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Inteligencia Humana: Construye tu versión más exitosa
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Libro electrónico424 páginas3 horas

Inteligencia Humana: Construye tu versión más exitosa

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Información de este libro electrónico

¿Deseas que tu futuro sea mejor que tu presente?

«La serenidad no surge de vivir en las circunstancias ideales como reflejan los otros cuadros con sus mares en calma y sus cielos despejados. La serenidad es la capacidad de mantener centrada tu atención, en medio de la dificultad, en aquello que para ti es una prioridad.»

Este libro pretende describir la «inteligencia» humana y cómo su «uso» permite a determinadas personas ofrecer su mejor versión en los momentos de máxima presión y, desde ahí, trazar cómo podríamos acercarnos a esa nuestra mejor versión el resto de las personas.

Se ha construido con la intención de que se pueda convertir en una palanca, en un catalizador de la predisposición individual, para aquellas personas que desean progresar personal y profesionalmente en cualquiera de los ámbitos de la vida, ensanchando también su sentimiento de significado, alegría y pasión por lo que plasmanen su día a día.

No ha sido concebido como un manual de autoayuda, ni tampoco como si fuera una píldora química que soluciona o anestesia las dificultades de la vida. Mi misión en este libro ha consistido en investigar, aprehender, mezclar, reconstruir y transmitir con el objetivo de facilitaros:

1. La reflexión: no sobre cosas que no sabemos, lo cual ya es prácticamente imposible, sino sobre las que ya sabemos y no hacemos.

2. La toma de conciencia: punto de partida vital para poder elegir si queremos transitar desde nuestra inconsciencia incompetente actual a nuestra competencia inconsciente deseada, es decir, desde donde estamos ahora a donde deseamos estar en un momento futuro determinado.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento5 sept 2019
ISBN9788417772253
Inteligencia Humana: Construye tu versión más exitosa
Autor

Luis Gutiérrez Pérez

Desde muy pequeño, recuerdo mi naturalidad, mi «gracia» para convertir la vida de los demás y la mía en algo un poquito más sencillo, más alegre y más cercano a sus sueños. Siempre con muchísimo sentido común, cercanía, comprensión, respeto, practicidad, capacidad para «trocear» las dificultades en algo más digerible y con una sonrisa constante, interna y externa, en la boca. Creo que estas tres palabras, «sencillez», «alegría» y «sueños», me están acompañando toda la vida. Desde entonces, y una vez comenzada mi carrera profesional, ya hace casi veintiséis años, he ido alternando periodos vitales en los cuales: I. Desempeño funciones de alta responsabilidad empresarial liderando equipos. II. Emprendo pequeñas empresas orientadas a desarrollar e impartir talleres de Crecimiento Personal y Profesional que me permitan combinar y disfrutar siempre de mis dos grandes «amores»: - Las personas: facilitar nuestro crecimiento personal y profesional disfrutando de una vida más significativa, que nos conlleve un sentido, una alegría devivir. - La economía/la empresa: el desarrollo humanista de organizaciones, competitivas y rentables, facilitando el crecimientode las personas que forman parte de las mismas. Ambos caminos y ambos «amores», como veis, son el mismo, porque no existen las organizaciones, existen las personas que crean, constituyen y desarrollan una organización. Un camino y otro siempre me han proporcionado mucha riqueza, desarrollo y satisfacción personal y, a la vez, mucha experiencia profesional trabajando para, por y con las personas, que me permite reconocerte y acompañarte en pos de un futuro mejor que tu presente. Levantarme cada mañana con tal propósito es un privilegio.

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    Inteligencia Humana - Luis Gutiérrez Pérez

    Inteligencia Humana

    Construye tu versión más exitosa

    Primera edición: 2019

    ISBN: 9788417772949

    ISBN eBook: 9788417772253

    © del texto:

    Luis Gutiérrez Pérez

    © de esta edición:

    , 2019

    www.caligramaeditorial.com

    info@caligramaeditorial.com

    © de las ilustraciones del interior:

    Shutterstock: 19, 100, 107, 114, 115, 138, 145, 159, 175, 186, 199, 207, 230, 257, 260, 281, 305, 317 y 338

    123RF: 33, 80, 104, 117, 123, 129, 177, 178, 181,304 274, 195, 200, 213, 223, 313 y 323

    Fotolia: 85, 96 y 272

    Elaboración propia: las demás

    Impreso en España – Printed in Spain

    Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a info@caligramaeditorial.com si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    Agradecimientos

    Deseo agradecer, en primer lugar, la importancia y la huella que han dejado en mi vida tres personas ya fallecidas que representaban mucho para mí:

    Mi abuelo Luis: fuerza, integridad, valores, superación y alegría a pesar de la adversidad.

    Mi abuela Araceli: entrega absoluta a una misión, renuncia y aceptación.

    Mi padre Antonio: sensibilidad, vocación de servicio a los demás, trascendencia de querer dejar un mundo mejor. Fue el que peores cartas tuvo siempre y su paso por la tierra no fue un camino de rosas.

    Actualmente, los motores fundamentales de mi vida son cuatro mujeres: representan la luz, el viento, la bandera, el ancla, y el deseo de un mar libre y ancho para todos.

    Mi esposa Ana: vitalidad, fuerza, corazón, amor.

    Mis preciosas niñas: Ana y Gracia. El AMOR. Nadie me ha dicho nunca tantas veces «¡¡¡Cuánto te quiero!!!».

    Mi madre: la fuerza, la entrega, el corazón, el cuidado de los demás.

    A todos ellos y a todas las demás personas de mi vida que me es imposible mencionar en unas pocas líneas, MUCHAS GRACIAS.

    Prólogo

    Elogio del renacimiento personal

    Son muchas las sensaciones que genera este libro de Luis Gutiérrez. Como en su docencia y su consultoría, no se limita a compartir el estado del arte de la máxima: «Conócete a ti mismo». Su aportación, su valor añadido, va más allá, y bien podría definirse como un nuevo paradigma: «Gestiónate a ti mismo».

    Alguna vez habremos oído definir a una persona como «una guitarra sin cuerdas», significando con ello su falta de registros, pensamientos, emociones, sentimientos… Pocos conocen que existen guitarras de doce cuerdas, pues bien, lo que hace Luis con sus lectores es ayudarlos a identificar sus cuerdas e inspirarlos para que sus vidas tengan «música», su música.

    A través de muy diversos modos literarios, inspira unas veces a profundizar y, muchas otras, a elevarse sobre la cotidianeidad de situaciones diarias que merecen más atención de la que les dedicamos habitualmente.

    De modo muy natural, este libro realiza una labor «mayéutica» sobre el lector que, dependiendo de su momento vital, tendrá muy distintos resultados. Invito al lector a que los comparta con Luis, en un diálogo que con toda seguridad será muy enriquecedor.

    Como profesor de estrategia de organizaciones, me atrevo a extrapolar algunas reflexiones sobre estrategia de personas que me sugiere este libro. En primer lugar, que la mejor estrategia es la que te posiciona de manera que «tu futuro pueda ser mejor que tu presente».

    Es lo que he comprobado durante más de veinticinco años en el IE Business School de Madrid. Las personas que acuden a sus aulas lo hacen porque están convencidas de que esa experiencia de aprendizaje les proveerá de un futuro mejor. Como espectáculo humano, es increíble contemplar adultos que se rejuvenecen y se «recrean». Es lo que se propone, y seguro que Luis lo conseguirá en muchos de sus lectores cuando los reta a reinventarse.

    Como profesor, se me reconoce por mis frases, y la que más me recuerdan es la de: «No hay nada más innovador que ser uno mismo, lo que cuesta es… atreverse». Es lo que hace Luis con enorme respeto: facilitar que te atrevas…

    No puedo evitar finalizar mi contribución a los lectores de este libro sin pedirles lo mismo que les pido a mis alumnos: que no se me mueran de éxito. Lo suelo hacer contándoles una anécdota, una fábula de las de Luis, con la que me gustaría terminar.

    La acción se sitúa en la Cataluña de los años veinte del pasado siglo, y en concreto en la Diputación de Barcelona. Un día, su presidente, transcurridos tres o cuatro años desde su nombramiento, se da cuenta de que nunca ha visitado un centro psiquiátrico dependiente de la Diputación. Para enmendar su fallo, comunica al centro que va a ir a visitarlo un día y a una hora prefijada. A su llegada, le sale a recibir el director del centro con el siguiente discurso: «Para que conozca el estilo de total transparencia en la gestión que caracteriza a este centro y, sobre todo, para que conozca el punto de vista del cliente, he pensado que, mejor que yo mismo, la persona más idónea para acompañarle en su visita a las instalaciones sea un paciente, si no tiene usted inconveniente». El presidente contesta que no hay problema y aparece un señor con chaqueta y corbata, un loco, con el que realiza la visita guiada. Como suele ocurrir, la visita termina en la cafetería, y el presidente se dirige a su acompañante diciéndole: «Me ha caído usted muy bien. Si quiere, tomamos un café y nos conocemos». El paciente asiente y, una vez sentados, comienza el presidente a decir: «Porque usted no sabrá quién soy yo…», a lo que el paciente contesta que a él no le habían informado de a quién debía acompañar. El presidente hace una pausa para tomar aliento y empieza: «Porque usted no sabrá quién es el presidente de la Diputación de Barcelona…», a lo que el paciente contesta que no. «Y usted no sabrá quién es el presidente de la Junta de Obras del Puerto de Barcelona», a lo que el paciente contesta: «Pues no». «Y usted no sabrá quién es el presidente de Corporación Metropolitana de Cataluña», a lo que el paciente contesta: «Pues no». Cuando iba a empezar con el nombre de su cuarto cargo, el loco interrumpe al presidente y le dice: «Ándese usted con ojo, que yo empecé así…».

    Pascual Montañés Duato

    Profesor de Dirección Estratégica

    del IE Business School desde 1990

    Mejor Profesor de los Programas de Dirección en los años 2001, 2002, 2003 y 2005

    Introducción

    «Todos podemos decidir que queremos vivir una vida grande o, más sencillo aún, que no solo queremos tener un buen día, sino un gran día. No importa el tiempo que llevemos transitando por la senda de la mediocridad: siempre podemos elegir cambiar de camino. Siempre. Nunca será demasiado tarde. Podemos encontrar nuestra voz».

    Stephen Covey

    Fábula

    Hace muchos, muchos años, en la lejana Asia, un anciano maestro agricultor y su hijo heredero, conocedores de la sabiduría de la naturaleza y de la vida, descubrieron por «casualidad» una curiosa planta llamada bambú. Esta planta tiene como característica única que durante sus primeros siete años no crece como las demás plantas y árboles hacia arriba. ¡¡¡No!!! Crece hacia abajo, prolongando y ensanchado sus raíces hacia lo más profundo de la tierra.

    Cuando decidieron plantar esta especie singular y esta iba siguiendo su ciclo normal año tras año (es decir, ¡¡¡no se la veía crecer!!!), estos dos agricultores tuvieron que soportar todo tipo de bromas, improperios y menosprecios… Les llamaron ingenuos, inexpertos, idealistas…

    Pero ellos creían en la planta y, como les habían prometido, esta empezó a crecer a partir del séptimo año hasta treinta y dos metros por mes.

    ¡¡¡Dicen que si te quedas mirándolo, puedes verlo crecer!!!

    A esta planta tan poderosa, estar sustentada en sus profundas raíces, en sus pilares interiores, le permite afrontar mejor cualquier fuerza externa que impacte sobre ella (ya sea que las personas la talen, catástrofes naturales, etc.).

    A partir de ese momento, el bambú desempeñó un papel muy importante en el desarrollo de determinadas civilizaciones con las que ha convivido, siendo empleado, básicamente, para la construcción y la alimentación.

    Fuente: anónima, con adaptación propia.

    Tú también, si profundizas en tu parte más intrínseca, encontrarás principios, valores y creencias; y estas «piezas» son:

    Lo que constituye tu verdadera riqueza.

    Tus recursos más valiosos y permanentes.

    La verdadera fuerza y motivación que facilita tu responsabilidad personal, tu libertad de elección y tu toma de decisiones conscientes, hacia la construcción de una vida de mayor significado, valor y pasión para ti.

    A esta riqueza interior vamos a denominarla «inteligencia humana».

    Es la esencia de tu «inteligencia humana» la que destila, generación tras generación, una «obligación» vital a:

    Crecer.

    Confiar.

    Esforzarse.

    Mantener una dirección…

    Te permite mantener una ventana abierta que te facilita:

    Vislumbrar lo que te es externo.

    Conocerte a ti mismo.

    Pero para disfrutar de esta riqueza, también deberás dedicar, como el bambú, el tiempo suficiente para labrar y pulir y, por fin, permitirte brillar e iluminar.

    En general, y lamentablemente, en nuestro modelo social hemos reducido el significado de riqueza a la posesión de objetos materiales y «útiles», «eliminando» el tiempo necesario para poder encontrar y utilizar tu verdadera riqueza.

    Así pues, cuando han llegado las turbulencias exteriores e interiores, estas se han encontrado con un conjunto de árboles, robles, pinos, etc., de crecimiento y éxito mucho más rápido y externo, pero con raíces menos profundas y de menor grosor, que les aportan menos probabilidades para sobrevivir ante las catástrofes.

    Aún estás a tiempo de aprender de lo que está sucediendo, de modificar tus paradigmas más profundos y de educar tu mirada hacia otro foco más interior, más acorde con tu razón de ser, y que, finalmente, será el que te proporcione la alegría de vivir.

    Este libro se ha construido con la intención de que se pueda convertir en un catalizador de la predisposición individual para ti, que deseas progresar personal y profesionalmente en cualquiera de las actividades que realices, creciendo también en tu sentimiento de sentido, significado y pasión por lo que realizas.

    No ha sido concebido como un manual de autoayuda rápida, como si fuera una píldora química que «soluciona» o anestesia las dificultades de tu vida.

    Los pilares básicos de este libro se sustentan en los más de veintiséis años de experiencia profesional desempeñando funciones de alta responsabilidad empresarial, organizando, gestionando y liderando equipos, impartiendo formación, implantando consultoría en los ámbitos de liderazgo, cultura organizacional, dirección estratégica, desarrollo de organización y capital humano e implantando programas de coaching como herramienta de transformación y cambio personal y organizacional.

    A lo largo de estos veintiséis años he compartido experiencias vitales con maravillosos profesionales de numerosos ámbitos. De todos ellos he aprendido mucho y a todos ellos va dedicada cada una de estas líneas.

    Bernardo de Chartres, filósofo neoplatónico del siglo

    xii

    , gustaba de leer a los clásicos, pues el trato con ellos ilumina nuestra inteligencia y ensancha nuestro corazón.

    Sintetizaba su pretensión en esta genial frase:

    «Somos enanos encaramados a hombros de gigantes. De esta manera, vemos más y más lejos que ellos, no porque nuestra vista sea más aguda, sino porque ellos nos sostienen en el aire y nos elevan con toda su altura gigantesca».

    Esta metáfora ilustra el proceso que me facilita escribir: mis pensamientos, reflexiones e ideas solo emergen desde las ideas de otros, y desearía que se entreveraran con los pensamientos de los demás, generando así un infinito «rizoma» de conocimiento en movimiento continuo.

    Rizoma es un concepto filosófico desarrollado por Gilles Deleuze y Félix Guattari en el que describen una «imagen de pensamiento» basada en el rizoma botánico, que aprehende las multiplicidades, donde cualquier elemento puede afectar o incidir en cualquier otro.

    Mi misión consiste en investigar, aprehender, mezclar, reconstruir y transmitir con el objetivo de facilitarte:

    La reflexión: no sobre cosas que no sabes, lo cual ya es prácticamente imposible, sino sobre las que ya sabes y no haces.

    La toma de conciencia: punto de partida vital para poder elegir si quieres transitar desde tu inconsciencia incompetente a tu competencia inconsciente, es decir, desde donde estás a donde deseas estar.

    Ideas de fuerza

    No culpes a nadie, nunca te quejes de nada ni de nadie, porque fundamentalmente tú has hecho tu vida.

    Acepta la responsabilidad de edificarte a ti mismo y el valor de acusarte en el fracaso para volver a empezar; corrigiéndote, el triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas del error.

    Nunca te quejes del ambiente o de los que te rodean, hay quienes en tu mismo ambiente supieron vencer, las circunstancias son buenas o malas según la voluntad o fortaleza de tu corazón. Aprende a convertir toda situación difícil en un arma para luchar.

    No te quejes de tu pobreza, de tu soledad o de tu suerte, enfrenta con valor y acepta que de una u otra manera, todo dependerá de ti; no te amargues con tu propio fracaso, ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño, recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible para claudicar.

    Deja ya de engañarte, eres la causa de ti mismo, de tu necesidad, de tu dolor, de tu fracaso.

    Si, tú has sido el ignorante, el irresponsable, tú, únicamente tú, nadie pudo haber sido por ti.

    No olvides que la causa de tu presente es tu pasado, como la causa de tu futuro es tu presente.

    Aprende de los fuertes, de los audaces, imita a los violentos, a los enérgicos, a los vencedores, a quienes no aceptan situaciones, a quienes vencieron a pesar de todo.

    Piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas sin alimento morirán.

    Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande, que el más grande de los obstáculos.

    Mírate en el espejo de ti mismo.

    Comienza a ser sincero contigo mismo. Reconociéndote por tu valor, por tu voluntad y por tu debilidad para justificarte. Recuerda que dentro de ti hay una fuerza que todo puede hacerlo.

    Reconócete dentro de ti mismo, más libre y fuerte, dejarás de ser un títere de las circunstancias, porque tú mismo eres tu destino. Y nadie puede sustituirte en la construcción de tu destino.

    Levántate, mira las mañanas y respira la luz del amanecer.

    Tú eres parte de la fuerza de la vida.

    Nunca pienses en la suerte, porque la suerte es el pretexto de los fracasados.

    Pablo Neruda

    «Tú eres el resultado de ti mismo»:

    Primera parte

    La gran diferencia

    Lápices, Lápices De Colores, Plumas, Colorido, Oficina

    Hace veintiséis años (¡¡¡Dios mío, cuántos!!!) la multinacional del sector de la auditoría Arthur Andersen iniciaba un proceso de reclutamiento en la Facultad de Económicas de la Universidad de Valladolid. El primer hito del proceso de selección consistía en la revisión de los expedientes académicos de los estudiantes de quinto año de la especialidad de Empresariales. Yo fui uno de los veinte seleccionados.

    La segunda fase consistía en una entrevista personal en Madrid. Yo era absolutamente consciente de que mi expediente académico era de los últimos de esos veinte y, por lo tanto, nunca tuve ninguna expectativa, ninguna presión, ningún miedo al fracaso —no consideraba que, de momento, esa fuera «mi guerra»—, ningún pánico escénico, «nada que perder y tampoco esperaba nada que ganar».

    Así pues, a las 9.50, diez minutos antes de la entrevista, yo me encontraba sentado en las oficinas del edificio Windsor en Madrid esperando tan tranquilo a que me llamaran. Estaba tan contento de estar allí, en Madrid, fuera de casa, con mucho tiempo por la tarde para disfrutar con mis amigos…

    ¿Qué ocurrió?

    Que la entrevista salió perfecta y me contrataron. ¿Por qué? ¿Cómo me comporté?

    Natural.

    Simpático.

    Transparente.

    Optimista.

    Los días siguientes en la universidad resultaron un poco turbulentos porque los docentes, compañeros, incluso los amigos, no entendían por qué algunos de ellos, con muchos mejores expedientes académicos y con mejores recomendaciones que yo, no fueron seleccionados.

    Con los años fui tomando conciencia de que, teniendo en esencia un perfil psicológico/emocional potente que me facilitaba abrir alguna puerta, en determinadas situaciones en las cuales:

    SÍ que tenía una enorme presión.

    SÍ que sentía miedo al fracaso.

    SÍ que desconfiaba de mi currículum.

    SÍ que creía que esa oportunidad era de «mi liga».

    SÍ que tenía miedo a no cumplir mis expectativas.

    SÍ que tenía pánico a defraudar la confianza que los demás habían depositado en mí, como padres, pareja, familia, compañeros…

    SÍ que pensaba que era de los mejores para ese puesto…

    Es decir, situaciones en las cuales SÍ que «lo lucharía a muerte»…, aparecían todas mis sombras. Y en los «momentos cumbre», mi rendimiento no era el mismo. Tampoco me divertía. Ya no disfrutaba. Me angustiaba. Me crispaba. No dormía por las noches. Era un sufrimiento y, por supuesto, los resultados a veces no eran tan excelentes como yo deseaba.

    Imagino que algo parecido a esto te ha pasado a ti.

    Si practicas algún deporte, generalmente juegas mejor cuando entrenas o juegas puntos banales que cuando es «punto de partido», cuando te toca tirar los dos tiros libres que deciden el partido en el último segundo o cuando lanzas el penalti decisivo…

    Si te presentas a una entrevista profesional importante, «te vendes», te comunicas infinitamente peor que cuatro días antes, cuando estabas ensayando informalmente con tu amigo.

    En los exámenes orales, en las lecturas de proyectos fin de carrera, expones notablemente peor que en los últimos quince ensayos con pijama en casa.

    Cuando «cantas» periódicamente en la preparación de una oposición, lo haces mucho mejor que cuando te juegas el pase a la siguiente prueba del proceso ante el tribunal.

    Cuando tocas con los nudillos la puerta de tu jefe para presentarle el proyecto que te supone continuar o no en la empresa, o disponer de opciones de

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