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De cómo cruzó el bosque la reina vestida de blanco y regresó / Japochina
De cómo cruzó el bosque la reina vestida de blanco y regresó / Japochina
De cómo cruzó el bosque la reina vestida de blanco y regresó / Japochina
Libro electrónico145 páginas1 hora

De cómo cruzó el bosque la reina vestida de blanco y regresó / Japochina

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Información de este libro electrónico

Dos obras de teatro escritas por una dramaturga mexicana que exploran el viaje iniciático de una mujer que se creía una reina, y las fantasías inconscientes de una mujer que sueña mientras viaja a Japonchina.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento3 may 2024
ISBN9786074177961
De cómo cruzó el bosque la reina vestida de blanco y regresó / Japochina
Autor

Edith Ibarra

Pablo Tepichín. Politólogo, maestro en Teoría Crítica y doctor en Filosofía. Es profesor investigador en el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Teatral “Rodolfo Usigli” (CITRU) en el CENART. Profesor de asignatura de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y de la Universidad Iberoamericana. Su campo es la Teoría y la Filosofía Política. Concepción Delgado Parra. Doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM y posdoctorada por la Universidad de Yale. Merecedora en dos ocasiones de la Medalla Alfonso Caso otorgada al Mérito Académico por la UNAM. Integrante del Grupo de Investigación de Teoría y Filosofía Política y miembro del SNI-Conacyt, nivel 1. Edith Ibarra. Investigadora teatral, docente, dramaturga y directora de escena. Doctora en Letras por la Universidad Iberoamericana y maestra en Letras Modernas por la misma institución. Maestra en Apreciación y Creación Literaria en el Centro de Cultura Casa Lamm y licenciada en Literatura Dramática y Teatro por la UNAM.

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    De cómo cruzó el bosque la reina vestida de blanco y regresó / Japochina - Edith Ibarra

    tapa

    DE CÓMO CRUZÓ EL BOSQUE LA REINA

    VESTIDA DE BLANCO Y REGRESÓ

    JAPONCHINA

    · TEATRO ·

    DE CÓMO CRUZÓ

    EL BOSQUE LA REINA

    VESTIDA DE BLANCO

    Y REGRESÓ

    JAPONCHINA

    Edith Ibarra

    UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA

    UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA CIUDAD DE MÉXICO

    BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO

    Ibarra, Edith

    De cómo cruzó el bosque la reina vestida de blanco y regresó: texto dramático en dieciséis escenas. Japonchina: texto dramático en diecisiete escenas / Edith Ibarra; prólogos, Paloma López Medina Ávalos, María Cervantes Balmori. México: Universidad Iberoamericana Ciudad de México, 2021 – Publicación electrónica. – ISBN: 978-607-417-796-1

    (Teatro)

    1. Teatro mexicano – Siglo XXI. I. López Medina Ávalos, Paloma. II. Cervantes Balmori, María. III. Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Departamento de Letras.

    D.R. © 2021 Universidad Iberoamericana, A. C.

    Prol. Paseo de la Reforma 880

    Col. Lomas de Santa Fe

    Ciudad de México

    01219

    publica@ibero.mx

    Versión electrónica: junio 2021

    ISBN: 978-607-417-796-1

    Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

    Hecho en México.

    Digitalización: Proyecto451

    Índice

    Portada

    Portadilla

    Legales

    De cómo cruzó el bosque la reina vestida de blanco y regresó

    Prólogo

    Escena 1. El castillo en llamas

    Escena 2. El giro de la reina

    Escena 3. Los que miran a la reina

    Escena 4. La muerte del rey blanco

    Escena 5. Monólogo del hombre que espera a la entrada del bosque

    Escena 6. La llegada del oficial

    Escena 7. La reina pasa por un pasaje de niebla

    Escena 8. Diálogo entre el hombre que espera a la entrada del bosque y el oficial

    Escena 9. La reina sale del pasaje de niebla

    Escena 10. La noche de la reina

    Escena 11. La reina se esconde

    Escena 12. El oficial guarda el sueño de la reina

    Escena 13. El despertar de la reina

    Escena 14. La reina en medio del bosque

    Escena 15. Dentro de la nube de polvo y bajo una suave lluvia

    Escena 16. La salida del bosque

    Japonchina

    Prólogo

    Escena 1. La llegada a la puerta de embarque

    Escena 2. En el pasillo de abordar

    Escena 3. La viajera obligada llega corriendo a la entrada de un avión

    Escena 4. Todo está lleno de niebla

    Escena 5. La visita a la cabina del capitán

    Escena 6. El encuentro con el hombre de la gabardina

    Escena 7. El hombre disfrazado de lobo

    Escena 8. El nuevo encuentro con el hombre de la gabardina

    Escena 9. Nuevo encuentro con el capitán

    Escena 10. El hombre que no le da su lugar

    Escena 11. La plática con el hombre de la gabardina

    Escena 12. Un paseo en la niebla

    Escena 13. La hora de la cena

    Escena 14. Una visita más a la cabina

    Escena 15. El regreso

    Escena 16. Todo sucede en la zona de niebla

    Escena 17. Siempre hay que despertar

    Portadilla

    DE CÓMO CRUZÓ

    EL BOSQUE LA REINA

    VESTIDA DE BLANCO

    Y REGRESÓ

    Texto dramático en dieciséis escenas

    PRÓLOGO

    ¿Quién nunca se ha sentido derrotado? ¿Quién nunca ha caído en desgracia? ¿Quién puede decir que nunca ha sido abatido por el dolor? A través de distintos andares, siempre hay un quien que se atavía de blancura para atravesar el horror de una vida que se incendia. La reina vestida de blanco comienza su camino en el punto de no retorno de la fatalidad. El escenario de su pasado está en llamas como evocación de un crisol que terminará por purificar lo que se convirtió en ilegítimo. Una reina sin legalidad de sí misma es simplemente una mujer vestida de blanco. Una mujer.

    Ella, como todos, ha construido horizontes de buenaventura, sin darse cuenta de que los reinos son siempre efímeros y la riqueza del orden dura solo unos instantes. Como todos, también finca su felicidad en la seguridad de un mundo que ha creído que se compone de finales felices. ¿Por qué no habría de ser así, si los elementos del cuento de hadas están ahí? A la reina le corresponde un reino, un castillo, un bosque, un rey, unos súbditos, unos guardias… Sin embargo, el destino parece tener un revés y con él todo lo que concierne a su mundo resulta un contexto ambiguo en el que la gracia de su entrega se convierte en su infortunio.

    En el umbral del bosque, la reina baraja todas las posibilidades de su nueva identidad. ¿Qué título debe ostentar por nombre? Pero, sobre todo, ¿qué título le darán los demás y qué obtendrá de todo esto? Quizá vergüenza, culpa, burla o repudio. Y el camino comienza, pues internarse en el bosque es un acto brutal que se acompaña de la muerte. El aniquilamiento de su rey y de su reino es también el de sí misma; en el dolor de la pérdida está el misterio. El secreto solo se revelará al que se entregue a la incertidumbre de un bosque, imagen de la soledad primigenia.

    La reina blanca empieza su peregrinaje, camina con el interior lleno de pájaros, pero no concibe sus pasos, ni su cuerpo, ni su deseo, ni su libertad, sino como condenas. Estar sola es un castigo, un recordatorio de su insuficiencia, una incapacidad de origen contra la que nada puede. Durante la visita desoladora al interior del bosque busca protección y compañía; quiere el consuelo del otro, aunque la insignia del héroe sea un asesino enarbolado. Para todo necesitado existe un salvador; para toda reina que cae, un traidor; para toda mujer sin la sabiduría de lo salvaje, un hombre que pretende violar su poder y su autonomía.

    El asesino arrebata los vestidos blancos, termina por desnudar la falacia de la compañía, la necesidad de existir en y por el compañero. Ahí, en el bosque, el desafío es aún mayor, porque la sola investidura de mujer la pone en riesgo. Advertida por el héroe y protector, se percata de que el mundo no la mira, no la escucha; es más, la coloca en la situación de riesgo del necesitado para cebarse con ella, para que la protección no tenga otro valor que el de ser sometida. Sin embargo, resuena el interior, un aullido declara el cambio y una semilla surge. Entonces, si antes fue abeja ahora es loba, perra, ardilla. No hay ya lugar para la condescendencia del héroe-asesino, pero tampoco para la compañía, la protección o la salvación a cargo de otro. Sola, está sola; sus pasos, su cuerpo, su aullido es de ella, sola.

    Cuando los vestidos blancos quedan arruinados, la alternativa de dejar de ser es también ser. En la temida soledad surge lo ancestral; una sabiduría que sabe a flores blancas, un dolor intenso con voz de abuela. Atravesar el dolor, caminar el bosque, buscar en el miedo: no son más que formas para reconocer lo perdido, lo ofrendado, lo arrebatado, lo que no vuelve más. También es, sin embargo, la recuperación de lo que no se sabe que existe en el interior; el conocimiento de unas manos y pies, y la potestad sobre ellos. La que ha dejado de ser reina regresa del bosque. No mira los incendios, no vuelve atrás. Se enfrenta a un vértigo de voces, a una infinidad de caminos con una ganancia, una que la salva: la sabiduría de que no puede ser salvada.

    En De cómo cruzó el bosque la reina vestida de blanco y regresó, Edith Ibarra entrega una historia alejada de un cuento de hadas. Más bien, ofrece una historia de humanos, pues en la interacción entre la reina, el rey, el castillo en llamas, el héroe, el guardián del bosque y las voces ancestrales puede leerse la perenne historia de la lucha por la vida. Después

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