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Dante Navarro: Leyenda Hispana
Dante Navarro: Leyenda Hispana
Dante Navarro: Leyenda Hispana
Libro electrónico96 páginas1 hora

Dante Navarro: Leyenda Hispana

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Información de este libro electrónico

Desde San Luis Potosí, Dante llegó a Milwaukee al finalizar la segunda guerra mundial. Las tensiones y conflictos generados por la prioridad que los jóvenes anglos tenían sobre el empleo dejaban en la marginación tanto a los mexicanos como a los integrantes de otras minorías; esta situación se convirtió en la arena sobre la cual los afanes y compromisos de Dante tuvieron realización durante su vida en los Estados Unidos.
Dante fue pionero en la radiodifusión en español, fundó organizaciones de apoyo, encabezó manifestaciones, movilizaciones y marchas; organizó boicots contra empresas e instituciones; fue encarcelado, fue candidato a diputado para el congreso de Wisconsin por el Partido Demócrata, recibió reconocimientos no solo de las comunidades hispanas sino también del Congreso de los Estados Unidos y del Congreso de Wisconsin, así como de gobernadores. Las notas periodísticas lo refirieron como “Leyenda Hispana” y sus acciones han sido incluidas en libros y en artículos académicos relacionados con el movimiento latino en los Estados Unidos, su perfil ha sido destacado en un mural reciente ubicado al suroeste de Milwaukee.
Este libro recopila, con un estilo ágil y con algunos detalles que le dan ambientación, las actividades de Dante Navarro y sus luchas a favor de los hispanos de Wisconsin. La visión que provoca este libro efectivamente apoya la noción de “Leyenda Hispana” iniciada por la prensa de ese estado.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento7 abr 2020
ISBN9781506532134
Dante Navarro: Leyenda Hispana
Autor

Marco Aurelio Navarro Leal

Marco Aurelio Navarro Leal realizó sus estudios de Licenciatura en Administración y Planificación Educativa en la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Maestría en Planeación Educativa y Desarrollo en el Instituto de Educación de la Universidad de Londres, Inglaterra, así como un Doctorado en Pedagogía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Es profesor del Doctorado en Educación Internacional de la Universidad Autónoma de Tamaulipas en donde también fue Director de Planeación y Secretario Académico. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores y Presidente Honorario de la Sociedad Mexicana de Educación Comparada, afiliada al World Council of Comparative Education Societies (WCCES).

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    Dante Navarro - Marco Aurelio Navarro Leal

    DANTE NAVARRO

    Leyenda Hispana

    MARCO AURELIO NAVARRO LEAL

    Copyright © 2020 por Marco Aurelio Navarro Leal.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 07/04/2020

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    ÍNDICE

    Que digan que estoy dormido

    Inicia el viaje

    The Edge

    Inicia nueva vida

    La radio

    Promotor cultural

    Acción política

    La toma de rectoría de la Universidad

    El boicot contra las cerveceras

    El boicot a United Way

    Religiosidad

    Jubilado, pero no retirado

    Obituaries

    Obituaries

    Testimonies

    Referencias académicas

    Sitios de internet que incluyen a Dante Navarro

    Epílogo

    A Ruth, Etzel, Marco y Rafael

    A Eva María y mis primos

    QUE DIGAN QUE ESTOY DORMIDO

    Ese día se reunió una gran cantidad de integrantes de las familias Navarro, más de los que hace ya como tres décadas se reunieron en Gogorrón. Ahora, ahí en esa iglesia de San Luis Potosí, además de los familiares cercanos, se encontraban algunos que no se habían visto desde entonces y otros que solo se conocían por pláticas de terceros. La mayoría vestía ropa de color negro, tonalidades de grises y blanco, en señal de duelo.

    El sacerdote guiaba la ceremonia religiosa y todos oraban por el descanso de Dante, cuya urna de cenizas se ubicaba frente al altar. Algunos de los asistentes movían con fuerza sus abanicos y otros se abanicaban con las hojitas de la misa. En medio del calor se podía observar que mientras las personas mayores se concentraban en sus rezos y sus reflexiones, los jóvenes veían de reojo hacia las bancas aledañas, pendientes de la presencia de sus conocidos.

    Para orar por el eterno descanso de Dante estaban en misa muchos de sus familiares y sus conocidos; además de su hermano Ovidio con sus hijos y nietos, estaba Maricela, los Flores Ochoa, los Flores Navarro, los Ochoa. Los hijos de sus hermanos, sus sobrinos, que no solamente eran acompañados por sus parejas y sus hijos, sino también por sus nietos. La familia se había extendido durante los años y por supuesto que había parientes que Dante ya no alcanzó a conocer. Al terminar la misa hubo saludos, comentarios, pésames y parabienes, así como la oportunidad de hacer presentaciones entre miembros de la familia que no se conocían.

    La distancia por recorrer de la parroquia al panteón es considerable, pero el cortejo fúnebre se organizó con Ernesto al frente, escoltando el ánfora con las cenizas; en el camino, algunos autos tomaron por distintas rutas; algunos tomaron la antigua ruta de la carretera a Zacatecas, otros por Morales y otros por el anillo periférico.

    En el siglo XIX, el predio en el que se construyó el panteón El Saucito fue elegido por las autoridades porque era una considerable extensión de terrenos que, siendo muy arcillosos, no eran aptos para la agricultura; y aunque se encontraban a cuatro kilómetros de la ciudad, se podía llegar a ellos por un tranvía que entonces existía.

    Al llegar al que ha sido considerado como un museo de arte funerario, algunos vehículos del cortejo se estacionaron afuera del cementerio, mientras que un par de estos se internaron tras la carroza, por un sendero muy estrecho, hasta el lugar que Dante mismo había elegido con mucha anticipación. Los albañiles ya estaban ahí y los familiares, después de la larga y calurosa caminata desde la entrada, ya se empezaban a juntar. A lo lejos, entre las ondas creadas por lo caliente del camino, se adivinaba la silueta de Chiqui, quien había ido a buscar a los mariachis quienes llegaron tarde, porque no sabían exactamente la ubicación de la tumba; mientras Ernesto, recién operado del tobillo, bajo una pequeña sombra, se defendía de la agresión vertical del sol. No todos los presentes encontraron donde hacerlo, pero estoicamente soportaron el calor.

    Los mariachis cumplieron con su cometido de ayudar a festejar y ayudar a llorar. México lindo y querido, si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me traigan aquí. Todos los presentes acompañaron al mariachi, pero sin duda fueron Susana, Chiqui, Prieta, Mina, Laura, Vero y Licha quienes se adueñaron de la primera voz. También cantaron Yo soy de San Luis Potosí, el Rey, Amor eterno, Mi ciudad, Volver y nuevamente México lindo y querido. Prieto, Eva María, Raquelito, Marisa, Cristina, Kiko, también cantaban, como todos los asistentes, pero lo hacían con un volumen más bajo.

    Una ceremonia sencilla pero muy sentida, en la que los oradores coincidieron en que la generosidad había sido una de las principales características de Dante. Al final, un largo aplauso, mientras los albañiles terminaban de sellar la fosa. Probablemente por el calor, que ese mediodía del 11 de junio del 2013 se sentía sobre el panteón, los asistentes se despidieron rápidamente para dispersarse de nuevo por la ciudad. Aunque, de seguro, a algunos de los asistentes que acompañaban a sus mayores y que no conocieron a Dante se fueron con varias interrogantes sobre este legendario personaje.

    INICIA EL VIAJE

    La decisión estaba tomada. Dejaría su trabajo de telegrafista de Ferrocarriles Nacionales, empleo al que había ingresado desde los 18 años, para irse a los Estados Unidos, aun contra la voluntad de su padre. Con la bendición de su hermana Beatriz, el asombro de sus otros tres hermanos menores y un equipaje de sueños que seguramente eran mayores a los que pudieron haber cabido en su maleta, el joven Dante Inocencio emprendió el viaje que cambiaría su vida. Eran sueños acariciados durante mucho tiempo, quizás desde el fallecimiento de su madre.

    Eran sueños que poco a poco se iban concretando: los ahorros, la maleta, las reuniones con amigos, las preguntas, los papeles de la Secretaría del Trabajo, los papeles de Relaciones Exteriores, llegar a Nuevo Laredo, cruzar aduanas, un mapa de ruta, los horarios de trenes, los cambios, los transbordos, llegar a Chicago. El día

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