Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Morir Chingón: Previsión Para El Final De La Vida
Morir Chingón: Previsión Para El Final De La Vida
Morir Chingón: Previsión Para El Final De La Vida
Libro electrónico138 páginas2 horas

Morir Chingón: Previsión Para El Final De La Vida

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Morir es inevitable y por ello, contar con un plan para el final de la vida también debiese de serlo. Aunque la planificación en este sentido pareciera ser una obligación, la realidad nos muestra todo lo contrario ya que la mayoría de las personas mueren sin contar con un plan eficaz para ese momento.
Una buena planeación para el final de la vida no es el producto de improvisar algunas indicaciones, comunicar informalmente algunas preferencias o realizar uno que otro trámite. Planificar para ese momento implica realizar un conjunto de decisiones, acciones y diligencias que tienen la intención de salvaguardar la dignidad de la persona durante la fase final y dar soporte efectivo a la familia en las etapas posteriores. La previsión para el final de la vida es para toda persona adulta y comienza reflexionando con pertinencia y oportunidad acerca de la muerte propia y de sus implicaciones.
"Morir Chingón" nos invita a recapacitar sobre este tema con el objetivo de entender las emociones, las razones de cambio, las decisiones y las acciones que se requieren para establecer un plan integral y efectivo que acompañe a la persona y a su familia en el final de la vida.
"Morir chingón" es una lectura al alcance de cualquier persona que esté interesada en construir un plan de esta naturaleza. Nos muestra de manera secular y didáctica los elementos, las implicaciones y los consejos que debemos de considerar para ese momento y con ello dar soporte a todos los involucrados.
"Morir chingón" nos enseña que cada persona merece un final de la vida digno y cada familia merece transitar por un duelo útil y recibir una sucesión libre de problemas y contratiempos.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento7 ene 2022
ISBN9781506539409
Morir Chingón: Previsión Para El Final De La Vida

Relacionado con Morir Chingón

Libros electrónicos relacionados

Antropología para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Morir Chingón

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Morir Chingón - F.P. Ramírez España

    MORIR

    CHINGÓN

    PREVISIÓN PARA EL

    FINAL DE LA VIDA

    F.P. RAMÍREZ ESPAÑA

    Copyright © 2022 por Federico Peña Ramírez España.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Las personas que aparecen en las imágenes de archivo proporcionadas por Getty Images son modelos. Este tipo de imágenes se utilizan únicamente con fines ilustrativos.

    Ciertas imágenes de archivo © Getty Images.

    Fecha de revisión: 06/01/2022

    Palibrio

    1663 Liberty Drive, Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    838106

    ÍNDICE

    Prefacio

    Introducción

    Capitulo I La Muerte

    Capitulo II La Previsión

    Capitulo III Afrontando la perdida

    Capitulo IV Morir también tiene trámites

    Epílogo

    Guía práctica para elaborar un plan para el final de la vida (estrategia en acción)

    Con admiración para todos los que

    comprenden el valor de la pérdida y

    con mucho aprecio para aquellos que

    están dispuestos a encontrarlo

    PREFACIO

    "Incierto es el lugar en donde la muerte te espera;

    espérela pues, en todo lugar"

    Séneca

    La muerte es un misterio y resulta obvio que no podemos evitarla. También queda claro que no podemos anticipar su fecha ni tampoco predecir las circunstancias en las que se dará. Sólo la muerte conoce los detalles de esa cita y es poco lo que nosotros podemos averiguar. Sin embargo, a pesar de esta indiscutible realidad, existe un aspecto dentro del proceso del final de la vida del que sí podemos tomar el control. La muerte es en muchos sentidos impredecible, sin embargo, es totalmente lo contrario en otros aspectos. Morir trae consigo una serie de consecuencias previsibles sobre las cuales podemos adelantar algunas decisiones y acciones prácticas. Estas previsiones resultan muy favorables ya que pueden facilitar el proceso y mitigar algunas de sus implicaciones. Planificar para el final de la vida es una buena práctica que trae consigo muchos beneficios tanto a nivel personal como familiar.

    Un buen plan, o estrategia para el final de la vida, no es el producto de improvisar algunas indicaciones, comunicar informalmente algunas preferencias o realizar uno que otro trámite. Planificar para ese momento implica realizar un conjunto de decisiones, acciones y diligencias con la intención de salvaguardar la dignidad de la persona durante la fase final y dar soporte a la familia en las etapas posteriores. Un buen plan para este propósito tampoco es una cuestión de cavilaciones que apunten hacia el campo de la teología o de indagaciones sobre el «más allá». La previsión para el final de la vida comienza reflexionando con pertinencia y oportunidad acerca de la muerte propia y de sus implicaciones en el mundo de los vivos. Afrontar el hecho de morir de manera activa, por difícil que resulte para algunos, es una tarea fundamental y necesaria para poder establecer los cimientos de un buen plan.

    Planificar para el final de la vida trae a la persona y a la familia varios beneficios. Por un lado, un buen plan busca proteger la voluntad y la dignidad durante la etapa terminal de aquel que planifica. Adicionalmente, un plan efectivo contempla las implicaciones del fallecimiento y reconoce los desafíos del duelo. Asimismo, un plan eficaz también considera los mecanismos y los trámites necesarios para facilitar el proceso de sucesión. Un plan efectivo para el final de la vida tiene un enfoque integral y reconoce las complejidades económicas, emocionales y jurídicas que todo deceso conlleva. En la práctica, una estrategia de esta naturaleza está orientada a facilitarle a los involucrados un momento por demás complejo y evitar entre otras cosas problemas, contratiempos y distractores. Por otro lado, la falta de un plan para el final de la vida, no sólo lastima la dignidad, la economía y la estabilidad de los involucrados, sino que además entorpece el proceso del duelo haciéndolo más difícil de lo que ya es.

    Por razones culturales y sociales muchos de nosotros vemos a la muerte con aversión y no estamos preparados para enfrentar las emociones y demás dudas naturales sobre el hecho de morir. Adicionalmente, la muerte nos queda cada vez más lejana derivado de algunos factores tales como la mayor expectativa de vida producto de los avances médicos, o bien, el hecho de que ahora la muerte ocurre con mayor frecuencia lejos del hogar. Este distanciamiento ha entumecido nuestro afrontamiento y nos ha tornado torpes para encarar a la muerte y sus consecuencias. En cierto sentido, el simple hecho de desviar la mirada nos ha tornado indiferentes y distantes ante las implicaciones y los desafíos que acarrea un fenómeno tan natural como el día y la noche. No sabemos qué esperar, no conocemos las consecuencias que conlleva la muerte y tampoco conocemos cómo apoyar a los que se quedan. Desconocemos cómo salvaguardar la dignidad y la voluntad durante una etapa terminal si acaso consideramos que esto sea posible. Ante la realidad de morir, inconscientemente buscamos un poco de consuelo y por ello evitar el tema nos resulta viable, aunque en la práctica sea inservible. Indiscutiblemente, toda pérdida evoca dolor y la muerte es una pérdida significativa. No obstante, esquivar el tema no lleva a ningún lado y mucho menos aleja a la muerte de nosotros. Esta evasión elude la reflexión que es necesaria para comprender las consecuencias de la muerte y lo que significan en nuestro día a día. Si bien, la muerte no es un tema que resulte agradable para nadie, nos encontramos en una fase de la historia en donde particularmente se nos exige más conocimiento al respecto. Paradójicamente, en un momento donde debemos de estar más involucrados y atentos, seguimos mantenido las mismas actitudes y posturas evasivas que nos vienen del pasado. La vida moderna ha evolucionado de forma importante en las últimas décadas. Así también lo han hecho los procesos médicos que soportan el final de la vida y los aspectos jurídicos que comienzan a acuñar normativas sobre la «muerte digna». Por otro lado, la modernidad también nos ofrece muchos beneficios y derechos que sobreviven nuestra propia muerte y existen mecanismos que ayudan a traspasarlos de forma eficiente a la familia. Todas estas nuevas normativas y procesos están ahí para ayudarnos, sin embargo, no suceden o se invocan de forma directa o automática. Por el contrario, existen trámites, decisiones y acciones concretas que deben de anticiparse para poder extraer el valor que estos mecanismos nos ofrecen. Hacer uso de ellos es una buena idea que ayudará y apoyará a los involucrados durante un momento por demás difícil. Ahora bien, no hacer uso de ellos, lejos de causar un efecto neutro a los involucrados, es un error que vulnera la dignidad, la economía y afecta otros aspectos que acompañan el hecho de morir.

    El final de la vida es un tema que debe de abordarse con seriedad. Este momento no debe de confundirse con las no menos importantes etapas de la vejez o la jubilación. El final de la vida se marca cuando esta se comienza a agotar y deviene en una etapa terminal. Por ejemplo, tras recibir un diagnóstico sobre un padecimiento grave o incurable, por padecer una enfermedad degenerativa o quizá tras sufrir un accidente o infarto. El final de la vida personal, para ponerlo en perspectiva, es un parteaguas que comienza cuando la muerte deja de ser algo abstracto e intangible y pasa a ser algo muy real y palpable. Esta etapa, dependiendo de cada caso, representará una serie de implicaciones específicas para los involucrados y podrá tener una duración que será variable en función de distintos factores. Ese momento necesitará de atención y enfoque ya que precisa de tomar decisiones y de llevar a cabo acciones muy específicas. Todo este conjunto de implicaciones, actividades y disposiciones, sucederán independientemente de que las consideremos justas o injustas, o bien, de que hayamos preparado algo para afrontarlas o no hayamos hecho nada. La diferencia de anticiparlas y estar preparado para ellas radica principalmente en el grado de impacto o huella que todo esto pueda dejar tanto en la persona como en la familia. De todo lo anterior, se hace evidente que aquel que planifica para ese momento de alguna manera lleva la delantera ya que facilita el proceso terminal para sí mismo y también deja un soporte a la familia durante un momento claramente complejo y de alta carga emocional. Aquel que no hace nada al respecto, no sólo pone en riesgo su propia dignidad y voluntad, sino que además se somete a la improvisación y deja a la familia en el abandono y con toda la carga de las implicaciones sobre sus hombros. Desafortunadamente, la arraigada costumbre de evitar hablar abiertamente de la muerte propia, el optimismo con el que solemos ver hacia el futuro, así como la falta de atención sobre la previsión en general nos aleja de entender cuáles son las repercusiones de morir y cuál es su impacto. La reflexión oportuna y pertinente al respecto nos ayuda a comprender los detalles y por consecuencia, a hacer lo conducente para evitar exponernos a nosotros mismos y a la familia a problemas que prevenirlos en vida resulta mucho más sencillo y económico de lo que la mayoría de la gente piensa. Resulta oportuno mencionar que cada proceso terminal es único, tanto para el final de la vida como para el fallecimiento y la sucesión. No existen «recetas mágicas» ni soluciones exprés y el lector debiese de alejarse de cualquiera que le prometa semejante cosa. De la misma manera, cada jurisdicción, sociedad y familia tienen respectivamente sus propias leyes, normas o costumbres que otorgan un toque o necesidad personal a cada caso. Por ello, tampoco se puede hablar de soluciones simples o de que una misma estrategia se adapte a todos. Si bien, existen elementos comunes a todos los planes también pueden existir

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1