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Tupande Kileleni: Escalemos a La Cumbre Juntos
Tupande Kileleni: Escalemos a La Cumbre Juntos
Tupande Kileleni: Escalemos a La Cumbre Juntos
Libro electrónico331 páginas4 horas

Tupande Kileleni: Escalemos a La Cumbre Juntos

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Tupande Kileleni: Escalemos a la cumbre juntos es la historia del primer juego de ftbol americano africano, el Global Kilimanjaro Bowl, y cmo los equipos dedicados de individuos de Iowa, EEUU, Mxico y Tanzania se reunieron para hacer el sueo de un entrenador apasionado una realidad! Este trabajo de no ficcin del presidente y fundador de Global Football, Patrick Steenberge, es un relato inspirador de la preparacin de varios aos y, finalmente, el xito de viaje de dos equipos de ftbol universitarios de diferentes culturas que viajaron a el otro lado del mundo para impactar la vida de Tanzania a travs del servicio, la amistad y el deporte. Los atletas estudiantiles y el personal de la universidad experimentaron una tierra de contrastes infranqueables y belleza impresionante. En ltima instancia, se reunieron para hacer cumbre de la montaa libre ms alta del mundo y el punto ms elevado de frica y celebrar como un equipo triunfante. Como llegarn a apreciar plenamente, esta historia trata de un sueo arraigado en la fe, un grupo de hombres y mujeres que personificaron el sueo, y su compromiso de servir y obtener xito.
IdiomaEspañol
EditorialXlibris US
Fecha de lanzamiento25 ene 2018
ISBN9781543440973
Tupande Kileleni: Escalemos a La Cumbre Juntos
Autor

Patrick Steenberge

Patrick Steenberge studied and played quarterback at the University of Notre Dame and through his company Global Football, has shared his passion for international travel and for the game he loves by orchestrating educational sports tours to 21 different nations on 6 continents. An enthusiastic and fervent traveler, his global initiatives have touched the hearts of thousands who have joined him in Living The Dream. Patrick and his wife Janet reside in Texas and are the proud parents of a son and two daughters.

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    Tupande Kileleni - Patrick Steenberge

    TUPANDE KILELENI

    Hay que Escalar a la Cima Juntos

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    por:

    Patrick Steenberge

    Crea tu equipo; transforma su sueño.

    Copyright © 2018 por Patrick Steenberge.

    Numero de la Libreria del Congreso:     2017912016

    ISBN:             Tapa Dura               978-1-5434-4095-9

                           Tapa Blanda             978-1-5434-4096-6

                            Libro Electrónico   978-1-5434-4097-3

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del

    propietario del copyright.

    Las personas que aparecen en las imágenes de archivo proporcionadas

    por Thinkstock son modelos. Este tipo de imágenes se utilizan únicamente

    con fines ilustrativos.

    Ciertas imágenes de archivo © Thinkstock.

    Fecha de revisión: 01/23/2018

    Xlibris

    1-888-795-4274

    www.Xlibris.com

    764462

    Índice

    Agradecimientos

    Introducción: ¡Es hora del Kili!; sáquenle provecho

    Prólogo

    ¡Tupande Kileleni!

    Prólogo

    ¡Tupande Kileleni!

    ¡Tupande Kileleni!

    1.     El sueño de uno es el compromiso de todos

    2.     México se une al equipo

    3.     En las manos de Dios desde el inicio

    4.     Explorando Tanzania: el Babuino Albino

    5.     No son las Jugadas, son los Jugadores que las Ejecutan

    6.     ¡No tenemos punto de ruptura! (La frase más célebre del Coach Ara)

    7.     Adaptarse con aplomo

    8.     JR + Muhammad + Andre = 1 estadio para el partido

    9.     Si fuera fácil, todos lo harían

    10.   El amor crece cuando la gente sabe servir

    11.   Safari: Leones, leopardos y garrapatas… ¡Uy!

    12.   Tupande Kileleni: ¡Hay que escalar a la cima juntos!

    13.   Las realidades del ascenso, enseñanzas de vida y mil gracias

    Este libro, el increíble recuento de la labor en equipo realizada entre países y continentes, así como del compromiso de tanta gente tan bondadosa, se pudo imprimir gracias al asombroso esfuerzo de Caitlin Zematis, mi sobrina; hija de mi hermana, Colleen.

    Nada de esto hubiera sido posible sin ella.

    ¡Asante sana!

    Agradecimientos

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    Así como este libro es el recuento del esfuerzo en conjunto de muchos individuos alrededor mundo por hacer propio el sueño de uno solo y no rendirse hasta haber alcanzado la meta que se habían establecido, también fue un esfuerzo lograr plasmar ese logro por escrito y lograr que se imprimiera. Toda la gente mencionada en este libro desempeñó un papel indispensable en la creación y vivencia de esta historia, y fue esa misma gente la que hizo de ella algo especial para todos los involucrados. Mientras lees sobre la gran variedad de retos y logros que ayudaron a convertir al Tazón Global Kilimanjaro en una historia que espero te inspire y motive, te darás cuenta de que el proyecto se hubiera quedado atrapado en la memoria de los participantes de no haber sido por el esfuerzo de la gente que dio un paso adicional.

    Así, desde el momento que regresé de Tanzania en junio del 2011, muchos amigos y familiares me repitieron incansablemente la misma cosa, ¡Necesitas escribir un libro!

    Ahora que ya lo terminé, me doy cuenta de la magnitud del esfuerzo en equipo que fue recolectar todos los detalles pertinentes, las historias y las memorias, y agruparlos en una historia coherente, atractiva y que capturara el espíritu de los individuos que creyeron en el mantra tupande kileleni: Hay que escalar a la cima juntos.

    Así como en el viaje, los líderes de este libro fueron los soñadores y emprendedores de tres culturas y tierras diferentes. En el corazón de Estados Unidos, el Coach Chris Creighton y la directora de Deportes de la Universidad de Drake, Sandy Hatfield Clubb, me tuvieron siempre una fe y confianza inagotables.

    En México, el Dr. Enrique Ramos del Tec de Monterrey simplemente me preguntaba de vez en cuando, ¿Cómo va el libro? En serio; no te puedes quedar sin contar esta historia. A su manera, al mismo tiempo gentil y persuasiva, me recordaba la importancia que tendría el recontar la historia para aquellos que habían formado parte de la experiencia y también para aquellos que necesitaban algo inspiración en sus vidas.

    En Tanzania, África, siempre pude contar con Frank Mella, el director general de Kilele Savane, Ltd., que me ayudó a recrear muchas de las escenas tal cual sucedieron, identificando a la gente involucrada y explicándome nuevamente cómo le habíamos hecho para superar algunos de los momentos más tensos del recorrido. Fue a él a quien se le ocurrió el título de este libro hace mucho, aunque él no lo supo en el momento.

    El continuo ascenso político de Lazaro Nyalandu hasta llegar a su actual puesto de ministro de Recursos Naturales y Turismo me ha llevado a querer ayudar a Tanzania a través del desarrollo y promoción del deporte, ecoturismo y educación experiencial. Su éxito y apoyo me motivan también a ayudar a financiar con las ganancias de esta publicación la perforación de más y más pozos de agua dulce en su región natal de Singida.

    Está también la gente que además de trabajar conmigo, creyeron siempre en mí, y que nunca me permitieron olvidar que mi meta era contar esta historia por impreso para que todos podamos recordarla cuando nuestras mentes y piernas se hayan hecho ya más lentas: Caitlin Zematis, escritora; Colleen Zematis, editora; Mel Greenberg, editor; Mike Preston, publicista; Don Weller, ilustrador de la portada; Georgia Steenberge, encargada del diseño gráfico de la portada; Janet, mi esposa y silenciosa fuerza y Georgia, Brier y Xela, nuestros hijos tan asombrosos que tanto aprecian este mundo junto con todas sus maravillas.

    Para ver un video de cuatro minutos de toda la acción vivida en Tanzania, busca en YouTube Tupande Kileleni video. ¡Tupande Kileleni!

    Introducción

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    ¡Es hora del Kili!; sáquenle provecho

    Un sueño que no se comparte siempre seguirá siendo un sueño, pero una vez que se comparte con la persona indicada, puede volverse una realidad.

    Sábado, 21 de mayo del 2011, Arusha, Tanzania.: El fútbol americano cruzó una nueva frontera internacional el sábado cuando los Bulldogs de la Universidad de Drake y los All-Stars de la CONADEIP se encontraron en el campo de juego, trazado por primera vez sobre suelo africano en Arusha, Tanzania.

    —GoDrakeBulldogs.com,

    sábado 21 de mayo del 2011

    Recuperándose 17-7 durante el último cuarto, y asegurando así el triunfo, la Universidad de Drake ganó el Tazón Global Kilimanjaro, presentado por TANAPA, ante 11,781 curiosos espectadores tanzanos en el Sheik Amri Abedi Memorial Stadium. Cabe destacar que fue en ese mismo lugar donde se izó por primera vez la bandera tanzana, en 1961, anunciando la independencia de Tanzania de Gran Bretaña.

    Durante los dieciocho meses anteriores, había estado trabajando para hacer realidad este sueño; que la Universidad de Drake y los All-Stars de la liga mexicana de la CONADEIP se enfrentaran en suelo tanzano en el primer partido de fútbol americano en el continente africano, compartiendo entre ellos este momento tan histórico en el deporte. El partido de americano en sí, sin embargo, era solo uno de los elementos de una travesía mucho más ambiciosa. Como muchos otros sueños, este no era exclusivamente mío y, de hecho, no era tampoco del tipo de sueños que se manifestaban al dormir. A decir verdad, ni siquiera se había originado conmigo. Pero a final de cuentas este sueño tan maravilloso lo compartimos cientos, quizá miles de individuos que trabajamos en conjunto y como un equipo para hacer posible esta improbable experiencia.

    Así que ¿cómo fue que llegó a concretarse este partido tan innovador, este evento, el primero de su tipo en el mundo, este sueño?

    Soy primero un viajero y explorador apasionado, y después un aficionado del fútbol americano. Al parecer siempre ha sido así, desde que era pequeño y jugaba americano con mis tres hermanos en nuestro patio en la esquina de Arlington Road, mientras mi padre viajaba a lugares exóticos por su trabajo de Administrador de finanzas en General Electric. En la preparatoria fui el mariscal de campo titular de la escuela Cathedral Prep High School en Erie, Pensilvania. Nuestro entrenador era el ex lineman de Notre Dame, Tony Zambroski. Después tuve la fortuna de jugar en la Universidad de Notre Dame bajo la tutela del legendario Coach Ara Parseghian, que no solo llevó a Notre Dame a la victoria en dos campeonatos nacionales, sino que también fue mi coach cuando Notre Dame jugó en el Cotton Bowl de 1971, ocasión en la que derrotamos a los Texas Longhorns.

    Los atletas que no pasan a jugar profesionalmente tras graduarse o finalizan abrupta y completamente sus carreras deportivas o deciden volverse entrenadores. Mi caso fue algo distinto; mi carrera terminó de manera inoportuna por culpa de una lesión.

    Durante algunos años, busqué adentrarme en otras carreras que tuvieran que ver con viajes, deportes, marketing, medios y comunicaciones. Hasta llegué a trabajar al aire libre durante un tiempo, entre la naturaleza, ayudando en la rehabilitación de jóvenes atribulados. A los veintiséis años emprendí una travesía de un año a través de América Latina, acompañado solo de mi mochila. Visité a mis papás en Brasil, donde vivían en aquel entonces, lo cual intensificó muchísimo mis ganas de deambular por el mundo; un ímpetu que aún conservo. Sin embargo, a lo largo de los giros y vueltas de mi carrera, el fútbol americano siempre siguió siendo uno de mis intereses principales, mientras que viajar continuó siendo mi gran pasión.

    El año de 1996 marcó el comienzo de mi primer proyecto empresarial, Global Football. Desde entonces he tenido la bendición de llevar conmigo y por todo el mundo jugadores aficionados de fútbol Americano, coaches y seguidores a competir en eventos internacionales, donde han aprendido de primera mano a compartir su cultura con otros y a compartir sus experiencias con los miembros de su equipo. Sorprendentemente, desde el viaje a Londres con la escuela Mt. St. Joseph High School y el Coach Mike Working en lo que fue nuestro primer viaje de fútbol americano, he tenido la oportunidad de organizar viajes para más de ciento ochenta equipos, y he viajado a más de veintiséis naciones en seis continentes.

    Dicho eso, nunca se me ocurrió pensar que organizaría un evento de fútbol americano en África, un continente profundamente tradicional, un verdadero misterio para muchos estadounidenses y un lugar donde el juego que nosotros llamábamos fútbol americano le era completamente ajeno a la gran mayoría de la población. Ese sueño me llegó por medio de un hombre al que ya le tenía un enorme respeto, el Coach Chris Creighton de la Universidad de Drake. Ese respeto ha crecido muchísimo ahora que hemos compartido este sueño tan especial, en especial tras trabajar juntos durante dieciocho meses para lograr que se hiciera realidad.

    En enero del 2010, asistí a la Convención de Entrenadores de Fútbol Americano (AFCA; American Football Coaches Convention) en Orlando. La AFCA congregaba cada año a más de diez mil hombres, la mayoría de ellos entrenadores profesionales de fútbol americano, de atractiva personalidad y gran estatura. Yo diría que el 80% de ellos eran entrenadores a nivel colegial y el 20% restante entrenadores en escuelas preparatorias o a nivel internacional. Además, había siempre entre ellos unos doscientos vendedores como yo que aprovechaban la ocasión para platicar cara a cara con los coaches. Este era el único lugar donde año con año tenían la oportunidad de reunirse coaches y vendedores para compartir ideas, habilidades, productos y servicios, por lo que he rentado anualmente y sin interrupciones un pequeño espacio en la reunión desde 1997. Desde el punto de vista empresarial, era una oportunidad ideal, pues era el único lugar que permitía encontrarme con tantos coaches al mismo tiempo.

    En fin, cuando todo esto comenzó yo estaba parado en mi humilde puesto un lunes por la mañana, el segundo día del encuentro, sacándole plática todos los coaches y conocidos que me pasaban por delante; saludándolos, platicándoles de viajes al extranjero y contándoles historias cuando de repente sentí que alguien me agarró firmemente de la espalda, como solo suelen hacerlo los coaches. Me di la vuelta y me encontré mirando a los ojos al Coach Chris Creighton de la Universidad de Drake, que por suerte era de mi misma estatura. Me dio a medias una palmada en el hombro; yo le devolví el gesto, y después nos dimos un buen abrazo de oso.

    Nos habíamos encariñado y hecho amigos cuando él era coach en Wabash College. Habíamos trabajado juntos para llevar a su equipo de la división III de la NCAA a Alemania, Austria y después Panamá, antes de le ofrecieran un puesto en la Universidad de Drake. Nuestro primer viaje juntos había sido memorable, y el segundo sorprendente.

    En cuanto terminamos de abrazarnos, el coach me miró fijamente, y de una manera muy directa, tan típica de él, me dijo, Oye, tengo una idea bastante grande… pero en serio grande, ¿le entras? Lo vi fijamente, pausando solo un instante, y sin cuestionarlo más le respondí, Claro… claro que le entro.

    Cuando alguien como el Coach Creighton, a quien quiero y en quien confío tanto, me dice que tiene en mente algo ambicioso y me pregunta si le entro, inmediatamente digo que sí. No es hasta después que me pongo a pensar en qué es a lo que acabo de comprometerme. A mi parecer, esta actitud se debe a la influencia de una las dos placas metálicas que tenía colgadas en mi cuarto cuando era joven; decía, Piensa antes de actuar, pero no te tardes pensando; porque si no reaccionas rápido la oportunidad se habrá ido.

    La segunda placa me había dado también otro tanto de inspiración, Si no tienes ni poquito miedo, es que no vas lo suficientemente rápido.

    El Coach Creighton me explicó, Quiero llevar al equipo de Drake a escalar el monte Kilimanjaro y a jugar el primer partido de fútbol americano de la historia de África. Ya busqué. Nunca ha habido un partido colegial o de preparatoria de americano en el continente, solo unos cuantos militares. Podríamos ser los primeros en jugar americano en África, y de manera más importante, el equipo podría ayudar a los necesitados a través de algún tipo servicio comunitario. Además, escalar el monte Kilimanjaro sería toda una oportunidad para fomentar el trabajo en equipo.

    El coach me reveló después que llevaba ya mucho tiempo con el sueño de llevar a su equipo de americano a la cima del Kilimanjaro; el punto más alto de África y la montaña aislada más alta del mundo.

    "Qué tan alto es el Kilimanjaro?, le pregunté.

    Mide un poquito más de cinco mil ochocientos metros; nomás un poquito.

    Para entonces, yo había escalado ya algunas cimas en Colorado, Arizona y Nuevo México, algunas de más de cuatro mil doscientos metros, así como algunos collados montañosos de más de cuatro mil quinientos metros de altura en Perú y en Bolivia años atrás. Así, supuse que el ascenso sería retador pero factible para un equipo de atletas.

    Mi siguiente pregunta fue bastante sencilla, ¿Y qué necesitas que haga?

    Me respondió con claridad, Todo. Yo tengo a mi equipo y puedo convencerlos de que viajen. Mi directora de Deportes está más que dispuesta; escaló el Kili hace algunos años con su papá. Nuestro presidente también está de acuerdo. Así que solo necesito que tú te encargues de todo lo demás. Encuéntranos contra quién jugar, encuentra un estadio en el que podamos tener un partido, encárgate de la logística del recorrido, arréglatelas para incorporar al plan el fútbol americano, servicio comunitario y safari, y llévanos a la cima del Kili.

    Soltando una carcajada incrédula, le contesté, Está bien, yo me encargo.

    Y así comenzó la travesía.

    La vista desde la cima

    Nada de esto hubiera ocurrido si me hubiera puesto a considerar a fondo la idea del Coach Creighton desde el inicio; si la hubiera analizado, hecho el cálculo del presupuesto y tiempo necesarios para hacer realidad su sueño; si hubiera considerado los peligros, las pérdidas y las ganancias, etc. Puede ser que esté loco, pero no soy ese tipo de persona. Suelo tomar una idea; en especial una que me ha llegado de un amigo muy respetado, una idea retadora y emocionante, y me echo a andar. Suele salirme bien… aunque no siempre. Aun así, no veo por qué no intentarlo. Habiendo organizado tantos y tan variados eventos de americano a lo largo de los años, en tantos países tan diferentes, tenía una buena idea de lo que un evento como este implicaría… o por lo menos eso creía. En retrospectiva debo aceptar que subestimé un poco el reto, pero vaya que valió la pena.

    También me imaginé lo que el viaje significaría para los miembros de los equipos de americano involucrados, para los tanzanos con los que conviviríamos y para mí. A final de cuentas, el Tazón Kili, como le terminamos diciendo, sobrepasó por mucho tanto mis expectativas como las del Coach Creighton y cambió por completo las vidas de innumerables individuos procedentes de partes muy diferentes del mundo: Iowa, México y Tanzania.

    Prólogo

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    Las dos semanas de mayo del 2011 que vivimos juntos en Tanzania los miembros del programa de fútbol americano de Drake, el equipo estelar mexicano de la CONADEIP, el equipo Global Football y nuestros muchos y queridos anfitriones tanzanos fueron verdaderamente increíbles. Cuando me pongo a recordar completa la experiencia me doy cuenta de que el viaje en sí fue la culminación de un trayecto de dos años compartido por un grupo muy especial de personas que creyeron que la visión de llevar un equipo de fútbol americano a África, servir y participar con la comunidad local y alcanzar la cima del monte Kilimanjaro podía hacerse realidad; y que el proporcionarles a todos esta oportunidad valdría el esfuerzo, energía y tiempo requeridos para lograr que sucediera.

    A pesar de nuestro osado esfuerzo, supimos desde su concepción y a lo largo de su desarrollo que nuestra visión no podría realizarse con facilidad. De hecho, en varias ocasiones a nos encontramos con obstáculos que simplemente no parecíamos poder superar. Fue durante esos momentos y en esas situaciones en las que Dios, a su tiempo y a su manera, nos abriría la puerta para permitirnos dar el siguiente paso. Fue como si me estuviera diciendo, Este viaje va suceder, y sí, va a superar todos tus expectativas, pero será un regalo mío y no el resultado de cualquier otra cosa. Así, la manera en la que se concretó el viaje fue tan significativa como el viaje mismo.

    Esta experiencia será para siempre una de las más increíbles de toda mi vida; así que asante sana, Sandy Hatfield Clubb, por haberme dicho, hagamos que esto suceda, a finales del verano del 2009.

    Asante sana, Enrique Ramos, por haber logrado que el contingente mexicano se comprometiera con esta alocada idea solo tres días antes de la fecha límite de cancelación de nuestro viaje en julio del 2010. Asante sana a todos los jugadores, coaches, equipo de apoyo, familiares y amigos de tres países diferentes que participaron en esta aventura por haber hecho del viaje una experiencia tan significativa e inolvidable para tantos otros.

    Finalmente, Asante sana a Patrick Steenberge por haber respondido ¡Sí! a la inusitada pregunta, ¿Quieres hacer algo grande, de veras grande? en enero del 2010, y por hacer ahora el esfuerzo y tomarse el tiempo de plasmar en papel tantas memorias maravillosas para que las recordamos y revivamos todos, y para que otros puedan leerlas, soñar e inspirarse para poder acercarse a la gente que pueda ayudarlos a tener muchísimo éxito.

    Coach Chris Creighton

    Coach titular de la Universidad de Drake

    ¡Tupande Kileleni!

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    Hay experiencias en la vida que dejan una marca indeleble sobre el alma. El haber sido un miembro del equipo que creó el Tazón Global Kilimanjaro, y la travesía que le siguió, fue para mí una de esas experiencias.

    Tres países, dos universidades, y cientos de personas se unieron para compartir un viaje que involucró servicio comunitario, una excursión para escalar la montaña aislada más alta del mundo y un juego de fútbol americano colegial. La extraordinaria experiencia fue el resultado de un esfuerzo de colaboración nacido del sueño de un coach de dirigir a su equipo a la cima del monte Kilimanjaro en Tanzania, África.

    El sueño podría realizarse solo si la Universidad de Drake lograba encontrar un contrincante que viajara con ellos al otro lado del mundo para jugar americano, uniéndoseles así a los jugadores en esta atípica experiencia de aprendizaje. Inclusive después de haber encontrado un contrincante, la logística parecía casi infranqueable: se necesitaba un equipo médico en caso de que ocurriera alguna lesión grave durante el partido, y se necesitaban coordinar el transporte, alojamiento y una excursión de seis días en la que participarían 200 personas. Se necesitaría también un campo de americano adecuado en un país que nunca había visto un partido de fútbol americano; entre muchas otras cosas. Fueron la fe y las acciones de un gran número de personas los factores que lograron que se hiciera historia a través de una extraordinaria visión compartida.

    El coach titular de americano de Drake, Chris Creighton, tuvo un sueño. El fundador y presidente de Global Football, Patrick Steenberge, tuvo prospectiva y una enorme capacidad de coordinación. El director de Asuntos Estudiantiles del Tec de Monterrey, el Dr. Enrique Ramos, compartió la visión de lograr extraordinarias experiencias de aprendizaje para los estudiantes. El dueño de Kilele Savane, Ltd., Frank Mella, compartió su increíble capacidad de organización y relaciones en Tanzania. Del Christensen, a través del Centro de Recursos de Iowa para el Servicio Internacional, coordinó impecablemente todo el servicio comunitario. El cirujano ortopédico Steve Meyer coordinó el esfuerzo médico; y yo recibí la irrepetible bendición de conectar todos los puntos.

    —Sandy Hatfield Clubb

    Directora de Deportes de la Universidad de Drake

    Prólogo

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    Me emocionó enormemente haber estado involucrado en el desarrollo del Tazón Kili de mayo del 2011; el sueño de un coach vuelto realidad. Mucha gente de Estados Unidos, México y Tanzania participó en un histórico evento sin precedentes en el continente africano, y estoy muy agradecido de haber formado parte del evento como Director de operaciones terrestres. Tupande kileleni.

    No fue una tarea fácil implementar y llevar a cabo todo el programa, pero a través del poder de Dios todos los obstáculos fueron superados y todo avanzó sin mayor problema de principio a fin. Hubo además mucho esfuerzo y aliento por parte de todos los que se tomaron en serio este sueño y que no dejaron de trabajar hasta que se hizo realidad.

    El evento tuvo beneficios tanto económicos como sociales para muchos tanzanos. Creo firmemente que todos aquellos en Tanzania que participaron en este evento aprendieron mucho de las culturas de México y de Estados Unidos. El deporte del fútbol americano les era algo completamente desconocido

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