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China reformada: Y sus dilemas en el siglo XXI
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China reformada: Y sus dilemas en el siglo XXI
Libro electrónico417 páginas5 horas

China reformada: Y sus dilemas en el siglo XXI

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La Nueva China nace hacia el final de la primera mitad del siglo pasado como resultado de la profunda revolución emprendida por un partido comunista de orientación marxista leninista; es un sistema económico que a lo largo de las últimas cuatro décadas se ha abierto al exterior y se ha transformado en una economía de mercado con fuerte intervención
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento7 dic 2021
China reformada: Y sus dilemas en el siglo XXI
Autor

Eugenio Anguiano Roch

Eugenio Anguiano Roch (Ciudad de México, 1938) es licenciado en Economía por la UNAM con estudios de posgrado en las universidades británicas de Leeds y Sussex, y Fellow (1977-1978) del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Harvard. Trabajó en las secretarías de Hacienda y Crédito Público y de Relaciones Exteriores. Fue embajador de México en China dos veces, en Costa Rica, Argentina, Austria y Brasil. Fue director del Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México, y profesor investigador asociado del CIDE, del que actualmente es profesor afiliado. Es autor de Mercados financieros internacionales (UNAM 2012), y coautor con Ugo Pipitone de China, de los Xia a la República Popular (2070 a.C.-1949) (CIDE, 2012) y de República Popular China: De la utopía al mercado (CIDE,2014). María Teresa Rodríguez (Ciudad de México, 1941) es licenciada y doctora en Economía por la UNAM, con maestría por El Colegio de México. Trabajó en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y en el Banco de México. De 1971 a 1994 debió interrumpir sus labores profesionales formales a fin de acompañar a su familia en las eventualidades de la vida diplomática. Actualmente es investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, y es autora de dos libros relevantes: Reforma económica en China (Editorial Sudamericana, 1989) y Agricultura, industria y desarrollo económico: El caso de china (Instituto Matías Romero-SER, 2007), además de capítulos de libros, y de varios artículos y ensayos publicados en revistas.

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    Vista previa del libro

    China reformada - Eugenio Anguiano Roch

    images/cover.jpgimages/contra.jpg

    CHINA REFORMADA Y SUS DILEMAS

    EN EL SIGLO XXI

    China reformada

    y sus dilemas en el siglo XXI

    Eugenio Anguiano Roch

    y María Teresa Rodríguez y Rodríguez

    images/img-4-1.jpg

    CENTRO DE INVESTIGACIÓN Y DOCENCIA ECONÓMICAS

    Primera edición, 2019

    Biblioteca del CIDE – Registro catalogado

    Anguiano Roch, Eugenio, autor

    Título: China reformada y sus dilemas en el siglo XXI

    Responsable(s): Eugenio Anguiano Roch y María Teresa Rodríguez y Rodríguez

    Pie de imprenta: Ciudad de México : Centro de Investigación y Docencia Económicas, ©2019.

    Edición: Primera edición

    Descripción física: 240 páginas, 23 cm.

    Identificadores: ISBN: 978-607-8508-62-4

    Incluye referencias bibliográficas

    Clasificación LC: DS779.4 A54 2019

    Tema(s):

    China – Politics and government – 21st century

    China – Economic conditions – 21st century

    Dirección editorial: Natalia Cervantes Larios

    Portada: Ilustración de Fabricio Vanden Broeck

    Cuidado editorial: Pilar Tapia y Nora Matadamas

    Diseño editorial: Natalia Rojas Nieto

    D.R. © 2019, CIDE, Centro de Investigación y Docencia Económicas, A.C.

    Carretera México-Toluca 3655 (km 16.5), Lomas de Santa Fe, 01210, Ciudad de México.

    www.cide.edu editorial@cide.edu

    Queda prohibida la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio, sin permiso escrito del titular de los derechos.

    Conversión gestionada por:

    Sextil Online, S.A. de C.V./ Ink it ® 2020.

    +52 (55) 5254 3852

    contacto@ink-it.ink

    www.ink-it.ink

    CONTENIDO

    Este libro

    Introducción

    images/img-6-1.jpg

    LA NUEVA CHINA

    El sistema político chino

    Los fundamentos del sistema político

    Voluntarismo político y caos sistémico

    El sistema político vigente

    La República Popular China, su política exterior 1950-1960

    Consolidación del nuevo régimen y su posición internacional

    La Revolución Cultural y el aislamiento internacional de China

    El fin de la era de Mao y la política triangular Estados Unidos-China-URSS

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    RESTAURACIÓN POLÍTICA Y APERTURA ECONÓMICA

    La era de Deng Xiaoping y la apertura internacional

    El proceso restaurador

    Apertura internacional

    Consolidación de la restauración institucional y la crisis política de 1987-1991

    Despegue económico y político de la República Popular

    La era de Jiang Zemin

    Ascenso de China como potencia global en el siglo XXI

    Lugar de China en el mundo del siglo XXI: Percepciones de sus líderes

    Xi Jinping: ¿Retorno del autoritarismo personal?

    Trayectoria de dos dirigentes de la quinta generación

    Predominio de Xi sobre Li

    El XIX Congreso del Partido Comunista de China

    XIII Congreso de la Asamblea Popular Nacional

    images/img-7-1.jpg

    TRANSFORMACIÓN ECONÓMICA

    Introducción

    Resultados macroeconómicos y cambios cualitativos

    Factores del crecimiento y sus perspectivas

    La agenda económica del actual liderazgo chino

    Comportamiento de la economía en el lustro 2011-2015 y su pronóstico para 2016-2020

    Estrecha colaboración entre China y el Fondo Monetario Internacional en lo referente a ajustes de política económica

    Corrección de los desbalances interno, externo, ambiental y distributivo

    Situación financiera y sustentabilidad de la deuda

    Un cinturón, una ruta

    Rutas de invasión, contención y comercio

    La idea moderna de un desarrollo colectivo en Asia del Este

    Contenido, miras y arranque del gran proyecto de interconexión

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    AGRICULTURA Y SEGURIDAD ALIMENTICIA

    Introducción

    China: Su agricultura

    Las políticas económicas para la agricultura

    Cambios en la composición de la producción y el comercio de algunos productos agrícolas clave

    Granos, cereales, y entre ellos maíz

    Frijol, harina y aceites de soya

    Carnes

    Pescados y mariscos

    Verduras y frutas

    Otros productos que han sufrido cambios

    Desarrollo rural e integración de ese ámbito a la economía nacional

    Apoyo financiero, tecnológico y de capacitación de trabajadores para las pequeñas empresas industriales y de servicios en zonas rurales

    Desarrollo de los mercados de tierra agrícola

    Reforma al sistema de registro domiciliario

    Conclusiones

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    IMPORTANCIA DE LAS MATERIAS PRIMAS

    Introducción

    Estrategia china de acercamiento a otras regiones del mundo

    Evolución de las relaciones entre la República Popular China y el continente africano

    China-África: La década de 1990 y hacia el futuro

    Foro de Cooperación China-África, base de las relaciones contemporáneas entre ambas partes

    Desarrollo del comercio entre China y África

    Evolución de las relaciones entre la República Popular China y América Latina y el Caribe

    El ascenso de China como potencia internacional y su visión de América Latina y el Caribe

    Efecto de China sobre el crecimiento de América Latina y el Caribe

    Evolución de la producción de los commodities en China y su comercio entre China y el resto del mundo

    Cambios en la estructura importadora de China

    Evolución de las importaciones chinas de algunos productos primarios

    Importaciones de algunos productos primarios en términos de volumen

    Importaciones chinas de algunos commodities según el origen de los bienes: Petróleo, mineral de hierro y mineral de cobre

    Petróleo crudo en términos de volumen

    Mineral de hierro

    Mineral de hierro en términos de volumen

    Mineral de cobre

    Mineral de cobre en términos de volumen

    Cambios en la participación de China en el consumo global de algunas materias primas

    Efecto de la demanda china sobre la mundial y sobre los precios de los commodities y del cambio en estos sobre las ganancias por exportaciones de estos bienes para América Latina, 2002-2007

    Conclusiones

    Epílogo

    Bibliografía

    A nuestros hijos, hija, nietas y nietos

    ESTE LIBRO

    En los últimos años el interés por China ha ido en ascenso tanto en el ambiente académico de México como en el mediático, así como en el de las esferas oficiales y el sector privado nacional. Este mismo fenómeno se observa en muchos otros países del mundo, como respuesta natural al surgimiento de ese país milenario como potencia económica mundial, en camino de colocarse también en una posición de potencia global en el amplio sentido de esa palabra.

    Cuando nosotros nos planteamos la idea de aportar también algo al conocimiento de China, pensamos en escribir principalmente sobre el milagro económico chino y su futuro, una vez que el periodo de treinta años de crecimiento muy rápido (milagroso) parece haber llegado a su fin, sin que eso implique que esa nación haya quedado atrapada en la trampa del ingreso medio, sino que ha regresado a un sendero moderado de crecimiento y desarrollo económicos. No obstante, a medida que avanzaba el trabajo, distribuido un tanto en función de nuestras respectivas especializaciones, pero con una permanente comunidad de percepciones y dudas, resultó evidente que era inevitable estudiar el sistema político chino actual, los principales hitos del pasado histórico y la posición de China en el mundo a través de los tiempos.

    De lo anterior resultó que la elaboración de los componentes del proyecto se prolongara mucho más tiempo de lo pensado, y que la estructura del mismo fuese más ecléctica, ya no encasillada en el tema económico, político o histórico. La lectura del índice refleja esa característica: son cinco partes, las dos primeras se refieren al sistema político de la República Popular, sus antecedentes más significativos y su posición en el mundo; la tercera parte está dirigida a analizar la evolución macroeconómica de China comunista hacia un socialismo de mercado, y los reajustes estructurales a los que ha estado sometida en los últimos años; la cuarta parte se centra en la agricultura y la alimentación para un quinto de la población mundial, en particular su evolución en un contexto de apertura al exterior, y la última parte versa sobre la posición de China Popular como productora e importadora de materias primas, así como el efecto que su demanda creciente de las mismas tiene sobre el resto del mundo.

    Abordar temas tan amplios y diversos en un espacio editorial necesariamente limitado, con el fin de hacer del libro una lectura atractiva y relativamente breve, nos deja la inquietud de, en un futuro no lejano, escribir sobre partes de esta obra, y poder hacerlo de forma más detallada y sobre los temas específicos en los que cada uno de nosotros se ha especializado. Tenemos en común haber vivido en China de 1972 a 1975 y luego de 1982 a 1987, en una posición envidiable para acercarnos al conocimiento de una sociedad, un país y una historia de fascinante complejidad y, además, cada uno debió abrazar experiencias diferentes, mismas que ahora nos han ayudado a dialogar entre nosotros y con otros de manera más confiada. Ojalá que todo esto se halle reflejado en la obra que ofrecemos al público, gracias al apoyo editorial del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

    Queremos dejar constancia del gran apoyo que el CIDE nos brindó para poder terminar este trabajo y presentarlo a la consideración del Comité Editorial de la institución, que lo aprobó, sujeto desde luego a los reglamentarios dictámenes, mismos que fueron sumamente constructivos, ya que nos revelaron errores o excesos en la extensión de nuestro relato que han sido corregidos. Nuestro agradecimiento a las autoridades del CIDE, a Natalia Michelle Cervantes Larios, coordinadora Publicaciones y secretaria técnica del Comité Editorial por su paciencia en atender nuestras preguntas, dudas y prisas, y a Daniela Castro Alquicira, técnica-académica del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien organizó y dio acabados de calidad a los cuadros, diagramas y gráficas que aparecen en nuestro libro. También nuestro aprecio a Víctor Medina Corona y a Alma Torres Hernández, respectivamente coordinador de la biblioteca y encargada de su banco de información en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, por el invaluable apoyo que nos brindaron para la localización de fuentes de información difíciles de encontrar. Por último, un muy especial agradecimiento a las siempre precisas y profundas reflexiones sobre los temas que se plantean en este libro del entrañable amigo Ugo Pipitone, del CIDE.

    María Teresa Rodríguez y Rodríguez y Eugenio Anguiano Roch

    INTRODUCCIÓN

    Una de las revoluciones más significativas del siglo XX —era de los extremos como acertadamente llamó a ese siglo el historiador Eric Hobsbawm (1994)— fue sin duda la iniciada por los bolcheviques en Rusia en 1917, con el fin de establecer en un país semiindustrializado y con una monarquía autócrata un sistema socialista. La utopía planteada desde finales del siglo XIX como opción al desarrollo de tipo capitalista parecía estar al alcance de la humanidad. Un socialismo que había pasado por diversas etapas de conceptualización ideológica y práctica, pero que con las aportaciones de Friedrich Engels y Karl Marx había alcanzado una madurez sin precedentes.

    En el terreno de la política, tal evolución llevaría de la Asociación Internacional de Trabajadores o Primera Internacional de Trabajadores, fundada por Marx y Engels en Londres en 1864, a la Segunda Internacional de París, organizada por Engels en 1889, con motivo del centenario de la Revolución Francesa. Esta reunión fue dominada por partidos socialistas y laboristas, con la oposición de los marxistas alemanes y la expulsión de los anarquistas. Entre los sucesores de la corriente marxista destacarían en los años subsiguientes Rosa Luxemburgo, Karl Liebknecht, Vladimir I. Lenin y León Trotsky; los dos primeros fundarían la Liga Espartaquista y el Partido Comunista de Alemania, mientras que los segundos formarían, junto con varios otros líderes rusos, el Partido Bolchevique o Partido Comunista Ruso, el cual encabezó la revolución de 1917, aplastó a los socialdemócratas y rechazó la intervención extranjera y a los residuos monárquicos hasta fundar en 1922 la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

    El triunfo comunista en Rusia se logró gracias a una organización doctrinaria y funcional ideada principalmente por Lenin y en medio de los fracasos de otros levantamientos comunistas, como el ocurrido en Alemania, cuando el gobierno socialdemócrata de Friedrich Eber derrotó la revolución de noviembre, lo que llevó al asesinato de Rosa Luxemburgo y Liebknecht en enero de 1919. Ante una realidad opuesta a las expectativas de los revolucionarios, en cuanto a que el fin de la Primera Guerra Mundial provocara la rebeldía de las masas trabajadoras y el declive de los nacionalismos europeos, Lenin y sus camaradas, empeñados entonces en una guerra civil en su país, decidieron crear la III Internacional o Internacional Comunista (Коммунистический интернационал), cuya abreviatura es Коминтерн o Komintern en su versión transliterada del cirílico. Esto ocurrió en marzo de 1919 y el objetivo era reunir a revolucionarios comunistas de todo el mundo para luchar por la eliminación del capitalismo y la instauración de dictaduras democráticas en diversos países que llevaran al socialismo y, en el largo plazo, al comunismo real.

    La ruptura entre comunistas y socialdemócratas y otras organizaciones socialistas que buscaban el poder a través de procesos electorales fue total. La III Internacional ayudaría a la creación del Partido Comunista de China en 1921, bajo el manto ideológico del marxismo-leninismo, que se diferenciaba de cualquier otra corriente socialista, a las que se ha calificado desde entonces como corrientes revisionistas. Lo dramático de esta historia de revoluciones es que setenta años después del triunfo de los bolcheviques y a 72 años de la creación del Komintern, la URSS desapareció —la Internacional Comunista había sido disuelta en 1943 por orden de Stalin—. Los regímenes comunistas de Europa terminaron y la sobrevivencia de sus retoños o parientes cercanos se redujo a Cuba, Corea del Norte, Vietnam y China.

    En el caso de este último país, el Partido Comunista tardó 28 años, desde su fundación, en tomar el poder y lleva ejerciéndolo más de 69 años en la que oficialmente se llama República Popular China. A lo largo de casi un siglo de existencia (que se cumplirá en 2021), el comunismo chino ha pasado por diversas etapas y su autodenominación ideológica es el marxismo-leninismo-maoísmo, con las adiciones del pensamiento de Deng Xiaoping y ahora de Xi Jinping. Más allá de esa conceptualización, dicho partido ha establecido un régimen político, en el país todavía más poblado del mundo y el cuarto más extenso (excluyendo a Taiwán) de la Tierra, que básicamente es autocrático pero ha demostrado una enorme capacidad para llevar a China continental desde el subdesarrollo económico hasta una poderosa economía emergente, en vías de convertirse en potencia global.

    Tratar de entender cómo este fenómeno de desarrollo económico y social ha podido producirse requiere un esfuerzo analítico que cubra desde los orígenes del comunismo chino y el marco internacional en que ocurrió, pasando por los años de lucha política y militar para salir de la marginalidad como organización partidista, hasta el logro de la victoria y después la construcción de una China que ha transitado, parafraseando el título de un estudio reciente (Anguiano y Pipitone, 2014) de la utopía [comunista] al mercado. Nosotros debimos optar por un enfoque más restringido: el estudio del contexto que llevó a la fundación de la República Popular en 1949, su evolución política interna y su desarrollo económico y social a lo largo de los años y, por último, al análisis de su surgimiento como un actor internacional de peso.

    Aun con tal delimitación —los últimos 69 años de historia de China—, hubo necesidad de recurrir, en varias partes del libro, a la síntesis, pues de otra forma el texto hubiera tenido, por lo menos, un centenar de páginas más. Por ejemplo, el relato de cómo se formó la nueva China y sus vicisitudes para sobrevivir en un marco externo hostil y con una alianza asimétrica con la Unión Soviética debió escribirse en solamente tres páginas.

    Entonces, la solución que se dio a la primera parte del libro se aparta del tradicional recuento cronológico, pues comienza con una somera descripción del sistema político vigente en China, sus fundamentos y avatares; continúa con el análisis de la adaptación de China al mundo antes de la existencia de la República Popular, y de ahí pasa al relato del triunfo de los comunistas, en el que se examina su definición inicial de posiciones ideológicas y políticas. Termina esta parte con la descripción de las acciones de voluntarismo político que introdujo Mao Zedong, enmarcados en la etapa del Gran Salto Adelante, cuyos costos humanos fueron enormes, y de la subsecuente corrección de estos excesos, seguida del contraataque de aquel líder con el experimento de la Revolución Cultural, que significó el desmantelamiento de las instituciones y normas de conducta que los mismos comunistas habían creado en la década de 1950.

    Mao mismo debió rectificar el rumbo ante el debilitamiento del régimen que él había contribuido en gran medida a crear y, en situación de gran vulnerabilidad externa, Mao se acercó al principal enemigo sistémico del comunismo chino: Estados Unidos. Esa fue su respuesta frente al peligro que representaba su todavía aliado, en el papel, y anterior mentor ideológico, la Unión Soviética.

    Después de la era de Mao, China Popular se embarcó en un formidable proceso de restauración institucional y apertura política y económica, mismo que efectuarían Deng Xiaoping y un grupo de comunistas veteranos; esto se examina en la segunda parte del libro, mientras que el resto —partes tercera a quinta— trata sobre el sin duda bien adjetivado milagro económico chino. El método utilizado ha sido el de abordar la transformación macroeconómica de China, para empezar en los treinta años transcurridos a partir de la introducción de una estrategia de reformas, que se caracterizaron por un crecimiento económico muy rápido y acompañado de cambios cualitativos relevantes (es decir, de desarrollo económico y social), y después a partir del giro reciente en las políticas económicas, por las que han comenzado a efectuarse rebalanceos macroeconómicos radicales a fin de que la economía china se adapte a lo que sus dirigentes llaman nueva normalidad: crecimiento menos rápido debido a la madurez económica lograda, fortalecimiento del mercado interno en una sociedad donde la clase media va en ascenso, construcción de una economía verde y menor desigualdad en la distribución del ingreso entre las clases sociales.

    Por su importancia toral para una economía en proceso de rápido crecimiento, como ha sido la china a lo largo de casi cuatro décadas, la parte sobre la evolución de la agricultura y su papel en el cumplimiento de la seguridad alimentaria, así como la relativa a las materias primas y su papel esencial en la constitución de la oferta de bienes y servicios, se tratan con relativa extensión —ocupan aproximadamente 38 por ciento del cuerpo central del libro—; no olvidemos que la referencia es siempre a una gigantesca economía en proceso de rápida industrialización y desarrollo de los servicios, con una población que hoy representa un poco más de 19 por ciento de los habitantes del mundo, por lo que tiene un enorme peso específico a escala mundial, es decir que lo que sucede en China tiene un efecto relevante para el resto del planeta, como se destaca en varias partes del libro.

    Nuestro esfuerzo por describir la evolución política interna y externa, y el desarrollo económico de la República Popular China en menos de 240 páginas, seguramente deja vacíos que habrían requerido mayor profundización. Pensamos que esas limitaciones quedan salvadas con la síntesis de una compleja historia que hoy ponemos en manos de lectores interesados en el tema.

    LA NUEVA CHINA

    EL SISTEMA POLÍTICO CHINO

    El sistema político que establecieron los comunistas en China después de su victoria final sobre el gobierno del Guomindang (Partido Nacionalista) y de la fundación de la República Popular China el primero de octubre de 1949, fue moldeado en 1954 con la adopción de una nueva constitución política, así como con el establecimiento de las instituciones de Estado, incluido como parte de ellas el Partido Comunista de China (PCC) —establecido en 1921—, el cual celebraría dos años después su VIII Congreso Nacional, que sería el primero de dicha organización, de inspiración marxista-leninista, instalada en el poder. En los siguientes veinte años, China estaría dirigida por un grupo de revolucionarios encabezados por Mao Zedong (1893-1976), un pensador y activista político de formación casi autodidacta, quien abrazó el comunismo, una ideología extranjera y ajena a sus raíces culturales chinas, con un gran pragmatismo respecto a cómo guiar al partido político —del que fue uno de los fundadores—, para conquistar el poder, y de qué manera dirigirlo y dominarlo desde enero de 1935 hasta su muerte, acaecida en septiembre de 1976.

    En la historia de la República Popular China la era de Mao está llena de vicisitudes, varias provocadas por él mismo. Con el título de zhǔxí (主席) —el que preside un mitin o una organización— Mao tomó las riendas de China y del Partido Comunista por encima de los jefes de Estado¹ y de gobierno o de los órganos centrales del partido, sin por ello responsabilizarse de la administración o del manejo de los asuntos cotidianos de ambas instituciones: Estado y PCC. Cada vez que percibía que su visión de cómo debería desarrollarse el comunismo chino estaba en peligro, no vacilaba en provocar una revuelta popular manipulada desde arriba, con la que destruía gran parte de la vida institucional de la nueva China, para luego arbitrar, al margen de las organizaciones, la reconstitución del sistema que él mismo había contribuido a crear.

    Después de la muerte del patriarca y de una breve sucesión de transición² (de septiembre de 1976 a finales de 1978), emergió como cabeza central de una especie de liderazgo colectivo otro veterano revolucionario, Deng Xiaoping (1904-1997), a quien se considera el artífice de las reformas y apertura económicas de China pero, más que eso, el restaurador de las instituciones del Estado y del Partido Comunista, que habían sido desmanteladas durante la Revolución Cultural. Así, a partir de 1982 se establecieron reglas claras para el retiro y la sucesión de mandos de manera regular y pacífica. Entre esa fecha y el año 2012, hubo dos sucesiones de dirigentes, encabezadas por Jiang Zemin (1926) y Hu Jintao (1942), a la par de un periodo de treinta años de rápido crecimiento económico del país, dirigido por el PCC. De 2012 a la fecha una nueva generación de líderes está configurando el futuro del sistema político de China.

    Eric Hobsbawn, en Age of Extremes (1994), califica el siglo XX como una breve era de extremos y marca como su inicio 1914, cuando estalló la Primera Guerra Mundial, y como su fin 1991, año en que desapareció la Unión Soviética. El hecho de que la revolución china y el sistema que instauró en ese país hayan sobrevivido a la muerte de su inspirador y cofundador, la Internacional Comunista creada por Lenin en 1919, y del régimen soviético, se debe a varios factores, entre los cuales conviene mencionar el formidable éxito económico de la República Popular China a partir de 1980 y la restauración institucional del partido y del nuevo Estado chinos, formalizada a partir de 1982. Es al análisis de la estructura institucional y política de la década de 1950, y la vigente desde el triunfo restaurador de la de 1980, a lo que nos abocamos en este capítulo.

    LOS FUNDAMENTOS DEL SISTEMA POLÍTICO

    En septiembre de 1949, Mao Zedong convocó a una reunión en Beijing de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPC), conformada por el Partido Comunista y por otras pequeñas organizaciones políticas que se habían mantenido leales a los comunistas durante la guerra civil de 1946-1949. Ese órgano tenía como antecedente la conferencia consultiva política, convocada en enero de 1946 con el fin de negociar entre el PCC y sus aliados por un lado y el gobierno nacionalista por otro la formación de un régimen político e institucional de unificación para la República de China. Este propósito fracasó debido, sobre todo, a que Chiang Kai-shek (Jiang Jieshi, 1888-1975) y el Guomindang boicotearon el intento de unificación pacífica, además de que poco después comenzaron acciones militares contra los comunistas (Spence, 1990: 488-489). Debe recordarse que los comunistas habían formado un segundo frente unido³ con el gobierno del Guomindang en diciembre de 1936, con el cual enfrentar la expansión japonesa en territorio chino y que, cuando en el verano de 1937 estalló una guerra generalizada entre China y Japón —que se subsumió en diciembre de 1941 en la Segunda Guerra Mundial—, comunistas y nacionalistas actuaron como aliados de ocasión, pero realmente nunca fusionaron sus fuerzas políticas y bélicas en la cruenta lucha contra los invasores, que terminó con la rendición de estos en septiembre de 1945. El frente unido terminó formalmente con el estallido de la guerra civil en los primeros meses de 1946, de la que saldrían victoriosos los comunistas.

    Después de la emotiva declaración que hiciera Mao en la plaza de Tian’anmen de Beijing sobre el establecimiento de la República Popular, los comunistas tuvieron que transitar un arduo camino de casi cinco años para establecer el orden jurídico e institucional de la nueva China. En ese lapso formalizaron una alianza con la Unión Soviética, reconstruyeron la economía y pasaron de un sistema precapitalista a uno socialista; consolidaron su dominio sobre el extenso territorio chino, con la excepción de la isla de Taiwán (Formosa), donde se refugió la República de China bajo la protección de Estados Unidos; participaron en la guerra de Corea desde finales de 1950 y enfrentaron el poderío estadounidense y sus aliados que combatían bajo bandera simbólica de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y sobrevivieron al bloqueo económico, militar y político impuesto por Washington y sus aliados formales de Europa y Asia.

    Primera Asamblea Popular Nacional y primera Constitución Política

    En el periodo de transición, entre octubre de 1949 y septiembre de 1954, el nuevo Estado chino funcionó con un marco legal llamado programa común, que había sido adoptado por la CCPPC en septiembre de 1949, y para administrar el extenso país este se dividió en seis grandes regiones o burós: nordeste, norte, noroeste, este, centromeridional y sudoeste; en cada una de esas regiones quedaban comprendidas las provincias que existían históricamente. Las reformas económicas que se adoptaron de inmediato tenían por objeto acabar con la hiperinflación e iniciar la reorganización de la producción en el campo y las ciudades, con respeto a la propiedad privada, pero con la introducción gradual de organizaciones sociales de producción, como cooperativas de consumo y producción. El esfuerzo bélico (Guerra de Corea) y simultáneamente la construcción económica requirieron la movilización masiva de la población, que constituyó el primer experimento de masas de la nueva China. El gobierno adoptó su primer plan quinquenal, 1952-1957, inspirado en la planeación soviética, pero con diferencias importantes, entre estas la de que China, a diferencia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), nunca postuló la creación de una dictadura del proletariado, sino la de una alianza democrática entre campesinos, obreros, pequeña burguesía y burguesía nacionalista (la que no se había quedado con el gobierno del Guomindang) con el Partido Comunista, que ejercería un poder dictatorial sobre los enemigos de la revolución. Esta doctrina, propuesta por Mao, se denominó dictadura democrática popular (Mao, 1969: 425-439).

    Desde principios de 1954, en todo el país comenzó el proceso de elección de miembros de una Asamblea Nacional, sobre la base de listas de nombres que autorizaba el Partido Comunista, y hubo otros preparativos, tales como la redacción de un texto constitucional, de un reglamento de la Asamblea Popular y otros. Finalmente, entre los días 15 y 28 de septiembre de ese año se llevó a cabo el primer congreso de la Asamblea Popular Nacional y paralelamente sesionó la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino. El congreso terminó con la proclamación de una Constitución Política de la República Popular, compuesta de un preámbulo y 106 artículos agrupados en cuatro capítulos: disposiciones generales, la estructura del Estado, derechos y obligaciones fundamentales de los ciudadanos, la bandera nacional, las armas nacionales (escudo) y la capital.

    Esa Carta Magna se parecía a la Constitución de la URSS, pero mantenía peculiaridades del comunismo chino, entre otras la de postular una dictadura democrática popular, en vez de una dictadura del proletariado, y la afirmación de que China era (y es) una república centralista. Por otra parte, en materia de derechos y obligaciones de los ciudadanos, si bien se establecían los derechos de libre asociación y opinión, había también el principio de que ningún ciudadano u organización civil podría conspirar contra la construcción socialista en China. La división política del país quedó así: tres municipalidades centrales, entre ellas Beijing, capital de la República Popular;⁵ 22 provincias, incluida Taiwán que no estaba (ni está) bajo el control del nuevo régimen, y cinco regiones autónomas donde la mayoría de la población no es de la etnia mayoritaria Han.⁶

    En cuanto a los órganos del Estado, estos quedaron definidos de la siguiente forma. La Asamblea Popular Nacional (APN), órgano legislativo de tipo unicameral y representante de la soberanía del pueblo, con facultades para elegir cada cinco años a sus miembros y a su comité permanente, para elegir al presidente y los vicepresidentes de la República, la Comisión Militar Central, el Consejo de Estado encabezado por un primer ministro (jefe de gobierno) y los órganos judiciales centrales. Esta asamblea legislativa se replicó en las municipalidades, provincias y regiones autónomas, y de ahí para abajo: ciudades provinciales, condados, pueblos y aldeas. Esta estructura del Estado se mantiene hasta la fecha, aunque se han proclamado otras tres constituciones políticas: la segunda en enero de 1975,

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