Un cuento de lobos extraño

Por Claudio Hernández

Sinopsis "Un cuento de lobos extraño:

En el siglo XVI, el anciano Orley cuenta cada noche, al calor de la chimenea, a los más pequeños, una leyenda urbana que revela la existencia de «Ellos». Pero, desde el principio, los niños no tienen claro de si se trata de un ente, de vampiros o de lobos. Mientras Orley sigue contando una historia un tanto extraña, un joven de la aldea es absorbido por su curiosidad, que le lleva a cruzar la línea de los árboles de protección. En una de las cuevas, que nadie quiere visitar desde hace miles de años, el joven apuesto se encuentra con una de esas criaturas que dice conocer Orley, y hace un pacto tenebroso. Cuando regresa a la aldea, algo viene con él, y Orley sigue contando la historia mientras se desatan todo tipo de acontecimientos entre la joven pareja. Lo cual desata la ira de «Ellos», en un espantoso final. ¿Final?
Autor de "Bob el Gigante", "Frágil", "Mi odio", "El anciano y el Maíz", "Gatos" o "¿Qué es eso, mamá?, entre otros éxitos, escribe un nuevo relato de terror.
 

Sobre el autor:

Crecí y empecé a escribir influenciado por el maestro del terror y el drama, Stephen King. Soy el autor de la biografía de su primera etapa como escritor. Además, he escrito una antología basada en la caja que encontró la cual pertenecía a su padre que era también escritor. Ahora escribo antologías y novelas de terror, suspenses y thrillers. Ya he publicado "Los inicios de Stephen King", "La caja de Stephen King", "La historia de Tom", la saga de zombis "Infectados", "Miedo en la medianoche", "Toda la vida a tu lado", "Arnie", "Cementerio de Camiones", "Siete libros, Siete pecados", "El hombre que caminaba solo", "La casa de Bonmati", "El vigilante del Castillo", "El Sanatorio de Murcia", "El maldito callejón de Anglés", "El frío invierno", "Otoño lluvioso", "La primavera de Ann", "Muerte en invierno", "El juego de Azarus", "Pido perdón", "Ojos que no se abren", "Una sombra sobre Madrid", "Crímenes en verano", "Mi lienzo es tu muerte", "Mi odio", "El susurro del loco", "Confidencias de un Dios", "Solemn la hora" y "Tú morirás". Pero no serán las únicas que pretendo publicar. Hay más. Mucho más.

• Idioma: Español
• Editorial: Claudio Hernández
• Fecha de lanzamiento: 17 jul 2021
• ISBN: 9798201187637

Vista previa del libro

Este libro se lo dedico una vez más, a mi esposa Mary, quien aguanta cada día niñeces como esta. Y espero que nunca deje de hacerlo. Es un honor para mí dedicárselo a mis fieles lectoras Sheila, Vanessa y Dulce, quienes me aguantan más todavía. Esta vez me he embarcado en otra aventura que empecé en mi niñez y que, con tesón y apoyo, he terminado. Otro sueño hecho realidad. Ella dice que, a veces, brillo... A veces... Incluso a mí me da miedo... También se lo dedico a mi familia y especialmente a mi padre; Ángel... Ayúdame en este pantanoso terreno...Y darle las gracias a mi amiga Sheila... Ella sabe por qué...

Un cuento de lobos extraño

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Este cuento —publicado también como Salen cuando llega la noche— tiene doble sentido. Primero, que no leas los dos. Segundo, que es el cuento de lobos más extraño que me ha salido de la pluma. En cualquier caso, es una leyenda, y aquí os la dejo para que la disfrutéis. Solo el señor Orley sabría contar las dos versiones de esta historia.

1

Si había algo de histórico que contar era la ausencia del brillo en sus ojos y sus nulos sentimientos. Con el cabello largo y rizado laxo sobre sus hombros, y un bigote de oreja a oreja para disimular sus estirados labios, como cera, aquel hombre solo tenía algo en común con el resto de los humanos, que perseguía aquello que nunca alcanzaría: la felicidad plena. Nacido como Vlad Drăculea en Sighișoara, en el año 1431, pronto se erigiría como el terror más puro de Transilvania. Y no, no era precisamente romántico ni agradaba a las mujeres. Su afición era empalar a los turcos y observar —en el silencio del sufrimiento— cómo se desangraban y desgarraban de dolor mientras aquellos palos de gallinero arañaban todas las entrañas hasta salir por la boca, en el justo momento en el que los dientes y la lengua se caían al suelo; hundiéndose en el charco de sangre que embriagaba el campo de un olor empalagoso.

Al preguntarle sus hombres qué sentía al hacer aquello, él siempre respondía:

—Nada. No siento absolutamente nada —y sus ojos se oscurecían como una noche sin luna. Unos ojos que vagaban por las cuencas como si fueran rocas pétreas pegadas con hierro fundido.

Entonces, sus súbditos sentían el escalofrío en sus cuerpos y el miedo les aterraba, hasta que sentían entumecer su cara y la vista se nublaba. Y sus cuerpos empezaban a temblar, cormo hojas perennes en medio de una tormenta lujuriosa. Vlad les miraba con obcecación y, tras respirar el sudor que emitía el miedo de aquellos pobres desgraciados, con sus trajes de guerreros, se llevaba su alargada mano, de dedos finos, hacia el mentón y rumiaba algo que nunca supo qué era.

Vlad pasó de ser ortodoxo al catolicismo, y de firmar acuerdos a romper su palabra, pero atrás siempre estuvieron ellos: los empalados. Los que —con un poco de suerte, si la estaca no les había arrancado los ojos— contemplaban el cielo oscuro y tétrico del reinado de aquel sanguinario.

Pero esta no es su historia, sino lo que sucedió después de su reinado.

Mucho, mucho después.

Casi dos siglos más tarde.

Y todo empezó por una leyenda.

2

—Nadie ha traspasado la línea de los árboles. Ellos nos protegen a nosotros. A todos. Incluidos a vosotros, pequeños. —Un rollizo dedo los señaló a todos, uno por uno, mientras los críos, con