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BROTES: Brotes de Vida
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Libro electrónico199 páginas2 horas

BROTES: Brotes de Vida

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Información de este libro electrónico

Deseo presentar de acuerdo a la visión que Dios me dio, los temas bíblicos que corresponden al tercer libro de estudios bíblicos llamado BROTES. Este libro consta de 4 unidades o módulos, con 4 Estudios bíblicos cada uno. Cada uno de los temas ha sido detallado con el fin de dar a conocer los fundamentos básicos de la doctrina cristiana.

Lo primero que debemos enseñar tiene que ver con el ministerio de la palabra y el propósito divino de establecer a través de ella, la edificación del cuerpo de Cristo que es la iglesia. Además, hay que establecer la estructura de la Iglesia por medio de las instrucciones apostólicas, para su respectivo desarrollo. La enseñanza del origen de la salvación en la obra redentora de Jesucristo, es el propósito de estos temas.
IdiomaEspañol
EditorialBookBaby
Fecha de lanzamiento8 feb 2022
ISBN9781667808451
BROTES: Brotes de Vida

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    BROTES - Ovidio Barrios

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    Publicado por:

    COMMUNION PRODUCTIONS®

    www.ovidiobarrios.com

    BROTES

    Clasificado: Libro de Doctrina de la Visión MIES

    © 2021 Derechos Reservados

    Solo para líderes y Estudiantes de la Biblia

    Todas las citas de la Escritura, incluidas en este libro de doctrina: han sido tomados de las Versiones Reina Valera, 1909, 1960 y 2015.

    Escriba para obtener información del material que le podemos ofrecer, como un aporte a la Iglesia de Cristo, la Iglesia Universal.

    © 2021 – Copyright

    Table of Contents

    I N T R O D U C C I Ó N

    P R I M E R A U N I D A D

    PRIMERA LECCIÓN - EL PECADO Y SU EXPIACIÓN

    SEGUNDA LECCIÓN - EL NUEVO NACIMIENTO

    TERCERA LECCIÓN - LA SALVACIÓN IRREVOCABLE

    CUARTA LECCIÓN - LA SANIDAD DEL ALMA

    S E G U N D A U N I D A D

    QUINTA LECCIÓN - LA JUSTIFICACIÓN

    SEXTA LECCIÓN - LA SANTIFICACIÓN

    SÉPTIMA LECCIÓN - LA GLORIFICACIÓN

    OCTAVA LECCIÓN - CONSEJERÍA Y MINISTRACIÓN

    T E R C E R A U N I D A D

    NOVENA LECCIÓN - EL CREYENTE Y SUS RELACIONES

    DÉCIMA LECCIÓN - LA ORACIÓN COMO FUENTE DE PODER

    DÉCIMA PRIMERA LECCIÓN - VENCER LAS DIFICULTADES

    DÉCIMA SEGUNDA LECCIÓN - LA SANIDAD DEL CUERPO

    C U A R T A U N I D A D

    DÉCIMA TERCERA LECCIÓN - LA IGLESIA

    DÉCIMA CUARTA LECCIÓN - LOS MANDAMIENTOS DE LA IGLESIA

    DÉCIMA QUINTA LECCIÓN - EL BAUTISMO EN AGUA

    DÉCIMA SEXTA LECCIÓN - LA CENA DEL SEÑOR

    I N T R O D U C C I Ó N

    Deseo presentar de acuerdo a la visión que Dios me dio, los temas bíblicos que corresponden al tercer libro de estudios bíblicos llamado BROTES. Este libro consta de 4 unidades o módulos, con 4 Estudios bíblicos cada uno. Cada uno de los temas ha sido detallado con el fin de dar a conocer los fundamentos básicos de la doctrina cristiana.

    Lo primero que debemos enseñar tiene que ver con el ministerio de la palabra y el propósito divino de establecer a través de ella, la edificación del cuerpo de Cristo que es la iglesia. Además, hay que establecer la estructura de la Iglesia por medio de las instrucciones apostólicas, para su respectivo desarrollo. La enseñanza del origen de la salvación en la obra redentora de Jesucristo, es el propósito de estos temas.

    El fin de esta visión es establecer a través de la enseñanza bíblica los procesos de crecimiento que habrá de pasar cada creyente en Jesucristo, para que se muestren las primeras señales de vida en cada discípulo del Señor. También hay que establecer el desarrollo o los brotes de vida que tuvo la Iglesia, por medio de las instrucciones apostólicas que se dieron en su momento.

    Cada lección corresponde a la visión MIES que cada sembrador debe llevar como semilla, enfatizando el propósito práctico de la lección. Se debe enfatizar la parte correspondiente de la lección que indica la meta de PLANTAR en el contexto de las características de la enseñanza práctica. Aquí se utiliza el libro SEMILLAS.

    Con cada lección también se enfatiza la razón práctica de ALIMENTAR por medio de las enseñanzas del sembrador, para que la persona pueda recibir la palabra, y así obtenga los efectos positivos de parte de Dios. Aquí se utiliza el libro RAÍCES.

    El Sembrador también señalará la finalidad de CRECER en el contexto de cada lección. Cada sembrador debe conocer en que forma debe enfocar la enseñanza práctica a sus oyentes. Aquí se utiliza el libro BROTES.

    La acción de COSECHAR se incluye cuando el sembrador muestra el propósito de cada lección en las áreas espirituales de los creyentes. Aquí se utiliza el libro FRUTOS.

    Todos los estudios benefician a cada lector y sembrador; sin embargo, al momento de compartir cada lección, el Sembrador tendrá que resumir cada lección hasta donde pueda, para lograr el propósito práctico en sus oyentes.

    Atentamente: Un Obrero en la Mies de Dios

    Ovidio Barrios

    P R I M E R A U N I D A D

    PRIMERA LECCIÓN

    EL PECADO Y SU EXPIACIÓN

    "El mira sobre los hombres; y al que dijere: Pequé, y pervertí lo recto, y no me ha aprovechado, Dios redimirá su alma para que no pase al sepulcro, y su vida se verá en luz. He aquí, todas estas cosas hace Dios, dos y tres veces con el hombre, para apartar su alma del sepulcro, y para iluminarlo con la luz de los vivientes."

    -Job 33:27-30.

    ENFOQUE

    Plantar la importancia que tienen las palabras de Cristo Jesús en cuanto al arrepentimiento, el perdón, y el nuevo nacimiento.

    Alimentar las experiencias que se han tenido con Dios, para descubrir los beneficios del sacrificio del Cordero de Dios, porque Él fue quien pagó por los pecados del mundo.

    Crecer haciendo hincapié en la nueva naturaleza interior, y cuidando de ella con fuerza y ahínco.

    Cosechar con el correr del tiempo la madurez espiritual, hasta llegar a la redención y glorificación.

    La verdad más antigua de la Biblia es la confesión. El texto principal de esta lección hace ver los detalles de la declaración de Eliú; el amigo de Job, como una verdad divina milenaria. La confesión de pecados no es una doctrina nueva en la fe cristiana. La realidad de la confesión se encuentra en las mismas vivencias de muchos hombres desde el principio de la creación de los seres humanos. Han sido muchos los que se han arrepentido de su pecado delante de Dios y han sido sanados.

    ¿Qué significa expiación de los pecados? — La palabra expiación se relaciona con el hecho de cumplir una exigencia legal, para enmendar una transgresión o violación de la ley divina. La expiación significa el acto mismo de erradicar el pecado de la naturaleza humana, por un acto hecho por gracia. Dios aborrece y abomina el pecado; por lo tanto, la expiación está relacionada con los sacrificios y las ofrendas que sirven para expiar y quitar los pecados (Números 15:24-25 y 31:50; Isaías 53:10; Daniel 9:24 y Hebreos 2:17). Al lugar a donde Dios quiere llevar al cristiano, no puede existir la contaminación del pecado. Por tal motivo, Dios esta interesado en obrar a favor de aquellos que Él mismo quiere salvar y perdonar, para darles una posición de honor en la expiación.

    ¿Qué significa propiciación de los pecados? — La propiciación es un acto de aplacamiento de la ira de Dios, por medio de sacrificios que prometen limpiar y perdonar al pecador en su presencia. Con la propiciación se alcanza el acercamiento de Dios, para suplir las necesidad del menesteroso. En su oración, un hombre publicano y pecador decía: "Se propicio a mí pecador" (Lucas 18:13); refiriéndose, a tener la cercanía de Dios para suplir el favor y la misericordia en su necesidad. Dios prometió ser propicio a las injusticias y rebeliones del ser humano, al perdonarlas (Hebreos 8:12).

    En el libro de Levítico 7:37-38; Moisés presenta varias clases de ofertorios a Dios, nombrados así: Holocaustos, Ofrendas, Expiaciones, Redención de la culpa, Consagraciones y Sacrificios de paz. La ley establecía la muerte para los culpables de homicidios y de toda clase de infracciones; pero, Dios ordenó que no tenían que morir los hijos por los padres, sino que cada uno moriría por su propio pecado (Deuteronomio 24:16 y 2 Reyes 14:6).

    Los profetas hablaban de la humillación del pueblo ante Dios, con las consecuencias positivas de acercamiento, misericordia, perdón, y sanidad de la tierra (2 Crónicas 7:14-15).

    El perdón de Dios ha sido considerado como una limpieza interior, así como se limpia el cuerpo humano exterior, o un objeto que está sucio, por medio del agua. El perdón es considerado una purificación, porque borra la corrupción, y así es como Dios aplaca su ira en contra de la maldad del hombre (Salmo 51:2, 7 y 9).

    Solamente en Dios se puede encontrar el perdón de los pecados (Salmo 130:4).

    En el perdón de los pecados, cada ser humano pone en orden todas sus cuentas delante de Dios (Isaías 1:18).

    El pecado humano es una desdicha, pero el perdón divino es una alegría. Para experimentar esos contrastes emocionales de la desdicha y la alegría, la persona debe experimentar primero el dolor del pecado en su arrepentimiento; y después, anhelar la dicha del perdón (Salmo 32:1-2).

    LA REMISIÓN Y LA REDENCIÓN DE LOS PECADOS

    ¿Qué significa la remisión de los pecados? — La remisión es la exigencia del elemento que exigía la Ley divina. La ley establecía la remisión, perdón, o indulgencia de los pecados por medio del derramamiento de la sangre de los animales, que siendo inocentes eran entregados en sacrificio por el pecado del ofrendador (Levítico 17:11). Por tal motivo, la sangre de Cristo vino a ser activa para la remisión de los pecados de la raza humana; porque la sangre del sacrificio limpia desde el corazón hasta las conciencia (Hebreos 9:14 y 22). El acto divino de la remisión provee un sustituto; y es por este vicario o sustituto responsable que Dios remite todos los pecados, para dejar libre y absuelto al culpable y pecador. El ser humano no puede pagar con buenas obras por sus pecados, ni puede ser perdonado por la palabra humana cualquiera que sea. Solo en la obra justa y perfecta de Jesucristo está decretado el perdón de los pecados de parte de Dios (Hechos 2:38).

    ¿Qué significa redención? — La redención es la acción misma del responsable de pagar el precio, para cumplir la remisión de su alma como transgresor de la ley divina. La ley establecía la muerte como la condena máxima por el pecado, y Cristo Jesús vino para ser hecho maldición a favor de los pecadores, para redimir a los mortales de esa maldición (Gálatas 3:13). La redención es la paga de uno por los pecados de otros; y por ello, Dios concede el perdón a todas sus criaturas. La Biblia establece que el perdón divino viene por medio de la sangre perfecta de Cristo Jesús, que fue puesta en sacrificio único sobre la cruz del calvario (Colosenses 1:14). La redención se explica haciendo la comparación de aquellos esclavos que se vendían en la antigüedad al mejor postor. Por lo tanto, para hacer libre a un esclavo, alguien tenía que actuar para pagar su precio y comprarlo (1 Corintios 7:23). ¡Gracias sean dadas a Dios, porque la redención de Cristo Jesús ha sido realizada para un beneficio total de eternidad! (Hebreos 9:12).

    ARREPENTIMIENTO Y CONFESIÓN DE PECADOS

    Solo Dios es el único que puede perdonar y justificar a través del recurso divino de la confesión en la sangre de Cristo. Sin embargo, Dios dejó establecido ciertos patrones espirituales que anticipaban el perdón de los pecados. Por ejemplo: En los tiempos que vivió Israel bajo la ley de Moisés, ya se hablaba del perdón de los pecados. La ley establecía a través de los sacrificios una cubierta a los pecados; endosando cada ofrenda, a aquel verdadero sacrificio que habría de realizarse, para suplir el perdón de los pecados del pueblo.

    Dios pide la confesión de aquellos a quienes invita al arrepentimiento (Jeremías 29:12:12-14; Isaías 29:12-14; Oseas 5:15 y 6:1).

    Dios le dio la oportunidad al pueblo de Israel para obedecer sus mandamientos; de lo contrario, les alcanzaría la adversidad. Sin embargo, Dios les otorgó la esperanza de vida a través de la confesión del pecado de los padres (Levítico 26:40-42 y 46). Estos estatutos marcaron el Pacto entre Dios y los Israelitas.

    Las consecuencias de los pecados ancestrales y de los pecados personales, son de desagrado y de afrenta para Dios (Jeremías 3:25). No obstante, la confesión de los mismos pecados que afectan al pecador, hace volver el corazón de los arrepentidos hacia el Dios de los pactos (Jeremías 14:20-22).

    Dios socorre al oír la voz de confesión y suplica en la oración; y apresuradamente envía de su auxilio de acuerdo a sus propósitos (Daniel 9:20-22).

    Aunque todo lo citado anteriormente viene de las referencias de los Profetas; cuyas palabras están descritas en las Escrituras, es necesario dar más reseñas bíblicas de algunas personas que demostraron las razones de la verdadera confesión, como sigue:

    En la confesión es importante un corazón contrito y humillado delante de Dios (Salmo 51:3-4).

    Los pecados del alma ofenden a Dios, porque solo Él conoce y escudriña el corazón; de tal manera, que ningún ser humano jamás le podrá engañar (Jeremías 9:4-5 y 17:9-10; asunto confirmado en: 1 Samuel 16:7). La confesión se hace exponiendo con confianza los más íntimos secretos de iniquidad delante de Dios.

    Poner la confianza en los hombres, sería caer bajo la maldición de Dios (Jeremías 17:5).

    Los asuntos del alma solo los resuelve el Creador, y solo en el Dios que perdona se debe confiar (Salmo 118:8-9; 146:3 y 5; Jeremías 9:4-5; 12:6 y Miqueas 7:5-6).

    El hombre que confiesa sus pecados y se aparta del mal, alcanzará la misericordia de Dios en el perdón (Salmo 32:5-7 y Proverbios 28:13).

    El Rey David experimentó en carne propia el arrepentimiento por sus pecados; por lo tanto, sus declaraciones del arrepentimiento y del perdón divino son muy importantes, para consolidar la fe del evangelio. David dice: "Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado." -Salmo 32:5. — Dios se había manifestado desde la antigüedad en todos aquellos que le han creído. El camino del mal tiene un fin; a menos que la persona se arrepienta y cambie la ruta de su andar, creyendo en lo que Dios dice en su palabra.

    También David llegó a decir: "Por tanto, confesaré mi maldad, y me contristaré por mi pecado." -Salmo 38:18. 

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