales marcaron un antes y un después para la ciudadanía mexicana sin precedentes.

    Hace décadas resultaba normal para el

    PRI

    obtener el 98.1% de los votos, como en el caso de Lázaro Cárdenas del Río en 1934. Cabe mencionar que durante esos años teníamos una población siete veces menor a la que tenemos actualmente, y votaban poco más de dos millones de ciudadanos. Era otra política.

    Hagamos un breve recuento político de las críticas más notables a los últimos tres sexenios. A Vicente Fox se le señala por no haber sabido utilizar el bono democrático. Con el paso de los años se acotó a Calderón bajo el espectro de la inseguridad. Enrique Peña Nieto tuvo una de las tasas de aprobación más bajas en la historia de los Presidentes en México con sólo un 21%.

    ¿A qué llevó esto? El pueblo mexicano se cansó de las promesas falsas de sus gobernantes. Por lo mismo, la ciudadanía terminó anhelando un símbolo de esperanza, acompañado de un mayor pluralismo político que pudiera representar un nuevo camino. Dicho símbolo se encarnó en Andrés Manuel López Obrador.

    El gobierno es y siempre fungirá como el regulador por excelencia de la sociedad y es indiscutible que los ánimos cambian con los tiempos. Nuestro Presidente electo supo analizar como todo un experto dichos ánimos y el resultado natural es que MORENA

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